Witch Vomit – Funeral Sanctum

Nuestra Nota


8.75 / 10

Ficha técnica

Publicado el 5 de abril de 2024
Discográfica: 20 Buck Spin
 
Componentes:
Tony Thomas "Tempter" - Voz, guitarra
Casey Lynch "CL" - Guitarra
Jason "JG" - Bajo
Vincent Van Dell "Filth" - Batería

Temas

1. Dying Embers (Intro) (1:35)
2. Endless Fall (3:14)
3. Blood of Abomination (2:22)
4. Serpentine Shadows (5:09)
5. Decaying Angelic Flesh (3:30)
6. Black Wings of Desolation (4:26)
7. Dominion of a Darkened Realm (3:08)
8. Endarkened Spirits (1:00)
9. Abject Silence (Interlude) (2:00)
10. Funeral Sanctum (4:08)

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Los death metaleros de Portland Witch Vomit regresan con su tercer trabajo, lanzado el pasado 5 de abril bajo el auspicio del sello 20 Buck Spin, unos expertos en la materia.

Inmersos en la escena actual, Witch Vomit no solo ha sabido mantenerse relevante, sino que también ha marcado un precedente en la evolución del género. La habilidad para integrar influencias contemporáneas mientras se honra el legado de los pioneros del death metal es palpable en cada acorde. El compromiso con su arte se refleja en la meticulosa atención al detalle, desde la composición hasta la producción. Con Funeral Sanctum, la banda no solo entrega un álbum, sino una declaración de principios, un manifiesto que reafirma su posición como vanguardistas en un género saturado de imitadores. Este nuevo trabajo es una prueba de su destreza para navegar por las aguas turbulentas de la música extrema, manteniendo siempre un rumbo firme hacia la innovación.

El arte del álbum, obra del vocalista y guitarrista de la banda de black metal Drouth, Matt Stikker, quien también ha colaborado con Cryptdweller o WVRM, y los adelantos previamente lanzados evidencian una evolución en su sonido. Sin embargo, la esencia de su death metal clásico sigue intacta, si bien ahora está enriquecida con matices de bandas como Dissection y Sacramentum, perceptibles en este nuevo álbum, que responde al título de Funeral Sanctum (2024). Esta fusión de tradición y novedad promete ser un deleite tanto para l@s seguidores de pura cepa como para l@s recién llegados. El álbum nos sumerge en melodías gélidas que se fusionan con una decadencia vibrante y fétida, forjando un esplendoroso ambiente que nos envuelve en una implacabilidad constante. Un asalto de dobles bombos y platos ensordecedores establece la base para unos riffs convulsivos que fluyen sin esfuerzo de inicio a fin. Voces profundas y monstruosas, siempre acompañadas de gruñidos colosales, dominan la mezcla con autoridad. Se aprecia un balance exquisito; cada elemento se distingue sin opacar a los demás, resultando en una cohesión audible. Desde una perspectiva objetiva, podría afirmarse que es la mejor producción que la banda ha logrado hasta la fecha. Las pistas se defienden por sí mismas, desplegando una y otra vez un death metal tan nefasto como diabólico. En este 2024, Witch Vomit se posiciona entre las pocas bandas exitosas que exploran sonidos alternativos de los años 90, manteniendo la esencia del death metal.

La composición nos lleva de momentos evocadores a estallidos de furia con una ferocidad casi bestial. Estas transiciones se realizan con una fluidez y naturalidad impresionantes. El disco se beneficia de estos cambios de humor tan volátiles, que constituyen su mayor fortaleza. Temas crueles, distintivos y gélidos nos recuerdan una era olvidada del metal extremo, manteniéndose firmes dentro del legado inquebrantable de Witch Vomit. Este equilibrio es justo lo que anticipaba tras escuchar los adelantos, disipando cualquier temor a que la banda cayera en la monotonía de seguir tendencias melódicas sin alma. Witch Vomit no decepciona. Continúan siendo tan brutales y agresivos como siempre, atreviéndose a explorar nuevos horizontes, algo poco común y aún más extraordinario de lograr con tal maestría después de una década de trayectoria.

Este trabajo destila brevedad –dura media hora escasa– pero irradia melodías poderosas, ritmos electrizantes y una atmósfera lúgubre que parece rescatada directamente, como adelantaba, de la escena de 1995. Aficionad@s de Witch Vomit, tranquil@s, pues aunque su sonido ha evolucionado, no se ha perdido. En estos tiempos, los ganchos que merodean en la oscuridad y los embates demoledores siguen presentes, enriquecidos con elementos del black metal más puro. Es un avance audaz y meritorio. Sepulcral, lúgubre y, finalmente, demoledor, se erige como un monolito extremo listo para desatar su poder.

Los trabajos previos de la banda, Buried Deep in a Bottomless Grave (2019) y el EP Abhorrent Rapture (2021), cimentaron su estatus como uno de los actos más contundentes y sin filtros del death metal perpetrado en los Estados Unidos, con una masacre caótica y magistralmente ejecutada. Con un fervor implacable y una agresión inclemente, Witch Vomit ha forjado una reputación bien merecida por su salvajismo, con unos temas tan adictivos que parecen arrancar la carne de los huesos.

En este nuevo álbum, profundizan en sus sombrías melodías, integrándolas en la masacre sonora de sus obras anteriores. Temas como «Blood of Abomination» y «Dominion of a Darkened Realm» evocan no las armonías alegres del death metal melódico convencional, sino un aura más cercana al poder oscuro y demoníaco de los albores de una banda como Dissection. La brutalidad gore que caracteriza al death metal estadounidense sigue siendo el corazón palpitante de Witch Vomit en 2024.

La trayectoria dinámica de Witch Vomit ha alcanzado un nuevo apogeo con Funeral Sanctum. La intensidad del álbum y el vendaval constante de riffs desencadenan un torrente de placer que congela la sangre, grabado con firmeza en las sombras más profundas del género.

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 540 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.