Kyuss – Welcome to Sky Valley: 25 años de la obra maestra del stoner rock

Ficha técnica

Publicado el 28 de junio de 1994
Discográfica: Elektra Records / Chameleon Records
 
Componentes:
John Garcia - Voz
Josh Homme - Guitarra
Scott Reeder - Bajo
Brant Bjork - Batería

Temas

1. Gardenia (6:54)
2. Asteroid (4:49)
3. Supa Scoopa and Mighty Scoop (6:04)
4. 100 Degrees (2:29)
5. Space Cadet (7:02)
6. Demon Cleaner (5:19)
7. Odyssey (4:19)
8. Conan Troutman (2:12)
9. N.O. (3:47)
10. Whitewater (8:00)

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Sobra decir que Kyuss supone un antes y un después en el concepto del rock, pues ellos abrieron un filón del que saldrían bandas tan enormes como Queens of the Stone Age, e impulsaron a una juventud californiana que buscaba un sonido que les representara más allá del pujante grunge, estilo que se convertiría en mainstream de la noche a la mañana. Pese que hay similitudes claras entre ambos estilos, el stoner nunca logró (ni quiso) salir del underground más puro. Es más, cuando Kyuss fueron conocidos mundialmente, lo dejaron.

Viajamos a 1994, un cuarto de siglo atrás en el tiempo. Viajamos a las entrañas de Kyuss de la mano de Welcome to Sky Valley, un álbum seminal, impresionante, perfecto.

Cuatro adolescentes colocados de hierba hasta arriba tenían en sus manos el presente y futuro del rock del desierto, comúnmente conocido como stoner rock, un estilo de joven recorrido. Inventado, por así decirlo, por Across the River -una banda que solo publicó una maqueta-, banda compuesta por Mario Lalli a las voces y guitarra, Scott Reeder al bajo y Alfredo Hernández a la batería. Quizá estos nombres no os digan mucho, pero este trío de Palm Springs inventó el sonido del rock del desierto. Más tarde, el destino reuniría a Scott y a Alfredo en el que, desgraciadamente, fuera el último trabajo de Kyuss. Pero seguimos a lo nuestro, sin desviarnos.

La ruptura previa

Su anterior trabajo, titulado Blues for the Red Sun (1992), fue un puñetazo en la mandíbula del rock. Pese a vender solamente unas 40.000 copias, la leyenda de Kyuss creció y se habló de ellos en casi todo el mundo. Pero eran muy jóvenes, rozaban los 20 años, y tenían ganas de rockear sin pensar en los contratos discográficos y esas cosas de adultos.

Tras el inesperado salto a la fama, la banda decidió volverse algo más seria y para ello necesitaban un pequeño cambio de formación. Si bien Nick Oliveri, el bajista original, poseía unas habilidades asombrosas a las cuatro cuerdas, su locura era complicada de congeniar con la seriedad. En una gira con la banda seminal The Obsessed, se cuajó la incorporación del que entonces era bajista de la banda de doom, Scott Reeder. Josh Homme le ofreció el puesto a Scott sin consultar con John y Brant, y sin haber despedido aún a Nick; así de complicada era la adolescencia en Kyuss. John apoyó la idea de Josh, y Brant no lo tuvo complicado, pues era fan de Scott y de su etapa en Across the River.

Así se cuajó el primer cambio en la formación de Kyuss, y no sería el único. Brant no estaba contento con Josh, Josh no estaba contento con Brant. Se intuía una batalla de gallos en el corral.

 

La grabación

Una vez metidos en los estudios Sound City vuelven a contratar como productor a Chris Goss, un gran acierto. Joe Barresi se encargó de las mezclas y de la ingeniería, Eddy Schreyer de la masterización y Alex Solca de la fotografía.

Todo el proceso se ralentizó debido a una inesperada llamada con una invitación que nadie esperaba: Metallica quería que Kyuss abriera los shows de su ya programada gira australiana, casi nada. Además, el sello filial Dali Records vendió los derechos a su sello principal Chameleon Records, con quienes pactaron seis discos. Para poneros en contexto, increíble lo que comentó Josh al respecto: “Teníamos 19 años, firmamos con Chamaleon por seis discos cuando hacía una semana que había dejado la escuela”. Adolescencia en estado puro.

Tras varios días ensayando en casa de los padres de Josh, la banda entró en los estudios y en 23 días dejaron el disco listo.

Guerra interna

Comentaba Brant Bjork que “grabamos Blues y giramos casi sin parar hasta la grabación de Sky Valley. Éramos muy jóvenes, estúpidos, bebíamos mucho y nos pasábamos gran parte del tiempo colocados. Cuando volvimos a entrar en el estudio yo ya estaba exhausto. No nos llevábamos bien.”

Pese al increíble trabajo de Scott Reeder, la baja de Nick fue un punto de inflexión en la banda. Lo que antes era un trabajo en equipo, se estaba convirtiendo en un Josh & friends. La capacidad creativa de Brant seguía intacta, pero Josh no prestaba atención a sus ideas, a sus composiciones. Poco a poco el batería fue perdiendo a Kyuss y Kyuss fue perdiendo, pedazo a pedazo, a Brant Bjork. Ya nada volvería a ser lo mismo…

Comentó el bueno de Brant que “Josh se distanció. Ya no compartíamos ensayos, ni riffs, ni creamos junto nunca más. Comenzó a trabajar con Scott.” Sus ideas no eran ni siquiera valoradas, “¿Cómo convence un batería a un guitarra para tocar su canción? Dejé de participar en la composición. Yo no quiero eso.” Brant se sinceró años más tarde cuando afirmó que uno de los motivos de su marcha fue que no aguantaba a Scott ni a su mujer. Tras publicar el álbum, Brant Bjork abandonó Kyuss.

El disco

Welcome to Sky Valley es seguramente el álbum que mejor define el sonido del desierto. Estamos, si duda alguna, frente a una obra maestra. Su impacto a corto plazo fue tan grande como lo sigue siendo 25 años más tarde. Cualquier persona que disfrute del stoner / desert rock tiene en este álbum su Santo Grial.

En él encontramos diez temas en poco más de 50 minutos. También encontramos la portada más mítica del rock del desierto, una portada atemporal que sirve como invitación, algo así como:

“Entra en Sky Valley, aquí vas a encontrar todo lo que buscas…”

El álbum está grabado con los tres músicos tocando en falso directo y con las voces de John superpuestas encima de los temas. Arriesgado, pero efectivo, el efecto de colocar las voces de John sobre la música quitaba algo de nitidez a las letras. Los temas eran pura música, transmitían aridez, respiraban desierto.

Pese a ser un álbum de cortes independientes, la banda lo vivió como un álbum conceptual, no por la estética ni la lírica, sino por el sentimiento impreso en él. El vivir cerca de Sky Valley y poder cantar y componer sobre ello, era como verter los sentimientos sobre las melodías.

Aquí encontramos cortes monumentales como “Gardenia”, el tema que abre el disco, un tema pesado que aborda una de las temáticas más usadas en el stoner rock: los coches, las motos, la gasolina. Si bien las letras en Sky Valley son las mejores hasta la fecha, aún hay temas con letras totalmente insulsas. como por ejemplo “Demon Cleaner”, que trata de lavarse los dientes en forma de metáfora. “100 Degrees” es bastante literal; esa temperatura tan agradable de la zona en la que residen.

Otro tema enorme es “Asteroid” con sus casi cinco minutos de orgasmo stoner, o “Whitewater”, el tema con el que Brant Bjork deja la banda, un tema impecable de casi nueve minutos de duración. Es el tema que cierra el disco y cierra una etapa, la más grande del stoner rock.

Beto Lagarda
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