Therapy? – Troublegum: 25 años del disco que le flipaba a todo el mundo

Ficha técnica

Publicado el 7 de febrero de 1994
Discográfica: A&M Records
 
Componentes:
Andy Cairns - Voz, guitarra
Michael McKeegan - Bajo
Fyfe Ewing - Batería

Temas

1. Knives (1:55)
2. Screamager (2:36)
3. Hellbelly (3:21)
4. Stop It You're Killing Me (3:50)
5. Nowhere (2:26)
6. Die Laughing (2:48)
7. Unbeliever (3:28)
8. Trigger Inside (3:56)
9. Lunacy Booth (3:55)
10. Isolation (3:10)
11. Turn (3:50)
12. Femtex (3:14)
13. Unrequited (3:03)
14. Brainsaw / You Are My Sunshine (25:27)

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A mediados de los noventa, y más o menos como ahora, los metaleros, los punks, los góticos, los hardcoretas y los amantes del rock alternativo que copaba las listas por esos añorados entonces no congeniaban (musicalmente) demasiado bien. Las recurrentes miradas por encima del hombro entre unos y otros eran el pan de cada día, y bien pocas bandas eran capaces de causar el más mínimo consenso entre todos ellos. Yo, que siempre he sido bastante abierto de mente en este sentido (o no he tenido ningún tipo de criterio, según como se mire), ya en esos días adolescentes disfrutaba tanto de Nirvana y Pearl Jam como de Guns N’ Roses, Iron Maiden, Slayer, Motörhead, Obituary o Bad Religion, así que me costaba entender la cerrazón y el desprecio (musical, que conste) de unos con los otros y de los otros con los de más allá.

Pero en esas que de golpe y porrazo apareció un disco con el que casi todos estuvimos de acuerdo: era macabro, oscuro y agresivo, pero también sarcástico, divertido, melódico y pegadizo. Moderno y alternativo. Unos norirlandeses que nadie conocía (aunque ya habían sacado tres discos en solo dos años: Babyteeth, Pleasure Death y Nurse) se nos presentaban con una bolsa de basura sonriente como logo / mascota y un álbum en cuya portada había un señor aparentemente desnudo (siempre hubo dudas) metiendo la cabeza en un cubo de la basura. De buenas a primeras, uno no sabía muy bien qué iba a encontrarse ahí, pero era empezar las primeras notas de «Knives» y joder, eso enganchaba a base de bien.

Therapy? eran (y son) un trío liderado por el enfurruñado Andy Carins a la guitarra y la voz y que también contaba con Michael McKeegan al bajo y un tío llamado Fyfe Ewing (que duró poco más que este disco) a la batería. Con el tiempo he aprendido que es algo que hacen muchos baterías, pero en ese momento me fascinó verle tocar descalzo en un vídeo que grabé de ese impagable Sputnik, y desde entonces es una práctica que, inconscientemente, siempre he asociado con él. Gracias a ese vídeo que visioné decenas de veces, por cierto, y al igual que otras joyas sobre Maiden o Judas que se emitieron en ese programa que en esos tiempos felices quizás no llegamos a valorar, me enganché no solo a su música sino también a su actitud punk y post gótica, y a una energía visual y una autenticidad que me parecieron totalmente infecciosas.

Es evidente que Troublegum fue una especie de one album wonder, y ya sea porque efectivamente nunca más estuvieron a la altura a nivel compositivo o porque no tuvieron un respaldo tan potente de la industria tan potente como lo tuvieron aquí, se ha quedado como la obra cumbre (para muchos, la única obra que nunca han escuchado) de su extensa carrera. Ni tan mal, en todo caso, porque ha acabado pasando a la historia como uno de los puntos álgidos de la fascinante y fértil escena musical de los noventa.

Precisamente porque se trata de un disco que a todos mis amigos de tendencias rockeras les gustó (y mucho), en mi experiencia adolescente hay cientos de pequeños tics y recuerdos relacionados con él y con su presencia como banda sonora de muchas de nuestras inocentes fechorías. Por ejemplo, era habitual estornudar y, seguidamente, ponerse a cantar «saves, is all that you know» (imitando el estribillo de la canción «Lunacy Booth») – sí, teníamos quince años, ¿qué pasa? -, o recuerdo interpretar «Knives» en playback y haciendo el punki un poco más de la cuenta en el auditorio del instituto. Se trataba de uno de esos discos que, aunque no lo escuchaba siempre, sí que siempre me apetecía escucharlo, e incluso, extrañamente, me sentía cool haciéndolo (algo que no me ocurría con mis metaladas habituales).

Más allá de su obvia calidad y relevancia musical, también es un disco lleno de frases, detalles y estribillos míticos e inmortales que he vociferado miles de veces y que me han sacado siempre una sonrisa. «Masturbation saved my life«, «My girlfriend says that I need help, my boyfriend says that I’d be better off dead«, «I think I am going insane, I can’t remember my own name» o muchas más ponen de relevancia un sarcasmo lírico encantador que redondea lo que es, y siento ser tan insistente, un trabajo memorable de arriba a abajo.

Escuchándolo hoy en día, no hay duda de que Troublegum ha pasado el test del tiempo de forma brillante: sigue sonando magnífico y las canciones no solo no han perdido ni un ápice de frescura, sino que parecen más vivas y coloridas que nunca. No sé si es porque son temas que me he trillado cientos de veces a lo largo de los años, pero lo cierto es que todos y cada uno de los breves y directos cortes que forman este álbum me parecen temazos, quizás con la única excepción de la aburrida y raruna «Unrequited», que a pesar de ser valiente e inventiva siempre me ha parecido tirando a mediocre.

Es divertido hacer este tipo de reseñas históricas, y con el tiempo ya llevo unas cuantas, pero aunque los protagonistas son siempre álbumes que me merecen un respeto casi reverencial, es inevitable que la perspectiva del tiempo te haga notar o recordar fallos e imperfecciones aquí y allí. En este caso, en cambio, no dudaría en darle la máxima nota posible, y de hecho con la excusa llevo un par de semanas bastante enganchado, algo que me ha ido ocurriendo de forma recurrente durante estos 25 años, poniendo de manifiesto lo adictivo que es.

Porque no me digais… la caña gritona de «Knives», la infecciosidad de «Screamager», el groove quejumbroso de «Hellbelly» y de «Stop it You’re Killing Me», la redondez melódica y casi gótica de la genial «Unbeliever», el himno que es «Going Nowhere», la melodía incisiva y melosa de «Die Laughing»…. Así podríamos estar todo el día hasta desgranar todas y cada una de las canciones que forman este disco, un trabajo completo y variado en el que esta gente supo aunar lo mejor de cada casa como si hubieran estado tocados, verdaderamente, por una varita mágica.

La fórmula no es tan sencilla como puede parecer a simple vista, y ahí radica la gracia de todo: las guitarras sucias, ruidosas y expansivas recogen una influencia hardcore, alternativa y post punk muy personal, mientras que el sonido tan seco y los ritmos tan poco obvios de la batería le dan un toque distintivo y acaban pavimentando el camino para que la voz cruda (y nada melódica) de Andy suelte lo que marca verdaderamente la diferencia: una melodía memorable tras otra.

«Trigger Inside» es otro temazo magnífico con su letra cínica y resentida (como casi todas, por otro lado), mientras que el «Isolation» de Joy Division toma una nueva dimensión en sus manos, publicándolo incluso como uno de los singles. Eso de escoger versiones como singles, por cierto, es algo habitual en los norirlandeses, ya que el gran hit de su siguiente disco, ese buen Infernal Love que fracasó estrepitosamente al ser comparado con Troublegum, fue precisamente una preciosa y sinistra versión del «Diane» de Hüsker Dü.

Si es que incluso el eterno y odioso hidden track que llegó a parecer obligado en los álbumes noventeros es en este caso perfectamente tolerable, sin meter minutos y minutos de molesto silencio antes de lanzarse a por una breve y maquiavélica nana. Gracias, joder. Así, dan hasta ganas de volvérselo a poner.

Aunque ya bien pocos les hicimos caso después, Therapy? siempre han sido muy prolíficos en su producción de estudio. Aunque yo me quedé en un Infernal Love que está bien pero que ya me pilló en otros menesteres musicales, a día de hoy ya llevan más de quince discos en el mercado, y siempre han seguido publicando con rigurosa regularidad. Algo he oído de su obra más reciente (incluso he tenido curiosidad por su último disco, CLEAVE, despachado en unas pocas líneas y un par de escuchas) pero creo que estaremos todos de acuerdo que nunca volvieron a alcanzar el nivelón espectacular que vemos en Troublegum.

No sé si vinieron a presentarlo en directo, supongo que sí, pero personalmente no he tenido la ocasión de ver a Therapy? sobre un escenario. Pero aquí y ahora os hago una promesa: la próxima vez que vengan, que lo harán, no me lo voy a perder. Y si tuvieran el detallazo (una felipada por mi parte, lo sé) de marcarse un «Troublegum al completo» en motivo de este aniversario que celebramos hoy, voy a ir dando palmas con las orejas y todo. Menudo discazo. Sin duda, uno de los puntos cumbre de toda una década.

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Sobre Albert Vila 952 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.