La reseña improbable: Paradise Lost – Icon

Ficha técnica

Publicado el 28 de septiembre de 1993
Discográfica: Music for Nations
 
Componentes:
Nick Holmes – Voz
Aaron Aedy – Guitarra
Gregor Mackintosh – Guitarra
Stephen Edmondson – Bajo
Matthew Archer – Batería

Temas

1. Embers Fire (4:44)
2. Remembrance (3:26)
3. Forging Sympathy (4:44)
4. Joys of the Emptiness (3:29)
5. Dying Freedom (3:44)
6. Widow (3:04)
7. Colossal Rains (4:36)
8. Weeping Words (3:51)
9. Poison (3:00)
10. True Belief (4:30)
11. Shallow Seasons (4:55)
12. Christendom (4:31)

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¡Menudo regalito me ha traído los Reyes Magos este año! Le llaman Reseña improbable, y es la manera más fácil y directa de ganarte enemigos a mogollón, así, de una sola tacada. Una buena forma de empezar el año, vaya…

Icon (1993) de Paradise Lost me han encasquetado, nada más ni nada menos. Hora de enfrentarse a los fantasmas. Sí, porque este fantasma viene de lejos… Tan lejos como el año 1993, año en el que tanto me iba a un concierto de Joe Satriani como a ver a Paco de Lucía. ¿Y qué tendrá que ver este dato con Paradise Lost? Pues que en aquella época mi pareja de entonces escuchaba bandas como ésta, en las antípodas de mis gustos musicales. Agua y aceite en la misma relación, ya os hago un spoiler, la cosa no acabó del todo bien… Así que oír el mero nombre de esta banda ya me remueve cosas por dentro, pero, lo dicho, ¡al lío que ya han pasado unos cuantos años! ¡Igual descubro algo interesante que me perdí en su día!

Primeras impresiones después de una escucha rápida, del tirón y sin previo trabajo de documentación: oscuridad, pesadez, crudeza, ritmos lentos, atmósferas asfixiantes… Así a priori agradezco que no me hayan enchufado un trabajo con guturales porque hubiera sido incapaz de escuchar más de dos temas seguidos sin caer en el hastío, aunque esa voz… bufff, difícil de digerir para mis oídos más receptivos hacia otro tipo de voces más melódicas… ¿Será que escucho un tono con muchas similitudes al de James Hetfield? Me recuerda efectivamente a los Metallica más machacones y crudos de los inicios (vamos, que el estilo ya estaba inventando en aquella época, ¿no?). Pero algo más me patina porque ni mucho menos me engancha como esos Metallica más primerizos, a ver si doy con ello en sucesivas escuchas…

Vale, me planteo el abordaje a este trabajo desde otra perspectiva. Primero, me voy a documentar un poco porque para juzgar bien es importante poner las cosas en situación y me falta información para ello, y segundo y más importante si cabe, voy a intentar aislar de mi cabeza lo que por mucho que escuche no voy a conseguir que me entre, que es simplemente la forma de cantar de Nick Holmes (no dejes que los árboles te impidan ver el bosque…).

Después de leer varias reseñas del álbum, todas coinciden en resaltar el hecho de que Paradise Lost consiguió en Icon fusionar doom con heavy metal, sentando las bases de lo que a posteriori acabaría derivando en el metal gótico. Pues eso es, nada más que añadir, ya he dado con ello. Ni death, ni doom, ni gótico, nada de eso consigo que me estimule si no es en pequeñas dosis y a ser posible mezclado con otros estilos para hacerlo más llevadero. Dicho esto, open mind y a intentar sacar algo de tan estimulante reto…

«Embers Fire» da el pistoletazo de salida, y si bien en la primera escucha no me transmitió apenas (aparte del susodicho rechazo inicial hacia su cantante), después de darle la vuelta al redondo unas cuantas veces me parece de lo más interesante que contiene en él. Al final esos riffs oscuros y machacones de guitarra y el solo de Gregor Mackintosh más que destacable (sin duda lo mejor de todo lo que ha sonado hasta el momento) hacen que el tema te conduzca con éxito por la senda de la oscuridad. Tanto el principio sosegado como el final cantado super grave acompañado por un wah-wah le aportan algo de originalidad al tema.

«Remembrance» a continuación parece tener un poco más de chispa que la anterior (sólo un poco, no nos vengamos arriba ahora…), pero me da la sensación de seguir en la misma línea, si es que incluso calcan el tema de los graves a la voz en ciertos momentos para conseguir ese efecto oscuro. El estribillo me parece muy básico, pero again, hemos de dar las gracias a que un solo notable salva la papeleta. Lo resuelven todo bastante rápido y pronto enlazan con la siguiente canción «Forging Sympathy». Aquí ni chicha ni limonada, no hay nada que me llame hasta que entra un tramo instrumental que inicia la guitarra solista, resto prescindible. Este tema suena mucho a Metallica, tanto en estilo como en voz, pero como con desgana… Y pasamos de lento a más lento con «Joys of the Emptiness» (¿de verdad que vamos cambiando de tracks?), tal y como indica el título, vacía me estoy quedando de palabras para describir lo que a mí me suena a más de lo mismo… Pero aquí descubro una sorpresa que sí me parece notoria, no hay un estribillo cantado como tal, es la repetición de un arpegio bastante original e inquietante el que sustituye a ese supuesto estribillo, secundado por un gran trabajo a la batería (al final resulta que no está tan vacío el tema…).

Por fin se vislumbra un poco de alegría en el sonido del teclado inicial en «Dying Freedom», tema más rítmico que los anteriores, pero igualmente en la misma senda de oscuridad. «Widow» tiene hasta vídeo (¿qué le ven de destacable respecto a los otros temas?). Pues voy a hacer como ellos, repetirme hasta la saciedad y decir que lo mejor es el solo que ocupa, ¡un tercio del tema! (¡gracias!). Lo que explica y transmite «Colossal Rains» es como para cortarse las venas directamente, «You’ll never walk again» es la frase principal que se va repitiendo (vaya, como el himno del Liverpool “You’ll Never Walk Alone” pero al revés…). “Weeping Words” me deja tan fría como si hubiera salido de la nevera, y no mejora la sensación demasiado con la siguiente, «Poison», aunque en esta han intercalado algún riff un poco más enérgico. Pasada ya la media hora larga de escucha tirando a monótona, aparece «True Belief», la única pieza que recuerdo de la época en que apareció este trabajo, supongo que por el estribillo tristón que se repite a modo de mantra. ¿Oigo un poco de melodía cantable? ¿Guitarras haciendo algo más que riffs pesados y oscuros? Jolín, pero es que la voz a veces parece que está en un tono que no toca, y eso lo vengo experimentando desde el principio, pero aquí se me hace más notorio. Me quedo con el tramo que abre para el estribillo, el resto, ni frío ni calor.

En «Shallow Seasons» la voz extremadamente grave que inicia el tema auspicia, ¿más oscuridad? Yo estoy ya en mi límite a estas alturas, me gustaría encontrarle un sentido a tanta negatividad, pero me está costando… ¿Se escuchan mujeres cantando angelicalmente en el siguiente tema, «Christendom»? Regreso al YouTube porque creo que se le ha ido la castaña y ha cambiado de grupo por iniciativa propia y puro agotamiento, pero no, seguimos ahí, en los últimos minutos de este Icon. Vale, este tema tiene su punto, al menos hay contrastes (dentro de su oscuridad), algo que se sale del encefalograma plano emocional que estoy experimentando desde el principio. Vaya, vaya, vaya, ¿un tema instrumental para concluir Icon con un solo de teclado la mar de aceptable? ¡Este sí que me ha gustado! Así sí compro lo de la atmósfera oscura. Pones este tema de banda sonora de una película de terror y lo bordas. «Deus Misereatur» se llama, correcto, es así, Dios se ha apiadado de mí y me ha dado un poco de respiro con estos dos últimos temas finales que me han hecho más llevadero este quebradero de cabeza llamado reseña improbable.

Bueno, ahora voy a intentar hacer un símil culinario que vendría a ser lo que experimento cuando escucho un trabajo así de cabo a rabo. La música va por un lado, vendría a ser el sushi (distintos ingredientes, distintas texturas), la voz es la salsa de soja que unos opinarán que ensalzan los sabores pero que para mí lo unifica todo, sea un trozo de aguacate o un trozo de salmón. Como no te guste la salsa de soja, ¡ya la has cagado!

Venga, y cómo me va la marcha, después de un año de ir apareciendo de incógnito por aquí, he decidido ceder una foto para insertarla al lado de mi firma, así podéis visualizar a la persona detrás de tan denostable artículo y focalizar vuestra ira hacia ella. ↓↓↓↓↓

Y ya para finalizar, paso el testigo a la siguiente víctima, Jaime Arjona, a quien le toca desgranar Native Tongue (1993) de los estadounidenses Poison, el cual salió en el mismo año que esta joya de Icon y que para variar un poco está en el otro extremo estilísticamente hablando. ¡A ver qué te parece este viaje a los 90 más glamurosos!

Fotografía: Gie Knaeps/Getty Images

 

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Sobre Susana Masanés 134 Artículos
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!