Crónica y fotos del concierto de Der Weg einer Freiheit + Au-Dessus + The Devil's Trade - Sala Boveda (Barcelona), 31 de marzo de 2019

Soberbio y negro aniversario de Der Weg einer Freiheit en la sala Bóveda

Datos del Concierto

Bandas:
Der Weg einer Freiheit + Au-Dessus + The Devil's Trade
 
Fecha: 31 de marzo de 2019
Lugar: Sala Boveda (Barcelona)
Promotora: Madness Live! / Kingstar
Asistencia aproximada: 325 personas

Fotos

Fotos por Mauricio Melo / Snap Live Shots

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Der Weg einer Freiheit – Finisterre

Es innegable que los alemanes Der Weg einer Freiheit se han hecho un sitio entre los grandes baluartes del nuevo black metal que se hace en Europa a día de hoy. Nacidos hace casi ocho años de la inquieta mente

Entrevista a Nikita Kamprad, vocalista de Der Weg einer Freiheit: ‘Antes de crear algo nuevo hace falta terminar con lo anterior’

No sé si somos nosotros que somos muy preguntones o es que damos con entrevistados con muchas cosas que decir, pero al igual que nos pasó hace poco con Eric Baulenas de Moonloop, la charla con Nikita Kamprad se nos

Mi virginidad conciertil con Science of Noise la perdí con ellos, con los de Würzburg, hace cosa de año y medio, cuando los germanos destrozaron la más pequeña de las Razz junto a los franceses Regarde Les Hommes Tomber; sí, aquél bolo del que, finalmente, se descolgaron los americanos Inter Arma.

La calidad y contundencia de Der Weg einer Freiheit está fuera de toda duda. Con un directo aplastante, Nikita, Tobias y los dos Nicos son, seguramente, la banda de black más en forma, no solo del Viejo Continente. Y la celebración del décimo aniversario del nacimiento de su primera obra, su homónima demo de 2009, era una excusa más que perfecta para dejarse caer por la Sala Boveda y ver como, en esta ocasión acompañados por la calidez de The Devil’s Trade (cuanto menos, extraña elección) y las atmósferas cuasi litúrgicas de Au-Dessus, se encargaban de arrasar Barcelona un año más.

Joder, le estoy pillando el puntillo a esto de black metal, no te creas. Solo me falta que Mike Patton monte algo con el flipao de Samael de para que me haga fan de verdad.

The Devil’s Trade

Como me pasa, y no en contadas ocasiones, desconocía por completo quién era este señor hasta tres o cuatro días antes del bolo. Pude indagar, en plan periodista de pacotilla, y lo que escuché de él… me encantó, por lo que las ganas de verle en vivo, a modo de aperitivo descafeinado (no por calidad sino por estilo) de los alemanes, eran bastante considerables.

Con la única compañía de unas luces blancas, una silla y un banjo, Dávid Makó, que así se llama realmente este húngaro, salió a escena. El hecho de haber pasado varios años al frente de Stereochrist y Haw, dos de las primeras bandas de stoner / doom de Hungría, ha llegado a lo más profundo de su alma y el artista ha aprovechado sus instintos más primigenios y su herencia para crear unos cantos, tan puros como salvajes, cuya mezcla y esencia hacen difícil que el oyente no los sienta en lo más profundo de su ser. La comunión y la conexión con el público fue casi instantánea, por la intensidad y sinceridad de sus himnos de amor, odio, desesperación y, aunque parezca mentira, alegría… contenida, pero alegría al fin y al cabo.

Su estilo bebe de fuentes tan aparentemente antagónicas como la música folk estadounidense y la música húngara más tradicional, fusionando con éxito ambos mundos. De hecho, su media hora de actuación la abrió con «Pusztinai Nagy Hegy Alatt», la que quizá sea una de las canciones más tradicionales del folklore de su Hungría natal, pero con un toque, por así decirlo, más «gregoriano». Para «St. James Hospital», tema incluido en su más reciente What Happened to the Little Blind Crow (2018), dejó el banjo para tocar una Ibanez de construcción tradicional hueca, cuyos acordes intensos se entremezclaban con pistas pre-grabadas. Fue entonces cuando me di cuenta de una cosa. En fotografía quizá ni tanto, pero ahí arriba subido, casi abrigado por la oscuridad de la sala, hallé la respuesta a una intriga que rondaba por mi cabeza durante unos minutos: este tío es clavado a Bronson, uno de los prisioneros más peligrosos del Reino Unido. Bueno, de hecho el Dávid con bigote y gorro de lana que tenía ante mis ojos, era clavado a Tom Hardy haciendo de Bronson, las cosas como son.

Con «I Can Slow Down Time, Pt. 2», tema que cierra el anteriormente nombra álbum, un silencio sepulcral se apoderó de la sala, y os puedo asegurar que el tiempo se ralentizó hasta el punto de quedar la sala totalmente enmudecida. «12 to Die 6 to Rise» y «No One Here» sonaron a continuación, acabando así de pegarle u repaso a su última obra, antes de poner el punto y final con «No Arrival», un tema que, por más información que busquéis por ahí, no encontréis nada, pues el mismo Dávid me ha dicho que es una tema nuevo que todavía no ha sido ni grabado.

Uno podría pensar al inicio de la noche que cuán lejos queda un estilo como el doom folk de lo que estaba por llegar. The Devil’s Trade es de una calmada intensidad que, en ocasiones, incluso asusta. Este tipo encadena desesperación, angustia y amor, y te mece el alma de una manera cuasi mágica. Entre las 19:30 y las 20:00 del pasado domingo, 31 de marzo, los corazones de las escasas 50 personas que estábamos allí cuando inició el concierto, se vieron abocados a un viaje a través de la montaña rusa de los sentimientos. La tan profunda huella de su música nos sacudirá durante unos cuantos días más, seguro.

Setlist The Devil’s Trade:

Pusztinai Nagy Hegy Alatt (tradicional húngara)
St. James Hospital
I Can Slow Down Time, Pt. 2
12 to Die 6 to Rise
No One Here
No Arrival

Au-Dessus

Las luces blancas se tornaron en azules para recibir a Au-Dessus. Como ya sucediera hace año y pico en Razzmatazz 3 con Regarde Les Hommes Tomber, los diferentes componentes de la banda saltaron al escenario ataviados con sendas capuchas para dar inicio a su particular ritual black. Con un nombre como Au-Dessus, uno podría asumir que en esta ocasión la banda también es de origen galo. Incorrecto. Tras un EP homónimo, publicaron su álbum debut End of Chapter (2017). Pero, ¿quiénes son Au-Dessus? Pues son una banda de post black metal procedente de Lituania, toda una onda verdaderamente oscura de sonidos y emociones, que ahora sí guardaban bastante más relación con los headliners de la noche.

Sobre las tablas, un trabajo bastante complejo. Su estilo es una mezcla de black escandinavo de los 90, black metal moderno de origen francés, post metal, sludge e incluso tienen toques, leves pinceladas, de hardcore. Durante poco más de 40 minutos, nos ofrecieron una áspera, la par que progresiva misa a base de complejas composiciones en las que predominaban afilados riffs entremezclados con pasajes más limpios, rápidos blast beats y, por encima de todo, un aroma muy a lo Marduk o Dark Funeral en no pocas ocasiones. Construcciones de melodías atmosféricas y pantanosas, oscuros y fríos metales que se confundían entre interminables gruñidos y gritos desesperados. En definitiva, un montón de riffs blackers que recuerdan muchísimo a los anteriormente citados franceses.

Atmosféricos, complejos y exigentes. Las influencias de Au-Dessus son claramente audibles, pero con sus propios elementos, interpretan a las mil maravillas cómo debería sonar el post black metal de hoy. Gran descubrimiento.

Setlist Au-Dessus:

I
II
III
VII
VIII
XI
XII – End of Chapter

Der Weg einer Freiheit

Cuando los muchachos de Nikita Kamprad aparecen en el escenario, la sala ya presenta una más que notable entrada. Con la única ayuda de dos grandes focos de color rojo postrados delante de la barrera de amplis (en claro homenaje al trabajo de mis compañeros fotógrafos), el concierto se abre, previsiblemente, con «Ewigkeit», no en vano la banda está de celebración y tod@s ya sabíamos que su homónimo álbum de debut iba a caer in its entirely, como suele decirse en estas ocasiones. Y desde el primer momento, su frío black metal pasa a reinar en la sala. Porque esa es la principal característica del post black metal, que es como un frío helado que se come lentamente a través de la piel y de los cinco sentidos. Y nunca antes un bolo de black había olido tan bien (y eso que en Razz 3 los miembros de Regarde Les Hommes Tomber acabaron con todas las existencias de barritas de incienso de la ciudad), pues justo a mi lado, un buen mozo no paraba de vapear algo que olía a galletas que tiraba para atrás. Su propuesta se percibe todavía mas intensa en una sala como Boveda, que tiene el tamaño idóneo para shows de este tipo y que, para la ocasión, sonó (y olió, insisto) bastante decentemente. Y allí estábamos nosotr@s, los fans, congelados mirando a la banda, completamente inmersos en su música. Unos agitando la melena, cada uno por su cuenta o simplemente alzando el puño al aire para mostrar su vínculo con la banda.

El soporte de micrófono con el logo de Finisterre que Nikita estrenó hace ya casi dos años, también se podía ver sobre el escenario en esta ocasión. El contraste entre la desesperación frenética y los momentos más tranquilos es lo que hace que un concierto de Der Weg einer Freiheit sea algo especial. A lo largo de los pasajes más tranquilos, como por ejemplo el final de «Aurora» o «Zum Abschied», la frialdad de su propuesta musical también hace acto de presencia y eso también funciona muy bien en directo.

Sobre las 22:25, una vez finalizada «Ruhe», tema que cierra su primer trabajo, y tras dar las gracias a los artistas que habían ocupado ese mismo escenario minutos antes, la banda interpretó «Ein letzter Tanz», el tema más largo de su más reciente álbum de estudio Finisterre, «Requiem» de Stellar (2015) y, como único bis, sonó «Lichtmensch» de Unstille (2012), con ese riff inicial tan ultra rápido. Inconfundible.

Y para acabar, un par de anotaciones. Nikita Kamprad no es la alegría de la huerta que digamos, gracias a Dios, pues eso arruinaría totalmente la atmósfera. Vive, toca y canta su música sobre el escenario como pocos. No es muy de interactuar con el público, pero no pudo resistirse al «We love you!» que le soltaron desde el público, y replicó que él también nos quería a nosotros. Y, para acabar, el batería. Si la niebla te deja ver los quehaceres y evoluciones sobre los tambores de Tobias Schuler, no te queda otra más que frotarte los ojos, pues el tío no dejó de regalarnos rápidos y complejos gravity beats a lo largo de toda la actuación. Tiene una manera de tocar un tanto peculiar, donde otros percusionistas tocan con todo el cuerpo, él tiende a producir los blast beats desde las muñecas y tobillos. Pero al tío se le ve tan pachorra, que a veces crees que no hace nada. Cuatro máquinas sobre el escenario, de eso no me caba la menor duda.

Pues así llegó a su fin mi segunda experiencia DWEF. ¿Mejor banda europea de black moderno? Digamos que sí.

Setlist Der Weg einer Freiheit:

Ewigkeit
Spätsommer
Frei
Aurora
Zum Abschied
Welk
Neubeginn
Ruhe
Ein letzter Tanz
Requiem
—–
Lichtmensch

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 530 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.