Led Zeppelin – Led Zeppelin IV: 50 años de la perfección musical de los 70

Ficha técnica

Publicado el 8 de noviembre de 1971
Discográfica: Atlantic Records
 
Componentes:
Robert Plant - Voz, armónica
Jimmy Page - Guitarra
John Paul Jones - Bajo, piano
John Bonham - Batería

Temas

1. Black Dog (4:54)
2. Rock and Roll (3:39)
3. The Battle of Evermore (5:51)
4. Stairway to Heaven (8:00)
5. Misty Mountain Hop (4:38)
6. Four Sticks (4:44)
7. Going to California (3:31)
8. When the Levee Breaks (7:07)

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Led Zeppelin III (1970) no fue el éxito que habían supuesto los dos anteriores álbumes del zepelín, pero nunca fue un mal disco. Entraba hasta la primera línea el folk y lo acústico, pero se llegaba a abusar hasta el punto que muchos de sus fans echaban de menos la electricidad. Hartos de las críticas el grupo intentó unir los dos mundos, pero también darle una patada a discográficas y críticos que se habían cargado el III. En su cuarta entrega no iba a tener ninguna referencia al nombre de la banda, no habría título y aparecerían sólo unos símbolos esotéricos con los que cada miembro se identificaba. La discográfica lo consideraba un suicidio comercial.

No era la única decisión arriesgada pues el single obvio era «Stairway to Heaven!, pero el grupo se negó en redondo a hacerla como sencillo. Si alguien quería tener esa canción que se comprara el disco. No hubo manera humana de convencerles, y, es más, Robert Plant siempre «odió» esta canción. De la portada y el libreto podríamos páginas y páginas… Fue la gracia de no poner el nombre y de que el disco fuera monumental pues hay miles de teorías, a cada cual más demencial. Podemos resumirlo rápido como el horror de la ciudad gris y un homenaje a lo campestre y a otra forma de vida. No es casualidad que sea la carta del tarot «el ermitaño», la que aparezca en el libreto junto a la letra (críptica) del «Stairway to Heaven».

El disco

El cuarto disco de Led Zeppelin es una obra maestra en todos los sentidos y posiblemente uno de los cinco mejores discos de la historia del rock. Optaron por conseguir una unidad móvil y lo hicieron de forma muy discreta, grabando la mayoría del material en Headley Grange (Hampshire). Ian Stewart y Andy Johns(ingenieros de sonido) les propusieron lo de llevarse la unidad de grabación de los Rolling Stones pues ambos trabajan con Mick Jagger y Keith Richards. La soledad y la campiña alejada del mundanal ruido de la gran ciudad les permitió relax y el aislamiento necesarios. No había bares cerca, lo cual fue un gran acierto.

«Siempre intentábamos animar a Jonesy (John Paul Jones) para que nos trajese trozos de canciones, por así decirlo. Normalmente es lo que traía. Nunca traía las canciones terminadas o algo por el estilo. Tenía ese trozo de «Black Dog» y yo le añadí otra parte…. Luego sugerí hacer pausas con las voces. Probablemente el resto del grupo no esté de acuerdo, pero lo confieso: la idea de añadir ese toque en las voces y luego meter el estribillo fue mía. Algunos podéis decir que me basé con la estructura de «Oh Well» de Fleetwood Mac, que se para y hay una voz. ¡Pues sí! ¡Ya lo tenéis! Ya nos pueden demandar.» (Jimmy Page sobre «Black Dog»)

«Black Dog» es sencillamente historia viva de la música, poseedora de uno de los más grandes riffs escritos y con esos parones de intensidad que dejan a Plant solo. Esa voz sale de las entrañas y hay pasajes en los que parece que la batería vaya a un ritmo diferente, pero es por la complejidad del riff que parece que flote. Esa fórmula de pregunta-respuesta entre voz e instrumentos es legendaria y ha sido replicada millones de veces, pero ninguna se acerca a esta. Luego hay esas capas de guitarras y el solo bluesy de Page.

«Estábamos ensayando «Four Sticks» y no funcionaba y Bonzo empezó a tocar la introducción de «Keep a Knocking» de Little Richard a la batería, y mientras la cinta seguí corriendo toqué un riff de forma automática. Era «Rock and Roll» y ya teníamos el primer verso. Dijimos que era fantástico así que nos olvidamos de «Four Sticks». Nos pusimos a trabajar y salió de esa manera. Fue una combustión espontánea.» (Jimmy Page sobre «Rock and Roll»)

Lo de «Rock and Roll» es también excelencia, un tributo a los grandes del rock ‘n’ roll y es de lo más festivo y reconocible de los Zeppelin. Son muchas las bandas que suelen terminar sus conciertos versionando el tema, y es que es perfecta. Les salió directa, espontánea y vieron que habían topado con algo enorme. Es imposible escucharla y que tu cuerpo no te pida bailar. El gran momento es el «lonely, lonely, lonely…». También posee esa ronda con piano desbocado por parte de Ian Stewart (Rolling Stones) al puro estilo Jerry Lee Lewis. Batería (ese final) y bajo son sublimes. Si saliera ahora esta canción seguiría arrasando en las listas…

«Acababa de leerme un libro sobre guerras escocesas. Era más un sainete que una canción y después de haber escrito la letra me di cuenta de que faltaba una voz completamente diferente a la mía. Así que le pedí a Sandy Denny si quería cantar en ella. Fue muy satisfactorio eso de cantar con alguien que tiene un estilo completamente diferente al mío. Mientras yo cantaba la canción Sandy respondía como si fuera la voz de la gente en las almenas. Sandy era la pregonera de la ciudad que animaba a la gente a depositar las armas.» (Robert Plant sobre «The Battle of Evermore»)

Situaría al mismo nivel de perfección «Stairway to Heaven» y a «The Battle of Evermore». Leyendas artúricas, el señor de los anillos y el ocultismo te llevan en volandas hacia una atmósfera única en una pieza folk que se sirve por primera y única voz de una vocalista invitada en Zeppelin: Sandy Denny (Fariport Convention). Sencillamente magistral. Lo más alucinante de todo es que Jimmy Page cogió una mandolina que no sabía tocar y empezó a experimentar inventándose acordes. Siempre tuvo cierta vergüenza pensando en lo que le podrían decir los músicos que dominaban la mandolina, pues para él era una chapuza. La definición de «épica» reside en este tema que avanza entre lo etéreo y lo onírico, con esas voces finas jugando con ecos. Las hermanas Wilson de Heart hicieron una versión en unplugged que es casi tan buena como la original, lo cual es estratosférico.

«Yo la odiaba. Cuando ensayábamos «Stairway to Heaven» solíamos tocarla en versión reggae, porque de no ser así, Page no conseguía que me animase a cantarla.» (Robert Plant sobre «Stairway to Heaven»)

«Stairway to Heaven» es «la canción». Está a la altura de «Bohemian Rhapsody» de Queen y sintetiza los dos mundos del grupo: lo eléctrico y duro con lo acústico. Desarrollé todo un reportaje sobre canciones perfectas sobre la misma, y es del que estoy más orgulloso, pues intento aportar algo más a lo ya publicado.

«Va sobre el arresto de un grupo de hippies… De los problemas que te puedes encontrar cuando simplemente te paseas por el parque en una tarde soleada. A Inglaterra esto se entiende porque vayas donde vayas, siempre tienes el Gran Hermano por allí rondando.» (Robert Plant sobre «Misty Mountain Hop»)

El hipnótico ritmo con el que te sumergen con ese teclado en «Misty Mountain Hop» y ese originalísimo tratamiento de las voces te lleva a la era hippy con clase y a lomos de un riff duro y certero. Es 100% Led Zeppelin. Otra canción colosal, como todas las que hay aquí. Y volvamos a subrayar el trabajo de John Paul Jones y Bonham en la base rítmica, pues vuelve a ser soberbio. El título fue inspirado por el libro de Tolkien El señor de los anillos.

«Four Sticks» es de los temas que quedan más olvidados de una obra enorme. Son los Zep en terrenos acústicos, deudores del III pero siempre manteniendo una cara más endurecida, posiblemente influenciados por las críticas de su anterior disco. Bonzo tira de percusiones, hay punteos de acústicas e incluso cierto aroma arábigo en los desarrollos. El título se refiere a que el baterista la grabó con cuatro baquetas a la vez.

El día que vi la grandeza de «Going to California» fue cuando, de manera totalmente inesperada, la tocó Robert Plant en un concierto veraniego en Barcelona. Es absolutamente mágica. La sucesión de punteos y esa idealización de la cálida tierra californiana quedan realmente evocadoras. Realmente preciosa y muy conseguida con la banda que actualmente lleva Plant en sus directos.

Termina el disco con una versión de Memphis Minnie llamada «When the Levee Breaks», un tema que recuperó Page cuando tocaba en la mítica gira con los Black Crowes y que tan bien se adaptaba a la banda de los cuervos negros. Hay esa armónica y esos opacos bombos y platos por parte de un Bonzo que imprimía su genialidad allí. Es un corte eléctrico de raíces blues de gran calado y en el que brillan esos momentos instrumentales. Page juega con las seis cuerdas y Plant con sus mejores agudos y con esa voz tan fina. Nunca fue tocada en directo por el grupo (hasta donde yo sé).

Veredicto

Todo lo que se puede escribir de este disco ya está escrito, por lo que mis palabras son unas pocas más, gotas dentro de un océano. Poco hay que criticar más allá de que la cara A es mucho más impresionante que la cara B, pero los temas que han quedado ocultos siguen siendo gemas rutilantes. No había mejor banda en la tierra, nadie mejor que Led Zeppelin antes de este disco y no hubo una banda mejor después de este disco.

Los logros (más allá de lo musical) aquí están especialmente en la forma en la que el grupo vendió el disco con su arriesgada estrategia de marketing y en el que ganaron el pulso a la discográfica. Estaban en un punto en el que podían hacer lo que les viniera en gana pues se sabían vencedores. Imaginad a los cuatro presentándose en las oficinas de Atlantic con «Rock and Roll», «Black Dog» y «Stairway to Heaven»… El mundo era suyo. Sólo hay dos discos más vendidos que este en los años 70, y ambos son de Pink Floyd. Lleva 37 millones de unidades vendidas y sigue creciendo.

¡Ah! Y en los vídeos me he atrevido a meter dos versiones de las hermanas Wilson del grupo Heart. Creo que allí se aprecia mejor lo que es Led Zeppelin. Hicieron llorar al grupo y a Obama.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1356 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.