Las 5 mejores canciones de The Prodigy según… Science of Noise

The Prodigy es, sin lugar a dudas, el combo electrónico de los años 90. Si bien en muchas ocasiones, el todo perdía importancia en favor de sus dos focos principales, sus líderes Keith Flint y Maxim Reality, la banda electrónica más punk de la historia pasó a formar parte, por méritos (colectivos) propios, de la corriente principal de la música pop, siendo considerados como una de las experiencias en vivo más incendiarias existentes. De la escena rave local británica, pasaron a reventar estadios de todo el mundo, haciendo frente a cualquier banda de rock al uso a base de descaro y de una actitud de auténticas rock stars.

Hace escasas semanas nos despertamos con la triste noticia de la muerte de Keith, quien se quitó la vida después de haber entrado en una “espiral depresiva” tras haberse separado de la modelo y DJ japonesa Mayumi Kai, con quien llevaba casado 13 años. Y atrapado dentro de un bucle de problemas sentimentales, decidió suicidarse. Mayumi Kai, que fue una figura clave en la desintoxicación del artista, se habría convertido ahora en un nuevo motivo al que agarrarse por parte de Flint para volver a recaer en sus adicciones, según informa The Sun. Mayumi no tiene la culpa, pero parece que Keith pensaba que no podía seguir su vida sin ella.” Flint solo tenía 49 años.

He aquí nuestro pequeño homenaje a la banda que puso en una encrucijada a varios millones de metalheads. La banda que nos hizo pensar que en la música techno también tenían cabida hedbangings, mosh pits y saltos mortales desde los escenarios.

 

«Out of Space» por Ray Molinari

Álbum: Experience (1992)
Autor: Liam Howlett

Liam Howlett compuso en Experience (1992), el primer disco de The Prodigy editado por XL Recordings en Europa y por Elektra Records en los Estados Unidos, esta joya. Su “Out of Space” marcó un inicio en su propuesta musical, que en mi caso descubriría con su The Fat of the Land (1997), justo cuando empezaba a pinchar y quería encontrar temas nuevos que dieran carácter propio a mis sesiones.

Ese disco fue una grandísimo descubrimiento y, como hacía con las bandas de rock que descubría, busqué de dónde venía ese sonido de The Prodigy. Allí encontré este “Out of Space” y pasó a ser mi pieza preferida; por la voz sampleada de Max Romeo y la parte en la que canta “I’m gonna send him to outta space to find another race”, de su “Chase the Devil” del War ina Babylon (1976), dándole este toque dance hall electrónico que te obligaba a botar cuando entraban las partes rítmicas —robadas del “The Shamen” de Hyperreal Selector y de “Bombscare” de 2 Bad Mice— a las que daba paso el  “Critical Beatdown” de Ultramagnetic MC’s, con ese sampler de la frase “I take your brain to another dimension, pay close attention” en formato acelerado. Todo ello, sumado a las partes del «Shades of Rhythm” de Homicide, da lugar a un tema que tiene partes de todo: partes dance, partes hardcore… sacando el máximo rendimiento a la idea que The Prodigy tenia de la música.

El tema fue relanzado en 2005 con un remix de Audio Bullys en el sencillo Voodoo People / Out of Space,  y Kasabian hizo una lamentable versión.


«Smack My Bitch Up» por Dídac Olivé

Álbum: The Fat of the Land (1997)
Autores: Liam Howlett, Cedric Miller, Trevor Randolph, Maurice Smith y Keith Matthew Thornton

Me encanta esta canción, la he bailado infinidad de veces y es ideal a cualquier hora del día. Define perfectamente a The Prodigy, etiquetado muchas veces como música electrónica, pasando por el punk, dub o incluso rave. Pero en esta canción predomina un género llamado big-beat, que sería el estilo más adecuado para «encasillar» a los ingleses.

En “Smack My Bitch Up”, las secuencias y repeticiones de patrones se llevan la palma, para convertirlo en un tema que puede estar una hora sonando en bucle sin parar y disfrutarla igual. Pero lo que se llevó la palma fue su videoclip, que hizo que esta canción se convirtiera en un mito, más por su incendiaria controversia que por su sonido en sí. Para quien no lo haya visto, pasa todo en primera persona y básicamente estás metido en la piel de alguien que se mete la gran farra, muy a lo Resacón en las Vegas, con todo lo que eso conlleva: bebida, borrachera, peleas, potadas e incluso con “triunfo” final, que no pienso decir. Para el loco que no haya visto el video, hoy no puede faltar. El problema fue lo explícito de todo esto, más la repetitiva frase “change my pitch up, smake my bitch up”, que sería como un “cambia o sube mi afinación, azota a mi perra». Todo esto a finales de los 90, pues como que no.

En fin, mezcla perfecta de canción pegadiza y ultra bailable, con polémica más que servida. El videoclip realmente no tiene desperdicio y aún teniendo sus más de 20 años, está muy bien conseguido y es frenético, con lo que te mantiene intrigado hasta el final.


«Breathe» por Jordi Tàrrega

Álbum: The Fat of the Land (1997)
Autores: Liam Howlett, Keith Flint y Maxim Reality

Mi gozo en un pozo… Uno de los platos fuertes del próximo Doctor Music era precisamente la presencia de The Prodigy, pero por razones obvias va a ser imposible. A pesar de que en los 90 uno era un heavy de pro y aborrecía la música techno de entonces, la exposición a “Breathe” en los muchos programas de televisión dedicados a la música y los videoclips me dejaron de rodillas ante este grupo. “Breathe” era colosal, un impacto sónico y visual de pesadilla. Fue tan fuerte que incluso el single llegó a número 1 en España (¡!!!), con eso ya lo digo todo.

La canción fue estrenada en Serbia (11 meses antes de que apareciera el disco) en el primer gran concierto del nuevo país después de la guerra de los Balcanes, lo que supuso un himno generacional para las juventudes del lugar. La pesadilla era algo que les quedaba muy cercano. El tema explora las fobias humanas y las personifica en el video con la visión de insectos y cocodrilos deambulando por un apartamento desvencijado y ruinoso. En él el fallecido Keith Flint y Maxim Reality tienen un diálogo en habitaciones adyacentes comunicadas por un agujero en el muro.

Musicalmente el inicio ya es hechizante. Ritmo maquinal con una espada (sampleado de Wu-Tang Clan) y un patrón de batería tomado prestado de Thin Lizzy (“Johnny the Fox Meets Jimmy the Weed”). Cuando se recuerda a Thin Lizzy poco se habla de un genio como Brian Downey (batería). El riff de guitarra de Jim Daviesle da la oscuridad más rotunda para un tema que es una pesadilla en todos los sentidos. Los temores primigenios pasean ante la cámara mientras Flint y Maxim cantan y se contornean en actitud amenazante. El interludio calmado y el abrupto final recrean perfectamente cuando uno se levanta sudoroso y asustado.

Si el disco ha vendido 10 millones de copias es por algo. Cuando heavies y punks de los 90 caen rendidos ante música bailable y los sintetizadores es que estamos delante de algo realmente grande. Los 90 tuvieron muchos reyes en lo musical, pero durante un año entero nadie le hizo sombra a The Prodigy.


«Diesel Power (feat. Kool Keith)» por Rubén de Haro

Álbum: The Fat of the Land (1997)
Autores: Liam Howlett y Keith Matthew Thornton

Cuando de The Prodigy sacó al mercado su aclamado The Fat of the Land, a mí me pilló un poco con el pie cambiado. Estaba en plena crisis de identidad, paseando abierta y libremente por la (en ocasiones) no tan definida frontera que separa el hip hop de la música rock/metal. Años antes ya me había decantado abiertamente por hacer de mí un hombre bien a base de riffs, dobles bombos y demás elementos definitorios de la música rock más dura, pero Wu-Tang Clan, Beastie Boys y Run-DMC, y un poco más tarde Eminem, me hacían dudar de mi virilidad rockera.

En un álbum tan techno comoThe Fat of the Land, hay una canción que destaca por encima del resto, y esa no es otra que «Diesel Power», para la cual la banda contó con la colaboración del rapero del Bronx Kool Keith, famoso por escribir unas letras un tanto explícitas, con frecuentes referencias a relaciones sexuales. La verdad es que no me parece que sea la mejor canción del álbum, pero sí es la que más me gustó en su momento, por eso de ser diferente y novedosa.

Pero cada pista del álbum realmente merece una mención, si bien Kool Keith solo parece en «Diesel Power», dándole al asunto un ritmillo y un ambiente de lo más funky, una canción impulsada por una machacona percusión que evoca imágenes de trenes con poca luz y habitaciones empapadas de vapor.


«Firestarter» por Robert Garcia

Álbum: The Fat of the Land (1997)
Autores: Liam Howlett y Keith Flint

Esta canción es simplemente perfecta en todo. No fue la primera que escuché de ellos, esa fue «Breathe» que junto al vídeo que daban por la tele (si, antes daban vídeos molones) me perturbó la mente y pude comprobar que había una manera diferente de hacer música electrónica.

Lo bueno de este grupo es que supieron hacer una genial mezcla de rock y electrónica reciclando trozos de canciones antiguas con un toque muy oscuro, siniestro y transgresor. «Firestarter» fue la primera canción en la que se incluyó la voz de Flint pasando a ser el vocalista principal siendo el primer single que presentaron de su famoso disco The Fat of the Land. La verdad es que no me canso de escucharla.

Tiene una letra simple pero que esconde un buen mensaje dando a entender quien es el que la lía y el que busca problemas. El lugar donde se encuentran diversas emociones, adicciones y demás elementos claves en su música y parece ser que también en su vida.

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