Crónica y fotos del concierto de Tail Dragger + Gumbo Blues Band - Teatre Sagarra (Santa Coloma de Gramenet), 9 de febrero de 2019

Genial velada de blues en Santa Coloma con Tail Dragger

Datos del Concierto

Bandas:
Tail Dragger + Gumbo Blues Band
 
Fecha: 9 de febrero de 2019
Lugar: Teatre Sagarra (Santa Coloma de Gramenet)
Promotora: Santako Blues
Asistencia aproximada: 550 personas

Fotos

Fotos por Jose Antonio Serrano Sabaté

Peculiar y original velada de Blues, a la vez que excelente y sumamente emotiva, la que pudimos disfrutar el sábado pasado con la actuación del veterano y gran cantante Tail Dragger en el bonito marco de las instalaciones del Teatro Sagarra de Santa Coloma de Gramanet.

Era la jornada estelar de la presente y sexta edición de este ya afamado y cada vez más arraigado Festival de Blues de Santa Coloma y puedo dar fe de que lo que se pudo ver y escuchar creo que cumplió y sació sobradamente con todas las expectativas creadas dejando a todos los asistentes más que satisfechos.

Pero antes de entrar en materia, me gustaría agradecer sobremanera la profesionalidad, atención y mimo recibidos por parte de la organización, Santako Blues y más concretamente por el señor Ángel Elvira, para poder realizar cómodamente y en las mejores condiciones nuestro trabajo. Chapeau señores, chapeau!!!

Gumbo Blues Band

Los primeros en actuar, como es habitual en la poco agradecida zona del bar del teatro, fue el dúo canario Gumbo Blues Band. Alberto Gulias a la voz, percusión y armónica y Reinaldo Rivero a los coros y…….… teóricamente a la guitarra, puesto que la excelsa forma de tocar su instrumento le permite incluso llevar el ritmo con las cuerdas superiores haciendo las funciones también de bajo, dejaron bien claro a todos los que pudimos presenciar su show que su sentido minimalista de interpretar la música a veces es mejor que otros formatos que tantas y tantas veces no transmiten ni la mitad de sensaciones.
Blues, Rock and Roll, Boogie, Rhythm’n’Blues y un sinfín de estilos que unidos a su enorme calidad interpretativa hicieron de esta original banda de Gran Canaria el aperitivo perfecto para el gran ágape que posteriormente sería la actuación del cabeza de cartel, Tail Dragger.

Muchas veces, desde mi perspectiva de ex-músico, me pregunto como es posible que con sólo dos personas en un escenario, únicamente acompañados de voz, guitarra, como dice Alberto Gulias una batería cordobesa, o sea un cajón flamenco, unos pocos platos y ocasionalmente una armónica, la música que interpretan pueda sonar tan bien y no se echen de menos esos intrumentos que todos sabemos y que denominamos base rítmica.

Sólo se me ocurre una respuesta, los músicos deben atesorar altas dosis de calidad y las canciones han tenido que ser elaboradas con mucho, muchísimo trabajo y meticulosidad. Enhorabuena por vuestra original y gratificante propuesta!!! Pero llegó la hora de la verdad.

Tail Dragger + Tota Blues Band

Tras una generosa pausa para digerir lo visto y oído hasta ahora le tocaba el turno al plato fuerte de esta jornada del festival, Tail Dragger. Su actuación, de aproximadamente dos horas y media, se dividió en dos partes separadas por un descanso de unos 30 minutos y los imprescindibles bises. Siguiendo con los símiles gastronómicos se me ocurre decir que constó de primer, segundo plato y postre.

La inicial entrega estuvo estructurada así mismo en tres episodios, el primero donde los protagonistas serían Tota Blues Band, la banda de acompañamiento y soporte para el bluesman Tail Dragger en esta gira por tierras españolas, el segundo donde se daría prioridad a la carrera en solitario de José Luis Pardo, guitarrista argentino de lujo escogido para completar la formación de apoyo al de Arkansas, y el tercero y último donde ya todo el protagonismo sería para el enorme Tail.

Tota Blues Band, claramente liderados por los argentinos Flavio Rigatozzo “Tota” a la voz y armónica y Crístian “Poyo” Moya a los teclados, es una prestigiosa banda de blues con sus orígenes en Argentina, aunque ahora afincados en Barcelona, con un currículum vasto y extenso. Haber tocado con Bob Margolin, Bob Stroger, Kenny “Blues Boss” Wayne, James Wheeler o Louisiana Red y hecho de teloneros de artistas como Phil Guy, Dave Myers entre muchos otros es todo un aval y garantía en lo que respecta a su profesionalidad y valía.

Para esta gira con Tail Dragger el puesto de solista o guitarrista ha sido para José Luis Pardo, otro conocidísimo músico argentino, en este caso bonaerense, con una inmensa experiencia a nivel internacional que combina actuaciones, grabación de discos y giras por territorio nacional y por el extranjero con las labores de director y profesor en la Escuela de Blues de Madrid, lugar donde reside desde hace años. Y con todas estas premisas dio comienzo el concierto.

Al igual que Tail, Tota Blues Band y J. L. Pardo desde la primera canción dejaron claro que el repertorio iba a centrarse en ese Blues de Chicago que tantos éxitos a supuesto a los tres. La calidad de los temas que iban sonando y de los músicos estaba fuera de toda duda y el público se lo estaba pasando en grande, pero todos los asistentes creo que estaban esperando que apareciera la leyenda de Mr. Dragger sobre el escenario. Eso se produjo después de algo más de 20 minutos y una ovación de gala recibía al anciano cantante estadounidense.

Apoyándose y con la ayuda de un bastón Tail, con evidentes y serios problemas de movilidad, saludó a un público expectante que afortunadamente llenaba por completo el bonito y funcional Teatro Sagarra. Con una silla en el centro del escenario destinada para el devenir del show, como en multitud de vídeos que he tenido la oportunidad de ver del artista, y cuando todos pensábamos que el cantante optaría por dar descanso a sus maltrechas extremidades, tras el primer tema no podéis imaginaros cuál fue la decisión del casi octogenario bluesman.
Pues nada más y nada menos que bajar con sumo cuidado las escaleras del escenario para con el mismo tiento empezar a subir las que llevan a la salida de la sala. Cantando a un lado y al otro, bajo la sorpresa, la estupefacción y el temor por la ostensible inestabilidad de Tail, el respetable estaba alucinando.
¿Sería la anécdota del concierto?, pensábamos todos. Pues no.

Cuando decidió que ya habían tenido suficiente los afortunados que tuvieron el honor de codearse con él, Tail bajó de nuevo los peldaños escalados y, de nuevo ante el asombro general, en lugar de volver sobre las tablas con el resto de los músicos, decidió quedarse abajo, junto a la primera fila. Y así cayó un tema tras otro hasta consumir la hora de este primer round del concierto, repartiendo momentos en los que permanecía sentado en las escaleras de acceso al escenario con otros en los que se dirigía personalmente a los felices ocupantes de los asientos de esa privilegiada llamada fila cero.

Aunque también tenemos que decir que no a todos los elegidos para tan destacada experiencia les ilusionara en exceso este peculiar y prácticamente irrepetible privilegio, algunos parecían pasarlo realmente mal tanto por ser protagonistas de las atenciones de Tail como por estar permanente y constantemente copando la atención de todos los objetivos de la prensa que obviamente se encontraba siempre a su alrededor. En fin, son las desventajas que hay que pagar por el alto precio de la fama. Bueno, vamos a volver a ponernos serios.

Tras el descanso de media hora para refrescarnos y renovar líquidos, volvían al escenario Tota Blues Band y José Luis Pardo para, de nuevo, dar la bienvenida al cantante de Altheimer, Arkansas. Renqueante y otra vez con el bastón, Tail no duda ni segundo en soltarlo junto a esa silla, destinada para él y que tan poco trabajo tuvo durante toda la velada, para esta vez deambular de rodillas por el escenario durante toda una canción, levantarse para interpretar otra y, después de quitarse una americana que ya parecía sobrarle, volver a bajar junto a esa predilecta primera fila. De esta manera transcurrió el resto del concierto para asombro de todos, desgranando temas del mejor Blues, dirigiéndose constantemente a los “elegidos”, haciendo amistades (un agraciado de entre los asistentes fue nombrado oficialmente “su amigo” y pudo cantar un tema con Tail) o sentándose a veces en las escaleras para mitigar el esfuerzo. Pero esto no podía finalizar así.

Después de salir para los bises, el postre, Tail nos tenía preparada otra inesperada sorpresa. Volviendo a bajar del escenario para el final de la fiesta, fue eligiendo una por una a diferentes personas, mayoritariamente chicas, of course, para que levantándose de su asiento pudiesen bailar y liberar todas las emociones aglutinadas y retenidas en una jornada muy, muy especial.

Como dije al principio, original y emotivamente superlativo!!