Steven Wilson – The Harmony Codex

Nuestra Nota


7.75 / 10

Ficha técnica

Publicado el 29 de septiembre de 2023
Discográfica: Virgin Records / Universal Records
 
Componentes:
Steven Wilson - Voz, guitarra, bajo, programación, piano
Ninet Tayeb - Voz
Craig Blundell - Batería
Adam Holzman - Teclados
Jack Dangers - Voz, programación
Sam Fogarino - Batería

Temas

1. Inclination (7:16)
2. What Life Brings (3:39)
3. Economies of Scale (4:18)
4. Impossible Tightrope (10:44)
5. Rock Bottom (4:24)
6. Beautiful Scarecrow (5:21)
7. The Harmony Codex (9:50)
8. Time Is Running Out (3:58)
9. Actual Brutal Facts (5:06)
10. Staircase (9:26)

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Si hay un genio musical en nuestros días ese es Steven Wilson, por muchísimas razones, incluso extramusicales. Tras volver con Porcupine Tree reemprende su carrera con una obra que retoma el camino de The Future Bites, aunque esta vez estamos ante un viaje musical en el que cada pieza cambia el estilo e intenta explorar terrenos diferentes, unidos por el nexo del viaje y de subir haca algún lugar desconocido. Wilson aglutina todo tipo de estilos y músicas intentando que nadie pueda etiquetarle y con canciones que van de la sencillez acústica al festival de estilos en una misma pieza.

El disco suena como nunca y mejora el sonido respecto al anterior si es que eso fuera posible. Ha ideado este mago del sonido otra especie de forma para escuchar esta obra, pero de momento tendremos que acercarnos a The Harmony Codex a la vieja usanza. Composiciones largas, cortas, acústicas, trip hop, música ambient, destellos de Pink Floyd, guiños a Porcupine Tree… ¡de todo! Es tan variado que no es fácil digerirlo de una forma óptima a las primeras de cambio. Necesita reposo y entender que nace de una narración corta de ficción disponible en el libro que escribió el año pasado.

El inicio de “Inclination” es maquinal, con un sonido absolutamente envolvente y como una especie de latido de la Tierra. Hay arreglos atmosféricos y termina todo con el viento soplando para que luego entre el maestro casi a capela en el mismo tema, que vuelve a retomar el pulso marcado en la introducción. Gran inicio, realmente original y deudor de su anterior The Future Bites. En “Impossible Tightrope” hay tramos que parecen inspirados en Vangelis o Alan Parsons, pero en sus más de 10 minutos hay un poco de todo, incluso grandes guitarrazos y efectos. Nadie juega como él con el sonido y las posibilidades que te da la tecnología.

“What Life Brings” hará esbozar una sonrisa a sus viejos fans pues es una canción a medio camino entre Beatles y Pink Floyd. Guitarra acústica y voz con una línea vocal cercana a Porcupine Tree y unos arreglos en eco a la vez que coros sutiles y guitarras eléctricas, que van apareciendo, con fraseos y solos integrados muy puramente Gilmour. Canción suave que te atrapa y que es 100% Wilson, con su progresivo emocional por bandera. “Economies of a Scale” es una de las piezas más destacables del disco, una balada con ritmos de trip hop, efectos y una cadencia de sintetizador que casi parece un código Morse. Un poco une aquí lo que siempre ha sido su música con lo que perpetró en su anterior obra The Future Bites.

Ninet Tayeb aparece en la espectacular “Rock Bottom”, con un inicio tremendamente cinematográfico y un desarrollo que va abrazando el legado de Pink Floyd. El momento álgido es cuando Steven empieza a cantar con esta maravillosa vocalista, que esta vez demuestra que está a la altura de las grandes coristas de los 70 y 80. Hay momentos en los que el tema puede llegar a recordarte al “The Great Gig in the Sky”, así que, como os imaginaréis, estamos hablando de palabras mayores. Una de las grandes canciones de 2023.

Otro gran momento recae en “Time Is Running Out”, que un poco tiende puentes en lo que es la tecnología de su anterior disco y lo que echamos de menos del maestro. Canción suave, templada, pero con gran carga de programación y un buen solo de guitarra que flota entre acústicas y bases programadas. Hay una voz en offque le da un distintivo especial al tema. “Actual Brutal Facts” es una pieza acústica y oscura que pronto da paso a la programación ambient para entrar en una atmósfera opresiva con voces casi recitadas, cercanas al rap, pero sin llegar a tener esa dicción tan marcada. Un ejercicio complejo, muy Wilson y con muchos dejes de experimentación a los que añade coros femeninos al puro estilo The Sisters of Mercy. Realmente la frontera estilística salta por los aires.

“Beautiful Scarecrow” es templada y enigmática. La carga tecnológica va entrando a medida que avanza el tema y llega a momentos en los que podemos decir que es música ambient. La línea vocal es bella, aunque parece más que acompañe a la música que no sea lo protagonista. El tema que da título al disco es realmente extenso y parece una especie de banda sonora reposada y muy bonita, con una voz femenina narrando. “Staircase” retoma el concepto de la escalera que le encamina hacia alguna parte y es una de las composiciones más directas y efectivas. Hay ese momento de solo de bajo perfectamente integrado en los nueve minutos de canción. Se respiran los aires progresivos y luego es el piano el que toma el protagonismo aderezado con voces robóticas femeninas que van narrando.

Otro paso más hacia adelante, otro escalón en la escalera que lleva a Steven Wilson a un sitio que le es desconocido, y eso mismo es lo que más le motiva. Obviamente si eres rockero y amas especialmente a Porcupine Tree esta obra se aleja muchos pueblos, pero ese es justo el deseo de este genio, que odia por encima de todo repetirse. Viaje bello sin ataduras en lo que son estilos y algunas canciones excepcionales ya en la primera escucha. Necesita el disco de muchas escuchas pues hay todo un mundo musical entero allí dentro. De todas formas, para poder ver el paisaje entero, habrá que ver todos los vídeos y vivir el directo pues promete un sonido novedoso y rompedor.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1369 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.