Crónica y fotos del concierto de The Pineapple Thief + Randy McStine - La [2] de Apolo (Barcelona), 1 de marzo de 2024

The Pineapple Thief: los ladrones de piñas nos roban también los corazones

Datos del Concierto

Bandas:
The Pineapple Thief + Randy McStine
 
Fecha: 1 de marzo de 2024
Lugar: La [2] de Apolo (Barcelona)
Promotora: Madness Live! / Swex Booking
Asistencia aproximada: 400 personas

Fotos

Fotos por Josep Maria Llovera

Es un verdadero gustazo llegar a una sala con tiempo suficiente y ver cómo poco a poco se llena hasta la bandera. No lo sabíamos al entrar a ella, pero finalmente se colgó el cartel de sold out en Barcelona, cosa que nos alegra porque demuestra el buen estado que atraviesa en estos momentos el denominado movimiento progresivo emocional. A buen seguro que bandas como The Pineapple Thief han contribuido a ello, pues su larga trayectoria los abala. El hecho de nos prodigarse mucho por estos lares jugó claramente en su favor, ya que su última y única visita anterior fue en el 2022 en una sala menor y a muchos de nosotros nos pasó casi inadvertida. It Leads to This (2024), su último trabajo recién sacado del horno, unido a la fama que alberga la formación de tener un buen directo, han sido motivos suficientes para que su poder de convocatoria haya ido en claro aumento.

Randy McStine

El que es el guitarrista de confianza de Porcupine Tree, Randy McStine, venía con una arriesgada propuesta bajo el brazo: tocar él solito en el escenario sin ningún músico acompañante para transmitir el máximo posible de emociones. Guitarra en mano, mesa de mezclas y pedalera para ir grabando pistas sobre las que tocar y su voz, sus únicas armas. Menudo fenómeno y qué valiente por su parte encara en estas condiciones un set de media hora, que, evidentemente, intentó exprimir al máximo. Parlamentos, los justos, que el tiempo es oro, tan solo nos instó a acercarnos a la zona de merchandising para saludarlo y ya de paso, poder adquirir alguna de sus creaciones.

Como el que no quiere la cosa mencionó su participación en Porcupine Tree por si a alguien se le escapaba ese dato, y también nos habló de ese proyecto del que está tan orgulloso junto a Marco Minnemann, llamado, oh, ¡sorpresa!, McStine & Minnemann, del cual tocó los dos últimos temas de la noche. Randy McStine vive para la música, no solo es multiinstrumentista, cantante y compositor, sino que también se dedica a la producción. Es fácil entender bajo esta premisa que él solo se baste para ofrecer un espectáculo íntegro, que, aunque breve, se sintió intenso y profundo. Si obviamos el hecho de que estuvo solo en todo momento y nos centramos en todo lo que nos hizo sentir, podemos afirmar que su actuación fue todo un éxito. “Before” se inició de una forma muy experimental, como hemos comentado, improvisando voces y melodías que iba grabando en pistas y superponiéndolas en capas, creando una atmósfera hechizante. Y es que yo creo que a muchos de los presentes nos pilló un tanto desprevenidos, sin saber qué tipo de show íbamos a presenciar, y lo cierto es que esa concepción tan intimista del mismo hizo que viráramos de la sorpresa inicial al ensimismamiento total.

Randy McStine posee una voz preciosa que sabe modular a la perfección, y que, junto a su guitarra acústica, te lleva en volandas allá a donde le apetezca. Ya esos primeros diez minutos que duró un solo tema nos hizo sentir flotando a pesar de no contar con los mil matices instrumentales de la versión del disco, pero es que Randy vino a desnudar su alma y para ello… la sencillez fue clave. “Who to Avoid” vino a continuación, incrementando un poco el ritmo, aunque la idea fuera la misma, enamorarnos de sus bellas melodías vocales perfectamente respaldadas por la acústica. Como hemos comentado con anterioridad, el show terminó con dos temas aparecidos en los dos discos que Randy ha hecho junto a Minnemann en el 2020. “Activate”, del primero, tuvo más garra que lo escuchado anteriormente, al no tratarse de un tema tan intimista. Desprendió una mayor energía sin necesidad de pistas añadidas y nos mostró otra faceta del artista. “Big Wave”, del segundo, retomó de nuevo los efectos ambientales en su inicio para transmitir esa sensación marina de su título, para enlazar de nuevo con Randy cantando en solitario con su acústica quien, por primera y última vez de la noche, consiguió que el público le acompañara con las palmas, generando la base ideal para soltarse con un solo de guitarra. Sin duda fue el momento más logrado de su set, que acabó con un gran aplauso de reconocimiento como colofón al recital.

Setlist Randy McStine:

Before
Who to Avoid
Activate
Big Wave

The Pineapple Thief

Con puntualidad británica sobre lo anunciado hicieron acto de aparición en el escenario unos Pineapple Thief que vinieron a hacer lo que mejor saben hacer, trasmitir emociones a través de su música. Se nota su carácter sobrio sobre el escenario, apenas presentaciones, apenas agradecimientos, tan solo unos músicos disfrutando con lo que hacen y transmitiendo ese sentir a los que nos congregamos allí como espectadores. Antes del inicio nos instaron a no grabar el espectáculo, tampoco dejaron a los fotógrafos acercarse a ellos, sino que los ubicaron en la distancia; distracciones, las justas. Cada uno establece sus reglas, menos faltaría, aunque éstas a veces sean complicadas de entender…

Adelantaremos que su último trabajo de estudio, It Leads to This, fue tocado en su integridad, en distinto orden a la grabación e intercalando temas antiguos, conformando un setlist de una hora y tres cuartos que no nos hubiera importado para nada que hubiera durado una eternidad.

Así como “The Frost” fue el primer sencillo de presentación del disco, también sirvió como apertura al recital de la noche. La conexión con el público fue instantánea, sumándose éste a las palmas con sus primeros riffs más enérgicos. Pero como en tantas ocasiones, este es uno de esos temas en que se alternan momentos intensos con otros mucho más intimistas en que te puedes permitir dejarte ir por la belleza de lo que escuchas y es que, The Pineapple Thief son maestros en esto de combinar atmósferas. Las primeras impresiones de la noche no tardaron en aparecer: un sonido excepcional, una ejecución impoluta fiel al máximo al original y unos músicos concentradísimos en lo que estaban haciendo. Tanto el guitarrista de apoyo, Beren Matthews como el bajista, Jon Sykes, nos dejaron claro de buenas a primeras que no solo se dedican a su instrumento, sino que son el complemento coral ideal para la voz de Bruce Soord, y que su tarea es totalmente imprescindible para dar empaque al combo. Por otro lado, qué suerte la mía haberme situado en una buena posición al lado derecho del escenario, justo en donde estaba la batería de Gavin Harrison, quien nos hizo disfrutar de sus virguerías desde el primer instante. Parece mentira que un batería sea capaz de secuestrar la atención del oyente como lo hace este músico, imposible no quedarse totalmente embobado ante su toque experto y su pericia llenándolo todo en su justa medida.

Tras esta exquisita descarga inicial, la banda abordó uno de los temas que más disfruto de su discografía, “Demons”, de su disco Versions of the Truth (2020), para lo cual Bruce se hizo con la guitarra acústica, imprescindible para reproducir los arreglos a las seis cuerdas que tanto dinamismo le aportan. Dos de dos, el público volvió a recompensar animosamente esta segunda entrega que ya nos metió en el bote a todos sin excepción. Momento de ponerse melancólicos con “Put It Right”, primer corte de este último disco, que nos invitó a la introspección mediante sus bellas melodías que parecieron flotar por la sala. La instrumentación, nítida y certera, creando esa atmósfera en que el público se queda en silencio como hipnotizado… de piel de gallina… Nos faltaba destacar la gran labor de Steve Kitch, el teclista de la formación, que en temas como éste carga con el peso de la emotividad aportando la elegancia de la sonoridad de un piano complementando la voz de Bruce. “Our Mire”, a continuación, vuelve a ser otro de los temas marca de la casa incluidos en Versions of the Truth, que contrasta momentos enérgicos con otros de más suaves. Gavin estuvo más que sensacional durante esas subidas de intensidad, consiguiendo una gran ovación acompañando a Bruce durante su solo de guitarra. Recordemos que este es un tema atípicamente extenso y así quiso ser reproducido, con una larga outro de bajas revoluciones que enlazó en la misma línea con el tema homónimo de ese mismo disco.

“Versions of the Truth” jugó con las melodías vocales tanto de Bruce, como Beren y Jon, y permitió, una vez más, que Gavin se luciera tocando con maestría, entre otros, esos mini platos colocados en forma de pirámide que coronan su instrumento. Definitivamente éste es uno de esos temas que se disfrutan mucho más en directo que en estudio y lo cierto es que fue muy bien recompensado. Al finalizar Bruce se tomó un pequeño respiro agradeciendo la actuación de Randy McStine y aprovechó para presentar el nuevo disco de The Pineaple Thief, It Leads to This, del cual abordó acto seguido el segundo de sus sencillos, “Every Trace of Us”. La energía de su puente instrumental se sintió espectacular en directo, mostrándonos la profesionalidad de una banda que no deja nada al azar y trae todos estos nuevos temas tan rodados e interiorizados como los antiguos. Bruce nos habló en ese momento de cuán importante fue la incorporación de Gavin Harrison (Porcupine Tree) a la formación allá por el año 2016, alabando sus virtudes tanto a la batería como con los arreglos, aportando una nueva reinterpretación de temas emblemáticos de la banda que recogieron en su disco Give It Back (2022), del cual pasaron a interpretar “Dead in the Water”, un clásico del 2006 que nos trajo a la memoria esos inicios lejanos tan prometedores de su música. A nivel vocal, las melodías de este tema son de esas que hacen que sea difícil contener las emociones, y si por si eso no fuera suficiente para sumirnos en un estado hipnótico total, nos enlazaron con “All That’s Left” Y “Now It’s Yours”, ambas incluidas en su último disco y en esa misma línea melancólica. Es evidente que su especialidad es hacerte viajar introspectivamente a lugares profundos, tocando fibras sensibles, y el hecho que todo eso se produzca ante tus ojos, no puede considerarse más que un verdadero lujo que no puedes experimentar más que estando ahí. Menuda triada más espectacular se marcaron… De forma acústica nos devolvieron a las sonoridades de Your Wilderness (2016) con “Fend for Yourself”, otra preciosidad de balada con la que deleitarse un poquito más si cabe y dejarse llevar.

Llegó el momento de ponerse un poco más contundentes con “Rubicon”, algo de oscuridad para contrastar un poco con lo escuchado anteriormente, y que nos mostró otra faceta más inesperada de la nueva aventura musical de esta última propuesta de la banda. Seguimos con el repaso a ese último trabajo con dos temas más, “To Forget”, una nueva bajada a las profundidades emocionales, y el homónimo “It Leads to This”, de los más trabajados y conseguidos que reprodujeron a la perfección, con esos juegos vocales tan alucinantes que te atrapan y te conducen casi sin darte cuenta hasta un solo de teclados final que es una delicia, tras él cuál, se desató una de las mayores ovaciones de la noche.

Llegados este momento, el repaso al último disco ya era completo, con lo que tocó tirar de clásicos, empezando por “Give It Back”, un tema que, como algo excepcional, se presta a ser un poco más coreado de lo habitual, y que incluso consiguió arrancar unas palmas al público en su tramo final. Sacar al público del ensimismamiento también está bien y más llegados este punto tras más de hora y cuarto de recital. Cuando la banda se endurece, qué queréis que os diga, a mi particularmente me encanta, me parece que es una faceta que también les sienta a las mil maravillas y que deberían explotar más a menudo porque tienen todo el potencial posible para ello.

“The Final Thing on My Mind” y su tristeza agónica en forma de distintos pasajes sensoriales, en el que de nuevo volvieron a brillar las mil maravillas de fondo de Gavin Harrison, fue el escogido para acabar ese primer bloque del concierto antes de una breve pausa para los bises, que retomaron abordando un tema más, como el anterior, de Your Wilderness. Clasicazo donde los haya, “In Exile” volvió a animar a cantar a un público que sabía que estaba a punto de despedir a The Pineapple Thief hasta una futura visita incierta que esperamos y confiamos no tarde en repetirse. Poca presentación necesita este tema si eres fan de la banda, ya sabes que es difícil contener la piel de gallina con él. Tocaba cerrar ya la noche y la escogida fue una épica “Alone at Sea” que nos retrotrajo a los tiempos de Magnolia (2014) y que marcó el final del recital con un despliegue instrumental por todo lo alto, dejándonos a todos con la grata sensación de haber presenciado todo un conciertazo que tardaremos en olvidar. Emociones a raudales, calidad instrumental, sonido espectacular, ambiente de diez… ¿se puede pedir más?

Acabo esta crónica excusándome por su tardanza, atribuible a un hecho personal inesperado relacionado con un accidente de tránsito de cierta gravedad de la persona que siempre está ahí a mi lado en todos estos conciertos que disfruto hasta el infinito y que me ha tenido en un estado anímico poco adecuado para el ejercicio de la crónica.

Os animo a ser felices cada día de vuestras vidas. Nunca sabes cuando la rueda va a parar de girar. Y si eso pasa por ir a todos los conciertos posibles, hacedlo sin dudarlo un segundo.

Setlist The Pineapple Thief:

The Frost
Demons
Put It Right
Our Mire
Versions of the Truth
Every Trace of Us
Dead in the Water
All That’s Left
Now It’s Yours
Fend for Yourself
Rubicon
To Forget
It Leads to This
Give It Back
The Final Thing on My Mind
—-
In Exile
Alone at Sea

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Sobre Susana Masanés 138 Artículos
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!