Crónica y fotos del concierto de O.R.k. + LizZard - Sala Razzmatazz 3 (Barcelona), 29 de abril de 2023

O.R.k. y LizZard, el privilegio de los atrevidos

Datos del Concierto

Bandas:
O.R.k. + LizZard
 
Fecha: 29 de abril de 2023
Lugar: Sala Razzmatazz 3 (Barcelona)
Promotora: Madness Live! / Swex Booking
Asistencia aproximada: 150 personas

Fotos

Fotos por Jordi Amela

Floja entrada para tan buena propuesta. La sala pequeña de Razzmatazz fue la plataforma de lanzamiento de talento a raudales. Y son estos exploradores de la buena música, los que no se dejan amedrentar por la lluvia ni por lo desconocido.

LizZard

La banda francesa LizZard se encargó de abrir este concierto doble. Decimos concierto doble porque, a estas alturas, nadie podría considerar a este trio cómo teloneros de nadie.

Los de Bayona conectaron desde el primer segundo. Después de la sugerente intro “Corrosive”, “The Decline” ya dejó entrever un público entregado y con ganas de dejarse seducir por la formación compuesta por Katy Elwell a la batería, William Knox al bajo y Mathieu Ricou a la guitarra y voz. La forma de tocar de Katy Elwell es inmensamente energética y esto ayuda a que el resto de la banda tenga un punto de partida altísimo para desplegar su inmenso talento. William Knox, con un impecable bajo, es el puente perfecto para acompañar al bombo sin dejar de enriquecer los sugerentes riffs de guitarra de Mathie Ricou.

Los temas de LizZard parecen sacados del ficticio manual Cómo hacer temas que pongan tontorrón al personal. Y es que con sus composiciones son capaces de atraer a amantes de diferentes estilos, adoptando lo mejor de cada casa. Melodías pegadizas, rock puro, metal del fino y una voz transparente son el punto de partida de una de las bandas con mayor futuro en la escena del metal progresivo europeo.

LizZard se está trabajando a piedra picada pertenecer a ese selecto grupo de bandas con seguidores en diferentes ciudades. Para ello, han sabido buscarse buenas compañías y aceptado tocar en pequeñas salas que les han ayudado a sumar un público fiel. Con “Vigilent” ya nos tenían absolutamente conquistados tanto a los conocedores de la banda cómo a los nuevos descubridores. Los arrastres de la guitarra son intravenosos y solo podían generar buenas vibraciones. “Haywire”, con un guiño folk eléctrico, seguía mostrando su capacidad para la elaboración de harmonías encantadoras. “Blowdown” no dio tregua para el descanso, seguramente uno de los temas más “visuales” de la banda.

“Circles” y su ritmo étnico colaboraban al trance colectivo con el que nos engatusaba la banda. “Open View”, siempre me ha recordado a The Police, algo que valoro de forma extremadamente positiva y que no hace más que recalcar la facilidad por la que este trio se mueve entre diferentes estilos sin perder nunca su propio sello. El precioso tema “Blue Moon” dejó paso a las emociones. Ese momento en el que te apetece abrazar a la persona de al lado. Bonito porque sí.

A estas alturas, ya nos tenían encandilados y “Shift” con su “delay” mágico no hacía más que subir el nivel de un concierto de los que no quieres que finalicen. Continuando con el mismo álbum, “Mined” y sus timbales demoledores ponían a prueba el excelente sonido de la sala. El tema más esperado “The Orbiter” venia hacia el final del concierto. Y es que este tema es un alarde de todo. Melodía, energía, ritmo, letra. Me permito añadir a esta crónica una palabra simple, es un “temazo”, punto. Y llegaba “Tear Down the Sky”, apoteosis, brazos abiertos, emociones y clamor del respetable, aunque deberíamos añadir a este concepto a una banda que se hace respetar y querer.

Resumiendo, LizZard lo bordaron y dejaron muy alta la adrenalina de los que los disfrutamos para lo que estaba por venir.

O.R.k.

Y vino el momento del cambio. El turno de O.R.k.. Algo que normalmente no debería llamar demasiado la atención, cómo es el desmontar y montar de instrumentos, sí generó algún comentario. Y es que ver a una leyenda cómo Pat Mastelotto cargando cajas y ayudando al equipo daba mucho que pensar. Resulta que miembros de esta banda han llenado auditorios inmensos y se les veía en la cara la esencia del músico. Me refiero a esto que son capaces de hacer algunos para mantener viva la fuente original de la creación a cualquier precio. Me vino a la cabeza, que no me imagino a Mastelotto o Colin Edwin participando en una banda de tributo, pero esto ya son cruzadas mías, ya paro, ya paro. Pues sí, aquí teníamos a Pat Mastelotto a la batería, Colin Edwin al bajo, Lorenzo Esposito a la voz y Carmelo Pipitone a la guitarra, dándolo todo delante de unas 150 personas para ser generosos.

Lamento iniciar este segundo bloque con un punto negativo y no es en absoluto hacia la banda sino hacia un inexistente técnico de luces. Por alguna razón desconocida y no habiendo ocurrido con LizZard, se optó por apretar el botón de las luces azules sin más. Sin cambios, sin efectos, sin matices, sin… criterio. Y es que aparte de perder la oportunidad de apoyar los increíbles temas de la banda, deberían saber los técnicos a esta altura que este tipo de luces no ayuda a los fotógrafos y aunque parezca extraño, las bandas también necesitan buenas fotografías que las acompañarán en toda su carrera e incluso cuando la finalicen. Por tanto, disculpen señores técnicos de luces, pero hay que pensar un poco en todo. Pero allí estábamos, haciendo malabares con la insulsa luz que entraba por el diafragma para reflejar con imágenes lo que vivimos.

Una palabra, disfrute. Un concepto, apabullante. Tener al Sr. Mastelotto guiando a estos monstruos solo puede aportar cosas impresionantes. La sobriedad de Colin Edwin es de manual. Impecable. Estaremos de acuerdo en que no seria “la alegría de la huerta” y que no parece creerse ser un artista de referencia, pero sí, lo es y en cada nota deja claro el peso del bajo implacable. Lorenzo Esposito tiene la dulzura de un ruiseñor y la garra de un águila, sencillamente impresionante. Pepitone es creatividad, saber hacer y virtuosismo dosificado.

“Something Broke” dio el pistoletazo de salida en lo que sería un aperitivo de calidad para el resto del concierto. Aquí los coros ya se intuían cómo imprescindibles. “Signals Erased entró cómo un puñal dejando claro que Lorenzo Esposito no necesita demasiado para calentar la voz. Le siguió “Don’t Call Me a Joke“, un tema con compases de amalgama harmonizado a la perfección “Kneel to Nothing”, sonido moderno para la esencia de un rock energético. “Time Corroded“ era necesario para bajarnos un poco al suelo, aunque su final con un Mastelotto desbocado te recuerda donde y con quien estas.

“As I Leave”, perteneciente a su álbum Screamnasium, se encargó de enchufar de inmediato al personal. “Beyond Sight”, con su melodía adictiva nos llevaba al ecuador de su concierto. Para entonces la comunión con el público era total. Movimientos laterales para “I Feel Wrong” también de su álbum del 2022 cómo también lo fue su siguiente tema “Deadly Bite”.

Las presentaciones de la banda se iban intercambiando entre los miembros, algo interesante para repartir el protagonismo y hacer hablar a los tímidos. “Consequence” entraba sin pedir permiso, sin duda uno de los temas que en este momento se han hecho referentes de la banda. “Unspoken Words” ayudó a saltar al personal que tenía ganas de juerga. Y continuando con el repaso de su último trabajo, la dulce “Lonely Crowd” dejó bocas abiertas dando oficialmente por finalizado el concierto con “Someone Waits”.