Sonata Arctica – Acoustic Adventures – Volume Two

Nuestra Nota


8 / 10

Ficha técnica

Publicado el 30 de septiembre de 2022
Discográfica: Atomic Fire Records
 
Componentes:
Tony Kakko - Voz
Elias Viljanen - Guitarra
Pasi Kauppinen - Bajo
Tommy Portimo - Batería
Henrik “Henkka” Klingenberg - Teclados

Temas

1. I Have a Right (4:40)
2. Black Sheep (4:01)
3. Half a Marathon Man (4:59)
4. Broken (5:13)
5. Letter to Dana (6:18)
6. FullMoon (4:52)
7. Shamandalie (3:57)
8. San Sebastian (3:39)
9. Gravenimage (5:10)
10. Flag in the Ground (3:54)
11. My Land (4:55)
12. Victoria‘s Secret (3:02)

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Ha sido una gran idea por parte de los chicos de Tony Kakko la de hacer una pausa de unos años y apostarlo todo al unplugged. Los directos de Sonata Arctica no estaban al nivel esperable y el grupo se iba desdibujando muy a pesar de que siguen poseyendo un núcleo de fans activos, participativos y que les tienen en un pedestal.

Incluso la idea de hacer una gira en acústico les ha dado aire y hay muchas opiniones que dicen que son los mejores Sonata en años, básicamente porque han adaptado su vasto catálogo a este formato acústico en el que desempolvan canciones antiguas, clásicos, reivindican nuevos hits y juegan con acústicas, Moogs y escobillas. Posiblemente esta segunda entrega sea mejor, pero lo es por el peso de las canciones, pues arriesgan menos.

El inicio es realmente logrado con una versión muy conseguida del “I Have a RIght”, la cual no tiene mucho trabajo de adaptación pues la canción es estelar, el gran clásico de la etapa post power metal, y les funciona de fábula. Sorprenden más, y positivamente, con el “Black Sheep” y esas percusiones sutiles para un tema antiguo y perfectamente adaptado a su nueva realidad. Inteligentemente se adapta el power metal de antaño a las prestaciones actuales.

Una de las que mejor les ha quedado ha sido la ultra-clásica “FullMoon”, con un delicioso tratamiento en los arreglos y con un Tony Kakko impresionante en la modulación de voces, muy rica, y sin llegar a necesitar la posibilidad de tirar de agudos imposibles, algo que sucedía en su primer disco. Sorprenden positivamente esos coros con voces femeninas arropando el estribillo y la delicada percusión minimalista de Tommy Portimo.

“Shamandalie” no es de lo más logrado, pero hay un bonito teclado que comanda esta baladita suave y melosa. Contrasta con ese antaño trallazo que era “San Sabastian”, convertida aquí en un medio tiempo logrado, con teclado Moog de Henrik Klingenberg y con Kakko cantando bastantes tonos por debajo. Una de las más curiosas y arriesgadas es el “Half a Marathon Man” del disco Pariah’s Child por esos aires cambiantes y ese feeling nuevo que le imprimen. Reconozco que al principio me costó, ahora la veo de las más logradas, y de largo.

Su tercer disco tiene bastante representación con canciones como “Broken”, una de las más atractivas del mismo y con una muy buena adaptación, con esos punteos de guitarra por parte de Elias Viljanen. Del mismo disco es “Victoria’s Secret”, encargada de cerrar el disco con clase y temple. Breve y a voz y a guitarra en la que le puedes oír el sonido del trasteo. Piezas como esta ya justifican que hayan optado los fineses por un producto desenchufado.

No hay de este disco “The Cage”, una pieza fundamental, pero sí está “Gravenimage”. Triste, evocadora, con un chelo precioso que le da mucho cuerpo y unos sutiles coros que le añaden al tema mucha calidad. Diría que es otra de las más logradas de este experimento acústico. Más festiva les ha quedado el “Flag in the Ground”, entretenida y vistosa les funciona como lo hacen todas. En este segundo volumen hay menos experimentación y riesgos.

Contrasta esta con ese “My Land” más triste y de su ópera prima, una de sus piezas más inspiradas de su primera etapa, muy melódica y muy bien llevada, con clase y con ese estribillo tan potente reposando en las acústicas y en un precioso punteado de Elias. Del mismo disco está la balada imprescindible “Letter to Dana”, una de esas canciones en las que veías que este grupo se salía y poseía algo especial. Bien por esta versión desenchufada, aunque también era de las más obvias que iba a caer.

Sonata Arctica quedó partida en dos cuando apareció Unia y pasaron del power metal a algo más personal, hard rockero y calmado, algo en lo que podía estar cómodo Tony Kakko pues había empezado con unos agudos tremendos y cada noche, eso de defenderlos… se le hacía un suplicio. Evolucionaron, pero hay noches que al combinar material, sus fans nuevos y viejos quedan en tierra de nadie. Estos dos discos en unplugged harmonizan ambos mundos y hacen que especialmente lo viejo se adapte a lo nuevo. No está mal, veremos sus siguientes pasos…

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1367 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.