Pearl Jam – Binaural: 20 años del último gran clásico de los de Seattle

Ficha técnica

Publicado el 16 de mayo de 2020
Discográfica: Epic Records
 
Componentes:
Eddie Vedder - Voz, guitarra, ukelele
Mike McCready - Guitarra
Stone Gossard - Guitarra
Jeff Ament - Bajo, contrabajo
Matt Cameron - Batería

Temas

1. Breakerfall (2:19)
2. Gods' Dice (2:26)
3. Evacuation (2:56)
4. Light Years (5:06)
5. Nothing as It Seems (5:22)
6. Thin Air (3:32)
7. Insignificance (4:28)
8. Of the Girl (5:07)
9. Grievance (3:14)
10. Rival (3:38)
11. Sleight of Hand (4:47)
12. Soon Forget (1:46)
13. Parting Ways (7:17)

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Binaural: «método de grabación de sonido que tiene como objetivo optimizar la audición de los auriculares, reproduciendo lo más cerca posible las percepciones de un oyente ubicado en el entorno original.»

Sin explicación científica de por medio, los sonidos binaurales podrían ser buenos para cultivar el bienestar por la sencilla razón de constituir un ritual. Muchas personas han experimentado beneficios por el hecho de colocarse unos audífonos y escuchar estos sonidos para realizar alguna actividad (o para dejar de realizarla y relajarse). Pero para que esto funcione, la clave -como con cualquier otro ritual- se encuentra en la frecuencia con la que expones tus oídos a estos sonidos.

Y yo te pregunto a ti, querid@ lector/-a de Science of Noise: «¿Cuánto hace que no escuchas algo de Pearl Jam? ¿Cuánto hace que no te expones al ritual de sumergirte en los sonidos de los de Seattle?» Vedder y compañía llevan ya muchos años en esto, el tiempo suficiente como para haber notado ya, en lo más profundo de tu organismo, los beneficios de su música.

La historia de la grabación binaural se remonta a 1881, pero no fue hasta finales del siglo XX que pegó de lleno en el mundo musical. En 1978, Lou Reed lanzó el primer disco pop binaural producido comercialmente, Street Hassle, una combinación de grabaciones en directo y de estudio. El siglo XX, un siglo lleno de avances y de cambios, en todos los aspectos de la vida.

A fines de 1999 hubo quien dijo que nos acercábamos al «final del siglo que ha visto más cambios que ningún otro». ¿Es eso cierto? ¿Qué sucedió durante el siglo pasado? El siglo XX fue un siglo de violencia excesiva. Ello se manifestó sobre todo en los años 1914 y 1939, los comienzos de la Primera y la Segunda Guerra Mundial respectivamente. En ese siglo hubo, sin embargo, también momentos de notable renuncia a la violencia, por ejemplo la Revolución Pacífica de 1989 que condujo al final del Partido Socialista Unificado de Alemania de la República Democrática Alemana (RDA o Alemania del Este) y la transición a una democracia parlamentaria que permitió la reunificación de Alemania, que, contra todas las expectativas relacionadas con el derrocamiento de un régimen político, se desarrolló mayormente en forma pacífica.

El análisis de los años 1914, 1939 y 1989 como símbolos del desarrollo de la historia europea del siglo XX es siempre una constatación de lo alcanzado políticamente, de las esperanzas y de las tareas que aún quedan por llevar adelante. Pero mientras Europa se encontraba ante tal encrucijada, ¿qué sucedía en América? El siglo XX podría decirse que fue el siglo de los Estados Unidos, no en vano los americanos fueron los verdaderos vencedores de la Primera Guerra Mundial. Pero esa no fue la única guerra en la que se vieron en el país de Uncle Sam. Corea, Líbano, Afganistán… la lista es bastante extensa, y así nos plantamos -entre peleas, pugnas, batallas y guerras- en un nuevo siglo.

Estado de Washington, noroeste de los Estados Unidos. Una nueva guerra -o una de tantas batallas- estaba a punto de librarse. ¿Cuándo el grunge se convirtió en grunge? ¿Cómo una palabra de cinco letras que significa suciedad o basura se convirtió en sinónimo de un género musical, una moda, un fenómeno pop? ¿Subcultura o cultura de masas? Del underground, directos a la MTV. Cuando la cadena estadounidense comenzó a bombardear a sus espectadores con sonidos grunge, con los himnos de angustia y las guitarras de bandas como Nirvana o Pearl Jam, el género comenzó a expandirse y todos y todas empezaron a buscar ese look grunge a base de camisas de franela raídas, suéteres de lana descuartizados y chupas de cuero agrietado. Hollywood también aportó su granito de arena gracias a la película Singles (1992) de Cameron Crowe.

Fue transcurriendo la década de los 90 y algunos de los tótems del movimiento fueron cayendo por el camino. Los medios se encargaron de crear nuevas guerras entre bandas que seguramente nunca existieron y el grunge fue cayendo poco a poco en el olvido pasando a ser, simple y llanamente, rock alternativo. Varios factores contribuyeron a la disminución del protagonismo del grunge. Los críticos e historiadores no están de acuerdo sobre el punto exacto en que terminó el grunge. Mientras hay quien dice que murió con Cobain, otro medios le dieron más años de vida tras el suicidio del líder de Nirvana. No sé si yo afirmaría tal cosa, pero si es cierto que con Cobain bajo tierra, el resto de bandas fueron tomando nuevos rumbos, y un claro ejemplo de ello es Pearl Jam, quienes trataron de retirarse del centro de atención tan rápido como pudieron.

Y así llegamos al año 2000, y uno se pregunta si las bandas trataron de rehuir de la etiqueta grunge. Centrándonos en nuestro protagonistas, ¿sería muy loco afirmar que Pearl Jam jamás fue una banda grunge? ¿Fueron etiquetados erróneamente como grunge? La verdad, no estoy aquí para discutirlo pero, de alguna manera, estaban en el lugar correcto en el momento oportuno, lo que les condujo al estrellato que tanto merecían, pero del que se fueron alejado consciente y lentamente.

Con la forzosa muerte de Nirvana y después de la desaparición de varios de los protagonistas de la escena, creo acertado afirmar que Pearl Jam sigue siendo, de todas las bandas grunge, la banda más importante y la única que ha llegado al status de banda de culto. En otras palabras: ya tienen una edad como para empezar a ser incluidos en ese selecto grupo de super bandas de rock en el que habitan pesos pesados de la talla de The Rolling Stones, Queen, Led Zeppelin o The Who. No sé vosotros, pero yo ya hace años que les metí en ese saco, saco en el que no creo que puedan estar Alice in Chains o Soundgarden, por ejemplo. ¿Y, exactamente, qué le sucede a la voz de una generación cuando la generación envejece? Si eres una estrella de rock eternamente melancólica llamada Eddie Vedder, das un paso atrás y haces lo único que puedes hacer: dejar que tu convicción lírica fluya a través de ti y tratar de divertirte de nuevo.

En pleno año 2000, el volcán de Seattle ya llevaba inactivo varios años, y es fácil escuchar los viejos registros de Pearl Jam y darse cuenta de que solo eran cinco tipos de Seattle llenos de ilusión, ambición y un deseo invencible de comandar una audiencia (incluso una generación de almas maltrechas) y tocar como si sus propias vidas dependieran de ello. Han pasado casi 10 años desde el lanzamiento de Ten (1991) y Pearl Jam continúan evolucionando. Ahí están Eddie Vedder, los guitarristas Stone Gossard y Mike McCready, el bajista Jeff Ament y el recién llegado nuevo batería Matt Cameron (por aquel entonces ex Soundgarden) contribuyendo con un nuevo trabajo a agrandar un poco más su sombra.

Producido por Tchad Blake (Tom Waits, Peter Gabriel, Elvis Costello), Binaural ve la luz en mayo de 2000, demostrando ser el álbum más reflexivo y crepuscular del quinteto de Seattle. Aquí encontramos algunas referencias a una cierta psicodelia muy a lo Pink Floyd, desde el solo hipnótico de Mike McCready en la evocadora «Nothing As It Seems», hasta la percusión y las guitarras de Gossard y McCready en la emocional «Insignificance». Es más, me atrevería a decir que aquí encontramos también algunas de las mejores interpretaciones vocales en disco de Eddie Vedder, quien en las 13 pistas de este trabajo literalmente invade el aire alrededor del oyente con un tono furioso, melancólico, tenaz y para nada resignado. La voz de Eddie es de una calidez extraordinaria, y un claro ejemplo de ello es su interpretación en la dolorosa balada «Light Years».

La tripleta inicial que consiste en «Breakerfall», «Gods’ Dice» y los cambios neuróticos de tiempo en «Evacuation» aún demuestran -si es que es necesario que tengan que demostrar algo a estas alturas- lo grandes que son Pearl Jam. Suenan como una máquina de rock ‘n’ roll alegre, rápida y muy bien engrasada. Pocos trabajos de la banda tienen un inicio tan claro de caballos ganadores como lo tiene este Binaural.

Pero es aconsejable relajar de vez en cuando el ambiente de tonos exasperados y ásperos y dejar paso al sentimentalismo de la suave melodía de «Thin Air» -embellecida por el bajo de Jeff Ament-, a los sonidos más blues de un tema como «Of the Girl» o a los aires más psicodélicos de la balada «Sleight of Hand». La pieza central del álbum es definitivamente su primer single «Nothing as It Seems» que lleva al oyente por un oscuro y atormentado túnel de guitarras eléctricas antes de ser teletransportado a un universo paralelo repleto de sonidos atmosféricos. Cierra los ojos y deja que el señor Vedder te guíe a través de un viaje a las profundidades de la emoción.

El carácter siempre político de la banda también está aquí representado en varias canciones. Una de ellas es «Grievance», inspirada en los sangrientos acontecimientos (la Batalla de Seattle) que tuvieron lugar en la ciudad durante la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) el 30 de noviembre de 1999:

«Big guy, big eye, watching me,
Have to wonder what it sees,
Progress, laced with, ramifications,
Freedom’s big plunge.

Pull the innocent from a crowd,
Raise the sticks then bring ‘em down ,
If they fail to obey,
If they fail to obey.»

«Rival» es otro tema que también rezuma blues, mientras que «Soon Forget» es una historia corta de Vedder tras su ukelele que narra el culto superficial al dios del dinero.

El solemne final viene de la mano de la espléndida «Parting Ways», que marca el desapego definitivo de dos amantes a la deriva, conscientes de que sus caminos se dividirán y de que su futuro se «quemará» para siempre. Una triste e intensa despedida entre arcos y tambores.

Binaural sigue siendo quizá el último trabajo incisivo y notable de Pearl Jam, después de los gloriosos Ten (1991), Vs. (1993), Vitalogy (1994) y No Code (1996); un título bastante infravalorado que encierra el lado más oscuro de su música. Pocas semanas después de la publicación del álbum tendría lugar la tragedia del Roskilde Festival y el sentimiento de culpa. Recordemos que durante su actuación nueve personas murieron y 26 resultaron heridas, tres de ellas de gravedad. Pero los supervivientes de la época de las camisas de franela de cuadros de los años 90 siempre hemos sabido cómo levantarnos con fuerza, rememorando aquellos años con orgullo y espíritu sincero. A pesar de todo, el tren de Pearl Jam continúa viajando por unas vías que les llevarán hasta el infinito, un lugar en el que ya han estado en varias ocasiones.

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 528 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.