Crónica y fotos del concierto de Opeth + Voivod - Sala Razzmatazz (Barcelona ), 23 de noviembre de 2022

Los de “Miguelito” lOPETHan en Barcelona con media sala en plena desconexión

Datos del Concierto

Bandas:
Opeth + Voivod
 
Fecha: 23 de noviembre de 2022
Lugar: Sala Razzmatazz (Barcelona )
Promotora: Madness Live! / Northern Music Co. / United Talent Agency
Asistencia aproximada: 1.500 personas

Fotos

Fotos por Beto Lagarda

La verdad es que hay mucho por contar del directo de Opeth en Barcelona pues hubo cosas absolutamente excepcionales, otras maravillosas, pero también hubo algunas que fueron de lo peor que he visto en mucho tiempo, y no me refiero a bandas ni a promotora, ni a sala precisamente… estoy refiriéndome al público.

Es palpable que el giro que dio Opeth a su música con el cambio de guturales por voces limpias de Miguelito ha dejado dos tipos de fans como también los hay de Kreator: los que dicen “Los-Creatorr” y los que lo pronuncian en perfecto acento inglés: “Krieitar”. Son fans de un mismo grupo, pero poco tienen que ver unos con los otros.

En cuanto a los thrashers alemanes soy fan de ambas facciones, pero en cuanto a los suecos la cosa se complica… los fans del material antiguo de Opeth se aburrieron en su concierto y se dedicaron a hablar, incluso estando de espaldas al escenario. Quizá deban plantearse si Opeth es una banda que les hace disfrutar en directo pudiendo estar de cañas en el bar de la calle a grito pelado.

Obviamente el set era arriesgado por el hecho de que Mikael y los suyos decidieron que la gente escogiera un tema de cada álbum, y son 13, y la mayoría de más de diez minutos de duración. Lo que era a priori un sueño para el fan pasó a ser un suplicio en una platea de ambiente enrarecido y rozando el lleno total.

Voivod reivindican su condición de banda de culto

Los quebequenses locos llevan una buena racha de visitas a la ciudad condal y eso siempre es de agradecer. Llegaron tan galácticos y atonales como era de esperar y apoyaron su breve actuación en su último disco Synchro Anarchy. Saltaron al ruedo al ritmo de “Experiment” con focos azules y con Snake cantando esas complejas líneas vocales imposibles, tanto, como los patrones de Away a la batería. Si uno se fija en temas como “The Unknown Knows” uno puede ver que a veces el patrón de bombo y caja parece sencillo, pero lo que perpetra en el charles es desquiciante.

“Synchro Anarchy” evidenció que su nuevo material es realmente potente. Es que me atrevería incluso a decir que es “comercial” si es que esa etiqueta alguna vez se la ha relacionado alguna vez con Voivod. El caso es que a mí este disco me ha enganchado en sobremanera. También vi a mucha gente vistiendo camisetas del grupo, algo que no suele ser muy normal. Hubo un “Hola, Barcelona” y un “Somos Voivod de Canadá”.

“Holographic Thinking” venía cargada y enrevesada con ese thrash tan personal al que décadas atrás el malogrado Piggy trufó de acordes disonantes. Su sustituto es desde hace mucho tiempo Chewy que vestía una camiseta de otros canadienses célebres: Rush. En “The Prow” utilizaron focos amarillos y Away se dio un festín jugando con su kit reducido, de una sola timbala y goliath. Y cayó “Planet Eaters”, la que veo como un futuro clásico absoluto del combo. Nos dijeron que “nos iban a llevar de viaje a Marte” y… de verdad que lo consiguieron. Hay un acelerón progresivo sideral, y en el fondo, es una canción que sólo la puede crear Voivod.

Dieron las gracias a Opeth por esta gira y encararon un “Fix My Heart” bajo luces blancas y con su logo “insector” en todo lo alto. El lujo fue la versión del “Astronomy Domine” de Pink Floyd pasada por el tamiz de los quebecuás. No sólo fue acompañada por palmas, es que también hubo coreo masivo por parte del respetable. Y fue una gran muestra de lo que son Voïvod, una banda difícil, de esas que no escuchas en casa, pero que son únicas y especiales como pocas. Incluso los trols habladores disfrutaron porque de caña este grupo va sobrado. Perfecto telonero para Opeth, que fans son de estos locos galáctico-históricos. Recordemos también que cuando Jason Newsted dejó Metallica entró en Voivod.

Setlist Voivod:

Experiment
The Unknown Knows
Synchro Anarchy
Holographic Thinking
The Prow
Planet Eaters
Fix My Heart
Astronomy Domine (Pink Floyd cover)

Opeth nos brinda dos horas de repertorio de ensueño

Entre luces azuladas y tres niveles de paneles leds aparecía el grupo mientras sonaba el “Seven Bowls” de los griegos Aphrodite’s Child de fondo y surgía de la nada una parte narrada. Arriba estaba la batería y el teclado, y más arriba, el logo del grupo. Empezarían entonados, solemnes y cambiantes con “Ghost of Perdition” y con antes un “Hola Barcelona” por parte del mostachudo Miguelito. Sonido pulcro que permitía disfrutar de esas transiciones de acústicas a guturales y potentes con un teclista especialmente brillante en los coros.

Los constantes cambios de tiempo orgánicos y dinámicos lucirían en “Demon on the Fall”, corte de su primera etapa, con unos guturales inmensos y la presencia total de Martin Méndez al bajo. Mikael ya había cambiado de guitarra y pusieron de fondo un bosque, enfatizado por luces verdes. Ya en “Eternal Rains Will Come” del Pale Communion las cosas empezaron a torcerse para parte de la sala, muy a pesar de la tremenda exhibición técnica de Waltteri tras los parches. Y es que para muchos hay una vena pro-Steven Wilson que no gusta especialmente… Hubo también luces violetas y motivos Kandinsky en las pantallas.

Mención especial merece la excepcional voz de su teclista Joakim Svalberg, capaz de hacer un contrapunto excelso a las voces del líder, que en ese momento empezó a hablar generosamente. “Buenas tardes, somos Opeth de Suecia y hemos vuelto”. Como siempre hace, hizo hablar a Martin que es vecino nuestro, catalán de adopción, ya que vive desde hace años en Matadepera.

Luego vivimos el momento primerizo con “Under the Weeping Moon” del primer disco Orchid, esa obra en la que el grupo ya empezó a marcar paquete y mostraba algo diferente: la combinación de la agresividad con esos momentos reposados con momentos acústicos. Algo de lo que fueron maestros y que ha sido copiado hasta la saciedad. Apareció una luna llena en lo alto y media sala empezó a cabrearse con la otra media haciendo callar las molestas voces. Contrastó la contundencia de lo primerizo con esa suave “Windowpane” con luces violáceas y azules y con su baterista tocando con mazas. En lo personal es una de las canciones que más disfruté de un disco clave para su metamorfosis sónica: Damnation.

Aquí ya un cierto sector empezó a desplazarse a las barras y a charlar con sus colegas pasando de la magia que nos aportaba a la otra media sala “Harvest”, que fue uno de los grandes momentos de la extensa velada. La solemnidad de los momentos acústicos y reposados terminó con gritos de “Miguelito, Miguelito”. Aprovechó el líder para hacer gala de su humor con: “Tocaremos 13 temas de nuestros 13 discos y quizá el próximo disco lleve por título ‘14’”.

En “Black Rose Imortal” puedes percibir todo ese poso folk que poseía el grupo en sus inicios, extensa pieza del Morningrise en la que vimos que parte de la sala ya estaba absolutamente alejada de lo musical. Una lástima… Pues sus dos mundos se enfrentaban ya aquí: los que querían más caña y los que degustaban lo excepcional del momento.

Agradecí la majestuosidad de un “Burden”, pero en mi zona se llegaron a lanzar proclamas políticas cada vez que hablaba Mikael hasta el punto que otros trols respondieron a las mismas con conatos de enfrentamiento, mientras en escena, Joakim daba una lección de calidad en las teclas negras y blancas. Como peros a la actuación podemos decir que la guitarra de Fredrik Akesson estuvo algo baja en algunos tramos, a la vez que newkid Waltteri optaba otra vez por las mazas.

Uno de mis momentos favoritos fue el “The Moor” del disco Still Life… En ese momento me concentré en lo musical pues es el disco que me hizo entender la grandeza de Opeth. Recuerdo de adolescente escucharlo una y otra vez sin llegar a entrar en él y no viendo la grandeza y diferencia del combo sueco por mucho que lo escuchara. Me parecía un tostón de cuidado hasta que… entré de lleno en su mundo y les adoré. Es difícil eso de entrar en Opeth cuando tus héroes del momento son Stratovarius y Gamma Ray

Dicho corte posee tramos muy Pink Floyd y tiraron de luces verdes, de peso instrumental, hasta el punto que la gente se arrancó con gritos de “Opeth, Opeth”. Contrastaba ese momento con toda esa gente totalmente desconectada en las barras haciendo la tertulia. “Devil’s Orchard” es una de las mejores canciones del Heritage pero no volvió a hacer que se sumaran los que habían renunciado, a pesar de lo imponente del tema. Ni la noche estrellada de fondo y menos el “Allting tar slut” pudieron encauzar la cosa… Y eso que nos toca subrayar esos inmensos coros.

El tramo final hizo que algunos volvieran a recordar dónde estaban con “Sorceress” (con el plumaje de un pavo real en la pantalla). A los gritos de una sala que entonaba el nombre del líder, el mismo se decidió que ya era el momento indicado para presentar a la banda. Y luego, especialmente, se marcaron un “Deliverance” que sí consiguió que todo el público se rindiera a la evidencia, con ese teclista haciendo headbanging inclusive. Truenos y relámpagos de fondo y un “Sabéis que os quiero” final para mandarnos a casa en horarios muy tempranos y europeos.

Ese “Deliverance” final a doble bombo terminó de unir a la comunidad, pero quedó claro que en nuestras tierras el amor por Opeth ha quedado partido en dos facciones que son como el agua y el aceite. Veo ya bastante claro que este grupo tiene que tocar en la Barts y que cierta gente tiene que aceptar que la evolución del grupo, es la que es, por mucho que duela. Puedo entender que haya gente que desconecte como yo hice en un concierto de Bruce Springsteen. Cuando me hicieron callar ya vi que eso no era para mí, y no volveré a verle, pues me aburrí por (muchos) momentos.

Setlist Opeth:

Ghost of Perdition
Demon of the Fall
Eternal Rains Will Come
Under the Weeping Moon
Windowpane
Harvest
Black Rose Immortal
Burden
The Moor
The Devil’s Orchard
Allting tar slut
—–
Sorceress
Deliverance

Jordi Tàrrega
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Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.