Crónica y fotos del Mad Cool Festival 2023 - Nuevo Espacio Mad Cool (Villaverde / Madrid), 8 de julio de 2023

Los excesos y el colapso deslucen la última jornada del Mad Cool 2023

Datos del Concierto

Mad Cool Festival 2023

Bandas:
Red Hot Chili Peppers + Liam Gallagher + The Prodigy + Belako + Primal Scream + Picture This + The Hu
 
Fecha: 8 de julio de 2023
Lugar: Nuevo Espacio Mad Cool (Villaverde / Madrid)
Promotora: Mad Cool
Asistencia aproximada: 70.000 personas

Fotos

Fotos por oficiales Mad Cool

El día grande de esta edición del Mad Cool Festival 2023 también será el día que todos recordaremos como, posiblemente, el peor día en un festival de nuestras vidas. Y ojo, que algunos tenemos el culo pelado de asistir a macro eventos como un Mad Cool. Pero lo vivido ayer no debería repetirse nunca jamás. Tras un viernes de lujo, pocos podíamos esperar un desastre como el que se vivió el sábado.

Más allá del calor, algo tan imprevisible como, a la vez, solucionable en cierta forma, el overbooking de un recinto no pensado para mover a las masas, convirtió esta última jornada del festival en una ratonera de la que se salió vivo de milagro. No puedo llegar a imaginarme una avalancha o una evacuación de emergencia. Mejor no pensar en ello o la mayoría de los ¿70.000? asistentes del día no regresarán nunca a un Mad Cool. Recuerdo que en 2018 se formó un caos similar con overbooking de gente, problemas en las barras, en las entradas… a su lado, lo de ayer, fue el Apocalipsis.

Y no estoy pecando de exagerado, ni de hater. Solamente estoy intentando dar voz a decenas de miles de personas que, en más de una ocasión, llegaron a temer por sus vidas. Todo se pudo ver claramente a primera hora de la tarde, pues habitualmente hay poca gente deambulando por el recinto. El sábado, el nuevo espacio Mad Cool ya presentaba un gentío considerable, la mayoría con camisetas del Pull & Bear con el logo de Red Hot Chili Peppers. Estaba claro, el día sería duro y apretado. Pero aún no eramos conscientes de lo que vendría.

Fotos oficiales Mad Cool. Belako

Tras rebotar de escenario en escenario sin conectar con ninguna de las propuestas más tempraneras, más allá del notable indie de Picture That que llenó a rebosar de ingleses e irlandeses la calurosa y mal ventilada carpa del Ouigo. Years & Years no logró emocionar más allá de los fieles fans reunidos bajo el sol de justicia del escenario de la derecha. Y Belako, pese a su afilado directo, logró sonar realmente mal, tan mal que la mejor opción era anticiparse al previsible caos y, aunque fueran las 19:45, cenar bien para no tener que volver a la zona de restauración en toda la noche. Eso fue un acierto, aunque cenar a la hora inglesa no es un planazo que digamos.

Y ya con la barriga bien llena, íbamos al primer cabeza de cartel de la jornada. Un Liam Gallagher autoproclamado Dios sobre todos los elementos. Feliz como nadie por la Champions League ganada por su Manchester City. Orgulloso de “I don’t speak Spanish” y de pertenecer a una de las bandas más legendarias de los últimos 30 años, Oasis. A Liam le quieres o le odias, no hay término medio. Personalmente, le amo. Es un hooligan puro y duro. Es un British con su peculiar humor. Pero es Liam, el perdona vidas. Mucha, mucha gente reunida y mucho postureo, demasiado. Postureo del que habla todo el concierto pero cuando suenan los primeros acordes de “Wonderwall” detienen el mundo para grabar su video para TikTok, Instagram o alguna mierda similar. Sois lo peor, alguien tiene que decirlo. Dais el coñazo todo el concierto, habláis a voces, con mala educación, molestáis. No os necesitamos en un concierto de rock. Un postureo amplificado por 10.000 en esta última jornada. Los que no parecían ir a un desfile de moda se pasaban a peinar en el stand de Dyson, sí, el de las aspiradoras que también tiene planchas para el pelo. ¿De verdad necesitamos un stand de publicidad así en un festival de música / rock? Quizás me hago mayor, será eso.

Regresando a Liam, perdonad mi desvío. El pequeño de los Gallagher lució su outfit tradicional: Vans, shorts de bolsillos, parca de manga larga y capucha. Lució sus instrumentos preferidos: maracas y pandereta. Encorvó su espalda y escupió sin piedad una colección de himnos, la mayoría de ellos de los malogrados Oasis. Todos sabemos que es necesaria una reconciliación con su hermano, pero mientras tanto nos conformamos con ver a Liam azotando con despecho al público y recitando esas canciones que forman parte del legado de la música de nuestras vidas.

Fotos oficiales Mad Cool. Liam Gallagher

Una vez terminada su hora de descarga de rock, llegó la muestra de que esto se había ido de las manos. Intentar ir al lavabo fue una odisea, como borregos. ¿Quién diseñó el recinto con solamente una zona de baños por muy grande que sea? Con el cuerpo de seguridad marcando el camino para entrar y salir de la zona de baños, increíble pero cierto. Era tan complejo ir al baño que por todo el recinto veías tanto a hombres como a mujeres airear sus partes intimas para mear. Les comprendo. También era complicado acercarse a la zona de restauración, con colas infinitas en todos los stands. Al igual que intentar alcanzar los pocos puestos de agua, ya no para beber, sino para intentar refrescarse un poco.

Llegar al tercer escenario no fue fácil, pero lo logramos. Allí teníamos una de las bandas a las que más ganas teníamos de ver, Primal Scream. La veterana banda de Glasgow, liderada por un activo Bobby Gillespie, nos regalaría, aún sin saberlo, uno de los conciertos más destacados del último día de festival. Un concierto de rock, con tintes psicodélicos, con blues. Con coro gospel, con puntas bailables. Vamos, lo que todos queremos para un festival de rock con Primal Scream. Sin arriesgar demasiado, pero con entrega y calidad, los escoceses nos regalaron un concierto muy bonito con momentos de máxima intensidad adornados por canciones de su célebre Screamadelica (1991), ¡qué disco!

Fotos oficiales Mad Cool. Primal Scream

Y el plato fuerte no solo del día, sino del fin de semana entero, eran unos Red Hot Chili Peppers que entraban con una jam. Pocas bandas se pueden permitir estas cosas, estamos de acuerdo. Pero también tenemos que decir que este mismo estatus de estrellas del rock tiene que venir atado a que el sonido de tu concierto sea el más y mejor de todo el festival. Y no lo fue. A la tercera canción se vio claramente que no sería un concierto soñado. Sonido horrible, Frusciante queriendo ganar protagonismo canción tras canción, Anthony en un estado de forma preocupante. Flea necesitando cada vez más llenar su espacio de payasadas. El único que salvó los muebles fue un Chad Smith pletórico que, por cierto, fue el único que se quedó a saludar al público una vez acabada la actuación.

Los presuntamente 70.000 asistentes reunidos, casi todos ellos, frente al escenario colapsaron todo. Por cierto, un aforo discutible. Si el viernes nos dijeron que habían 67.000, ¿cómo coño 3.000 almas más acabaron por sobresaturar el recinto? Las barras cercanas al escenario principal acabaron con las existencias de bebida. Barras sin bebida, sin personal. 70.000 personas con los baños a tomar por culo.

Siguiendo con Red Hot, un repertorio muy flojo, en todos los aspectos. Mutaciones de sus propias canciones dejándolas sin dureza, con demasiadas florituras de guitarra y bajo. Canciones sin alma, banda sin alma. Decepción tras decepción, decidimos acercarnos al Ouigo stage para ver a The Hu un ratito, y por cierto no éramos los únicos que decidimos abandonar la zona de la muerte y el mal sonido de Red Hot para ver a la espectacular banda de Mongolia con su black folk metal. Pero claro, en el día que todo salía al revés, algo tenía que fallar, el exceso de calor de la carpa, pese a que eran casi las 12 de la noche, nos animó a volver a internarnos en el nuevo Mordor, atravesar varios campos de minas, batallar contra los posturetis tumbados en plan picnic para llegar otra vez a la zona lateral del escenario. En el tramo final pudimos “disfrutar” de algunos himnos como “Californication” o “By the Way”, pero con un sonido nefasto.

Fotos oficiales Mad Cool. Red Hot Chili Peppers

Concierto para olvidar. Una pena, pero que el reclamo principal del festival haga un concierto tan mediocre como el que nos “regalaron” Red Hot… una lástima. Pero aún quedaba algo de energía, que no ganas, pues las ganas de seguir en el recinto se habían acabado hacía un par de horas. Pero decidimos ir a ver The Prodigy en el otro escenario principal pensando en que las hordas abandonarían el recinto. Pero había tanta, tanta gente, que pese a que varias hordas sí desfilaron cuesta abajo hacía sus casas, otras tantas se desplazaron hacía el otro escenario causando otro caos. Decidimos esperar 20 minutos en salir hacía The Prodigy pensando en que se liberaría algo el espacio entre escenarios, pero aún tardamos 15 minutos más de caminata, interrumpida cada tres pasos, en llegar. Unos Prodigy que decidieron incendiar la jornada y regalarnos el mejor cierre posible teniendo en cuenta todo lo acontecido durante el día. Pero el hastío, ver a la gente excesivamente pedo y la decepción que la mayoría llevábamos encima nos obligó a marcharnos antes de tiempo, al menos para no pillar las colas inhumanas de salida del recinto. Otro tema a mejorar, la policia local en parte se pensó que estaba controlando los conciertillos de Fiesta Mayor de Villaverde y no un macrofestival con cerca de 100.000 personas. Muy imprescindible su labor, pero quedaron descolocados frente a las mareas humanas que entraban y salian de la Colonia Marconi.

Mucho a mejorar, pero mucho. Mucho a pensar y rediseñar. Pensar en la seguridad y en el futuro. Pero sobre todo, no tomar el pelo del público, que recordad “siempre tiene la razón”. Mad Cool nos regaló una épica jornada de viernes y una muy lamentable y peligrosa jornada de sábado. Estaba tan enfadado que decidí no hablar de ello, pero he visto durante el día de hoy que otros medios (y no quiero citar), que han seguido haciendo la pelota a la organización por razones estrictamente económicas (patrocinios, por así decirlo). Pero cuando las cosas van mal, los medios, por pequeños que seamos a los ojos de un macrofestival, tenemos que dar voz a decenas de miles de afectados.

Un final de Mad Cool horrible, en todos sus aspectos.

Beto Lagarda
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