The Acacia Strain – It Comes in Waves

Nuestra Nota


9.75 / 10

Ficha técnica

Publicado el 26 de diciembre de 2019
Discográfica: Closed Casket Activities
 
Componentes:
Vincent Bennett - Voz
Devin Shidaker - Guitarra, coros
Tom "The Hammer" Smith, Jr. - Guitarra
Griffin Landa - Bajo
Kevin Boutot - Batería

Temas

1. Our (feat. Kyle Rodrigues) (3:44)
2. Only (2:43)
3. Sin (3:59)
4. Was (5:45)
5. Giving (2:54)
6. Them (2:19)
7. Names (8:47)

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The Acacia Strain tuvieron para con sus fans una pequeña sorpresa en forma de regalo navideño: la publicación de un nuevo álbum de estudio titulado It Comes in Waves (2019), que vio la luz durante las vacaciones.

Su líder y vocalista Vincent Bennett habló hace unas semanas sobre el concepto del álbum:

«El concepto principal es que los humanos han creído en deidades y dioses, en ángeles y en demonios y en todos estos seres infalibles de otro mundo desde el comienzo de la humanidad. Todos ellos, a lo largo de las culturas, a lo largo del tiempo, tienen puntos en común, todos tienen este sentimiento de liderazgo, de manipulación, de que los humanos siempre siguen lo que dicen esas deidades.

El concepto de este álbum es que aunque todas estas culturas tienen dioses diferentes, ¿qué pasaría si fueran los mismos ‘dioses’ los que, a lo largo de la historia, han manipulando y dando forma a la humanidad? No hablo de extraterrestres, sino de seres interdimensionales que tienen una personalidad y han estado manipulando a la humanidad desde el principio. Han existido desde siempre y vieron en nosotros una oportunidad para divertirse un poco.

De eso se trata básicamente el álbum. de esa idea de que los dioses en realidad no solo son reales sino también seres físicos que simplemente se están abriendo camino con nosotros a nuestra costa, solo para que poder tener algo que hacer.»

Aparte del regreso de buques insignia del calibre de As I Lay Dying o Despised Icon, el álbum de metal-deathcore del año salió por sorpresa la última semana del pasado mes de diciembre y representa la culminación de una evolución -sonora y lírica- que comenzó con Wormwood (2010), y que pasó por otras obras clave dentro del género como Death Is the Only Mortal (2012), Coma Witch (2014) y Gravebloom (2017). Una escalada de violencia sin precedentes que, sin embargo, necesitaba salirse un poco de las reglas para alcanzar el clímax más absoluto.

It Comes in Waves es, sin miedo a errar, la obra maestra de los de Chicopee, Massachusetts. Es un álbum explosivo, denso, potente y a lo largo de sus solo siete cortes (media hora) ni tan siquiera encontrarás una pista que baje del «9». Excelencia en todo su esplendor. Las actuaciones de Vince Bennett tras el micrófono y de Kevin Boutot tras los tambores son monstruosas, pero es el guitarrista Devin Shidaker el que se ha superado a sí mismo. Por otro lado, los recién llegados, el bajista Griffin Landa y el otro guitarrista Tom «The Hammer» Smith, Jr., no se quedan atrás. Incluso las letras, hasta ahora centradas sobre todo en la misantropía y el nihilismo, son más directas y esenciales y se adaptan maravillosamente a las perturbaciones rítmicas propuestas desde el minuto uno.

Los títulos de las canciones forman la frase “Our Only Sin Was Giving Them Names” («Nuestro Único Pecado fue Darles Nombres»), lo que sugiere que, efectivamente, el álbum tiene un tema o un concepto en común. Después de la espeluznante apertura post-metal que es «Our», que cuenta con voces adicionales de Kyle Rodrigues, puedes sentir que algo tremendo está por llegar. Y cuando llega, te golpea, te golpea fuerte y duramente. «Only» adopta un enfoque más tradicional, en la misma onda que el material más reciente de bandas como Fit for an Autopsy. «Sin» continúa por ese mismo camino. Tras la introducción, el tema estalla en toda una avalancha de riffs y nos topamos con un Bennett repitiendo hasta la saciedad “Our only sin was giving them names”, lo que sugiere que estamos ante la canción principal.

«Was» fluye entre la oscuridad del post-metal y la densidad del deathcore. Sus amenazantes y espeluznantes tonos están magistralmente diseñados. Aquí, lo que se repite en sus letras es el título del álbum, «It comes in waves», por lo que quizás esta también podría considerarse como la canción principal. «Giving» se construye a partir de un riff aderezado por lo que comúnmente se conoce como white noise antes de cobrar vida con la enorme batería de Boutot. Lo que más destaca son sus oscuros, brutales y densos coros. Quizá sea en este preciso instante en el que te das cuenta de que The Acacia Strain han creado un álbum brutalmente cautivador. «Them» intensifica la energía con un corte 100% deathcore en el que podemos disfrutar con algunos de los tonos -vocalmente hablando- más demoníacos de todo el álbum.

Es bastante fácil amar con locura los vértices de este lanzamiento. Me encanta la inmediatez de la inicial «Only», pero me vuelve loco la lenta agonía de la final «Names», una pieza de casi nueve minutos de duración, una bestia que cambia de estilo en un abrir y cerrar de ojos con un flujo continuo. Un momento post-metal plagado de pasajes slam, riffs cambiantes y, como diría el Vila, culebreros. El puente hacia el verso final durante el cual Bennett habla es simplemente increíble.

Menudos nueve trallazos. Cada uno con su propia personalidad, pero con ese mismo hilo conductor Si hay una cosa que destaca de este trabajo es el conjunto en sí. Son esos arpegios de guitarra, esos bajos que parecen querer quedarse forever en tu cabeza y el nervio deathcore -aderezado a veces con doom, a veces incluso con tonos más black– que rezuma por todos sus poros. Estamos ante 30 minutos que son adictivos, que además vienen con portadón a cargo del ilustrador indonesio MFA XII.

Y yo me pregunto. Si realmente grabaron este It Comes in Waves la primavera pasada, ¿por qué nos han tenido en vilo tantos meses?

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 526 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.