Adiós a Neil Peart por… Jordi Tàrrega

Ha muerto Neil Peart y con él se va uno de los más grandes baterías de la historia. Suele, cuando muere un músico, referirse a él como un gran maestro de su instrumento, pero en el caso de Peart quizá no sea un gran batería y sí: el batería. Innovador, técnico, maestro del groove y siempre aprendiendo y mejorando. Su kit era tan excesivo como imposible (de 360º), pero en su caso tocaba todo lo que ponía en el set. Hay muchísimas bandas que llevan cuatro bombos y sólo utilizan uno (no diremos nombres). A mí lo que siempre me encantó de Neil es el xilófono que utilizaba en sus mastodónticos solos y tengo grabado a fuego el directo de Rush en Brasil con esas lavadoras en el escenario dando vueltas sin parar. En ese vídeo puedes percibir la gran influencia que poseía de otro de los más grandes baterías: Buddy Rich.

Mi historia con Peart empezó hace tiempo cuando con 21 años estaba yo al frente de Batería Total como redactor en jefe. Años complicados en los que a las 11:45 estaba en Granollers entrevistando por teléfono al batería de Maná y a las 14:00 en Barcelona dando clases de natación a niños de P3. Un caos de vida, pero si no lo haces a esa edad… ¿cuándo lo vas a hacer? Para el número 37 de Batería Total teníamos un dilema en la portada: Neil Peart de Rush, Marky Ramone de los Ramones o Txus de Mägo de Oz. Obviamente Neil se comía a los dos, pero… al director le motivaba lo de poner a Txus en portada y generar polémica, pero claro, si queríamos dar una imagen seria había que poner a Peart. Así que opté por la tercera opción: el Ramone pues, al fin y al cabo, siempre que un batería empieza a tocar lo hace tocando Ramones. Pero cuando leí luego esa entrevista de Neil Peart caí rendido ante un tipo genial con una vida dura.

En España siempre habíamos soñado con que el Be Prog! nos trajera a Rush, pero estaba claro que no iban a venir nunca. Poco sentido tiene para Rush venir a España para tocar en una pequeña sala. El canadiense tuvo un momento en su carrera en el que casi abandona su instrumento. Fue por los golpes que te da la vida. En 1997 su hija Selena de 19 años murió en un accidente de tráfico. Unos pocos años más tarde su mujer murió de cáncer, justo lo que se nos ha llevado a Neil. Tras la desgracia decidió pues abandonarlo todo y recorrer en motocicleta Estados Unidos unos años. Cuando volvió a Canadá miró fijamente su monstruoso kit durante dos semanas. Y al final se decidió a volver a tocar. Quizá el instrumento era el salvavidas, el motor que puede hacer que uno se sienta vivo y quiera continuar viviendo. En 2001 se reunió con Geddy Lee y Alex Lifeson y les anunció que continuaba. Fue cuando Rush grabó Vapor Trails.

El de Toronto considera que, en ese periodo, en ese punto de inflexión, llegó a ser capaz de expresar sus sentimientos vehiculándolos a través de la batería. Alquiló un estudio y estuvo dos semanas con su instrumento llegando a pensar que nunca más iba a volver a tocar ni a escribir sobre música. No tenía sentido ya. Neil decidió en aquellos días escuchar música antigua ya que la en aquellos tiempos moderna le recordaba “cosas desagradables”. Redescubrió el disco Tommy de los The Who y su héroe de infancia Keith Moon. Cosas de la vida, Moon se fue a los 32 años dejando una hija y su mujer, justo al revés de lo que le pasó a Neil Peart.

Podemos hablar de su influencia, de sus discos de oro y platino y de sus muchísimos logros como compositor o letrista, pero estoy más que seguro que esto ya lo podréis leer en tantas otras webs o en Wikipedia. Aquí es sólo un homenaje personal. Os dejo con la instrumental “YYZ” en la que Neil se explayaba a gusto y perteneciente a uno de sus discos más emblemáticos: Moving Pictures.

Jordi Tàrrega
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Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.