Rage – Lingua Mortis: 25 años del principio de la fiebre por los discos orquestales en el heavy metal

Ficha técnica

Publicado el 15 de abril de 1996
Discográfica: GUN Records
 
Componentes:
Peter "Peavy" Wagner – Voz, bajo
Sven Fischer - Guitarra
Spiros Efthimiadis - Guitarra
Chris Efthimiadis - Batería

Temas

1. In a Nameless Time (11:21)
2. Alive but Dead (5:57)
3. Medley (15:34)
4. All This Time (4:05)
5. Alive but Dead (orchestral version) (6:07)

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El Lingua Mortis de Rage es una auténtica maravilla y supuso una revolución para los que nos acercamos a él en 1996. Muchos desconocíamos la conexión absoluta entre el rock y la orquesta que hicieron Deep Purple años atrás, y no es que en esos tiempos los discos orquestales por parte de bandas de heavy metal se prodigaran o fueran algo común. A eso añádele que en esos días el heavy metal tradicional había tocado fondo y nos teníamos que contentar con el power metal centroeuropeo, o como lo llamábamos entonces: metal alemán. Rage se mantenían en los 90 a base de grandísimos discos y Black in Mind de 1995 había sido un tremendo álbum que un poco demostraba cierta evolución en algunos temas hacia terrenos con posibilidad de ser sinfónicos si bien no habían sido orquestados. Tampoco creo que nadie se esperara algo como Lingua Mortis.

El papel clave aquí lo marca un tal Christian Wolff que poco a poco va tomando protagonismo en el grupo hasta llegar a empezar su etapa orquestal que culminaría con una virguería incomprendida llamada Ghosts. Curiosamente terminarían fatal Peavy Wagner y el señor Wolff, que llegó a apoyar con su teclado la gira del mencionado Ghosts. Wagner lo ninguneó y en esos tiempos llegó a decir de él que “se había pasado al techno”. Decir a finales de los 90 que un heavy se había pasado al techno era como decirle a un gitano eso de “me cago en tus muertos”. Era la peor ofensa posible.

El disco

Es un disco corto, pasa volando, en el que participa la Orquesta Sinfónica de Praga (salía muy barato entonces, a día de hoy la Lingua Mortis Orchestra está en Barcelona). Es un disco rompedor puesto que empieza absolutamente clásico si bien hay momentos en los que el heavy metal salta a la palestra. Lo mejor del disco, y de largo, es el “In a Nameless Time” de su anterior Black in Mind. Los juegos orquestales son preciosos y la sinfónica comanda mientras Peavy canta. Es en momentos muy puntuales en los que las guitarras de Spiros Efthimiadis y de Sven Fischer toman las riendas siendo algo absolutamente novedoso pues suenan absolutamente metal. En esos días Rage era un cuarteto y estaban los “hermanos griegos”, que siempre fueron muy queridos por los fans.

Rage eligió perfectamente los temas para el disco orquestal siendo canciones que llegan a funcionar a un nivel hasta entonces pocas veces visto. Eso mismo pasa con “Alive but Dead” con juegos de metales y con unos arreglos tan exquisitos como envolventes. Visto ahora con perspectiva notas que el sonido es mejorable, pero pensemos que llegaron a grabar en una catedral. En dicho tema incluyen el solo de guitarra de FIscher y hay una mayor presencia de la batería mientras los violines juegan de fondo, y el piano de Wolff, comanda en la retaguardia.

Luego se marcan un cuarto de hora de medley de los grandes clásicos de Rage adaptados a piano y violines de fondo. Rotundo y bello como esa inicial “Don’t Fear the Winter”, ralentizada para luego indagar en “Black in Mind” cantada por Peavy. Se le nota que en esos tiempos poseía un punto más agudo en la voz que ha ido perdiendo a medida que fueron avanzando los años. “Firestorm” queda en manos del piano de Wolff. Pura clase y delicadeza en una pieza que cuando fue grabada en eléctrico era un himno metálico. El fagot la embellece. Impresiona ver la enorme calidad de las melodías del grupo y lo bien que funcionan trasplantadas en algo puramente clásico. En el mismo mix cabe “Sent by the Devil” demostrando la grandeza de ese disco que fue Black in Mind. Completa este recopilatorio esa atmosférica e instrumental “Lost in the Ice”. Agónica y desesperada con la orquesta siendo descriptiva y rotunda a la vez que las guitarras de Sven y Spiros juegan con sumo gusto.

Quedaba el momento acústico y aquí queda bien representado por la bella “All this Time”, también del Black in Mind. Ahora, escuchado tantos años después, parece inconcebible que la voz esté tan por debajo de la mezcla, pero ellos tenían claro que la orquesta era la protagonista, y esta balada luce como pocas. Cierra una versión completamente orquestal del “Alive but Dead” muy lucida con esos acentos con percusión, pero palidece con la que participa el grupo. De todas formas, impresiona pensar que esto es uno de los primeros híbridos entere heavy metal y música clásica. Añadamos la genial portada del disco que aúna las calaveras típicas del heavy metal con una cristalera de iglesia. Es inmejorable…

Veredicto

Lo más impresionante de todo es que el disco que siguió al Lingua Mortis fue otro trallazo metalero repleto de himnos como es End of All Days. Está claro que el grupo jugó a doble baraja y el experimento orquestal iba por un lado mientras iban componiendo para el siguiente. Fue tal el impacto de Lingua Mortis que hubo que repensar el proyecto, y para la siguiente entrega de 1998, compusieron pensando en clave clásica. Eso nos llevaría a cotas enormes como fueron XIII y Ghosts si bien, y como suele pasar en Rage, tuvieron que reinventarse otra vez.

Peavy Wagner nunca gozará del aplauso unánime ni del respeto que merece. Ha hecho avanzar al heavy metal centroeuropeo varias veces, pero solo lo han disfrutado pequeños sectores. Que a día de hoy los discos orquestales sean algo esperable y lo practiquen muchas bandas, obedece a que algunos pioneros se atrevieran a dar ese paso. Eso de orquestar clásicos lo empezó Rage, igual que eso de componer un disco totalmente nuevo en clave orquestal también fue cosa suya en el XIII. Desgraciadamente pocos saben que esto empezó en 1996 y que lo hizo Rage

Por otro lado, este disco empezó una fiebre dolorosa y aborrecible puesto que fueron muchas las bandas que sacaron versiones orquestales de sus canciones como extras. El problema es que orquestaban con teclados baratillos y no con instrumentos clásicos, y claro, la cosa se notaba… A Mägo de Oz le dio por ello, en fin, tampoco fueron los únicos. Luego vino Metallica con todos los medios posibles y con Michael Kamen, Scorpions y tantos otros… Actualmente uno espera un disco orquestal y un unplugged de la misma forma que se espera un directo.

 

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1371 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.