Entrevista a Eric Baulenas, vocalista y guitarrista de Moonloop (I): ‘Hoy en día, las bandas estamos acostumbradas a hacer de todo’

Aprovechamos una soleada tarde agosto para quedar con Eric Baulenas, vocalista y guitarrista del grupo de death metal progresivo Moonloop y también de otras bandas como Eric Baule o Bauluna. Una pequeña institución del metal barcelonés y, sobretodo, un tío majísimo, Eric habla con pasión de sus proyectos, del underground, de cómo acabó metido en la música y de mil cosas más. Tan cómodos nos sentimos ambos en nuestra charla, que la entrevista se alargó mucho más de lo esperado, de manera que hemos decidido publicarla en dos volúmenes. Si tenéis curiosidad por conocer un poco más quién está detrás de Moonloop, espero que ésto vaya a satisfacer todas vuestras ansias.

¡Hola, Eric! Antes que nada, gracias por dedicar un tiempo a responder estas preguntas para Science of Noise.

Gracias a ti, Albert.

Esta entrevista la teníamos que haber hecho originalmente en tu casa, lo que habría estado muy bien, habría sido como un reportaje de la ¡Hola! o la Lecturas a lo Isabel Preysler…

Sí, además te habría mostrado el contexto fosilífero y natural que me rodea, pero bueno, aquí en la terracita también se está bien!

Lo bueno es que la teníamos que hacer en tu casa porque habías tenido un problema en la oreja, y ahora ya estás en fase de recuperación. Explícanos un poco qué te pasó.

Pues mira, tenia una calcificación en un hueso pequeño del oído derecho que empecé a desarrollar hace unos diez años aproximadamente, pero los síntomas no empezaron a aparecer hasta hace unos siete u ocho años, que es cuando me empecé a hacer audiometrías y los médicos me dijeron que estaba perdiendo la audición y que era debido a esto: un hueso que se estaba calcificando. Al hacerse grande la capa de calcificación, no permite que entren las frecuencias desde el exterior. Al principio no le di importancia, me dijeron que me fuera revisando, y luego ya un buen día me dijeron que me podía operar, pero lo típico… cuando vi los peligros que podían venir de la operación, me lo tomé con calma hasta que hace un año tomé la decisión firme de operarme. Y por suerte ha ido bien. He recuperado mucha audición, aunque ahora lo tengo sensible y tengo que llevar un tapón de silicona, pero bueno, parece que estoy listo para guerrear de nuevo.

Como músico tiene que ser complicado vivir con esta limitación auditiva, me imagino.

Sí, lo ha sido. Tanto cuando escuchaba música por placer como a la hora de tocar. Si escuchaba música sin cascos, aún, pero en el momento en el que he necesitado mezclar el disco de Eric Baule, lo de Bauluna o el último de Moonloop, pues adolecía de no tener una opinión fiable. En más de una ocasión pedía más graves, que es lo que primero empezó a fallarme, cuando todos mis compañeros me decían «no, no, no! Si de graves ya está saturado!» y yo «hostia, pues es que no lo percibo». Incluso de cara a grabar mis demos en casa, darme cuenta de que no tenía que subir mucho la ecualización a nivel de graves, porque luego si lo escuchaba otra gente me decian «tío, te has pasado!». Era como tener dos cerebros, dos orejas distintas. Con una todo bien, pero con la otra me faltaba chicha siempre. No sé ni cómo he aguantado, pero bueno, supongo que esto es lo de siempre: te acostumbras a todo.

Bueno oye, que Beethoven era sordo y hacía maravillas igual!

Sí… Bueno, ¡Beethoven era la leche, eh! (risas)

¿No nos comparamos aún pues?

Hummm. No. (risas)

Desde pequeño siempre has tenido música a tu alrededor. ¿Cómo lo has vivido, cómo has crecido en ese entorno?

Buah, es que mis recuerdos desde el principio tienen todos música. Recuerdo un magnétofon de bobina abierto en casa, recuerdo vinilos, recuerdo guitarras, recuerdo a mi padre cantando por todos sitios, recuerdo irme de vacaciones a Cadaqués y ver como hacía jams con los extranjeros. La música siempre ha estado ahí. Él escuchaba de todo, desde rock clásico, música clásica, música étnica, pop, cosas más ochenteras, pero de los discos que ponía en casa recuerdo que los primeros impactos que recibí fueron tal vez los Who, los Kinks, Hendrix, los Beatles… y luego bandas como Talk Talk, Echo and the Bunnymen, bandas más ochenteras. Él siempre ha sido muy omnívoro y le estoy muy agradecido, porque para mí ha configurado un espectro musical muy amplio casi sin quererlo.

Y nada, él tocaba la guitarra desde siempre, pero yo hasta que salió el «The Extremist» de Satriani no me lo planteé. La guitarra ya me gustaba mucho, yo me había aficionado a David Lee Roth, a Van Halen, había escuchado a Paul Gilbert, a Gary Moore o a Mark Knopfler, del que era super fan. Todo esto a finales de los ochenta, pero fué salir el «Passion and Warfare» de Vai y decir «qué está pasando aquí». Y aún tardé dos años en cogerla, porque tenía mucho miedo de no ser tan bueno, o de no hacer las cosas que mis ídolos hacían. Y obviamente sigo pensando igual, que no he llegado a eso, pero lo bueno es que rompí esa barrera de miedo, y fué genial. Mi padre me ayudó también: me enseñó cuatro acordes, cuatro cositas… él es muy autodidacta, y yo he seguido su estela. Soy muy autodidacta, muy antitécnico, voy a mi puta bola.

He visto que él saca bastantes discos de tributo a Dylan, además de otras cosas…

Está prejubilado y ya si antes era un bichito, ahora sí que no para. Su fuente de inspiración principal es Bob Dylan, porque desde adolescente fué su gurú, por así decirlo, pero él ha hecho músicas más experimentales, simfónicas, rollo étnico, …. Versiones desde Luis Aguilé hasta los Kinks, no tiene tapujos para nada, que a veces hasta yo digo «nen, hostia, un poco de filtro aquí, ¿no?», pero nada nada, él da para todo, y me gusta porque en el fondo creo que mi padre es más progresivo que muchos progresivos, porque le gusta todo.

Bueno, es un progresivo de los setenta, que supongo que es cuando la gente era progresiva de verdad, ¿no?

Sí, aunque curiosamente él siempre me habla de que en esa época, cuando salió todo el progresivo, se quedó en Pink Floyd y Moody Blues. Pink Floyd, por cierto, fué también una de las cosas que yo heredé, fue ver el disco del muro y decir «wow, qué disco más guapo». Pero él no entró nunca en el rollo ese, se quedó más en el folk y en el pop. Mi padre es muy del folk, el pop y el blues.

¿Colaboras en algún proyecto con él, por cierto?

Sí, y tanto. Lo primero primero que grabé con él fue en el año 2000. Un álbum que se llama «El Viaje a Oriente», formado por canciones compuestas por él en castellano y que giran entorno al pop, al rock sinfónico, lo étnico… es curioso. También me estrené con él en concierto en la Sala Savannah, en el año 94. Yo hacía un año y pico que tocaba y tocamos un tema de Neil Young, un tema de Muddy Waters y otro tema de Joe Satriani que era una balada, la de «I Believe», que era muy tranquila y aún se podía tocar. Y a partir de entonces he ido colaborando tanto en discos de Dylan como en canciones sueltas que ha ido grabando, en versiones de otra gente… A veces le hago las baterías, a veces le hago solos de guitarra, le hago teclados… ¡jugamos!

¡Excelente! Bueno, introducciones a parte, el principal motivo de esta entrevista es Moonloop, que es tu proyecto principal a día de hoy y bueno, en general, ¿no?

Sí sí, es el más antiguo y el más longevo, sí.

Hace poco que habéis sacado vuestro segundo disco, «Devocean», que a mí me parece un discazo. ¿Cómo se ha recibido?

Se ha recibido bien. La verdad es que partiendo de la opinión que tenemos nosotros del álbum, teníamos mucha ilusión por darlo a conocer. Para nosotros es un paso muy grande, a nivel de producción sobre todo, porque el anterior nos gustaba, pero éste afina más en todo lo que teníamos visualizado de cara al sonido. Y luego la temática de las letras, los arreglos, el cómo se ha trabajado toda la grabación,… Ha sido un disco que se ha grabado con mucha calma, con mucho amor y con mucha dedicación, y yo creo que eso se nota. Que conectes con el público o no es una rifa a veces, porque hoy en día además hay veinte mil millones de bandas brutales y preciosas.

Pero bueno, estamos contentos, ya que la acogida tanto a nivel nacional como internacional ha sido muy buena. Aunque yo soy muy descreído, porque hoy en día discos buenos todo el mundo se los graba en su casa y rápidamente puedes ser el nuevo gurú. Pero donde realmente se demuestra todo es en directo, y somos muy conscientes de ello. En casa sentado en el sofá todo el mundo toca de puta madre, pero lo importante es la carretera, acumular un currículum para realmente estar visible, no ya porque hayas sacado un disco bueno sino para que la gente vea que lo que haces es real en directo después. Y como músico, ya me gusta que sea así.

Impactas de una forma distinta, claro. Cuando realmente se te queda una banda es cuando los ves en directo y logras conectar con ellos de una forma u otra, establecer una relación personal…

Ahí está, exactamente. Es cuando finalmente los ves y dices «no ha sido una paja mental», realmente esta gente cuando tocan han conectado conmigo porque lo hacen igual, o por la actitud que tienen. Entonces lo ves tangible y es cuando se une el concepto de «oh! Qué disco más bueno!» con «vale, son de carne y hueso». Entonces es cuando se convierte una banda realmente poderosa.

Existís como Moonloop desde 2001, y técnicamente es indudable que tenéis un nivelazo. Aún así, durante este tiempo solo habéis publicado dos discos, y como decías «Devocean» lo habéis grabado muy lentamente. ¿Cuáles fueron los motivos para ello y como ha sido el proceso de creación de este disco?

Mira, hay que tener en cuenta que hemos sido una banda que nos ha faltado mucho creer en nosotros mismos desde el principio, y que optamos siempre por el «Háztelo tú mismo» en plan «nos compramos un mini-estudio y una grabadora, nos instalamos esto en el local y vamos haciendo…». Los resultados de los primeros años eran demos que no estaban a la altura ni de las canciones ni de lo que hacíamos en directo, y la gente nos lo decía todo el rato. Y así fué hasta que se nos hincharon las pelotas hacia el 2008 o 2009 y entró Vic, que tenía un estudio de grabación y que fué de alguna manera el que propició la situación de forzarnos a hacerlo bien. Aquel primer álbum tardamos mucho en grabarlo por problemas de agenda, y éste ha tardado también, pero aquí ha sido una mezcla entre agenda y que no hemos querido precipitarnos en nada. El sello tampoco nos ponía ninguna presión, y lo bueno es que el estudio lo tenemos instalado en nuestro local de ensayo, con lo cual al margen de las baterías, que se grabaron en Julio de 2014 en El Prat de Llobregat, en el estudio donde yo ensayo con Eric Baule, lo hemos grabado todo en el nuestro propio local. Y no acabamos hasta julio del 2016, o sea dos años justos. Hemos utilizado todo este tiempo para editar las baterías, producirlas, mezclar, grabar guitarras, grabar voces, grabar acústicas, electroacústicas, teclados, millones de arreglos, solos… Nos lo hemos tomado con mucha calma. En este sentido ha jugado a nuestro favor el hecho de que no teníamos presión por parte del sello.

Dicho esto, yo debo confesar que a mí me gusta trabajar bajo presión, y creo bajo presión se consiguen resultados muy buenos. Para mí los discos son un reflejo del momento, con lo cual tú no puedes pasarte toda una vida o incluso dos o tres años para grabar un álbum. No tiene sentido, la música huele a podrido al cabo de un tiempo. No te estoy diciendo que este álbum sea así porque el resultado final es muy bueno y hoy en día todos los músicos tenemos muchas dificultades económicas o de tiempo para tirar hacia adelante, pero no me quiero escudar en eso. Yo sigo pensando como los músicos de los años sesenta: tienen cuatro canciones, van al estudio y les dicen «oye, que hay que acabar el disco y hay que meter cuatro más». Pues ostia, tengo estas ideas, venga, rock and roll. ¡Y el año que viene otro! Porque así la música es fresca, y aunque te pueden decir que el disco que has sacado este año es una mierda, el caso es que la música se mueve y es un ser vivo. Así que aunque nuestro proceso ha sido así y estoy orgulloso del resultado, me encantaría que para el próximo todo fuera más fluido, más rápido.

Entonces, estamos hablando de que los temas de «Devocean» tienen todos dos años o tres como mínimo, ¿no?

Sí, eso mismo. Y «Nightmare Gallery» era una demo que grabé yo en 2008, lo que pasa es que la adaptamos con Moonloop y todos pusieron un poco de su parte.

SoN: «Nightmare Gallery» es la que está basada en Vincent Price, ¿verdad?

Exacto, está inspirada en Vincent Price y en unas historias de terror de los años setenta, del creador de la «Dimensión Desconocida» y todo esto.

SoN: ¿Y ya tenéis cosas para el próximo? ¿Tenéis pensado grabarlo más temprano que tarde?

Tenemos alguna idea suelta, pero nuestro problema es que como a día de hoy no hay mucho tiempo, el poco que tenemos lo utilizamos para hacer reuniones de banda, gestionar movidas y ensayar de cara a los conciertos, con lo cual nos hace falta volver a saborear las quedadas en las que llevamos ideas y las desarrollamos con una jam a ver qué surge. Pero bueno, ahora en septiembre empieza el trabajo en serio otra vez, a nivel de conciertos y a nivel de ensayar y de ponernos creativos. Yo también he pasado unos años muy cortado creativamente por culpa de mi horario laboral, pero ahora esa realidad tiene que cambiar, así que tengo muchas ganas de volver a grabar demos, presentárserlas a Moonloop y, si les hace tilín, ponernos con otro bichito nuevo.

SoN: Personalmente, si hay un tema que me gusta especialmente de «Devocean», como casi seguro que te dice mucha gente, es «Oceans», que es un temazo absurdo…

Es un hit muy largo (risas). Es un canto a la vida y a los océanos, la verdad es que está hecho con esa intención.

SoN: Creo que es un tema que destaca mucho dentro del disco, que es muy sólido y muy compacto, y este tema es épico, como un rayo de luz. Explícanos un poco de donde viene esta canción en concreto.

Este tema surgió a raíz de haberme leído una novela de Frank Schätzing, que es un productor musical y biólogo alemán. Un crack como biólogo y submarinista, como escritor y como músico. El tío toca varias vertientes y es como un hombre del Renacimiento, así que me gustó su figura como persona creativa. Me recomendaron un libro suyo, una novela, «El Quinto Día», que en inglés se llama «The Swarm». Yo las novelas me las tomó muchas veces con un poco de recelo, pero en este caso al cabo de dos páginas me quedé enganchadísimo. Trata sobre unos cientificos que, de golpe y porrazo, son conscientes de que desde el mar vienen cambios que se muestran y se plasman en el comportamiento de los seres vivos, y a partir de aquí se inicia una investigación y se encuentran indicios de que algo está pasando en el mar. No es una novela de monstruos marinos, ni tiburones que acaban volando, ni dinosaurios ni nada de eso, sino que es algo que científicamente tiene mucha solidez, es incluso posible que pudiera pasar una cosa asi. Por ahí me pilló, ya que a mí desde chiquitito me vuelve loco el mar, todos los animalitos marinos y la paleontología relacionada con el tema marino, así que este libro me pegó un empujón de cara a escribir la letra. Esa canción la empezamos a componer, si no me equivoco, sobre el 2011 o 2012, y de cara al disco rematamos cuatro cosas más, le pusimos el lacito y ya está. El tema trata especialmente de respetar a los océanos, de que venimos de allí, de que es nuestra casa y de que la diversidad que poseen es un tesoro.

SoN: En septiembre empezáis vuestros primeros conciertos de presentación de este disco, si no me equivoco. Tenéis Barcelona y Madrid, que es el 21 y 23, donde vais a tocar con los finlandeses The Hypothesis. Bueno, explícanos un poco como ha salido esto. ¿Habrá otras fechas? He oído también que tenéis cosas medio habladas con otras ciudades…

La presentación empezó cuando tocamos en Revólver Records, donde hicimos un acústico en marzo para presentar el álbum, y fué una cosa muy casera, para los colegas. Estuvo curioso. Luego el 12 de Mayo hicimos la presentación como tal en la Sala Boveda junto a Perennial Isolation y Face the Maybe, y el concierto fué genial, tanto por asistencia, sonido, todo… estuvimos muy contentos. Y ahora, pues es lo que hablábamos antes. Puedes tener un buen disco, la crítica lo puede respetar, pero si no te mueves eso cae en un cajón de sastre. Con lo cuál nos hemos puesto en contacto con Kivents, una promotora de aquí que ha trabajado previamente con nuestros amigos de Northland, y se mostraron interesados en nosotros, así que nos hicieron la propuesta de tocar con The Hypothesis, una banda de death metal melódico de Finlandia. Escuchamos a la banda y nos gustó mucho, así que dijimos que sí a ojos cerrados. Así que presentaremos otra vez el disco en Barcelona, por así decirlo, el 21 de Septiembre en la Sala Rocksound, y el 23, que es sábado, estaremos en la Sala Silikona de Madrid. Respecto a otras fechas, estamos trabajando con Kivents y con Saga ProMusic, dos promotores de Sevilla, para intentar hacer algun concierto en el sur, más hacia finales de año. A nosotros nos encantaría pisar Bilbao, Galicia, Murcia, Valencia,… pero ya veremos. Como siempre es una cuestión de agenda, más que de otra cosa.

¿Habéis tocado antes en estas ciudades?

En Madrid sí, hemos tocado tres veces, si no me equivoco.

El 22. justamente, el día que hay entre vuestros dos conciertos en Barcelona y Madrid, tendrá lugar el Iberian Warriors Metal Fest en Zaragoza, en el que creo que Vic (ndr: bajista de Moonloop) toca con Trobar de Morte…

¡Exacto! Vic toca con Trobar da Morte, y como The Hypothesis también participan, han aprovechado el viaje. Viniendo un día antes y volviendo un día después pueden aprovechar también y presentar su álbum, que se llama «Origin», en Barcelona y Madrid.

¿Iréis vosotros al festival, por cierto?

Nosotros no, yo el viernes tengo que trabajar, pero Vic si que irá, claro. Nosotros iremos el sábado directamente a Madrid.

Me comentabas antes que quizás no os habéis prodigado tanto en directo como habrías querido. ¿Por qué ha sido eso? Decías que por un tema de horarios tuyos sobretodo…

Sí. Yo siempre he estado sujeto a horarios comerciales, y justamente los sábados, que es el mejor día que una banda puede tocar, porque la gente tiene fiesta y porque hay más poder de convocatoria, son los días que yo trabajo más horas, con lo cual es un hándicap grande, es verdad. Al principio no nos prodigamos mucho porque, como te decía antes, siempre nos ha costado mucho creer en nosotros, por algun extraño motivo. Quizás porque somos muy hippies, nos lo tomamos con calma, porque ves que hay mucho nivel por ahí, y porque al entrar en el mundo de la música es fácil que entres en la trampa de compararte con todos, y todo esto juega un papel muy contraproducente para uno mismo. Así que siempre nos lo tomamos con mucha calma hasta que sacamos el primer álbum con Listenable, que entonces decidimos ponernos las pilas, pero por el camino hemos cometido muchos errores, como el esperar a que llovieran ofertas, o desechar otras pensando que vendrían mejores. Quién no corre vuela, los años pasan y uno se hace viejo. Así que bueno, aunque no es una carrera para ver quién llega más rápido, sí que hay que estar más al loro de todo, y creo que ahora hemos conseguido estar todos muy conscienciados en eso. Tenemos un retoño, que es «Devocean», al que queremos cuidar mucho, y de aquí al verano que viene creo que es el intervalo más valioso para hacer las máximas fechas posibles, sea en España o fuera de aquí.

¿La idea es salir también de aquí durante este periodo que comentas?

Sí, si podemos sí. Me siento muy afín a como se piensa fuera de aquí, y soy consciente de que cada vez hay más gente que se interesa por nosotros. Todo es muy mediático, depende de como le vendas el pastel a la gente se lo tragan mejor o peor. Así que depende de qué medio de comunicación te reseñe, qué músico te recomiende, del vídeo y de la visibilidad que tengas, entras más por el ojo derecho. Para ganarnos al público de fuera sabemos que hay que morder polvo, pero no nos importa, porque ya hemos tocado en Dinamarca y la respuesta fué muy buena. Recibimos constantemente mensajes de gente de Estados Unidos y de otros puntos de Europa que nos hacen ver que hay un público ahí, que no estamos haciendo una música tan marciana. Siempre nos hemos sentido un poco raritos en Cataluña, porque aquí es black metal, brutal death o death metal más clásico. Y ahora está de moda todo lo setentero y lo gótico de pantalón acampanado y todo eso, pero es como que siempre me he sentido un poco en tierra de nadie. Así que me siento más sueco o inglés que otra cosa.

Bueno, están los Persefone, ¿no? Que no son catalanes, pero casi como si lo fueran… Y lo que hacen se puede parecer un poco a Moonloop…

Hombreeeeee… maravillosos y grandes amigos, sí.

De hecho, yo la última vez que os he visto es tocando con Persefone en el Razz 3, hace unos pocos años.

¿Ah, sí? Pues son muy buena gente y tenemos muy buena relación con ellos. Persefone es una muestra de como con perseverancia y calidad se pueden obtener frutos. Y luego se lo han podido combinar bien para hacer una gira por oriente y por otros sitios. Eso es muy importante, porque puedes tener un buen disco y hacer buenos conciertos, pero si no vas ayudado de tener el tiempo que requiere aprovechar esas oportunidades para dar el callo, te quedas en la cuneta. Eso es lo que les pasa a muchas bandas.

En realidad es lo que tú decías: la música es universal y con los canales de difusión que hay hoy en día, hay más potenciales fans para una banda como vosotros en el extranjero que aquí, esto está claro.

Sí, tanto por tradición musical como por de dónde viene el género y dónde hay una mentalidad más abierta, pues sí. Indiscutiblemente así es.

En vuestro primer álbum y en vuestros primeros «pre-álbumes» o demos, la gente os relacionaba mucho con Opeth y también con Gojira, quizás además de la música por una temática ecologista similar a la de los franceses.

Sí, y es curioso, porque yo antes de conocer a Gojira, que los concocí en el 2003, con el The Link, y antes incluso de montar a Moonloop, siempre he sido un ecoterrorista en muchas cosas, porque siempre estoy en pro de la naturaleza antes que el desarrollo humano. Se juntaron varios factores, porque antes de iniciar el proyecto con Moonloop yo ya grababa mis demos, y a mí me gustaban Pink Floyd, Marillion y Rush pero a la vez era también fan de Suffocation, de Morbid Angel, de Cannibal Corpse o de los Death, así que siempre tenía esa especie de dualidad y de esquizofrenia mental a la hora de componer. Y cuando escuché a Opeth por primera vez, que fué cuando salió el Still Life en el año 99, mi cerebro explotó. Fué como descubrir que no estaba loco por hacer esta música, sino que hay gente que no solo lo hace mucho mejor que yo, sino que además tienen un mercado. Y ahí es cuando me animé a montar alguna cosa: nos gusta Radiohead y Jeff Buckley pero también nos gusta Suffocation. Vamos a mezclarlo y a ver qué pasa.

Y sí, es cierto que tal vez al principio se nos veía mucho el plumero, pero nunca será una cosa que me avergüence porque es muy difícil innovar. Así que lo acepto: Opeth me han influenciado. Y Gojira me han influenciado también, más que en la temática ecologista, que obviamente sí, porque es genial y me resonó mucho desde un primer momento, a nivel de riffs y de manera de tocar la guitarra. Esos riffs tan monolíticos, tan pesados, tan estratosféricos… eso a mí me llenó el alma también. Y quieras que no, aunque no quieras copiarlo se te mete dentro, y un buen día te sale una idea y dices «joder, si es que apesta a Gojira». O apesta a Opeth. Pero es que va conmigo como si fuera mi DNI, no puedo separarme de esto. Y Porcupine Tree también, Joe Satriani o Steve Vai. Pues sí, lo asumo todo, sin problemas (risas)

Pero de hecho, en este último disco yo le veo muchas más cosas, ¿no? Cosas de Between the Buried and Me, por ejemplo, o Immolation…

Sí, Immolation me gustan mucho, sobretodo la voz de Ross Dolan y lo enrevesados que son los riffs, la oscuridad que transmiten… es que hay tantas cosas, madre mía…

Ya se ve que tu has escuchado muchísima música, así que quieras que no supongo que inconscientemente asimilas muchas cosas.

Sí, hay muchas cosas. Hay veces que he sacado un riff y te recuerda a un tema de yo que sé, de Eric Burdon, que era el cantante de los Animals. Y aunque en mí hace eco de esta manera, con distorsión y con una visión más encarada al metal extremo toma otro carácter. Pero me ha pasado más de una vez, inspirarme incluso en un disco de Aphex Twin, que es música ambient, pero que hace dos notitas que van con una métrica que dices «ostia, ¿qué notas son? ¿qué acordes son? ¿y si le pongo esta melodía encima?». Las fuentes de inspiración pueden ser infinitas, y realmente creo que todos nos copiamos de todos. Y ojo, es muy bueno copiar, porque asi también es como desarrollas tu lenguaje. Partir de hacer algo original sin haberte chupado los discos de nadie, sin haber copiado desde un punto de vista creativo creo que es muy difícil.

Claro, de una forma u otra, las posibilidades son limitadas, es casi imposible inventar nada realmente.

Claro, al final son siete notas, sus semitonos y sus escalas. Pero realmente lo que alberga cada cerebro es lo que hace que cada música sea especial y que hace que digas»¡hala! Él ha visto la música de esta manera, ¡qué fuerte!». Y el otro lo está viendo de otra manera y está utilizando las mismas notas.

Vuestra discográfica es la francesa Listenable Records. Yo me sé la historia pero quizás nuestros lectores no. Así que explícanos un poco como llegásteis a fichar por ellos sin tener disco ni nada.

Pues sí, mira, estaba yo trabajando en Discos Revolver, y un día vino un tío que se compró muchos discos. Yo le hice descuento, porque a los fans del metal hay que cuidarlos, y eso es algo que sigo haciendo. Entonces él me dió las gracias, me pasó su tarjeta y me dijo que era el director de Listenable. Nosotros ya habíamos enviado algunas demos a sellos, entre ellos a éste. Así que le dije que era muy fan de ellos, ya que entonces Gojira y Textures estaban allí, y también Immolation, Aborted y una serie de bandas bastante importantes. Y él pareció recordar nuestro nombre y me pidió que le pasara personalmente la demo. En ese momento teníamos una demo reciente que era «True Nature Revealed» y le dije que estábamos grabando otra, que es lo que luego acabó siendo el disco. Así que le envié la demo y le gustó muchísimo. Me dijo que estuviéramos en contacto porque si queríamos sacar un disco con un sonido más profesional, casi seguro que nos lo editaba. ¡A lo mejor nos contrató porque le hice descuento! (risas) Pero en todo caso me consta que Laurent es un tío al que le gusta mucho el death metal old school y el death metal técnico, y prueba de ello son las bandas que han pasado por allí. Incluso bandas muy pequeñas de las que me dijo ser muy fan aunque tuvieran solo un disco, que él sintió la necesidad de sacarlo. Yo lo ví muy auténtico, y eso me transmitió muy buena vibración. Así que pensé que seguramente comulgaría con lo que hacemos, y así ha sido. De momento el trato es bueno, y que dure.

¿Y cuál crees que es el papel de esta discográfica en vuestra carrera? ¿Qué puertas crees que os ha abierto?

Nosotros fichamos por tres álbumes, e inicialmente, debido a nuestra inexperiencia, nos creíamos que no solo llegaría una buena distribución y una oportunidad mediática, que llegó de manera automática, sino que también nos lloverían conciertos. Pero él me dejó claro que no, que ellos no nos buscarían conciertos y que eso ya era una cosa nuestra. O que nos teníamos que afiliar a una oficina de management y buscarlos a partir de ahí. Fué un poco de resbalón aunque nadie nos engañó. Lo que hemos conseguido gracias a estar con ellos es una mayor exposición a nivel mundial, y eso se traduce en promoción, en interés, en recibir entrevistas, etc… Hoy en día, a no ser que fiches por un sello muy grande, las bandas estamos acostumbradas a ser managers, a ser promotores, a ser community managers, a ser webmasters y a ser de todo. Lo tengo totalmente asumido.

El underground es duro, y este mundo no mueve demasiado dinero…

Sí. Pero no me quejo eh. Es un mundo muy competitivo, y hay que estar por muchas cosas. A mí a veces me cuesta. Me gustaría dedicarme solo a tocar la guitarra y a componer, y a veces es lo que menos hago porque tengo que estar por redes sociales, por contestar entrevistas y por muchas cosas que agradezco mucho, porque demuestra un interés por la banda genial, pero el tiempo no dá para todo.

Y viendo la exposición que dices que tenéis más ahora, ¿en qué países habéis notado mejor respuesta o mayor interés?

Pues mira, con «Devocean» estamos flipando sobre todo con Estados Unidos. De los pedidos que estamos recibiendo de Bandcamp, el 95% son de Estados Unidos. Además muchos vienen con mensajes, y son gente que después en Facebook ves que tiene un feedback muy positivo. Ha sido una sorpresa, la verdad. Tenemos que hacer balance con el sello para ver cuántas copias han ido a parar dónde desde sus canales de distribución, pero basándome en lo que me han pedido a mí directamente, Estados Unidos ha tenido una respuesta muy buena. Luego, en Europa, sobretodo Alemania, Francia e Inglaterra. A ver, no han sido ventas brutales, ¿eh?, no estamos montados en el dólar. Pero notas que hay un interés, que hay gente que podría optar por descargarlo y ya está, pero quieren tener el CD o el vinilo en formato físico. Además nos gusta mucho cuidarlos, porque en Listenable han hecho unas postales y unos pósters que también enviamos con todos los pedidos. Y ahora que hablamos de ello, recuérdame que tengo un CD firmado para sortear entre los lectores de Science of Noise aquí, no nos olvidemos!

No nos olvidamos, no. ¡Muchísimas gracias!

¡Esto no es todo! Esta entrevista continúa aquí.

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Sobre Albert Vila 953 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.