The Police – Synchronicity (Especial 40º Aniversario)

Ficha técnica

Publicado el 17 de junio de 1983
Discográfica: A&M Records
 
Componentes:
Sting - Voz, bajo, teclados, saxofón
Andy Summers - Guitarra, teclados, coros
Stewart Copeland - Batería, percusión, xilófono

Temas

1. Synchronicity I (3:23)
2. Walking in Your Footsteps (3:36)
3. O My God (4:02)
4. Mother (3:05)
5. Miss Gradenko (2:00)
6. Synchronicity II (5:00)
7. Every Breath You Take (4:13)
8. King of Pain (4:59)
9. Wrapped Around Your Finger (5:13)
10. Tea in the Sahara (4:11)

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Estoy convencido de que el día que fallezca algún componente de los disueltos The Police, todo dios afirmará en las adictivas redes sociales que era fan del grupo, pese a que, actualmente, percibo en estos canales cierto rechazo a su legado musical. Intuyo que hay un par de evidentes factores que han provocado esta creciente animadversión: por un lado, la supuesta aura de superioridad que siempre ha desprendido Sting (muy parecida a la que emana Bono de los irlandeses U2) y, por otra parte, la reiterada difusión de los mismos hits (cinco, como mucho) del trío británico en los habituales medios de comunicación generalistas. Y aunque entiendo dichos argumentos, me sorprende que no tuvieran vigencia cuando triunfó a escala mundial Synchronicity, el álbum que hoy celebra 40 años de existencia.

Mi afición por la banda empezó en esa época, principalmente a causa de sus atrayentes videoclips, de puntuales reseñas superlativas a cargo de revistas especializadas y, sin duda, de la devoción que le profesaban la mayoría de mis amigos melómanos. Mi adicción se consolidó el siguiente verano, tras visionar repetidamente el espectacular concierto, no íntegro pero suficientemente representativo, grabado en Atlanta en noviembre de 1983. Sin embargo, que la formación se separara por una temporada indefinida después de publicar en otoño de 1986 las modernizadas, oscuras y ralentizadas versiones de “Don’t Stand So Close to Me” y «De Do Do Do, De Da Da Da» no hizo sino aumentar mi interés desmedido por las antiguas creaciones del terceto.

En retrospectiva y siendo sincero, creo que ninguno de sus cuatro primeros trabajos de estudio puedo calificarlos como obras maestras. En todos ellos hay un mínimo de tres temas que sobran (por poner un ejemplo, la pieza instrumental «Behind My Camel», incluida a postrera hora para completar Zenyatta Mondatta y de manera asombrosa premiada con un Grammy) y, lamentablemente, en el LP que nos ocupa también se cumple esta máxima. Así, en la cara A de este quinto redondo, «Walking in Your Footsteps», «O My God» y «Miss Gradenko» palidecen comparadas con el resto del formidable repertorio (exceptuando la infumable “Mother”, indigna de figurar en cualquier surco). En contrapartida, la vibrante y expositiva «Synchronicity I», su potente y enigmática hermana y, obviamente, el póker de ases que acapara el reverso del vinilo están entre lo mejor de la producción del conjunto. Tanto a nivel de acordes, sutiles y complejos a la vez; como de letras, profundas y melancólicas; la inmortal «Every Breath You Take», la trascendental «King of Pain» y mis dos favoritas, las penetrantes «Wrapped Around Your Finger» y «Tea in the Sahara» (etérea frase que utilizo de nombre de usuario en uno de mis correos electrónicos y en mi estado de WhatsApp) constituyen una secuencia perfecta. Finalmente, de los bonus tracks que aparecieron en los singles o en las ediciones de casete y CD, “Murder by Numbers”, “Someone To Talk To” y “Once Upon a Daydream”, solo destacaría este último, que encaja bien con la línea del disco, aunque fue concebido durante las sesiones del anterior Ghost in the Machine (1981).

A pesar de los determinados deslices compositivos, los grandes aciertos de Synchronicity brillaron espléndidamente en la posterior gira (aporto como pruebas irrefutables el documento en vivo antes citado y un pirata tomado de la mesa de mezclas del bolo en Barcelona el 1 de octubre de 1983), gracias a las trepidantes e imaginativas interpretaciones de Gordon Sumner, Andy Summers y Stewart Copeland.

Para ir concluyendo, admito que no me afectó demasiado el anuncio por parte del líder Sting de dejar la popular comisaría para emprender su carrera en solitario, ya que estaba bastante hastiado del enorme éxito policíaco y además, a sabiendas de las continuas disputas entre sus miembros, pensé que para el ex profesor de primaria y secundaria, y como reza el refrán, más le valía una retirada a tiempo que una batalla perdida. La lástima es que unos cuantos nos quedamos con las ganas de saber cómo hubiesen sonado varias de las canciones del notable The Dream of the Blue Turtles en manos de The Police.

Y del tour de reunión 2007-08, me reservo mi opinión…