Jinjer – Macro

Nuestra Nota


8.5 / 10

Ficha técnica

Publicado el 25 de octubre de 2019
Discográfica: Napalm Records
 
Componentes:
Tatiana Shmailyuk – Voz
Roman Ibramkhalilov – Guitarra
Eugene Abdukhanov – Bajo
Vladislav Ulasevish – Batería

Temas

1. On the Top (5:28)
2. Pit of Consciousness (4:12)
3. Judgement & Punishment (4:19)
4. Retrospection (4:24)
5. Pausing Death (4:44)
6. Noah (4:13)
7. Home Back (4:20)
8. The Prophecy (4:01)
9. lainnereP (5:28)

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Quizás os resultará difícil creéroslo, pero me ha costado lo suyo sucumbir a la magia de los ucranianos Jinjer. Ya sé que hace unos años que son la niña de los ojos de medio mundo, pero la verdad es que, por algún motivo u otro, no acababa de entender ni de compartir las desmedidas pasiones que generaban entre gran parte de mi entorno ni de la metalada en general. Es cierto que técnicamente son unos portentos, es verdad que la voz de Tatiana Shmaylyuk es absurdamente versátil y es innegable que muchas de sus canciones tienen un cierto gancho pero, ¿de ahí a que todo el mundo, jóvenes y mayores, se vuelvan locos por ellos? No, hombre, no.

La primera vez que les vi en directo fue abriendo para Arch Enemy hace un par de años, y aunque su concierto fue energético, preciso y básicamente impecable, tampoco terminó de tocarme la patata. Eso me sirvió, de todas maneras, para que me metiera más a fondo con sus discos, que eran igualmente impecables, pero que me dejaron repetidamente un poco igual. Los vi de nuevo junto a Amorphis y Soilwork hace tan solo unos meses, y aunque se pegaron un bolazo y la mitad de la sala estaba absolutamente enloquecida con ellos, tampoco acabé de ver porqué una banda, más o menos genérica (o eso pensaba yo entonces, infeliz de mí) de djent modernillo, podía generar tal revuelo a su alrededor.

Pero gracias a algún tipo de alineación astral que no acabo de entender del todo, algo ocurrió entre entonces y su actuación en el Rock the Coast de este verano. Progresivamente, y como por arte de magia, sus canciones me empezaron a gustar más, «Pisces» me empezó a parecer uno de los grandes temazos de la década, los múltiples vídeos de reacciones en YouTube me empezaron a parecer más y más adictivos y fascinantes, cada uno de sus músicos me empezó a parecer más y más bestia en lo suyo e incluso Tatiana me empezó a parecer más y más atractiva. Y para cuando fue hora de verlos en Fuengirola, yo ya estaba entregadísimo a sus gracias, así que disfruté de su concierto como uno más de esos fans a los que me miraba con cara rara hace tan solo unos pocos meses. ¿Os lo explicáis vosotros? Porque yo, no.

Lo que este proceso me ha enseñado, en todo caso, es que Jinjer no es en absoluto «una banda más o menos genérica de djent modernillo«. De hecho, y aunque sin duda tienen muchísimos elementos de este subgénero, sería incluso bastante injusto delimitarlos y encasillarlos en una etiqueta así cuando su música puede llegar a ser una peculiar bacanal de estilos que incluyen cosas tan distantes como el jazz, el lounge, el reggae, el prog, el death metal o el hardcore. En este nuevo disco siguen insistiendo exactamente en eso mismo, y lo hacen, si cabe, con aún más confianza, llegando a extremos de experimentación y diversidad a los que aún no habían llegado hasta ahora. Y ya os avanzo que han salido sobradamente airosos del envite.

Entre EP’s, singles y re-ediciones varias, a veces me lío un poco a la hora de entender cómo funciona la discografía de esta gente. Este Macro es el tercer LP completo de la banda después de que, como un reloj, hayan publicado un nuevo disco cada tres años. Entre otras cosas, sirve para completar y complementar el EP Micro que los ucranianos publicaron a principios de este 2019, y a nivel estilístico ambos trabajos son totalmente coherentes, hasta el punto de existir cierta relación entre algunas de sus canciones. Si fuéramos un poco clichéicos, podríamos atrevernos a decir que Macro supone su consolidación definitiva, e incluso el momento en el que alcanzan la madurez como banda. Y aunque en parte así es, tampoco creo que sea estrictamente cierto: los ucranianos van disparados hacia el estrellato y este disco es un decidido paso más hacia ello, pero ya hace bastante tiempo que llevan colocando firmemente todas las piedras necesarias para ello.

Lo que suelen decir es que la mayoría de gente se acerca a Jinjer por Tatiana, pero se acaba quedando atrapado por el resto de sus músicos. Supongo que esta afirmación tiene una gran parte de verdad, en el sentido de que la voz insultantemente versátil de la señorita Shmaylyuk (a mi juicio, la mejor vocalista femenina del panorama metálico actual) es un reclamo tan evidente que más de uno llegará atrapado por tal nivel de talento sin darse cuenta de que lo que hay detrás son tres músicos absolutamente impresionantes, con una clase, un feeling y una técnica envidiables. Pero el hecho de ser capaz de apreciar sus tremendas capacidades instrumentales, aunque sea tarde, no hace sino poner en valor lo espectacular que es Tati en el manejo de su voz. Aquí podemos disfrutar de otra demostración exuberante de los talentos de estos cuatro musicazos, que introducen tantos matices en su música que no os los vais a acabar.

No sé si es una manera de combatir la poca atención que la mayoría de oyentes son capaces de darle a un disco hoy en día, pero tanto «On the Top» como «Pit of Consciousness» fueron los dos primeros adelantos previos a la salida del disco y aquí se colocan también como las dos canciones que lo abren. La primera de ellas empieza con un rollo inquietante que me recuerda a los Sepultura del Roots, aunque tan pronto Tatiana empieza a berrearnos en la oreja, nos encontramos con el saco de riffs potentísimos y de ritmos puramente djent a los que nos tienen acostumbrados. Un estribillo melódico y pegadizo (y otros pasajes posteriores) ahondan en los contrastes vocales que caracterizan inconfundiblemente a esta banda, pero a pesar de que se trata de una canción técnicamente impecable tampoco ha conseguido levantarme del todo de la silla. Algo parecido ocurre con «Pit of Consciousness», un tema muy progresivo en sus desarrollos que profundiza tanto en la vertiente más melódica y dulce como en la más djent y cruda. Un muy buen tema, sin duda, pero por ahora no me vuelve loco.

El reggae hace su primera (y creo que última) aparición en «Judgement (& Punishment)», un tema que, a la postre y sinceramente hablando, me parece algo más memorable que lo visto hasta ahora (aunque prefiero aguantarme los juicios, ya que mis opiniones con esta banda suelen ser bastante cambiantes). El estribillo es épico y poderoso, la canción tiene groove a saco y los blast beats y bramidos atronadores se suceden con gracia y motivación. En «Retrospection», por su parte, introducen el ucraniano (por lo que sé) por primera vez en su carrera, en un movimiento que parece empezar a ser habitual en tantas y tantas bandas. No sé cuán musical resulta ese idioma eslavo, pero yo sin duda me alegro de que se animen a ello. A parte de ese detalle, el tema empaqueta un montón de paisajes cambiantes y motivantes que lo convierten en uno de esos cortes que es capaz de convencerme plenamente y hacerme asentir con seguridad y firmeza.

«Pausing Death» supone otra vuelta de tuerca y ahonda en su vertiente más convergera, cosa que me gusta mucho y que nos viene a dar a entender y a confirmar que cada tema de este disco tiene una personalidad muy marcada y no permite que nos aburramos ni perdamos la atención en ningún momento. Escondidos entre la tralla que acompaña a las estrofas, encontramos un estribillo muy reconocible e igualmente frenético, mientras que la recurrente parte más acústica y calmada es una auténtica delicia. Se trata de una auténtica orgía de matices que empaqueta absolutamente de todo en menos de cinco minutos y que me resulta natural colocar como uno de los momentos más brillantes del disco.

«Noah» tampoco se queda demasiado atrás, con un groove potente y adictivo, algunos momentos espectaculares y un estribillo con mucho potencial. Nos acercamos a la recta final con «Home Back», quizás una de las mayores joyas escondidas que encontramos aquí y que, como es habitual, alterna tralla sin piedad con melodías melosas y pasajes tranquilos y culebreros. En «The Prophecy» suben un puntito las revoluciones para acercarse sin complejos al hardcore más trallero (a mí el riff principal me recuerda a Nailbomb), aunque como es habitual la canción tiene muchísimo más, desde ritmos pesados y machacones, hasta recursos vocales que recuerdan al mismísimo Mike Patton.

«lainnereP» es una puta maravilla, y punto. Esta fascinante reinvención chill y atmosférica del ya de por sí temazo que es «Perennial» y que ya conocimos de Micro. Es de un delicioso y evocador que tira para atrás y sirve para cerrar el disco a lo grande y con un puñetazo (o sacada de rabo, depende de cuán bastorros seáis al expresaros) encima de la mesa. La confianza, la valentía y el talento que tienen estos chicos es admirable, y el hecho de que tales virtudes sean apreciadas y reconocidas por buena parte del gran público, es un motivo de alegría totalmente objetiva y una esperanza indudable para el futuro de la música.

En fin, aunque se trate de un disco que no me ha llegado a emocionar de verdad -excepto en momentos muy concretos-, me parece evidente que se trata de un paso adelante más en la imparable carrera del cuarteto ucraniano, que va disparado como un misil hacia vete saber dónde. Aún así, lo que siento al escucharlo me retrotrae a mi pasada impresión de la banda: que todo es genial, perfecto, impecable… pero que diría que aquí no hay un «Pisces», un o un… pero vete a saber. Jinjer es una banda cuyas canciones nunca me han entrado inmediatamente, y luego mira lo que ocurre. Espero que para su visita en diciembre (ganazas, porque se van a comer la Salamandra con patatas) todo lo que encontramos en este Macro haya hecho click por fin. Y tiene toda la pinta de hacerlo.

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Sobre Albert Vila 951 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.