Toundra – Vortex

Nuestra Nota


8.75 / 10

Ficha técnica

Publicado el 27 de mayo de 2018
Discográfica: Inside Out Music
 
Componentes:
Esteban J. Girón - Guitarra
David Maca "Macón" - Guitarra
Alberto Tocados - Bajo
Álex Pérez - Batería

Temas

1. Vortex (1:30)
2. Cobra (6:31)
3. Tuareg (8:15)
4. Cartavio (2:16)
5. Kingston Falls (4:16)
6. Mojave (11:11)
7. Roy Neary (2:04)
8. Cruce Oeste (7:21)

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Es curioso que una banda como Toundra, que se podría encuadrar básicamente dentro del post rock instrumental, haya alcanzado el nivel de popularidad del que gozan en un país tan notoriamente poco dado a que las masas se lancen a por propuestas musicales que se salgan de la norma. Evidentemente, no es que sean David Bisbal (digo David Bisbal para que veáis lo tremendamente poco puesto que estoy en los héroes del mainstream peninsular a día de hoy), pero en los últimos años los hemos visto haciendo sold outs en el Apolo barcelonés, tocando en el WiZink madrileño o logrando posiciones de privilegio en festivales de múltiples pelajes, lo que da una idea de su repercusión y de su versatilidad.

Me aventuro a pensar que el secreto de este éxito, más allá de su evidente habilidad para hacer canciones que toquen la fibra y que sacudan las emociones de quienquiera que las escuche, es que han sabido escapar de un estilo que les encorsetara (ya sea el post rock, ya sea el metal), consiguiendo el respeto y el aprecio de un amplio abanico de fans, desde los metaleros más recalcitrantes (bien, esos quizás no, mejor los metaleros menos recalcitrantes) hasta los progresivos e, incluso, los sectores más cercanos al indie.

Y aunque el post rock como estilo se llegó a establecer como una pequeña moda underground hace algunos años, con bandas que sonaban más o menos parecido saliendo de debajo de las piedras y que ahora, pasado el boom, han acabado cayendo por su propio peso, Toundra han conseguido trascender las tendencias y se han acabado convirtiendo en una moda por si mismos, calando con fuerza tanto entre el público nacional como, crecientemente, el internacional.

Fruto de ello, los madrileños ya llevan un buen puñado de giras europeas como cabezas de cartel y haciéndose con un público fiel allá donde van. Precisamente uno de esos lugares es la ciudad alemana de Siegen, y más concretamente la Sala Vortex, lugar que ha calado en ellos lo suficiente como para ser ahora protagonista principal de este disco. Después de que sus cuatro primeros trabajos se titularan del I al IV en homenaje a Led Zeppelin, al igual que los británicos han decidido romper esta costumbre con su quinto álbum de estudio. Y curiosamente, mientras esos lo llamaron Houses of the Holy (1973) en referencia a los lugares donde ocurría lo sagrado (la música, ergo, las salas de conciertos), Toundra lo titula como una de esas salas.

No sólo el título cambia, sino que la experiencia visual también. Después de que sus tres últimos trabajos contaran con portadas obra de Chelsea Green y estuvieran mucho más focalizadas en motivos concretos y específicos, esta vez han cortado por lo sano y han apostado por el barcelonés Fran Rodríguez, de “Lacabezaenlasnubes”, que les ha obsequiado con una ilustración de trazos mucho más gordos y con una panorámica mucho mayor: en vez de ir a por el detalle, esta vez estamos ante un campo abierto, un desierto, un eclipse gigante de sol y un tuareg caminando en solitario por las dunas. Como detalle, en la cubierta de I nos encontrábamos un frío iceberg mientras que en Vortex tenemos un caluroso desierto, símbolo inconsciente quizás de la evolución de la mentalidad de la banda hacia terrenos más cálidos. La música de Toundra siempre ha contado con la presencia de múltiples detalles orientales, pero esta vez toman por fin un protagonismo visual.

Y claro, con tantos cambios (además de la exitosa y reveladora experiencia que Toundra ha vivido junto al Niño de Elche en Exquirla en estos últimos años), mi primera sensación es que la música que íbamos a encontrar en este disco también iba a sufrir giros importantes. Y siendo como soy fan locaza del catálogo histórico de los madrileños, es una perspectiva que me causaba cierto temor. Pero, al contrario, no solo Vortex es 100% Toundra, sino que se trata de un disco bastante más rockero, directo, inmediato y accesible de lo que lo fue el progresivo y enrevesado IV. En un par de escuchas, clásico instantáneo, oye.

Supongo que alguien podría interpretar esta sensación como que en este disco hay una especie de más de lo mismo, pero yo prefiero verlo como que Toundra ya tienen una personalidad y un sonido tan identificativo que cuando estás familiarizado con su música como lo estoy yo, es capaz de tocarte las gónadas con extrema facilidad, y la verdad es que temas como “Cobra”, “Tuareg” o “Mojave” me suenan y me motivan como si llevara años escuchándolos.

Después de una intro tranquila y envolvente, “Cobra” empieza como un auténtico cañón, recordando algunos de los riffs más duros de la carrera de la banda (sobretodo en III). Según ellos mismos, ésta “es la mejor canción que han hecho nunca”. Yo no atrevo a afirmar algo así, pero lo que es indudable es que el primer adelanto de Vortex es un tema riquísimo en matices que salta sin problemas de los guitarrazos y ritmos más agresivos y llenos de fuerza a pasajes de dulzura extrema, manteniendo siempre esa esencia Toundra tan identificativa. «Cobra» enlaza muy naturalmente con “Tuareg” (dedicado supongo al caminante de la portada), un corte que sigue las mismas directrices y que transcurre en su mayor parte por la vertiente más dura de la música de la banda, bordeando el post metal sin renunciar en ningún momento (claro) a la melodía o a excursiones más acústicas y atmosféricas. Seguimos muy bien.

Para coger un poco de aire después de este par de trallazos, “Cartavio” es un bonito interludio acústico y melancólico que da paso a “Kingston Falls”, un tema más corto, directo y melódico con un riff de evidente inspiración Game of Thrones (aunque parece que ha salido de forma accidental). Se trata de un buen tema, sin duda, pero para mí palidece un poco ante lo que nos precedía y, también, lo que está por venir.

Porque lo que hemos escuchado hasta ahora ha servido para pavimentar el camino hacia el que para mí es el gran tema sobre el que gravita todo este disco. Y eso que “Mojave”, el corte más largo que vamos a encontrar aquí con sus más de once minutos, no es un tema que a priori tuviera que gustarme especialmente, con un ritmo muy pausado y muchos elementos electrónicos. Supongo que el que lo hace grande es que es brutalmente capaz de evocarme cosas y de hacer que me monte toda una película en la cabeza. La disposición y el ritmo de los sintetizadores que acompañan toda la parte inicial del tema me hacen visualizar inequívocamente a un señor británico con bigote, ropa blanca y sombrero colonial sentado en el porche de su casa en Kenya con vistas a la calurosa sabana y tecleando alguna historia en su vieja máquina de escribir.

Cuando esa parte inicial acaba, desaparecen los sintetizadores y, con ellos, el señor con bigote se esfuma de mi imaginación. Entonces llega el momento de que las guitarras se apoderan del tema sin ninguna prisa, sucediendo riffs y melodías brillantes una tras otra hasta crecer en un shoegaze absolutamente épico allá por el minuto seis y pico, continuando con sus idas y venidas y un impresionante vaivén de riffacos hasta el fabuloso final. Para mí, “Mojave” está, tal cual, a la altura de cualquiera de los grandes temazos de la banda, que son muchos y muy grandes, como “Bizancio”, “Cielo Negro” o “Réquiem”.

Quizás por culpa de lo excelente que es esta canción, la recta final del disco se hace un poco más insulsa. Mientras “Roy Neary” (el protagonista de Encuentros en la Tercera Fase, 1977) pasa algo desapercibida dentro del conjunto de Vortex, la final “Cruce Oeste”, que tampoco está nada mal, transcurre con una cierta languidez si la ponemos al lado de los momentos más brillantes, motivantes y energéticos del álbum.

A punto de embarcarse en una nueva gira europea de presentación que esparcirá Vortex por un montón de salas del Viejo Continente, Toundra no estarán de nuevo en nuestros escenarios hasta después de verano. Una de las citas más esperadas del otoño es su regreso al AMFest, en el que compartirán cartel con Amenra, 65DaysofStatic y otras muchas bandas. Esto representa el retorno del hijo pródigo a los brazos de Aloud Music, el sello que les vio nacer y que les dio el primer empujón. Después de participar en la primera edición de su festival, Toundra vuelven para demostrar que se han hecho mayores y que van sobrados para ser cabezas de cartel. Si nos tenemos que basar en sus últimas visitas a Barcelona, yo iría contando los días.

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Sobre Albert Vila 953 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.