Entrevista a Yngwie Malmsteen: ‘Cuando yo compongo necesito cosas como jugar a tenis, conducir mis Ferraris o ir a un campo de tiro’

Nunca defrauda este genio loco y absoluto maestro de las seis cuerdas: Yngwie J. Malmsteen. Fue un absoluto placer el poder hacer esta entrevista, pues conociendo al personaje, sabes que siempre deja titulares, opiniones polémicas y que no suele ser un gran ejemplo de modestia. El motivo de la charla es un gran disco nuevo como es Parabellum, variado, inspirado y con todos los ingredientes clásicos que siempre nos nos ha ofrecido desde sus tiempos en Alcatrazz y Steeler a principios de los 80.

Campos de tiro, Ferraris, conciertos con orquestas en Oriente o las aventuras de Yngwie en terrenos comunistas a finales de los 80 son muchas de las aventuras de las que nos habla. Países y regímenes como el soviético o China consideraron en su día que Malmsteen era de los pocos artistas Occidentales que merecían ser mostrados a sus conciudadanos. Algo a la altura de muy pocos. No os perdáis tampoco la fobia absoluta del sueco neoclásico ante los shows al aire libre.

 

Hola, Yngwie, el nombre del álbum es una palabra en latín: “Parabellum”. Supongo que este nombre se basa en una frase en latín: “Si vis pacem para Bellum”: traducido al inglés como: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”. ¿Por qué este nombre para el álbum? ¿Tu nuevo disco es como una guerra después de estos tiempos de bloqueo?

Personalmente creo que el título es una sabia declaración de intenciones y creo que es una frase muy auténtica. Un poco creo que es como la humanidad funciona: si eres débil te van a atacar. Sé que es un poco extraño, pero es la triste realidad. Lo que quiero decirte es que este título es muy simbólico. Yo no me meto en los terrenos políticos. Yo sólo escribo temas y discos… Por ejemplo, ha escrito mucho sobre la mitología vikinga y sus guerras, lo cual me parece un tema absolutamente fascinante.

Me encanta el tema que abre fuego: «Wolves at the Door», porque sintetiza todas las cosas que los fans adoran de tu música. En el lyric video podemos ver tu preciosa guitarra, los amplificadores Marshall, tus gafas de sol y el Ferrari. Todos ellos son algunos de tus símbolos mientras tocas a un ritmo increíblemente rápido. Parece que la canción y el video quieren mostrarnos que Malmsteen sigue siendo tan bueno como siempre. ¿No es así?

Bien… eso sería exactamente. Pero también te digo que yo no hice el vídeo, que lo hizo la gente del sello discográfico. Está muy bien, hay que verlo. ¡Tengo que amar al director! Casi puedo decirte que colecciono vídeos, ya tango cinco con él. Y ahora estamos trabajando en uno de nuevo. Pero el tema de los vídeos es más cosa suya. Por ejemplo: a mi me encantan los Ferraris pero yo no lo hubiese puesto allí… Pero es lo que toca. En los lyrics videos hay que poner imágenes, así que es lo que hay. A mi me parece bien, aunque para mí lo realmente importante es la música. Poco puedo hacerle al respecto, si te soy sincero (risas).

Otra canción brillante es “Eternal Bliss”, una balada con excelente voz y guitarras acústicas. De alguna manera, la canción me recordó el canon de Pachelbel. ¿Estoy en lo cierto?

Vale… Definitivamente hay cierta similitud. Digamos que un poco me apoyo en esta composición. No es exactamente igual, hay cosas diferentes, pero la progresión de acordes es muy similar. También el hecho de que sea todo majestuoso acerca a ambos temas. Letras majestuosas y melodías majestuosas. Un poco digamos que me encajaba en la composición. También es un tema largo de desarrollo.

El otro single es “Relentless Fury” en el que te podemos encontrar cantando la canción. ¿Podemos decir que estás cantando mejor que nunca?

Sí… ¡posiblemente! (risas). Ante todo, te agradezco esta apreciación. Me sentí muy confortable a la hora de cantarla y de expresar esa melodía, pero no soy un cantante solista. Tenía la línea de bajo y un baterista detrás de mí ya desde cuando yo era un niño. En esos tiempos casi que era un cantante incluso. Ahora me siento mucho más cómodo como cantante. Absolutamente…

La crisis del coronavirus le ha dado mucho tiempo extra a cada banda y músico para trabajar en su música. ¿Crees que el álbum ha sido más bueno porque has tenido más tiempo para escribir y trabajar en el disco?

En un sentido negativo tendría que decirte que sí. Y no necesariamente, ya que el tiempo que invertí en el estudio fue muy seleccionado. Yo solo entraba allí cuando estaba inspirado. Si no estaba inspirado, no me acercaba por el estudio. Cuando empecé a escribir las canciones, sencillamente me sentaba frente a la televisión y empezaba a tocar la guitarra.

Cuando tenía algo bueno me decía a mí mismo: “Wowww, hay que ir al estudio ya a grabar esto”. Allí conseguía ideas para temáticas de canciones o ideas frescas. Incluso a veces se me ocurrían arreglos o guitarras añadidas para los temas. Así funcionó todo… La gran diferencia respecto a otras veces antes de la pandemia es que no hubo distracción alguna: NADA. Lo bueno es que pude usar todo ese tiempo para buscar esos detalles para los temas y para las actuaciones en directo. En fin, hubo cosas buenas… Podría hacer 100 cosas, pero en esos días sólo hice un par de las muchas cosas que podía hacer. Si no creyese que lo que tenía ya estaba bien, lo hubiese cambiado, pero no era momento adecuado para ello.

Así que me dije: “mejor no toques nada más”. Tenía un ingeniero trabajando y una agenda con él, pero si hacía solos de guitarra en esos días la cosa no me salía como quería. Yo iba allí y le decía: “vamos a modificar ese bajo, o necesita más piano, o trabajar más los coros”. El caso es que muchas de las cosas ya estaban bien. No hacía falta improvisar solos. Yo prefería encontrar esos momentos más mágicos de inspiración. Y si había que esperar para conseguirlos, yo esperaba.

¿Cómo decides qué canciones son completamente instrumentales y cuáles necesitan voz?

No hay una fórmula para ello… simplemente ocurre de forma muy natural. Cuando yo compongo material voy decidiendo. Es un poco como los pianistas, que necesitan de las dos manos. Puedes tocar acordes, una melodía y escribir canciones con un fin determinado. Cuando yo toco la guitarra, voy con una progresión de acordes ya predeterminada y se puede añadir una melodía más a lo que ya está escrito. Yo me siento y trabajo con las melodías y las harmonías en mente, y entonces las canto. Luego decido cuál va con guitarra y si alguna va con voz. Es algo que decido de una forma muy rápida, pero, no hay una fórmula concebida, es sencillamente que sucede. No es que tenga una predisposición hacia ello.

Después de siglos de música, parece que la guitarra continúa siendo un instrumento que no tiene cabida en las orquestas de música clásica. No es común ver música clásica tocada con guitarras. ¿Por qué crees que no se permite tocar la guitarra en la música clásica?

 Porque… la música clásica es muy amplia. Hay composiciones del romanticismo, pero las que a mi más me gustan son las piezas del barroco, y en ellas el violín funciona más como la voz. Cuando tocas una guitarra acústica, o ves cómo ha sido tocada la guitarra acústica durante siglos, ves que no se toca con glissandos ni pendings (no es solista). Es un mero acompañamiento. Funciona casi como un piano, más como un instrumento de acompañamiento, mientras que los violines y las flautas son mucho más expresivas y protagonistas. Del modo en el que yo toco la guitarra eléctrica es más cercano a lo que hacían los violines que no lo que hacían las guitarras. Es algo muy divertido.

En álbumes como Inspiration, Yngwie Malmsteen rindió homenaje a músicos como Vivaldi, Bach, Mozat, Paganini, Hendrix, Ritchie Blackmore o Rush. Pero hoy en día, ¿hay algún músico contemporáneo que te guste?

Mmmmm… mi hijo es muy bueno (risas). Vale, siendo serio… No sé si has visto la película On My Deals, en la que luzco mis habilidades…

¡Evidentemente!

Pues yo soy así a la hora de componer: No quiero nadie a mi alrededor, no quiero nada que me moleste… Yo no lo llamaría trabajo, pero es algo muy serio. Cuando yo trabajo, y especialmente cuando estoy componiendo un disco… la última cosa que quiero es estar escuchando música. Lo aborrezco, aunque sí necesito otras cosas como por ejemplo jugar a tenis, conducir mis Ferraris, ir a un campo de tiro… lo que sea. Ver películas, estar con mi esposa… simplemente el hacer otras cosas. Cuando estoy por ejemplo en un restaurante escucho la música y suelo analizarla lo que suena, y voy pensando: “Esto es un Re menor… falta un poco más de reverb, aceleraría el tempo…”.

La música nunca es algo menor para mí cuando suena, y especialmente cuando soy yo quien la compone y trabaja en ella. En cada nuevo disco yo me sumerjo en la música, así que cuando tengo algo entre manos no tengo tiempo para escuchar otra música que no sea la mía. Y de verdad que no me gustaría que esto quedase arrogante, pero yo necesito alejarme de toda la música que me rodea para poder trabajar en la mía. Me es necesario para el proceso creativo. Así que no estoy influenciado por nada. Yo recuerdo hace ya muchos años cuando la moda del funk era popular, y yo estaba en otras bandas, pasaba que muchos a los que conocía se cortaban el pelo y tocaban en base a dos acordes. Era en plan: “¿Qué coño estáis haciendo, colegas?”.

Tampoco puedo llegar a entender esa clasificación de la música vieja y la nueva. Si la música es buena siempre será buena… No importa cuándo se hizo. Algo pasó en 1991 con el crossover y eso no tuvo ningún efecto en mi persona ya que mi visión personal es clarísima. Por ese mismo hecho es por lo que nunca utilizo productores en mi material, no quiero nada que pueda llegar a diluir lo que yo compongo. Yo trabajo como lo hacen los compositores clásicos, como un escritor o como un pintor. No colaboro con nadie porque para mi el arte viene cuando estás en ese momento mágico, o te diría que… “son accidentes que suceden”. Algo de lo que no era yo consciente. Aparece como una explosión creativa: y… ¡Boom!

Cuando era niño, un amigo me habló de tu estilo musical y me dijo que Malmsteen era capaz de hacer un solo con el sonido de burbujas al estallar. ¿Crees que has sido el primero en tocar cosas que nadie más ha hecho?

¡Burbujas! (risas), está bien… Sí, he hecho cosas nuevas en el sentido de que ha habido algunos pocos músicos que se adentraron en la música clásica y que podían incluso tocar piezas de todo tipo, o lo que fuera, pero cuando tocaban la guitarra del modo en que la tocaban, ya podía ser el solo u otras cosas, eso seguía siendo parte de la performance. Es una gran idea de la que me inspiré de la música clásica, y de Ritchie Blackmore, que estaba completamente loco cuando componía y tocaba. Blackmore es un guitarrista de blues jodidamente bueno. A mi me encanta Ritchie Blackmore, me gusta Angus Young, B.B. King… Todos estos tíos me encantan, son jodidamente buenos, pero… para mí, ya cuando tenía ocho o nueve años, me di cuenta de que se encorsetaban en esas cinco notas…

Y me preguntaba si eso era todo o si todo acababa allí. Así que empecé a escuchar música clásica como Bach y Vivaldi y llegué a estar completamente fascinado en cómo se podían invertir los acordes suspendidos, esos acordes disminuidos, y también la magnitud de las técnicas de violín como los arpegios… Así que vi que no había mucho que hacer con la guitarra habitual en el rock pues la música clásica ofrecía técnicas completamente diferentes. Y lo hice porque sentía en ese momento que era lo que me tocaba hacer. No me paré a pensar sobre si era algo ancestral o viejo, y me llevó hacia dónde me llevó (risas).

Por otro lado, España es un lugar que siempre se agotan cuando Malmsteen viene a tocar. Y tengo que decir que los lugares en los que tocas son grandes. ¿España es algo especial para ti?

Siempre he dado grandes conciertos en España y siempre han sido fantásticos. Espero venir a tocar para el año que viene en tus tierras. No estoy seguro al 100%, debería mirarlo, pero juraría que sí. Espero poder tocar allí otra vez.

Antes del Coronavirus yo siempre asistía a festivales europeos, pero no te he visto en el cartel de ningún festival en décadas. ¿Por qué Yngwie Malmsteen nunca toca en festivales?

¡Porque los odio! Los odio. ODIO el hecho de tocar al aire libre. El sonido en estos lugares no cubiertos es terrible. Se supone que los instrumentos musicales están creados para ser tocados en recintos cubiertos, con la reverberación de sus paredes en las que fueron construidos. Así se hizo para los recintos de música clásica. ¡Y eso se hizo hace más de 100 años! Para eso se estudió la acústica de los recintos, para embellecer el sonido de los instrumentos. En otras palabras: el sonido del violín se proyecta en las paredes y en el suelo de madera.

Es el sonido que se consigue en un teatro. Si tocas al aire libre todo eso se pierde. El sonido irá proyectado directamente a ninguna parte, para morir. Yo cuando toco mi guitarra, y mi amplificador, no tienen ningún efecto añadido. Otros amigos y músicos tocan con muchos efectos, pero yo no. Así que yo confío en el sonido que me da el sitio en el que toco. Eso es lo que realmente me inspira a mí. A veces me estoy dos o tres horas para probar sonido. Soy muy quisquilloso con el tema de sonido y la luz.

Todo tiene que ser muy exacto y preciso, del modo que yo deseo que sea. Cuando tú tocas en un festival, a veces, no puedes ni hacer una prueba de sonido. Alguna vez esperaba para tocar y veía al grupo previo. Todo sonaba como si el grupo tocase en un lavabo asqueroso dentro de un vagón de tren y… ¡a ti te toca luego! Pero la semana que viene me toca tocar al aire libre (muchas risas). Toco en Serbia. Vale, voy a hacerlo, pero también me reafirmo en todo lo que te digo. NO ME GUSTA. Es un error…

Va a ser en plan: “Sale la luna y mejor podríamos hacer un picnic”. Estamos al aire libre, no hay esa atmósfera necesaria. Vámonos a la luna a hacer un picnic que va a ser mejor que el directo. Es en plan: “¿Por qué me pones el muro de Marshalls detrás de mi si estamos al aire libre? ¡Si va a sonar como una mierda! La batería también sonará como una mierda”. Es algo horrible, HORRIBLE de hacer, pero bueno, es lo que toca.

Supongo que uno de tus grandes momentos vitales fue tocar junto a la Orquesta Filarmónica de Japón. ¿Fue eso un sueño hecho realidad?

Sí, pero significa bastante más que eso. Yo compuse todo el concierto. Yo compuse las partes de los violines, de las maderas, los metales, la sinfonía, los coros, la base… Le di un título y lo grabé luego teniéndolo todo previamente dibujado en mi mente. Toqué con la orquesta sinfónica de Japón y también con la sinfónica de Taipei en Taiwan. Fue alucinante, fue un momento realmente maravilloso. Me encantaría volver a repetir algo como aquello.

Has tocado en China e Indonesia. La primera vez que tocaste en China fue en 2002 y en esa época no era fácil poder tocar allí. He leído que el gobierno estudió tu música y decidió que Yngwie Malmsteen era un músico occidental que podría ser invitado a tocar allí. ¿Cómo fue esa experiencia?

Ir a China a tocar fue muy interesante… pero nada es comparable a cuando fui a tocar en la Unión Soviética. Yo fui el primer músico Occidental en tocar tras el telón de acero. Toqué en los tiempos en los que estaba el KGB activo e hice 20 conciertos. 11 noches en Moscú y nueve en Leningrado. ¡Eso sí que fue jodidamente loco! Tres años antes de que el muro cayese. Desafortunadamente el sello en el que estaba en aquel entonces era extremadamente malo y no consiguieron un buen trato. Les dije que sacaríamos de esa experiencia un disco en directo, pero realmente estaba asqueado de esa gente. No hicieron mucho.

Pero de todas formas estaba realmente excitado por el ir allí puesto que era un sitio totalmente diferente a lo que había visto. Eso fue una pasada, un sitio totalmente diferente, y eso que yo he tocado en la jungla en El Salvador. También he tocado en el Himalaya, en Indonesia, en Dubai, en Malasia… en todas partes. Me parece increíble ver a todos los sitios en los que he tocado. Lo más divertido de todo es el ver que la música que yo hago funciona en diferentes partes del mundo y en diferentes culturas. Eso es así…

Deberías escribir un libro con todas tus experiencias por todo el mundo…

Bueno, de hecho, ya he escrito un libro. Se titula The Ralentless: The Memoir (2013). Puedes comprarlo por Amazon si lo deseas. Pero asegúrate que sea el mío puesto que ha habido otra gente que ha escrito libros sobre mí que son una absoluta mierda. Lo que yo escribo es realmente poderoso.

La primera canción que escuché de Malmsteen fue «Heaven Tonight» (vi el videoclip) del álbum Odyssey. ¿Crees que esta canción es una de las mejores de tu carrera?

¡No! Te diría que no es de las mejores, pero… es bastante buena. Yo escribí la melodía, el riff… Lo compuse todo (la canta). Y Joe Lynn Turner la cantó en su día. Esta composición nos muestra un poco esa época. Es un signo de los tiempos, y en este caso de los 80. En esos días, para poder conseguir el ansiado éxito tenía que ser radiado por la MTV y es un poco una concesión melódica y un vídeo. No es una composición que realmente salga de mi corazón. Pero el riff que enlaza toda la composición es grande y eso la hace bastante buena. Pero para nada te diría que está entre las mejores que tengo. En absoluto.

Me he fijado que siempre usas una cruz en tus ropajes de directo (podemos verla en la portada de Parabellum incluso) y estoy seguro de que tu fe y religión son una parte importante en tu vida diaria y de tu música. ¿Estoy en lo cierto?

Todo va junto y unido, la verdad, si bien no me declararía como alguien especialmente religioso. No lo soy desde el significado más tradicional. Soy cristiano, pero no religioso. Yo creo en Dios al 100%. Cuando mi hijo nació Dios estaba allí presente. Y bueno, todo lo que siempre he soñado lo he conseguido a través del duro trabajo que me he impuesto. Yo me siento muy bendecido y de que hay algo superior que nos rodea. No hay nada de arrogante en el pensar que mucha gente considera que hay algo superior en nuestras vidas.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1368 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.