Iron Maiden – The Number of the Beast: Especial 40º Aniversario – Parte II: La portada

Mis primeros recuerdos con el heavy metal siempre fueron ligados a las portadas de los discos. Desde bien niño me encantaba ir con mis padres al Pryca del Prat de Llobregat o al Hipercor de Meridiana y perderme en la sección de música para disfrutar de tan diabólico arte. Fue mi primer contacto con el infierno: demonios, cruces invertidas, calaveras, sangre, tumbas, melenudos, mundos de fantasía y algún que otro zombie con no muy buenas intenciones copaban aquellas portadas que analizaba de arriba abajo y de izquierda a derecha. (Confesión freak/bochornosa: mientras mis padres compraban, yo, sentado en el suelo con un folio y un boli, intentaba copiar los logos de aquellas diabólicas bandas…)

Entre todas esas portadas me fascinaban de manera sobrenatural las de una banda llamada Iron Maiden, posiblemente el primer, o de los primeros grupos, que uno empieza a escuchar cuando se adentra en el mundo del heavy metal. No se puede hablar de Maiden sin hablar de todo ese art-work que siempre, desde la primera aparición del mítico Eddie en la portada del single «Running Free» el 8 de febrero de 1980, les ha acompañado en su carrera. Las ilustraciones que han vestido discos como Life After Death, Somewhere in Time, Powerslave (impresionante), o singles como «Aces High», «Purgatory» o «Run to the Hills» han pasado ya a los anales de la historia del heavy metal, permanecen en la memoria colectiva y para nuestro rollo representan lo mismo que representan La Gioconda para el Renacimiento o La ronda de noche para el Barroco. Hoy cumple nada más y nada menos que 40 años uno de los mejores discos de La Doncella, que además cuenta con una de las portadas más icónicas de la banda, así que voy a hablar un poco de lo que se esconde tras el artwork de The Number of The Beast.

La portada es obra de Derek Riggs, autor del arte de la banda durante los ochenta y principios de los noventa, muestra a Eddie moviendo a un demonio por medio de unos hilos a modo de marioneta, pero la típica cruceta de la marioneta no se aprecia por ningún lado, ya que esos hilos salen directamente de sus dedos. A la vez, ese demonio, manipula de la misma forma a un Eddie más pequeño que parece danzar entre un mar de llamas amarillas mientras disfruta de ver a cuerpos humanos quemándose. ¿Pecadores? La firma de Riggs aparece justo al lado de la pierna izquierda del demonio.

En un principio la ilustración fue concebida para usarla en el lanzamiento del single Purgatory de su anterior Killers (1980), y es que, a decir verdad, el concepto de dicha ilustración encajaba perfectamente en el título del sencillo. Ron Smallwood, manager del grupo, se quedó sorprendido de la espectacularidad de la misma y recomendó a la banda que no la “desaprovechasen” para el lanzamiento de un single y que la guardasen para su próximo disco. El propio Smallowood explicó que el concepto de la portada se debía a las preguntas: “¿Quién es el verdadero diablo? ¿Quién controla a quién?” Riggs, por su parte, ha argumentado en más de una ocasión que la ilustración está basada en uno de sus cómics preferidos, Doctor Strange, “en la que el protagonista podía manipular a quien quisiera como si de una marioneta se tratara”. Personalmente uno de los detalles que siempre más me han llamado la atención es la recreación de un infierno de llamas amarillentas, como la que sostiene Eddie en su mano izquierda, aumentado en la contraportada donde Bruce Dickinson porta una antorcha con ese fuego. Esa imagen del infierno Riggs la tomó de su conocimiento de la Europa cristiana de la época medieval. Ese mismo infierno vuelve a reproducirse de manera modificada en la portada de los sencillos extraídos «Run to the Hills», «The Number of the Beast» y, posteriormente, en «Flight of Icarus». Salvando las diferencias me recuerda ligeramente a los infiernos creados en obras de arte de El Bosco o a los grabados que ilustran la obra del poeta Dante Alighieri.

La portada de The Number of the Beast, así como todo el disco, causó mucha polémica entre las mentes más conservadoras, sobre todo en los Estados Unidos, donde la banda fue acusada de adoradora del diablo y anti-cristiana. Corre la leyenda urbana de que una organización ultra religiosa quiso hacer una quema pública de discos de Iron Maiden, pero que optaron por destrozarlos a martillazos porque tenían miedo a la inhalación de los humos de los vinilos quemados, vaya a ser que Satanás se metiese en sus pulmones.

Como dato curioso comentar que el azul del cielo de fondo en la portada original se debe a un error de imprenta, y no fue hasta la re-edición de 1998 cuando el color se cambió a un negro grisáceo que a priori era el que debía haber aparecido realmente.

Por todo lo que significa, este The Number of the Beast es poseedor de una de las portadas que más a fuego se nos ha quedado grabadas en nuestras cabezas. Yo tengo la edición española en vinilo de EMI-Odeon con la casposidad de la traducción del disco como El número de la Bestia, haciendo gala de esa hortera necesidad que tuvimos (y aún tenemos) en este país de traducirlo todo, eso sí, firmado por Bruce Dickinson en una visita a Discos Revólver hace ya unos cuantos lustros. Son de esas cosas que uno guarda con cariño.

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Sobre Jaime Arjona 88 Artículos
Pota Blava y fanzinero de los 90. La música siempre ha sido una de mis grandes pasiones, y aunque el Metal es mi principal referencia, no he parado de moverme por diferentes estilos sin encerrarme a nada. Con los años el escribir también se convirtió en otra pasión, así que si junto las dos me sale la receta perfecta para mi droga personal. Estoy aquí para aportar humildemente algo de mi locura musical, y si además me lo puedo pasar bien…pues de puta madre.