Crónica y fotos del concierto de Glenn Hughes - Sala Razzmatazz (Barcelona), 17 de mayo de 2023

Reviviendo clásicos de Deep Purple de la mano de Glenn Hughes, uno de sus protagonistas indiscutibles de la era MK III y MK IV

Datos del Concierto

Bandas:
Glenn Hughes
 
Fecha: 17 de mayo de 2023
Lugar: Sala Razzmatazz (Barcelona)
Promotora: Funhouse Productions
Asistencia aproximada: 1.700 personas

Fotos

Fotos por Sergi Ramos (The Metal Circus)

No esperéis una crónica al uso porque no la va a haber como tal esta vez. Mi intención no es tanto describir fehacientemente todas y cada una de las cosas acontecidas en la sala Razzmatazz el pasado miércoles 17 de mayo, como intentar centrarme más en todos los sentimientos y emociones que Glenn Hughes y su magnífica banda consiguieron transmitirnos ese día —que no fueron pocos— y que hicieron de la velada algo realmente especial. La veteranía de Glenn Hughes le permite a estas alturas escoger en qué proyecto involucrarse, y a sus 71 años, es indudable que aquello en lo que se embarca es realmente por motivación y/o satisfacción personal. Así lo está demostrando en esta gira del 50º Aniversario de la gestación del mítico álbum de Deep Purple, Burn (1974), donde le vimos feliz y agradecido por todo lo que la vida le ha brindado. Glenn Hughes vino a disfrutar y hacernos disfrutar con él de su propuesta de viaje a un pasado donde la música, además de crearse para ser escuchada, tenía mil vidas distintas llevadas al directo.

El concepto jam session, un tanto en desuso en la actualidad, al menos en el ámbito del metal, hizo acto de presencia en diversos momentos de la noche, dejándonos claro que no importa tanto la cantidad de temas que puedas abordar en un concierto, como la calidad y profundidad que les puedas dar. El setlist escogido tan solo fue el marco donde dar rienda suelta a cuatro músicos para expresarse libremente de la mejor manera que saben hacerlo, a través de su música. Cuando una banda aborda un show de esta manera, te hace sentir que estás viviendo algo único e irrepetible. Es esa exclusividad, el saber que lo que estás escuchando no volverá a reproducirse en otro lugar, quizás parecido, pero nunca igual, lo que hace que un concierto se saboree de una manera diferente y emocionante.

En un mundo en el que las cosas van a toda velocidad y en el que, si no nos subimos al único tren que circula, nos arrolla, se agradece recuperar esas viejas sensaciones del cocinar a fuego lento, del disfrutar de la dispersión si eso es lo que nos apetece, del imaginar distintos caminos posibles, escoger uno y descubrir a dónde nos conduce… Yo personalmente añoro esa concepción de la música (y también de la vida) que nos trajo de vuelta Glenn Hughes y su banda durante la hora y tres cuartos que duró su espectáculo. Es posible que las nuevas generaciones ni entiendan ni compartan estos sentimientos, porque para ello, hay que haberlos vivido, pero para todos aquellos que estamos cerca de las conmemoraciones personales de la cincuentena y que acudimos al concierto, que éramos muchísimos, seguro que os resuenan de alguna manera.

Glenn Hughes

Como ya he adelantado en el preámbulo, voy a intentar huir de la crónica habitual pues me interesa más hablar de las sensaciones vividas, y nada más intenso que un tema tan potente como “Stormbringer” para meterse al respetable en el bolsillo al instante tan solo empezar. Y es que la predisposición era evidente, la nostalgia como reclamo es un recurso de mucho peso, y no nos engañemos, los allí congregados vinimos con ganas de rememorar todos esos clásicos de Deep Purple que nos han acompañado durante toda nuestra existencia y eso es nada más ni nada menos lo que nos ofrecieron. Escuchar al unísono toda una Razzmatazz jaleando y cantando el estribillo de “Stormbringer” no es algo fácil de describir, la energía que se desprende en ese momento te atrapa y no la sueltas ya durante todo el espectáculo.

Glenn Hughes nos dejó claro que no pensaba escatimar en esos agudos que tanto le caracterizan (aun a pesar de su edad), aunque a diferencia de visitas anteriores, sí notamos algunos efectos de sonido de apoyo en ciertos momentos de la noche. Para reforzar el aspecto vocal a modo coral, contó también con dos de sus escuderos en la banda, su guitarrista Soren Andersen, y su teclista Bob Fridzema. Glenn Hughes ha sabido elegir muy bien a sus acompañantes para esta gira (los mismos que en su anterior visita del 2019, a excepción del teclista), pues son bastante más jóvenes que él, sobrados de nivel y con el suficiente empuje para aportar ese plus de energía que quizá pueda llegar a faltarle al protagonista de la noche en algún momento. A mí personalmente me robó el corazón su batería, Ash Sheehan, que se mostró proactivo con su instrumento durante toda la noche e incluso se marcó un solo más que notable durante el tema ya de por sí rítmico “You Fool No One”, regalándonos toda una serie de acrobacias con las baquetas e incluso efectos con el agua que volcó sobre su kit y que, evidentemente, salió disparada a cada golpe de estas.

Pero empezar por todo lo alto implica un grave problema: ¿cómo dar continuidad a semejante inicio sin bajar la intensidad? Pues a base de carisma, que en eso Glenn Hughes va sobrado, y de entrar rápidamente en materia, el esperado repaso a Burn. Cuatro temas seguidos se encargaron de ello, conformando de esta manera el grueso del espectáculo de la noche: “Might Just Take Your Life”, “Sail Away”, “You Fool No One” y “Mistreated”.

Encadenada sin pausa alguna a su predecesora entró una suave “Might Just Take Your Life” a golpe de intro de batería y Hammond, consiguiendo arrancar de nuevo un seguimiento coral por parte del público generalizado, sin duda un tema más sosegado con el que coger un poco de aire y no tan exigente a nivel vocal. Glenn Hughes se deshizo en elogios hacia nosotros y nuestra magnífica ciudad, enlazando ese discurso tan manido con la intro de guitarra que precede a “Sail Away” y que gracias a su ritmo electrizante nos invitó a dejarnos ir con su sinuoso devenir. Precioso el solo de teclado que nos regaló Bob Fridzema durante el mismo.

Llegó el momento de subir las revoluciones, y de verdad que lo hicieron por todo lo alto con la primera de las jam que ya hemos adelantado al inicio del escrito. “You Fool No One / Blackmore Blues / Highball Shooter / You Fool No One” fue la secuencia escogida para la ocasión, con solos de teclado, guitarra y de batería de por medio. Soren Andersen nos arrancó una sonrisa emulando al mismísimo Ritchie Blackmore durante su solo que derivó en un acercamiento al “Blackmore Blues” y que acabó enlazando brevemente con “Highball Shooter”, para retomar de nuevo “You Fool No One”. A destacar el nivelazo de Ash Sheehan durante esta jam, puso toda la carne en el asador, y sin duda se llevó una de las grandes ovaciones de la noche tras el solo que ya hemos comentado antes que intercaló en este tema. Fueron más de 23 minutos de auténtica locura que para nada se hicieron largos, allí nos podríamos haber quedado el tiempo que hubiera sido necesario, escuchando embelesados lo que estos cuatro músicos nos tenían que decir con el buen hacer de sus instrumentos.

Y si esto todavía no nos había colmado de felicidad completa, aún faltaban platos fuertes que servir a la mesa. “Mistreated” era uno de ellos, justo el que vino a continuación y que como es de esperar, consiguió unanimidad de acompañamiento vocal por parte del público. Ya a las primeras notas de guitarra el jaleo fue inmediato y la comunión… perfecta. Glenn Hughes aprovechó la coyuntura para “acortar” en los tramos más graves, reservándose para sus agudos, sin escatimar en ellos. Verlo alejarse del micro como casi un metro y conseguir que su voz suene como si estuviera allí pegadito es algo que siempre me ha parecido de marcianos, y ahí sigue haciéndolo como si no hubiera pasado el tiempo apenas. Pero no es oro todo lo que reluce, y tras esos aullidos de infarto, fueron bastante evidentes los pequeños arreglillos de apoyo desde la mesa de sonido. Y es que ya íbamos casi por la hora de concierto, y eso no hay ni dios a quien no le pase factura cuando se canta a ese nivel… Glorioso el tramo instrumental también de este tema, con pique bajo/guitarra y una batería de fondo que siguió sonando atronadora, dándole un empaque al conjunto brutal.

Cerramos el capítulo MK III de repaso a Burn para irnos a la siguiente etapa en la que Glenn Hughes estuvo presente en Deep Purple, MK IV, y su disco Come Taste the Band (1975). Una nueva jam para “Gettin’ Tighter” (enlazada con “Dance to the Rock ‘n’ Roll”) nos mostró esa faceta más funky del artista de la que ha ido tirando a lo largo de su carrera hasta la fecha y en la que tan bien se desenvuelve. Soren Andersen fue el encargado con su trepidante solo de hacer de puente entre ambos temas y dar el pistoletazo de salida para el free style que se le presupone a toda jam que se precie. Nos faltaba comprobar si las habilidades de Glenn Hughes como bajista seguían intactas y aquí aprovechó para darnos una buena lección de su todavía buen hacer con su instrumento.

Bob Fridzema y su teclado fue el encargado de recuperar el hilo de “Gettin’ Tighter” y cerrar así esta nueva experiencia dispersiva tan agradable. “You Keep on Moving” fue el segundo tema rescatado de Come Taste the Band, pura sensualidad inicial que volvió a arrancar un canto colectivo de esos que ponen la piel de gallina. Llegó el momento de los bises y el de las sorpresas de altura también. “Highway Star”, rescatado de Machine Head (1972), disco en el que Glenn Hughes no participó, pero que como clásico de la banda que es, es evidente que tiene su lugar y su razón de ser. Sabíamos que Glenn Hughes iba a centrarse en sus labores vocales para este tema, porque así lo había hecho en otras ciudades antes que la nuestra, pero la sorpresa vino de la mano de todo un Marco Mendoza que salió enchufadísimo a aportar su veteranía y maestría al bajo, y por qué no decirlo, a darse un pequeño baño de masas también. Ahora me perdonaréis que tire de nostalgia y batallitas, pero ya que estamos… ¿Os acordáis de un grupo llamado De Kalle que tocaba en el vestíbulo redondo del metro de Plaça Catalunya y que se hicieron especialmente famosos por versionar temas como éste? Yo es que no puedo evitar escuchar “Highway Star” y teletransportarme allí…

Y ahora sí, después de este temazo, le tocó el turno al plato principal, al colofón, a la madre del cordero o como lo quieras llamar. Nos faltaba por escuchar “Burn” y nada mejor que hacer acto de presencia para despedir la noche y dejar el listón en todo lo alto, como no podría ser de otra manera. Locura absoluta por parte de la banda y el público, sin nada más que añadir.

Llegó el final —apoteósico— del concierto y con él salimos del trance en el que nos habíamos visto sumidos, momento en que se encendieron las luces y nos empezamos a mirar los unos a los otros preguntándonos, ¿pero qué narices ha pasado esta noche? Pues que a Glenn Hughes le hemos descubierto una nueva habilidad: practica como nadie la magia blanca.

Quizá no fue el mejor concierto que le hayamos visto a Glenn Hughes a nivel vocal de todas las veces que nos ha visitado, y es lógico que así sea, la edad siempre pasa factura (aunque sea poca en este caso), pero a mí, como experiencia global y, sobre todo, sensorial, lo que vivimos el pasado 17 de mayo me supo a gloria.

Setlist Glenn Hughes:

Stormbringer
Might Just Take Your Life
Sail Away
You Fool No One / Blackmore Blues / Highball Shooter / You Fool No One
Mistreated
Gettin’ Tighter / Dance to the Rock ‘n’ Roll / Gettin’ Tighter
You Keep on Moving
—–
Highway Star
Burn

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Sobre Susana Masanés 134 Artículos
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!