Nad Sylvan – Spiritus Mundi

Nuestra Nota


7 / 10

Ficha técnica

Publicado el 9 de abril de 2021
Discográfica: Inside Out Music
 
Componentes:
Nad Sylvan - Voz, teclados, orquestaciones, guitarra, bajo, batería, programación
Andrew Laitres - Voz, coros,guitarra, teclados
Steve Hackett - Guitarra de 12 cuerdas
Neil Whitford - Guitarra, slide guitar
Steve Piggot - Guitarra
Jonas Reingold - Bajo
Tony Levin - Bajo
Mirkko De Maio - Batería, congas
Kiwi Te Kanna - Oboé, flauta china

Temas

1. The Second Coming (7:00)
2. Sailing to Byzantium (6:41)
3. Cap and Bells (4:47)
4. The Realists (2:18)
5. The Stolen Child (4:58)
6. To an Isle in The Water (4:36)
7. The Hawk (4:09)
8. The Witch and the Mermaid (1:57)
9. The Fisherman (5:28)
10. You’ve Got to Find a Way (5:55)
11. To a Child Dancing in the Wind (5:08)

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Siempre me ha parecido todo un personaje el gran Nad Sylvan. No habrá muchos casos en la historia del rock en los que un vocalista, que se considera teclista ante todo, termina siendo vocalista en uno de los puestos más exigentes del circuito progresivo. Sylvan, un californiano de nacimiento afincado en Suecia desde bien pequeño, ejerce de vocalista con Steve Hackett, eterno guitarrista de Genesis por lo que recrea la magia de las canciones más emblemáticas del repertorio de los 70. Eso implica teatralidad, voz y acercarse a los momentos de poderío y rotundidad de Peter Gabriel.

Este señor lleva en activo desde los 70, había llegado a ver a Genesis en sus primeros pasos, y… cosas de la vida, ahora les recrea a la perfección. Deberíamos subrayar también que Sylvan es un tipo que triunfa en el mundo de la música como vocalista pasados los 50 años de edad (¡!!!). También os digo que lo merece, y su material en solitario así lo atestigua. Este Spiritus Mundi llega después de su trilogía anterior y un poco en esta ocasión sorprende por los juegos de voces, por lo templado de la propuesta y esos arreglos suaves. La elegancia y calidad del maestro está allí.

Andrew Laitres es el gran factor sorpresa del disco puesto que es un músico que lucha en Estados Unidos por su reconocimiento que todavía no le ha llegado. Participó junto a Sylvan en The Regal Bastard, y aquí compone junto a él participando en todos los temas. A nivel de temática y letras se indaga en la obra del poeta irlandés William Butler Yeats, aunque se añaden un par de bonus tracks con música y letra totalmente compuestas por Nad. Hackett, gente de Flower Kings, Tony Levin… hay muchos grandes nombres echando una mano al enorme vocalista.

Por mucho que la obra entre fácil no es para nada un disco con punch. Hay que sumergirse en las aguas de composiciones como “The Second Coming”, de alma acústica, arreglos bellos y siempre instalados en la balada-medio tiempo. Brillan esas guitarras acústicas de base sobre las que Nad pone esa voz tan teatral. “Sailing to Byzantium” tira de arreglos orquestales con aires algo pomposos. Entre lo mejor del disco destacaría esa “Caps and Bells” tan cercana a Genesis si bien nuestro protagonista opina que poco o nada tiene este tema que ver con los tiempos de gloria de Hackett, Gabriel y compañía… Aquí brilla la complejidad manifiesta de los juegos vocales de Nad y Andrew. Este último posee un agudo cercano al de Roger Hodgson (Supertramp) y luce de verdad.

Otra que podría calificar como brillante es “The Stolen Child” con esa acústica y con las incursiones de una siempre certera flauta de Kiwi Te Kanna. Preciosa línea vocal, evocadora y aderezada con ese sintetizador que embellece sin enmascarar otros instrumentos. “To an Island in the Water” es el poema más celebrado de Yeats y aquí vuelven los juegos de voces con colchón de acústica y salpimentación de teclados. Incluso la flauta de fondo. “The Hawk” tiene ese pasaje vocal muy agudo y es el bajo de Tony Levin el que marca el pulso a una composición original y en la que las voces vuelven a lucir.

“The Witch and the Mermaid” tiene más de intro o de interludio que de canción para finalizar luego con “The Fisherman”. Nad le sirve en bandeja a Andrew para que cante un verso y de verdad que es un vocalista que va más allá de los agudos. No soy especialmente fan de ese bonus track titulado “You’ve Got to Find a Way”, y menos del hortera vídeo, pero sí que como sociedad y el mundo en general necesitamos inputs positivos estando en medio de una crisis sanitaria de tamaña magnitud.

Es una obra personal y algo diferente a lo que nos suele ofrecer Nad Sylvan si bien va a poder colmar las expectativas de sus muchos fans. Me quedo con sus tres anteriores trabajos y con lo que hace con Steve Hackett, de todas formas, aquí nos presenta a Andrew Laitres en sociedad y el disco es una de esas obras que entran suaves y que van ganando escucha tras escucha. Sylvan me sigue pareciendo un artista espectacular si bien esta vez me ha dejado un poco a medias. De todas formas, me alegro que haya entrado en la división de honor del prog rock mundial. Bien lo merece.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1368 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.