5 canciones lunares según… Science of Noise

Ayer, 21 de julio de 2019, marcó el 50º Aniversario del aterrizaje lunar, un evento histórico no exento de polémica, pues hay más que fundadas dudas sobre la autenticidad de dicho alunizaje. Bueno, para ser precisos, el módulo lunar del Apollo 11 se postró sobre la superficie lunar a las 20:17 del 20 de julio de 1969, pero no fue hasta unas horas más tarde que, primero Armstrong y luego Aldrin, pisaron la Luna. Existe, como os decíamos, la teoría de que todo ello se falsificó, que se filmó en algún lugar de Arizona. La idea principal entorno a la cual gira esta idea de que el Apollo 11 jamás aterrizó sobre la superficie de la Luna es que la tecnología existente en 1969 era demasiado primitiva como para haberlo podido lograr, por lo que la NASA falsificó todo el asunto. El objetivo era mostrar a la Unión Soviética que la ciencia yankee era mejor. Claro, ellos fueron los primeros con su Sputnik, pero los americanos hicieron que Neil A. ArmstrongMichael CollinsEdwin E. Aldrin Jr. viajaran hasta la Luna… o hasta el Desierto de Mojave.

Con la excusa de celebrar este evento, hemos querido desgranar cinco piezas que, de uno u otro modo, tienen algo que ver con la verdadera protagonista de todo este tinglado: la Luna. He aquí nuestro Top 5 de hoy.

 

 «Bark at the Moon» por Beto Lagarda

Artista: Ozzy Osbourne
Álbum: Bark at the Moon (1983)
Autor: Ozzy Osborune

Aunque personalmente no me creo que el hombre pisara la Luna -ni entonces ni nunca- y que todo fue un montaje descomunal, me aventuro a recuperar un tema que nunca me abandona en mi vida rockera. Estoy hablando del mismísimo Ozzy, the Madman, el Príncipe de las Tinieblas. Si alguien merecería pisar la Luna en algún momento, ese sería Ozzy, pues nunca habrá nadie como él.

En su profunda crisis personal, el británico se aventuró en la publicación de su tercer trabajo en solitario en pocos meses. Antes las cosas funcionaban así y el resultado acostumbraba a ser excelente. Las drogas y el alcohol se mezclaron con la terrible pérdida del guitarrista Randy Rhoads, un coctel explosivo que dejó mella en la ya atormentada mente de Ozzy. Jake E.Lee sustituyó al fallecido Randy en la guitarra, un Jake que sostiene que casi todo el disco fue creado por él y que Ozzy no quiso atribuirle los méritos.

Cuatro minutos y diecisiete segundos de tema, un tema que mezcla el heavy metal con el hard rock, y que incluso tiene momentos en los que flirtea con el speed y hasta con el thrash metal. El tema trata sobre un ser que se transformaba al mirar la Luna llena y regresaba a su pequeña aldea a sembrar el caos. Un símil con la historia del Dr.Jekyll y Mr.Hyde o simplemente del mítico hombre lobo. El video que se creó no tiene desperdicio. En él se ve al propio Ozzy actuando como científico y transformándose en una horrible bestia.

Sin duda se trata de uno de los temas más queridos del Príncipe de las Tinieblas, un tema fijo en su repertorio. Recientemente pude ver un concierto de Ozzy en los Estados Unidos, un concierto programado para un a noche con eclipse lunar. Ozzy tocó esa noche y programó su repertorio para tocar en vivo «Bark at the Moon» justo cuando se producía el ansiado eclipse. Brutal.


«Man on the Moon» por Rubén de Haro

Artista: R.E.M.
Álbum: Automatic for the People (1992)
Autores: Bill Berry, Peter Buck, Mike Mills y Michael Stipe

R.E.M. es una de las mejores bandas de rock de los últimos años, y aunque durante sus últimos años de existencia ya no eran tan buenos como solían serlo en los 90, sus álbumes más antiguos aún resisten la prueba del tiempo. Automatic for the People (1992) es otro clásico dentro de su impresionante catálogo. Podría decirse que es un álbum más emotivo y profundo que sus antecesores, y contiene tres canciones clásicas: «Everybody Hurts», «Nightswimming» y, la que aquí nos ocupa, «Man on the Moon». Aún así, el resto son, afortunadamente, igual de buenas.

Las letras son siempre muy interesantes y emotivas. El líder de R.E.M., Michael Stipe, puso letra a esta canción que fue compuesta por Bill Berry (batería) y Peter Buck (guitarra). A pesar de ser miembro de R.E.M., el bajista Mike Mills no jugó ningún papel activo en la composición de la misma.

El tema «Man on the Moon» es un sentido homenaje al fallecido artista Andy Kaufman (1949-1984), en todas sus capacidades y/o facetas. Por ejemplo, el Sr. Kaufman tenía una especial atracción hacia la lucha libre profesional y hacia las imitaciones de Elvis Presley, y de ello se hacen eco este tema. Pero Michael Stipe también usó sus recuerdos personales de Kaufman a modo de impulso para poner de relieve algunas facetas de su propia infancia, como su amor hacia la banda de rock Mott the Hoople y los juegos de mesa más old school, tales como el Twister y el Risk, así como otras figuras históricas no relacionadas con el mundo del artisteo, como Isaac Newton, Moisés y Charles Darwin.

Sin embargo, la mayor importancia radica en el propio título de la canción, ya que no tiene nada que ver directamente con Andy Kaufman. «Man on the Moon» es en realidad una referencia al aterrizaje en la Luna de julio del año 1969. Fue entonces cuando los astronautas estadounidenses Neil A. Armstrong y Edwin E. Aldrin Jr. se convirtieron en las primeras personas en pisar ese objeto celeste. Bueno, muchas personas (¿qué opináis vosotros?) creemos que todo fue un engaño, una enganyifa dels de dalt. Del mismo modo, muchos pensaron que Andy Kaufman, que era un conocido bromista, fingió su propia muerte por cáncer de pulmón. Y es por ello que R.E.M. optó por ese título, con el objetivo de dibujar un paralelismo entre el falso aterrizaje en la Luna y la supuesta muerte falsa de Kaufman.

Pero, aparte del aterrizaje lunar, en la canción no hay ninguna otra referencia a la carrera espacial o a la astronomía. Más bien, «Man on the Moon» es una canción humorística en la que el cantante básicamente conmemora y lamenta la muerte de Andy Kaufman, aunque una vez más de manera cómica:

«If you believed they put a man on the moon, man on the moon
If you believe there’s nothing up his sleeve, then nothing is cool»

«Man on the Moon» ocupa un lugar muy especial en el corazón de Stipe, ya que cuando la banda se disolvió en septiembre de 2011, afirmó que esta es la canción que más extrañaría no poder tocar más en directo.


«Full Moon Madness» por Albert Vila

Artista: Moonspell
Álbum: Irreligious (1996)
Autor: João Pedro Escoval

Mira que debe haber miles de canciones en el mundo del rock y del metal que hablan de la Luna (de hecho las hay, y nos estamos dejando algunas que tienen delito), pero tan pronto se nos ocurrió hacer este top conmemorativo del primer alunizaje humano (no voy a discutir ahora si ocurrió de verdad en esa fecha o se trató de una pantomima para pasarle la mano por la cara a los rusos), la canción que me vino inmediata e irremediablemente a la cabeza fue este “Full Moon Madness” de los portugueses Moonspell.

No sé si será porque es una canción que siempre me ha gustado mucho (quizás es mi favorita del excelente catálogo de la banda, y ellos también la tratan como tal al usarla para cerrar la mayoria de sus conciertos), porque casi siempre que oigo la expresión “Full Moon” me es inevitable, aún hoy, completarla con “Madness” o porque la banda al completo demuestra su devoción por nuestro único y misterioso satélite a todas horas (solo hace falta ver el nombre, ¿verdad?), he decidido no darle más vueltas y, aunque he estado a un tris de ser absolutamente untrve y ponerme a detallar la brutal versión del “Hijo de la Luna” que hizo Stravaganzza, quedarme con el primero de mis instintos.

Porque la Luna también tiene mucho de eso, de instinto, de emociones y de irracionalidad. La noche es misteriosa y nos confunde, y el interés lunar de los de Fernando Ribeiro, por supuesto, es absolutamente indiferente a algo tan banal como si el hombre la ha pisado o no. Para ellos, y también como emoción e idea artística, la Luna es un símbolo de transformación y de la emergencia de las pasiones más terrenales y ocultas de cada ser humano. La locura de la Luna llena, en este caso, se refiere a otra de sus recursos temáticos habituales: las historias de lobos, de hombres lobo y de todo lo relacionado con ellos. Y dejando de lado la valía poética que esconde la letra de esta canción, que a mí me parece algo infantiloide y nada especialmente destacable, sí que creo que el espíritu que emana de su música expresa bien todas esas sensaciones, siempre, desde el punto de vista de los portugueses y su imaginería habitual.

Porque musicalmente se trata de un temazo como la copa de un pino, perteneciente al que fue quizás el pináculo artístico y de popularidad de la banda. «Full Moon Madness» cierra su celebrado Irreligous de la mejor manera posible: con la más épica, pesada y oscura de sus canciones. Las guitarras densas y afiladas, los coros oscuros pero accesibles y la fantasmagórica voz de Fernando, tanto en sus gritos desesperados como en la sombría severidad de sus tonos más graves, toman aquí una dimensión especial que convierten esta canción en todo un clásico del añorado doom metal de los noventa. Habrá miles de canciones sobre la luna, quizás incluso hay un buen puñado más significativas que ésta, pero solo en una se desata la locura como en esta gran, magnífica, “Full Moon Madness”.


«Moonlight» por Xavi Prat

Artista: Labyrinth
Álbum: Return to Heaven Denied (1998)
Autores: Andrea Cantarelli, Carlo Andrea Magnani y Franco Rubulotta

La Luna, además de la fascinación científica y mística que ha despertado a lo largo de la historia, siempre ha sido una de las grandes musas en cualquier tipo de arte. Se lo podemos preguntar a Bécquer y su “el amor es un rayo de Luna” (desde aquí un guiño a mi querida esposa, si lee esto), a Van Gogh y su Noche Estrellada o a tantos grupos de tantos estilos que, bien en su nombre (Moonsorrow, Moonspell o Steel Moon), bien en los títulos de sus temas (más de 6.000 según Metal Archives). De pronto me vienen a la cabeza “Full Moon” de Sonata Arctica, “Black Moon Pyramid” de Axel Rudi Pell o la misma “Moonglow” que Avantasia sacó en febrero) o, incluso, en su temática. Si agrandamos el espectro a estrellas y espacio, la cosa se nos puede ir de madre.

No sabía qué tema escoger hasta que una vocecilla, en un rinconcito de mi mente que aún es post adolescente, me ha recordado una banda italiana de la oleada power que asoló aquél país y, en general, Europa, a finales de los 90 y principios de los 2000. Con el tiempo y la fiebre del estilo ya calmada, creo que Labyrinth son la mejor banda del estilo del país lombardo. Tras un titubeante inicio con Fabio Lione a la voz, consiguieron su asalto a la fama con un pedazo de cantante como es Rob Tyrant, alejado de los agudos del estilo, al frente. Su Return to Heaven Denied (1998) es una de esas underrated joyas que cada estilo tiene. Presentaba frescura, técnica, arreglos buenos y una gran colección de temas. A partir de ahí la cosa fue hacia abajo, aunque hace un par de años sacaron un gran disco, Architecture of God (2017).

El primer corte del disco es el que hoy nos corresponde. ¿Quién no se ha quedado embobado mirando la luz de la Luna? Una de esas lunas llenas grandes y blancas, que iluminan el cielo y oscurecen todo lo que tienen a su alrededor. A medio camino entre a épica fantástica y algo más profundo que no sé descifrar del todo en su letra, el puente y el estribillo del tema son fantásticos. El trabajo de las guitarras, tanto en la rítmica como en los solos, es delicioso. Y de los enormes teclados y la metralleta al doble bombo mejor no hablamos. Magnani y Cantarelli, en este tema, decidieron mirar la Luna y sacarse la chorra.


«FullMoon» por Jordi Tàrrega

Artista: Sonata Arctica
Álbum: Ecliptica (1999)
Autor: Tony Kakko

20 años ya han pasado desde que Sonata Arctica irrumpieran por todo lo alto con una obra maestra de la talla de Ecliptica. Nunca más podrían superarla o igualarla y el paso del tempo ha hecho que sólo queden Tony Kakko y Tommy Portimode la formación original. Cuando grabaron esa obra tan redonda nunca pensaron en que la tendrían que defender en directo, y claro, la garganta de Tony Kakko lo pasa muy mal cada vez que tiene que enfrentarse con ese material tan exigente. La evolución y el cambio del grupo ha sido más debido a los problemas vocales del vocalista que a razones estrictamente musicales. Pero de entre todas las canciones que deslumbran en Ecliptica, hay una que se sale un poco del guion power metal y es una joya atemporal: “FullMoon”.

El símbolo del grupo es un lobo en los hielos y esta simbología queda presente en la letra de esta canción, pues nos habla del mito del hombre lobo. No es una letra fácil y se abre a diferentes teorías, pero esa mítica entrada a teclado y ese toque comercial que explota en el estribillo hicieron de ella algo que trascendió más allá del heavy metal: Sonata tienen fans más allá del rock, y en gran parte, es porque han sido capaces de facturar temas como este. Es la canción que más en tocado en sus 20 años de trayectoria y me atrevería a asegurar que no ha habido concierto sin esta maravilla. Sin entrar mucho en materia me atrevería a decir que es la complicada relación de una pareja en la que el hombre es también lobo, y cuando se alza la luna llena se repite siempre la misma historia.

No quiero alargarme mucho, pero me gustaría destacar que Sonata es un grupo del que no he podido entender el por qué siempre han sacado singles correctos cuando en los discos ha habido material genial y atemporal para elegir. Una banda que siempre deja muchas dudas. Sus últimos conciertos en Leyendas y Rock Fest han estado correctos, pero si los comparas con los del resto de bandas…

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