King Diamond – The Graveyard: 25 años de gran disco olvidado del danés de las mil voces

Ficha técnica

Publicado el 30 de septiembre de 1996
Discográfica: Massacre Records
 
Componentes:
King Diamond - Voz, teclados
Andy La Rocque - Guitarra
Herb Simonsen - Guitarra
Chris Estes - Bajo
Darrin Anthony - Batería

Temas

1. The Graveyard (1:22)
2. Black Hill Sanitarium (4:28)
3. Waiting (4:26)
4. Heads on the Wall (6:20)
5. Whispers (0:32)
6. I'm Not a Stranger (4:04)
7. Digging Graves (6:56)
8. Meet Me at Midnight (4:47)
9. Sleep Tight Little Baby (5:38)
10. Daddy (3:23)
11. Trick or treat (5:09)
12. Up from the Grave (3:19)
13. I Am (5:52)
14. Lucy Forever (4:57)

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Decapitaciones, estrangulamientos, abusos a menores, asesinatos en el camposanto, encierros en el sanatorio… Las historias de King Diamond, el danés de las mil voces, tienen de todo, y en 1996 abandonaba lo sobrenatural para apuntar que de quien hay que tener miedo de verdad es de los vivos. The Graveyard es una obra arriesgada en concepto y que ha quedado tapada por los maravillosos discos como Them, Abigail o Fatal Portrait.

Toca reivindicarlo como merece, pues quizá no sea ni tan brillante ni tan rompedor como los clásicos, pero el atrevimiento y la calidad de esta obra la hacen fundamental, y más en 1996, época de vacas flacas para el heavy metal tradicional. La portada es icónica a pesar de que parece que estemos delante de un disco de black metal por lo de la tumba en tonos liláceos. Se buscaba un cambio de muchos registros, especialmente en lo temático, y de veras que se consiguió.

La lúgubre historia, puro cine

La historia es de esas recargadas y oscuras de las que siempre hace gala el gran danés. Siempre he pensado que King Diamond debería ser considerado como uno de los más grandes guionistas de terror de todos los tiempos. Esta vez es el propio King que es testigo de un abuso sexual de Mayor McKenzie a su propia hija de 7 años y le lleva a juicio. La cosa termina mal y le encierran a él como loco en el Black Hill Sanitarium. Escapará de la enfermera estrangulándola y buscará venganza escondido en el cementerio, en el que da muerte a los que por allí se acercan.

Una vieja leyenda dice que los decapitados en un cementerio pueden vivir para siempre y tras raptar a Lucy y enterrarla-esconderla para que no la encuentre su malvado padre, juega al juego macabro de darle tres oportunidades de cavar en siete tumbas. A la tercera McKenzie acierta, pero King lo deja KO con un golpe de pala para torturarlo. Es Lucy la que terminará decapitando a King Diamond, pero no para terminar con él, pues al perder la cabeza en un cementerio vivirá para siempre de cuela para arriba (al estilo Futurama). La niña de siete años se llevará la cabeza de nuestro vocalista favorito para tenerle siempre como ángel de la guarda. En el fondo nos estamos avanzando a Dexter unos cuantos lustros…

El disco

La intro de rigor con voces lúgubres y dementes da paso a un “Black Hill Sanitarium” que suena a gloria y a clasicazo por los cuatro lados. Juegos vocales, cambios de tiempo y un Andy LaRocque que está tan brillante como el maestro. Hay varias canciones excepcionales por mucho que ni suelan aparecer en sus directos, y el “I’m Not a Stranger” es soberbia. Aquí hay el rapto de la niña y el trabajo instrumental es superior con esos bombos intercalados de Darrin Anthony. Grandísima línea vocal y un estribillo que pone los pelos de punta. Es todo absolutamente teatral.

Siguiendo con lo más destacado hay que pararse en “Digging Graves”, uno de los temas fundamentales del disco y dotada de un espeluznante estribillo que queda marcado a fuego en tu mente para siempre. Es justo esto lo que la gente espera de King Diamond. Composición barroca, grandes solos, cambios de tempo y mil voces de ultratumba.

La canción que más ha sido tocada en directo de esta obra ha sido “Up from the Grave” y de verdad que lo puedes entender por esa tonada tan infantil que gasta Diamond. Aquí estamos ante un medio tiempo teatral en el que el vocalista da rienda suelta a su demente mente con unos resultados muy sorprendentes. Tan agónica como original. Cosa que contrasta con el “Waiting” en la que las guitarras de LaRocque y Herb Simonsen saltan a la palestra. Espectaculares juegos de rítmica con una base de bajo y batería impresionante. Posiblemente lo más cercano a Mercyful Fate de toda la obra.

“Heads on the Wall” ejerce de una especie de transición a medio tiempo, pero me sigue pareciendo uno de los cortes más logrados, con esas guitarras acústicas tan efectivas y con partes en las que King juega a doblar o triplicar su voz. Los juegos de capas son absolutamente magistrales, amén de ese cambio de tempo a media canción. Puedes presentarle a un novato quién es King Diamond con este tema, y de verdad que verá que hay algo enorme ahí.

“Meet Me at Midnight” es otra de las canciones que se han visto premiadas con cierta presencia en directo, y bien merece el elogio pues conecta con sus momentos más clásicos y celebrados. Vuelven a clamarse las aguas en “Sleep Tight Little Baby” con un medio tiempo logrado en el que las voces de los protagonistas necesitan su espacio para que la historia sea narrada. Eso mismo sucederá con “Daddy”, otro tema enfocado a mantenerte en vilo en la historia contada.

En otra onda va “Trick or Treat” que a pesar de estar muy integrada en lo conceptual disfruta de fuertes guitarras mientras nos narra que Lucy duerme. El final (horrendo en lo narrado) viene de la mano de “I Am”, repuntado con buenos teclados de King y con otro gran ejemplo de la técnica necesaria para tocar en King Diamond. Ese final en el que el señor Pedersen saca todos sus registros vocales es excepcional. Se da el cierre con “Lucy Forever” en un buen final con retazos speedicos.

Veredicto

The Graveyard es una obra rica e impresionante que llegó en los 90 y que queda ensombrecida por el trabajo de King Diamond en la anterior década. Es una especie de actualización de temática manteniendo el estilo que le hizo célebre y que quedó ensombrecida más por los tiempos que vivíamos que no por la calidad inherente del disco. Puramente disfrutable y adictivo por mucho que no se lo suela considerar como una de sus grandes obras. Para eso estamos, para reivindicarla como merece.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1368 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.