Samael – Passage: 25 años de la mayor explosión de groove y poder de la banda suiza

Ficha técnica

Publicado el 19 de agosto de 1996
Discográfica: Century Media Records
 
Componentes:
Vorph – Voz, guitarra
Kaos – Guitarra
Masmiseîm – Bajo
Xy – Teclados, baterías programadas

Temas

1. Rain (4:01)
2. Shining Kingdom (3:37)
3. Angel's Decay (3:37)
4. My Saviour (4:09)
5. Jupiterian Vibe (3:23)
6. The Ones Who Came Before (3:42)
7. Liquid Soul Dimension (3:42)
8. Moonskin (3:57)
9. Born Under Saturn (4:18)
10. Chosen Race (4:08)
11. A Man in Your Head (3:43)

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Tras el furor por el black metal que se instaló en la escena europea a principios de los noventa, y al igual que ocurrió con otros géneros extremos como el doom o el death, muchas de las bandas bandera de estos estilos se sintieron pronto encasilladas y, a los pocos años, se animaron a dejar atrás el satanismo de postal que las unia y a derribar puertas en todas direcciones para ampliar los límites del estilo y ver qué se cocía en otros lares. Algunas coquetearon con el new wave, otras con el hard rock, el gótico o el sinfónico, y entre todos ayudaron a sembrar la semilla del que es, sin duda, uno de los géneros más inventivos y valientes que ha habido en las últimas tres décadas.

Los suizos Samael, por su parte, venían de dar un sonoro puñetazo en la mesa con el notable Ceremony of Opposites tres años atrás, pero no contentos con ello ahora decidieron agarrar una caja de ritmos y un sintetizador y meterse de lleno en un aún incipiente metal industrial cuyo vertiente extrema los tuvo como verdaderos pioneros. Con los hermanos Locher (bajo el pseudónimo de Vorph y Xy, como parecía ser ley entre las bandas extremas de la época) a la cabeza, Samael rompieron el último eslabón que les unía al black metal primigenio que les caracterizaba en sus iniciales, decentes y más bien genéricos Worship Him y Blood Ritual. Ceremony of Opposites ya había supuesto un paso decisivo en esta dirección, pero en Passage ascendieron el escalón evolutivo final de una banda que, con el tiempo, demostró haber encontrado en esta particular amalgama entre black, industrial, gótico y sinfónico su sonido definitivo.

Porque a pesar de la inventiva que habían demostrado hasta ahora, y por un motivo u otro, la carrera de Samael a partir de entonces se ha centrado en reproducir con más o menos fidelidad los patrones desarrollados en este Passage sin, eso sí, llegar nunca a alcanzar sus niveles de repercusión a pesar de haber sacado discos tan interesantes como Solar Soul o Lux Mundi por el camino. De hecho, los suizos han acabado pasando a la posteridad como una banda de segunda o tercera división con incidencia más bien modesta a día de hoy fuera de mercados muy concretos y sectores de aficionados que quedaron atrapados a su propuesta, probablemente, a raíz de su fascinante producción noventera.

Uno de esos aficionados, ya lo debéis haber adivinado, soy yo mismo, y este Passage es uno de los discos que asocio más inequívocamente a mi yo musical de mediados de los noventa. En realidad tampoco es que me impresionara o me sorprendiera especialmente a nivel musical o lírico, pero durante mucho tiempo me resultó totalmente inevitable volver y volver a lo pegajosos y disfrutables que me resultaban esos temas facilorros (aún siendo extremos) y llenos de groove. Por si no estuviera suficientemente convencido, en su ya mítica visita a la Sala Garatge de Barcelona junto a Moonspell (presentando Irreligious) y Rotting Christ (presentando Triarchy of the Lost Lovers) quedé totalmente prendado de una puesta en escena sobria pero tremendamente imponente y efectista, con la magnética y poderosa figura de Vorph y su larga americana abotonada dominando un escenario coronado por la entonces inusual batería electrónica y caja de ritmos de su hermano Xy.

En este disco, la inevitable temática satánica desaparecía casi por completo, dando paso a un componente ocultista más amplio y sazonado con elementos astrales y planetarios que goza de protagonismo en todos y cada uno de sus cortes. El disco empieza con la «conocida» «Rain», probablemente el tema más representativo de este disco a oídos generales. Con un bajo muy protagonista, un groove sinfónico irresistible y un estribillo magnífico de puño en alto, ejerce de perfecta punta de lanza de lo que está por venir. La inquietante, bombástica y tremendamente poderosa «Shining Kingdom» es otro temarral como la copa de un pino (quizás uno de los mejores), mientras que la igualmente brutal «Angel’s Decay» completa un trío inicial capaz de provocar la más feroz de las tremperas. Aunque melódicamente bonito, el juego entre piano y caja de ritmos de su intro puede sonar parcialmente artificial, pero la majestuosa apertura simfónica y el vaivén sinuoso de su estrofa, con esas maravillosas idas y venidas de la guitarra, lo compensan con creces.

En mi opinión, a la potentísima «My Savior» quizás le falta algo para alcanzar el nivel de estos tres temas iniciales, pero no no me atrevería a decir si es culpa suya o más bien del nivel estratosférico de los cortes que la preceden (es posible que se trate de lo segundo). Tras «Rain», el segundo single del disco fue, quizás sorprendentemente, «Jupiterian Vibe». La inesperada introducción a base de timbales tribales desemboca rápidamente en otra generosa dosis de riffs sinuosos, armónicos estridentes y ritmos bombásticos que motivan lo suyo. «The Ones Who Came Before» viene a servir de ecuador del disco y de apertura para una segunda parte que contiene la mayoría de temas menos conocidos, pero no por ello de menor calidad (más bien al contrario). Éste, sin ir más lejos, es todo un temarral que se acerca más que ningún otro a lo que podíamos escuchar en el anterior Ceremony of Opposites: insistencia, opresión, groove y oscuridad. Escuchándolo ahora, además, muchos de sus pasajes me han recordado bastante al Power of Inner Strength de Grip Inc. Una revelación sorpresa en la que nunca había reparado pero que me parece ahora bastante evidente, tanto en estilo como en producción.

El metal industrial más pesado y más groove continúa con la también magnífica «Liquid Soul Dimension». La manera en la que son capaces de combinar todos los elementos distintivos de su propuesta (guitarras afiladas y grooveras, baterías secas y épicas, toques sinfónicos rebosantes de dramatismo, espíritu gótico, melodías vocales rabiosas pero memorables…) alcanza uno de sus puntos álgidos en este tema de final a lo Terminator. Aunque suene a adjetivo raro para una canción de más o menos black metal, «Moonskin» es una auténtica preciosidad. Con una línea de piano sencilla pero deliciosa que sirve de guía y base para todo lo demás, se las apaña para extraer lo mejor de ese espíritu decimonónico que aparece con cuentagotas en algunos cortes. Allí dónde Vorph intenta moderar al máximo su voz se acercan un poco a la propuesta de bandas como Tiamat, pero en general creo que siguen sonando a una versión natural y creíble, pero altamente sensibilizada, de ellos mismos.

«Born Under Saturn» es otro temarral tremendo a base de exprimir un poco más las directrices que definen la esencia de este disco. Cuello arriba y abajo, caderas de lado a lado, pasajes repetitivos e hipnóticos y alguna frase en francés (que siempre le da clase a la cosa) para un nuevo corte tremendamente disfrutable que abre la parte final de un disco que se nos ha hecho muy corto. «Chosen Race» es pesadísima y destila poder por los cuatro costados a pesar de que el ritmo de la estrofa es probablemente mejorable. Para acabar, «A Man in Your Head» contiene otro buen puñado de momentos memorables que le sirven para mirar (más o menos) cara a cara a todo lo que le precede y sirva como dignísimo colofón final a un álbum maravilloso que he sido realmente feliz de recuperar.

Veinticinco años después, este Passage siguie siendo recordado, con toda seguridad, como el punto álgido de la carrera de Samael. Y la verdad es que me resulta muy fácil estar de acuerdo con esta afirmación. No tan solo se trata del disco más valiente y conseguido de la extensa e irregular trayectoria de los suizos, sino que es un discarral como una casa que ha envejecido tremendamente bien y que, a día de hoy, me ha hecho disfrutar como el primer día.

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Sobre Albert Vila 953 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.