Lars-Göran Petrov (1972 – 2021): In Memoriam

Firespawn en Hellfest 17. Por Beto Lagarda

Terrible noticia con la que empezamos esta semana. L-G Petrov, vocalista de Entombed y Firespawn, pierde su batalla contra el cáncer. Tras una larga temporada luchando para superar la terrible enfermedad, el vocalista nos abandona prematuramente. Una triste noticia que nos deja huérfanos de uno de los mejores frontmen del metal extremo.

Bajo estas lineas, le rendimos nuestro humilde homenaje. Descansa en paz, L-G.

«Left Hand Path» por Beto Lagarda

Álbum: Left Hand Path (1990)
Autores: Nicke Andersson, Uffe Cederlund y Leif Cuzner

No por esperado, una noticia como esta es menos dolorosa. La prematura partida de L-G Petrov nos sacude por completo en este arranque de año. Una terrible pérdida para el mundo del metal global, porqué si hay algo que Petrov logró con sus Entombed fue acercar el death metal a oyentes poco acostumbrados al metal extremo.

La visión de evolución de Entombed es tan importante como imprescindible para entender que la fusión de estilos es sumamente importante en el mundo del metal. Ellos adornaron el atronador death metal sueco de su mayúsculo debut Left Hand Path con la esencia del rock ‘n’ roll. El nuevo sonido que moldearon acabó conociéndose como death ‘n’ roll.

Aunque el death metal en todas sus ramas nunca ha logrado traspasar los muros del metal extremo, Entombed siempre ha ocupado un lugar especial en el corazón de los metalheads. Y quien haya disfrutado de la banda en directo, seguro que tiene en Petrov un referente en cuanto a los mejores frontmans de la escena. Su carácter espontáneo, su vitalidad, su manera de cantar y sudar sin complejos y sobre todo su proximidad con el fan, convirtieron a Petrov en un “amigo”. ¿Quien no tiene una foto con Petrov? Jeje.

Pese a que su legado con el death ‘n’ roll es infinitamente mayor al que tuvieron con el death metal sueco de su debut, hoy me quedo con Left Hand Path y con la canción homónima del disco. No por nada, pero es un disco imprescindible para cualquier fan del death metal. Esas fragancias que desprende, esa olor a podredumbre, esos riffs vertiginosos y esos solos mayestáticos ocupan un lugar especial en mi selección de mejores discos de death metal de todos los tiempos. Y la canción homónima es realmente una gozada en todos los sentidos. Sobre todo en su recta final, con ese solo que te deja atontao perdido.

Te echaremos de menos Petrov. Un abrazo.


«Contempt» por Albert Vila

Álbum: Wolverine Blues (1993)
Autor: Alex Heillid

Por desgracia porque me ha tocado vivirlo de cerca, cuando el bueno de Petrov anunció que padecía un cáncer de páncreas. ya se veía venir que el fatal desenlace estaba más cerca que lejos. Demostrando una vez más que la tan cacareada hermandad metálica a veces aún existe y que en su práctica totalidad ésta ve a L-G. como uno de sus más estimados camaradas, tan pronto se conoció la noticia todo el mundo se volcó con él a través de donaciones y compra de merchandising que le ayudaran a costear su complejo tratamiento. Todos sabíamos, también él, que su enfermedad era terminal, pero no por esperado no me deja menos chafado la noticia ni he estado pensando en él recurrentemente durante buena parte del día.

Porque L-G. Petrov no es tan solo uno de los vocalistas más relevantes de la historia del death metal. Quizás siendo solo esto ya justifica los homenajes que le están cayendo de todos lados, pero lo más importante es que más allá de su legado al frente de los míticos e influyentes Entombed y de su postrera escisión Entombed A.D., todo el mundo veía en el pequeño y directo vocalista sueco de origen macedonio como algo cercano a un colega. A pesar de ser un tozudo y un bocachancla de campeonato, de guiarse siempre más por el corazón que por la razón y de escupir lapos de volumen considerable al público en sus conciertos, Lars-Göran siempre se hizo querer por todo aquel que le trataba (bien, quizás no por sus ex-compañeros en Entombed) o sentía su contagiosa y honesta energía sobre un escenario.

En lo musical, y a pesar de que obviamente tanto Left Hand Path como Clandestine (un álbum en el que Petrov no participó porque, por lo que parece, le tiró los trastos de forma muy inapropiada a la novia del entonces batería de la banda Nicke Andersson -al que conocemos también de The Hellacopters e Imperial State Electric y que no podría ser un tío más distinto a L-G en prácticamente todo-) son discazos pivotales del death metal sueco, personalmente fue Wolverine Blues el que me tocó definitivamente la patata y se convirtió casi inmediatamente en uno de los álbumes clave de mi adolescencia. Esa cinta con Wolverine por un lado y el Heartwork de Carcass por el otro acabó por echar humo en todos los reproductores de cassette que pasaron por mi vida, y su influencia posterior abriendo el death metal a muchas otras cosas es totalmente incalculable.

Por ello, es evidente que si tengo que escoger una sola canción para rendirle homenaje tendrá que ser una de Wolverine Blues. Lo cierto es que podría escoger muchas de ellas, ya que nunca he concebido este disco como una sucesión de canciones sino más bien como un todo indivisible. Tras escucharlo de nuevo esta tarde he decidido quedarme con un tema quizás algo escondido como es «Contempt» (que curiosamente es la más larga de todas por pocos segundos). La pista número cinco del disco esta llena de groove, de cambios de ritmo, de baterías alocadas, de roturas de cervicales, de melodías ensoñadoras, de solos intensos y, como no, de berridos desgarrados, pero cortes como «Eyemaster», «Rotten Soil», «Demon», «Full of Hell», «Hollowman», «Heavens Die» o «Out of Hand» podrían ser elecciones igualmente válidas porque me flipan exactamente de la misma manera. De hecho, menudo discazo que es Wolverine Blues, ¿no?

Pero más allá de la música, el momento álgido en mi relación personal con L-G es cuando tuve la oportunidad de encontrarme con él y con el resto de miembros de la banda durante el Rock Fest de 2019. Lo que tenía que ser una entrevista en motivo del nuevo -y a la postre, último- trabajo de la banda (Bowels of the Earth), se convirtió en un encuentro de un par de horas en el que compartí mesa, risas e incontables cervezas con Lars-Göran, Olle, Guilherme, unos amigos suyos suecos igual de fornidos y beodos que ellos y la representante en España de Century Media.

En ese momento me di cuenta que a pesar de ser una leyenda del death metal, L-G quería ser colega de todo el mundo y vivía para y por esos instantes. Me llamó la atención que a pesar de ser el obvio líder de esos renacidos Entombed A.D. se comportaba como uno más en todo momento, sin querer acaparar protagonismo ni dominar la conversación. Su risa sincera y cercana era totalmente contagiosa, y se le veía plenamente feliz y afortunado de poder vivir la vida que escogió: una que incluye cervezas, amigos y mucho heavy metal. En este caso, por ejemplo, decidieron venir a Barcelona el día antes de su concierto para poderse encontrar con bandas y fans y para ver el show de King Diamond. También pidieron estar en un hotel justo al lado del recinto porque querían ir y venir fácilmente del festival para poder disfrutar de todos los conciertos que pudieran en vez de aislarse como preferían muchos otros.

He estado leyendo algunos comentarios hoy y todo el mundo que lo trató (porque al ser un tío tan cercano y amigable, era fácil poder acceder a tratar con él) lo recuerda con muchísimo cariño. Aunque te lo encontraras solo unos minutos y que él seguro que era más que consciente de su ascendencia en la comunidad metálica, todos coincidimos en percibir que nos trataba de igual a igual y nos dedicaba la más sincera de las atenciones y de los aprecios. Porque L-G fue un tío cercano, amable, agradecido, coñón, humilde, apasionado, brutote, sobón y festivo. Distaba de ser un ejemplo en muchas cosas, y supongo que nunca pretendió serlo, pero su autenticidad, su bondad y su compromiso le hicieron un pequeño lugar en el corazón de la mayoría. Y ese es, me imagino, el mayor legado que uno puede dejar en este mundo.

Descansa en paz, L-G, y muchas gracias por todo.


«Hollowman» por Jaime Arjona

Álbum: Wolverine Blues (1993)
Autor: Nicke Andersson

Aun no había hecho ni una hora que me había enterado de la muerte de Lars-Göran Petrov, cuando Beto Lagarda nos estaba proponiendo rendirle homenaje eligiendo un tema en concreto que nos sirviese de relación personal con el vocalista sueco. Rápidamente a mi mente ha venido “Hollowman”, de su aclamado Wolverine Blues, la primera canción que escuché de Entombed y que, curiosamente, no llegó a entrarme hasta pasadas unas cuantas repasadas. 

Año 1994: En aquellos tiempos era un asiduo consumidor de discos recopilatorios, los cuales me proporcionaban la posibilidad de descubrir y escuchar a bandas que no conocía. Earplugged (The Videos) fue una cinta VHS que me compré (estoy casi seguro que en Discos Balada) de 14 videos promocionales del sello Earache. En él se mezclaban bandas que me gustaban como Cathedral, Napalm Death, Carcasscon otras que no conocía como Godflesh, Sleep o Lawnmower Death. También había otras que, aunque si que sabía quiénes eran, nunca había tenido la oportunidad de escucharlas. Ahí estaban Brutal Truth, Fudge Tunnel o la que aquí atañe: Entombed. 

“Hollowman” era el tercer video de ese VHS y, como he comentado en líneas anteriores, era un corte que no me gustaba, es más, me llegó a decepcionar algo incluso, ya que en esa banda en concreto me esperaba encontrar algo más death. Con el paso de las escuchas (fue un VHS que quemé mucho) cada vez me iba quedando más y más con ciertos detalles de “Hollowman” que me empezaban, ahora sí, a entrar de manera perfecta. El caso es que al final ese corte se convirtió en uno de mis preferidos y, a partir de ahí, empecé a hacerme con los discos de Entombed, sobre todo con el buenísimo Wolverine Blues, punto de partida de los Entombed más abiertos de mente.

“Hollowman” arranca con el sonido del segundero de un supuesto reloj que da paso a esas guitarras tan características de Cederlund y Hellid, que llevan todo el peso del tema, desde esos riffs tan icónicos noventeros y cortantes, hasta esos solos tan bien ejecutados y que tan bien adornan el rockero corte. ¿Qué decir del final? Pues genial, con la batería machacona de Nicke Andersson, seguramente el mayor culpable de la dirección musical de Entombed. ¿¡¡Cómo puede ser que este tema no me gustase a las primeras de cambio!!? Si antes comentaba lo características que son las guitarras, aún lo es más la voz rota y áspera de L-G Petrov, santo y seña de Entombed, Entombed A.D. o como diantres los queramos llamar, y es que ahora mismo me sería imposible asociar el nombre de la banda a otro voceras. 

No se si sería muy atrevido por mi parte afirmar que este disco de horrorosa portada, Wolverine Blues, puso los cimientos de aquello que se llegó a denominar Death ‘n’ Roll, aquel sub-género que tantas bandas pusieron en práctica, con mayor o menos suerte, en algunos momentos de su carrera: Carcass, Konkhra, Gorefest, o Dominus. Siendo así, o no, es un disco que forma parte de mi banda sonora particular de los 90. El legado que nos deja Lars-Göran Petrov es muy grande. 


«Out of Hand» por Toni Lopez

Álbum: Wolverine Blues (1993)
Autores: Nicke Andersson, Lars Rosenberg, Alex Heillid y Uffe Cederlung

A principios de los 90 empezaron a llegarnos sonidos extremos que se habían ido modelando desde la década anterior, y que iban a desembocar en lo que conocemos como Death Metal. En mi caso, en aquella etapa primigenia, enfoqué más hacia el otro lado del atlántico, Morbid Angel, Obituary, deicide… mientras que en Europa unos chavales holandeses me volvían absolutamente loco bajo el nombre de Gorefest. No recuerdo exactamente cual fue mi primer contacto con el death metal sueco, o más concretamente, con el sonido “Estocolmo” como luego lo conoceríamos para diferenciarlo de todo el death melódico que vino desde Goteborg.

Como digo no sé si fue con Merciless, Dismember o quizás Carnage, el caso es que en cuanto lleagaron estos grupos a mis oídos, me fascinaron. Lo que sí recuerdo perfectamente es como y con qué canción conocí a Entombed y por extensión, a Lars-Göran Petrov; como relleno en una de las cintas que nos pasábamos entonces, me metieron el tema “Out of hand”, que cerraba su último trabajo en ese momento, Wolverine Blues.

Mi primera impresión no fue demasiado buena, lo reconozco; esperaba Death Metal y aquello se parecía pero no lo era exactamente, aunque en aquel momento ni se me hubiera ocurrido algo cercano al término “Death N’ Roll”. El caso es que la desgarrada voz de Petrov me atraía bastante, y el tema se acababa enganchando, así que lo pedí para una siguiente remesa de cintas. Y me gustó ese disco, aunque no me voló la cabeza como sí hizo con otra mucha gente, a mi me atraía ese sonido aunque prefería los discos más Death y menos Roll. Lo que siempre quedó, eso sí, es este tema, una brillante manera de acabar un disco con Petrov gritando a capella “Fuck!!!”

Posteriormente me hice con los anteriores y claro, Left Hand path era otra cosa, un debut extraordinario, el manual de como hacer Death Metal en Estocolmo, ese sonido de las guitarras de Hellid y Uffe, agudo, corrosivo, y la velocidad de Andersson con las baquetas… ahí la voz de Petrov lucía intensa, malévola, y como siempre, con ese punto rasgado que la hacía tan especial. Clandestine también me gustó mucho, y pese a notar diferencia en la voz respecto a los otros discos, hasta que no lo compré no supe que ahí no estaba Petrov. Que sí, cuando lo sabes te preguntas como no habías sabido algo tan evidente, pero así fue, pensé que para ese disco habría experimentado con la voz o algo así, y no, el experimento fue irse.

La carrera posterior de Entombed es conocida, como sus temas legales con el nombre, como los otros miembros originales consiguieron judicialmente el nombre, y como Petrov montó Entombed A.D. con miembros de las últimas formaciones del combo sueco. Me los encontré sobre los escenarios en varias ocasiones, pero nunca llegaron a motivarme como hace 30 años; donde sí me reencontré con Petrov es en ese supergrupo llamado Firespawn: un allstar del Death Metal sueco (Estocolmo, insisto porque la diferencia es clave), con gente de Unleashed, Necrophobic, Defleshed… tres discos de Death Metal que me engancharon, donde creo que Petrov encaja mejor, es una sensación personal, su timbre va más con las atmósferas oscuras, aunque hay que reconocerle el mérito de llevar más allá un estilo, de arriesgar y ofrecer algo diferente, y de dejar un legado eterno poniendo voz a algunas obras fundamentales de sus respectivos estilos en los últimos 30 años. El pasado año se le diagnosticaba un maldito cáncer en el conducto biliar, algo extremadamente extraño, y en pocos meses se lo ha llevado por delante. Descansa en paz, Lars-Göran Petrov.


«Night of the Vampire» por Jonathan Pernía

Álbum: Entombed (1997)
Autor: Nicke Andersson

¡Y la fatalidad se apoderó de L-G Petrov! Llegó el día de su deceso, un día que desgraciadamente tras el anuncio de su enfermedad, estaba escrito que iba a ocurrir más temprano que tarde. Pero como bien él en alguna entrevista predijo, él morirá, pero su legado (musical) estará siempre presente.

Lars-Göran Petrov creo que cumplía con el estereotipo de como nosotros, los fans, quisiéramos que un músico fuese o se comportase. Humilde, atento con sus seguidores, descarado encima del escenario, carismático y sencillo. Muy lejos del establishment del star-system contemporáneo, del cual estoy seguro de que nos vendrán muchos nombres a la mente y cuyos nombres, no vamos a citar, pues este, es un homenaje a su persona.

En un ejercicio de honestidad por mi parte, me considero un die-hard fan del Clandestine, álbum que no contó con sus servicios en aquella época, uno de mis discos favoritos del death metal de todos los tiempos, pero si pensamos en ‘la voz’ de Entombed, hemos de pensar irremediablemente en el señor Petrov. Left Hand Path, Wolverine Blues, las demos de Nihilist, etc, creo que las palabras sobran y su influencia en el género, fuera de toda duda.

Pienso que su carácter afable y ese halo de buen rollo que siempre desprendía atrapaba a la gente desde el primer instante, un metalhead de los pies a la cabeza junto a la clásica educación bien escandinava. Incluso él, que fue una parte notoria de la época más gloriosa de quizás la banda más influyente del pretérito género del death metal sueco, era capaz de dibujar una sonrisa ante la confrontación en el acalorado contencioso y disputa con sus ex – compañeros Nicke Andersson y compañía por la marca Entombed, como en últimas declaraciones que vertidas ante este medio: “Si nos encontráramos con los viejos miembros de Entombed, les daríamos un abrazo y tomaríamos una cerveza.”

De escoger un tema para rendirle tributo, dejando de lado la obvia elección de cualquiera de los himnos que conforman Left Hand Path, escogería la personal visión que hicieron de la versión de Roky Eriksson que manufacturaron de “Night of the Vampire”. Una canción y su respectivo videoclip (no tiene desperdicio), que escenifica a la perfección la esencia de L-G Petrov. Siempre entre risas, puro cachondeo, diversión en estado puro y tomándose la vida no demasiado en serio.

Estoy seguro que en tu ascensión, habrás tomando el camino de la mano izquierda…


«Seeing Red» por Cristóbal Márquez

Álbum: Uprising (2000)
Autor: Uffe Cederlund

No siempre uno conoce a los que posteriormente se convierten en uno de sus grupos favoritos a través de canciones de su época más dorada o conocida. A veces, por puro azar, te topas con tema que te engancha sin más —algo que, por otra parte, tiene cierta magia, y que en esta época de plataformas digitales monstruosas y big data parece cada vez más difícil que pueda producirse— .

Conocí a Entombed por “Seeing Red”. No puedo recordar exactamente en qué circunstancias. Sí recuerdo que entonces estaba muy enganchado a Motörhead, y le pegaba especialmente al Orgasmatron. Creo que Entombed me dio exactamente lo que buscaba: un tipo de metal sencillo y directo, como un puñetazo en la cara, que dejaba ver sin ningún tipo de pudor sus influencias más rockeras. “Seeing Red” es el tema de apertura de Uprising, y no hay mejor manera de empezar un disco. Tras la marcha de Nicke Andersson y el experimento fallido de Same Difference, la formación de Estocolmo intentó traer de vuelta el mejor sonido de su pasado, especialmente el que inauguró con Wolverine Blues y supuso la vuelta de L-G Petrov como vocalista. Tanto el título del álbum como la portada, que recupera el logo y emblema de su primera demo, fueron toda una declaración de intenciones.

“Seeing Red” es de esos temas que, cuando suenan en directo, cuesta reprimirse las ganas de entrar en el mosh pit. La alternancia entre el divertido punteo guitarra, como una especie de blues demente, y la potencia de su riff principal engancha desde los primeros segundos, todo ello acompañado de una batería con un ritmo muy punkarra. Pero, por encima de todo, lo que logra teñir la canción de fiereza, de rabia, de rojo intenso, es la voz de L-G Petrov. El vocalista sueco nos transmite un arrebato frenético, un estallido de odio acumulado interiormente a base de desprecio, de miradas por encima del hombro. “Seeing Red” va de eso: de alineación, de frustración, de ira contenida demasiado tiempo, y nadie como L-G Petrov para dar rienda suelta a esos sentimientos. Su voz se convirtió en buque insignia de la banda desde el genial Wolverine Blues, pero lo cierto es que podría haberlo sido de cualquier género que haga de la suciedad y aspereza su hábitat natural. Imprescindible en cualquier recopilatorio de rock furioso para desahogarse después de un día estresante.


«Chief Rebel Angel» por Marc Alfaro

Álbum: Morning Star (2001)
Autores: Jörgen Sandström, Uffe Cederlund y Alex Hellid

Tengo que confesar que este tema que abre el álbum Morningstar me reconcilió con Entombed. Same Difference (1998) me pareció una vuelta de tuerca de más al death ‘n’ roll de DCLXVI (1997), y Uprising (2000) no me acabó de enganchar. “Chief Rebel Angel”, en cambio, combina todo lo que les había echado de menos. Una aura un poco más oscura y maligna, el sonido crudo y machacón de los Entombed de antaño y un don Petrov desgañitándose con su “gruñido afónico” a tope de mala leche en una oda al angel caído y a la rebelión en contra de los poderes establecidos. Un guiño a tiempos pasados mezclado a la perfección con la evolución de la banda.

“Lucifer! Stand up!! In praise of the Morning Star!! Phosphorous. Lucifer. Say my name”. ¡Dicho está!

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