Secret Sphere – LifeBlood

Nuestra Nota


8 / 10

Ficha técnica

Publicado el 12 de marzo de 2021
Discográfica: Frontiers Music s.r.l.
 
Componentes:
Roberto Messina – Voz
Aldo Lonobile – Guitarra
Andrea Buratto – Bajo
Marco Lazzarini – Batería
Gabriele Ciaccia – Teclados

Temas

1. Shaping Reality (2:23)
2. Lifeblood (5:31)
3. The End of an Ego (3:44)
4. Life Survivors (4:02)
5. Alive (4:51)
6. Against All the Odds (4:09)
7. Thank You (4:37)
8. The Violent Ones (4:02)
9. Solitary Fight (6:02)
10. Skywards (3:56)
11. The Lie We Love (8:17)

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Cuando, hace unos años, me tocó reseñar lo (entonces) nuevo de Secret Sphere, The Nature of Time (2017), me llevé una sorpresa más que agradable, pues nada tenía que ver con la idea preconcebida que tenía de ellos. Estos días, al ver los lanzamientos que prepara Frontiers, no he dudado un segundo en levantar el dedo para pedirme la reseña. Es cierto que hay cierta inquietud, pues una baja como la de Michele Luppi se tiene que notar por narices. Pero bueno, volvía a casa el hijo pródigo, como parece que viene siendo la tónica habitual esta temporada. Aunque ahora analizaremos el disco, digo desde ya que me parece un pepinazo. Menos prog (quizá no sea el adjetivo correcto), mucho más directo, con más fuerza, gancho y rapidez, Secret Sphere vuelven (más) a sus raíces, pero esta vez jugando en primera división.

Para ver por donde van los tiros, podemos leer al propio Lonobile hablar sobre él:

«Pasé los últimos dos años pensando en el futuro de Secret Sphere y noté que faltaba algo. Necesitaba redescubrir la alegría de escribir música para esta banda, que ha sido parte de mi vida durante más de veinte años. Y me complace decir que lo encontré. Lifeblood es la celebración de la alegría de componer música.»

“La alegría de componer música”, casi nada la mochila que le pone a las espaldas. Veamos qué dice, también, Roberto Messina, antiguo y nuevo vocalista del grupo:

«Lifeblood es el álbum que celebra mi regreso a la banda, a mis antiguas raíces y a mi hogar, donde me siento inspirado y libre. También marca el regreso de la banda a su estilo temprano de power metal puro, enérgico, creativo y melódico. Diez canciones compuestas por un equipo de verdaderos amigos, con una actitud divertida y metal, producción y actuaciones asesinas. Empezamos con la pista principal directa y agresiva, mientras que el álbum contiene composiciones más estructuradas y atmósferas de ensueño, todo con el hilo conductor de riffs y estribillos pegadizos que quedarán grabados en tu memoria. ¡Lo que comenzamos hace más de veinte años es más fuerte que nunca hoy!»

Las expectativas que nos han puesto las dos caras visibles del ahora quinteto son altas. Pero, ¿hay para tanto? Veamos las canciones. La cosa empieza con “Shaping Reality”, que no deja de ser una intro larga (más de dos minutos para una intro… pereza), muy melódica y delicada, con cierto aire cinematográfico a partir de la mitad, en su creccendo, que desemboca en “LifeBlood”, el primer tema como tal. Y es, realmente, lo que decía Messina, power metal muy bien hecho, muy melódico, quizá incluso sinfónico, con una ejecución tremenda por parte de los cinco miembros, con un sonido muy helloweeniano en ciertos pasajes pero con personalidad propia. Trallazo para empezar, nada mal. Un puente que baja la velocidad para dejarla suelta en el estribillo, muy del propio estilo. La gente se volcará en directo. “The End of an Ego”, a parte de un propósito vital muy sano,  deja el doble bombo (que no la velocidad) para crear un tema con cierta ambientación y más toques prog que su predecesora, pero sin pasarse, y, de nuevo, un estribillo coreable. El primer bloque termina con “Life Survivors” y sus teclados suaves iniciales. La cosa a hacia un medio tiempo potente y melódico muy bien ejecutado a todos los niveles, especialmente a la batería, muy interesante.

Volvemos a la carga con “Alive”. De nuevo doble bombo power y estructuras del estilo. En momentos muy puntuales del tema, en las estrofas, me ha venido cierto aroma a Stratovarius, aunque no tiene nada que ver con los escandinavos. El estribillo será de esos que no se te va de la cabeza y que está en algún lugar indeterminado entre la alegría y la melancolía. En los solos sí que se nota, mucho más, esos toques progresivos que han caracterizado al grupo. Uf, ¡y sólo vamos por la mitad del disco! “Against all the Odds” tiene un comienzo diferente. Nada, unos 10 o 15 segundos, mucho más rockeros, pero enseguida vuelven los ingredientes del grupo para hacer un medio tiempo que gana con el paso del metraje y las escuchas. Muy melódico, con unos teclados más que interesantes y una guitarra, en ocasiones, sin distorsión, no pasa desapercibida, aunque para mi gusto no es de las mejores del disco. Tras el nombre de “Thank You” uno tiene la impresión de que se esconderá una balada, y no. Volvemos a tiempos moderados pero con una instrumentación muy contundente, todo adornado con unos arreglos de teclado muy interesantes. Tampoco en “The Violent Ones” encontramos violencia ni mala leche, aunque sí una batería que, a medida que avanza la canción, sí se vuelve más agresiva. Quizá una voz, o una forma de cantar, más cargada de ira le hubiese venido mejo.

Encaramos la recta final. “Solitary Fight” empieza con un duelo guitarra-teclado que, muy rápidamente, da paso a otro tema que, invariablemente, trae el aroma Stratovarius a la mente. Pasado esa intro, tenemos otro tema directo, rápido, con menos florituras que alguna de sus predecesoras. “Skywards”, aparte de ser la segunda más corta del disco con casi cuatro minutos, sí es la balda del disco. Muy calmada, preciosista, con mucha presencia de teclados, no está mal, aunque las baladas de hoy en día, generalizando mucho, no me aportan nada. Llegamos al final con los más de ocho minutos de “The Lie We Love”. Unos teclados/piano muy clásicos hacen el colchón para que la voz de Messina  juegue, pero sin eclipsarlos. Casi al minutos y medio entran el resto de instrumentos para darle cuerpo al tema en forma, de nuevo, de medio tiempo con un buen puñado de arreglos. La batería de Lazzarini vuelve a destacar, para mí gusto, y aunque es el tema más prog del disco (quizá se podía adivinar por la duración), no es en el que mejor luce la voz.

Es un buen disco, un muy bien disco, que ha decidido ir por un camino diferente a alguno de sus predecesores, pero manteniéndose fiel en todo momento a lo que el grupo es. Creo sinceramente que va de más a menos, pero es que con un inicio como “LifeBlood” y “The End of an Ego” era difícil mantener ese nivel.

Si eres fan de la banda de siempre, lo disfrutarás. Si lo eres tardío, como es mi caso, también, aunque quizá con algo más de sorpresa. Sea como sea, escúchalo. No te arrepentirás.

Xavi Prat
Sobre Xavi Prat 383 Artículos
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios. Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo. Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.