Crónica y fotos del concierto de Orphaned Land + Subterranean Masquerade + System House 33 - Centro Cívico Delicias (Zaragoza), 21 de abril de 2019

Orphaned Land lanzan su mensaje de unidad en Zaragoza

Datos del Concierto

Bandas:
Orphaned Land + Subterranean Masquerade + System House 33
 
Fecha: 21 de abril de 2019
Lugar: Centro Cívico Delicias (Zaragoza)
Promotora: Madness Live! / Vain Productions
Asistencia aproximada: 100 personas

Fotos

Fotos por Eva Solembla

Este es el segundo artículo en apenas dos días que comienzo con comparaciones a películas varias. Tal vez sea un síntoma de la infección de la industria de la imagen en la sociedad, absorbiendo cualquier pensamiento fresco y original para sustituirlo con un catálogo prefabricado de referencias y alusiones a elementos audiovisuales. O quizá sea yo que estoy en mitad de una sequía creativa y tengo que tirar con lo que puedo porque esta mierda no se escribe sola y el reloj corre. Pero es cierto que mi travesía hasta Zaragoza para ver el concierto de Orphaned Land tenía muchos puntos en común con el final de Resacón en Las Vegas: una cuadrilla de deshechos humanos con pinta de haber vivido penurias que no las querrías ni para tu peor enemigo lanzados a la carretera como alma que lleva el diablo para llegar a tiempo a su destino. Cuando llegamos estaba más cerca de ser zombie que persona y de buena gana me habría comido un cerebro con tal de llenar el estómago (aunque mis compañeros estaban igual que yo así que no valían como posibles aperitivos) pero ni tiempo había para eso, ya que aún tenía que recorrer un buen trecho hasta el Centro Cívico Delicias. Cuando llegué mostraba un aspecto más lamentable que el de la cuenta corriente de un becario a final de mes, y si me dejaron pasar se debió probablemente a que daba más pena que asco. Pero lo importante era que estaba allí, no había vomitado el corazón durante el trayecto y me esperaban 3 intensos conciertos a cargo de bandas tan singulares como talentosas. Sentado eso sí, porque el cuerpo ya no daba para mucho más y en los laterales no se veía tanto mi lamentable aspecto. Todo glamour.

Cuando llegué, System House 33 ya habían comenzado a repartir tralla y a pesar del escaso aforo la energía liberada era palpable en el ambiente. El grupo indio contaba con la propuesta más directa de la noche gracias a su thrash/groove metal de pesado calibre, e hicieron honor a su estilo con una actuación impetuosa y muy dinámica. El vocalista Samron Jude se mostró desde el principio muy cercano al público y mantuvo un diálogo constante caracterizado por el humor y la jovialidad. A lo largo del show desgranó diferentes anécdotas sobre su país natal y de manera improvisada actuó como una suerte de guía turístico al invitarnos a visitarlo mientras explicaba algunas realidades curiosas de allí, como su enorme riqueza religiosa. Todo ello mientras temas como “End of Days” o “Despicable Idolatry” convocaban un pandemónium sónico que contrastaba con el carácter afable de sus originadores. La actuación llegó a su clímax con una soberbia interpretación final de “Stand Up”, durante la cual el público se alzó para cantar el estribillo entregados por completo a la música y al compañerismo que el grupo había alentado. Una actuación brillante que nos recordaba que la pasión sólo atiende al alma de las personas, sean de donde sean.

Tras una pequeña pausa, Subterranean Masquerade ocuparon el escenario. Y esa fue la última vez que les vi quietos, ya que durante todo el tiempo que duró el concierto el grupo no dejó de moverse por las tablas en un espectáculo visual potentísimo y pletórico de fuerzas. Mención especial al papel del vocalista Davidavi Yolev, quien tomándose muy en serio su papel como frontman decidió que el suelo se le quedaba corto y optó por subirse a uno de los postes laterales para cantar desde allí. Con él no hubo un instante de sosiego, pues cada nota, cada riff parecían accionar mecanismos ocultos en su interior que le impelían a entregar cada gota de sí mismo. Para la interpretación de “Kippur”, el grupo optó por subir al escenario a un chico al que entregaron una máscara para que actuara con ellos. Y el espontáneo actor, lejos de amilanarse, protagonizó un espectáculo que sacudió las mandíbulas de todos los asistentes con su gracia y carisma. Lejos de ser un mero concierto, Subterranean Masquerade había dado forma a una experiencia más amplia y heterogénea en la que el factor humano era parte esencial y conectaba a varios niveles con los espectadores.

En la recta final del show el grupo reveló una pequeña sorpresa al cambiar a su batería Jonatan Amar por quien fuera su predecesor, Yalon Shori. Pero en vez de concederle un pequeño descanso, optaron por entregarle una nueva responsabilidad al darle el micro y el puesto temporal de vocalista, lo que desencadenó una curiosa escena. Aunque no tanto como la interpretación final de “Hymn of the Vagabond”, para la que Yolev saltó al suelo para mezclarse con el público antes de invitar al respetable a subir al escenario para bailar y cantar al final del tema, e incluso tomarse con ellos la foto final del show. Porque como dijeron, “vosotros también sois miembros de la banda”. Un espectáculo para sobrevivir al tiempo a y los recuerdos, sin duda.

La expectación que reinaba en el ambiente se quebró de manera entusiasta cuando Orphaned Land apareció y las primeras notas de “The Cave” llenaron el recinto. Por desgracia junto al fervor del grupo también se reveló una enorme deficiencia técnica que se encargó de desterrar la voz de Kobi Farhi del concierto, traicionado el esfuerzo que se podía apreciar en su actuación. Aun así la banda no cejó en su empeño y la gracia de temas como “All Is One” o “In the Never Ending Way”, cantada junto a todo el público, pudo conservarse lo suficiente.

Pero más allá de la música, los conciertos de Orphaned Land siempre son encuentros destinados a trascender por su mensaje emotivo y sincero, en busca del entendimiento, la hermandad y el amor más allá de cualquier fe o raza. Una creencia que cobra vida a través de sus canciones y la sinceridad de las palabras de Kobi cuando se dirige a la gente, y que permite valorarlos de una manera más espiritual. Una faceta que nunca se ve eclipsada sean cuales sean las circunstancias, y otorgó a esa noche un color más cálido. Como si de repente estuviéramos más cerca los unos de los otros.

Todo es uno. Todos somos uno.

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Sobre Juan Mari Sauras 56 Artículos
Buscador incansable de experiencias que abran las puertas a nuevos mundos. Nunca hay suficientes libros o música, la frontera de la imaginación siempre puede ir más allá. Obsesionado con los lobos, la noche, lo gótico y demás estereotipos de joven incomprendido. Defensor de los pogos como estilo de vida.