Therion – Secret of the Runes: 20 años de su último disco clásico

Ficha técnica

Publicado el 8 de octubre de 2001
Discográfica: Nuclear Blast Records
 
Componentes:
Christofer Johnsson - Guitarra, teclado, percusión
Kristian Niemann - Guitarra
Johan Niemann - Bajo
Sami Karppinen - Batería, percusión
Piotr Wawrzeniuk - Voz principal en "Crying Days" y "Summernight City"

Temas

1. Ginnungagap (Prologue) (6:10)
2. Midgård (5:04)
3. Asgård (4:07)
4. Jotunheim (3:43)
5. Schwarzalbenheim (5:18)
6. Ljusalfheim (3:53)
7. Muspelheim (2:13)
8. Nifelheim (4:33)
9. Vanaheim (4:02)
10. Helheim (3:18)
11. Secret of the Runes (Epilogue) (4:30)

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Hubo un tiempo en el que Christofer Johnsson hizo avanzar el heavy metal más allá de sus fronteras adentrándose en lo sinfónico, la ópera y la orquestación real. Fue algo impresionante, aunque un poco recogía el testigo de Tom G. Warrior de Celtic Frost, pues fue él el primero en apuntar en esa dirección. Theli fue algo enorme, luego vino Vovin y le siguió Deggial, y se continuó con este Secret of the Runes, que es el fin de una etapa, otra más para Therion. Lo que vino luego mantuvo lo que había, pero se introdujeron en terrenos más netamente heavy metal con voces operísticas. Para muchos de sus fans la etapa de máximo esplendor e innovación muere con Secrets of the Runes. Aunque lo que vino luego no está nada mal.

Con las estadísticas de directo en mano, esta obra es la segunda con más presecia en directo Va detrás de Theli, pero adelanta a Vovin, otro disco fundamental, ya no para el estilo, sino para el heavy metal como estilo en general. Aquí hay una onda totalmente de ópera rock, aunque no al uso. Johnsson dedica una canción a cada uno de los mundos que existen en la cultura nórdica. El árbol de la vida, los cuervos… Si de verdad te gusta la mitología nórdica ya solo ese planteamiento es una gozada. Completando la obra hay un par de temas extras: una versión de Scorpions y otra de ABBA. Y digámoslo todo… la versión de los suecos terminaría inspirando un disco tributo del power metal hacia ABBA que fue sencillamente estelar.

El disco

En este disco no hay voces solistas, son los coros, las sopranos y los tenores, los que tienen todo el peso de la melodía principal, lo cual es un atrevimiento poderoso y valiente. 42 músicos intervienen a las órdenes del gran Christofer que daba otro salto de calidad y la discográfica le daba la razón: lo que tenía entre manos necesitaba de medios y de extras. Pagaron lo que tocaba, que fue mucho.

El grupo volvió a subir el listón superando lo hecho en Deggial y acercándose a Vovin y Theli. “Guinnungagap” es el clásico por antonomasia del disco. Ese inicio casi cinematográfico pasa a ser dominado por un gran riff de guitarra para luego entrar en terrenos operísticos y fagots. Impresiona la cadencia y esos juegos de coros masuclinos y femeninos. Algo que había alcanzado su cénit en la brillante “Crowning of Atlantis”, que mereció para ella un EP completo. Gran pegada de Sami Karpinnen tras los parches en un tema que avanza y va sorprendiendo. Es pomposo y oscuro, uno de sus más grandes clásicos.

En “Asgard” hay muchas conexiones con el “Wine of Aluqah” del Vovin, si bien este tema es absolutamente magistral. Aquí la entrada metal da paso a los juegos de voces que se vuelven a turnar masculinas y femeninas con maestría. Son las guitarras de Christofer y Kristian Niemann lo que más destaca, pero el poso clásico propuesto es brillante. Pero para brillante y estelar el inicio de “Nifelheim” con esos cánons envolventes. Se nota que Carl Orff es el referente absoluto y el grupo buscaba los contrastes, por lo que incluyen la profunda voz del líder en pasajes determinados.

Otra de las que han sobrevivido a los directos es “Schwarzalbenheim” con ese inicio cinematográfico y puramente clásico interrumpido por las guitarras eléctricas. Atención al bellísimo final con violines capaz de alejarte totalmente de lo que es el heavy metal. En “Ljusaflheim” mandan las acústicas y van repuntando coros y orquestaciones con una clase estelar. Otra canción de esas destinadas a dejarte claro que en Secret of the Runes no hay relleno. Tención al solo final de guitarra…  En “Muspelheim” hay un ambiente conseguido con el que juega Wardruna a día de hoy. Metl vikingo salpicado de coros y violín protagonista. Uno de los cortes mas originales, con esos acentos musicales con los que tan bien han jugado Nightwish. Tan corta como efectiva.

En “Midgard” hay clavicordio para dar inicio a la fase masculina de coros. Maderas dominantes para crear esa atmósfera tan ceniza y oscura. En “Jotunheim” vuelven a terrenos de banda sonora del séptimo arte con muy buenos resultados y un delicado piano tejiendo los arreglos. Anna Rodell disfruta de su solo de violín en la entrada de “Vanaheim”, que posee un pasaje rápido y cercano al power metal incluso. Esa vía sería explotada con grandes resultados en posteriores discos. Toca destacar la gran labor de Johan al bajo y Sami a la batería.

“Helheim” es una aria muy lograda de inicio, una especie de pique vocal entre Marika y Henrik que da empaque y calidad al disco, muy a pesar de que a esas alturas ya estamos más que convencidos para la causa. A día de hoy este disco sigue siendo una rara avis dentro de la escena heavy metal. Queda “Secret of the Runes” para cerrar un compacto brillante.

De entre las versiones considero que lo que hizo el grupo con el “Summer Night City” es de otro planeta. Estamos hablando de una de las mejores versiones conocidas hasta la fecha. Tomar el testigo de ABBA y trasladarlo al terreno de Therion era muy arriesgado, tanto… que les disparó en popularidad. Es una versión totalmente heavy metal, pero también es puramente Therion, y el video es atómico. La versión de Scorpions palidece ante esta, pero cuidado, el grupo eleva a los Scorps a otro nivel. Aquí hay que hablar especialmente del vocalista protagonista: Piotr Wawrzeniuk. Le pude ver en directo y es sencillamente espectacular.

Veredicto

Therion estaban a un nivel inalcanzable y nadie podía ni seguirles ni acercarse a ellos. Quizá solo en esos días estaban Haggard, pero su propuesta era menos contundente y más coral. Nunca alcanzaron la grandilocuencia de Therion por mucho que poseían otros méritos. Lacrimosa también llevaban algunos discos en los que se apoyaban en lo orquestal, pero nadie había llevado la orquesta hasta la primera línea. Y si tiramos de hemeroteca lo más parecido a Therion (que yo haya escuchado nunca) es de Pink Floyd, concretamente en el disco Atom Heart Mother.

Luego Manowar jugarían con las runas vikingas con excelentes resultados, pero Johansson ya las había presentado en sociedad en 2001. Debo confesar que en su día este disco me decepcionó un poco comparándolo con lo que venía haciendo Therion hasta la fecha. Equivocado estaba… Secret of the Runes es jodidamente atemporal.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1367 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.