Entrevista a Bruce Soord, guitarrista de The Pineapple Thief: ‘La entrada de Gavin Harrison le dio al grupo una vida extra pues estábamos a punto de dejarlo’

Es un placer poder entrevistar a Bruce Soord de The Pineapple Thief y poder hablar del legado de esta inmensa banda de rock progresivo emocional. El próximo día 22 de octubre el grupo saca su directo pandémico, pero lo han hecho con una gracia especial, con un sonido perfecto y con una puesta en escena impactante, puesto que casa a la perfección con el tipo de música que ofrece esta personal banda de prog.

Entre los temas tratados hay el enorme fichaje de Gavin Harrison (Porcupine Tree y King Crimson), los primeros años en los que no había intención de ser un grupo como tal, el origen del nombre, las cansinas comparaciones con Steven Wilson y los Porcupine Tree, la lucha de nuestro protagonista contra el pánico escénico, el alcohol como medicina y el cómo añoramos el festival Be Prog! en Barcelona.

¡Hola, Bruce! Saludos desde Barcelona, ante todo, muchos gracias por tu tiempo. ¿Dónde estás ahora Bruce? ¿En Londres?

Hola, Jordi, estoy en el sur de Londres, en una población muy poco conocida si te digo la verdad.

El próximo 22 de octubre The Pineapple Thief a publicar tu nuevo disco en directo llamado Nothing but the Truth. He visto dos clips y me han encantado porque el negro es el color dominante a la vez que la banda también va vestida de negro, pero las luces le dan unos toques algo dorados y todo parece muy bello. Nos toca decir que el concepto visual de George Laycock es excelente. ¿No es así?

¡Lo hizo! Hizo un gran trabajo. George se ocupa de todos nuestros vídeos, así que le damos las riendas y toda la libertad. Luego él viene con una idea y un concepto, y nosotros no tenemos ni idea de lo que nos va a tocar hacer ni de lo que ha pensado. Tenemos absoluta confianza con él por que es muy bueno. Así que tengo que darte la razón: hizo un gran trabajo.

Me encanta esa cámara a modo de travelling circular que te rodea. Me parece algo muy original y los paraguas abiertos dan mucho color a tu concierto. El ambiente parece cálido y mágico. ¿Sentiste algo especial cuando tocabais este concierto?

¡Exacto! De eso se trataba. Estuvimos tocando en una especie de depósito y eso propició un sonido enorme. Había allí unas siete u ocho cámaras y conmigo en medio de todo con esa vía circular. Esa cámara iba dando vueltas mientras nosotros tocábamos de corazón. Nos imaginábamos que estábamos tocando delante de 1.000 personas. Eso es lo que había que hacer para conseguir esa energía. Pero a la hora de hacerlo de esa forma tampoco teníamos muchas pistas de lo que se había ideado. Pensábamos que podía funcionar, pero tampoco sabíamos del cierto el cómo podía lucir o quedar al final de todo el proceso. Igual a la gente no le iba a gustar esa forma de llevarlo todo a cabo, con esa estética tan particular. Pero la forma en que se hizo fue la absolutamente correcta. Creo que nos quedó algo único y diferente.

He podido ver y escuchar muchos directos pandémicos y debo decirte que con el vuestro he sentido algo especial…

Muchas gracias… La verdad es que cuando estuvimos preparando todo esto, ese era uno de los objetivos. Teníamos muy claro que queríamos huir de lo típico de estar sobre un escenario delante de un pabellón vacío. Me parece algo deprimente y te recuerda todo lo que has perdido con la crisis sanitaria: los conciertos tal y como habían sido siempre. El objetivo era grabar algo y hacer que luciera de una forma muy especial. Algo bueno que quizá nos ha brindado a pandemia es que ha hecho que los grupos buscasen la originalidad y hacer cosas diferentes en este aspecto. Antes de la pandemia ya había habido conciertos en streaming, pero cuando nos golpeó de verdad, nos tocó a todos pensar muy bien lo que hacer. Hubo un boom de este tipo de directos online y todos tuvimos que pensar bien eso de ser originales.

Hablemos del sonido porque la mezcla es perfecta. ¿Cómo se consigue esta perfección de sonido?

Mucha gente nos lo ha dicho, que han disfrutado especialmente la mezcla final. Gavin Harrison, nuestro batería, tiene en su estudio un set de batería completo permanentemente montado y cuenta con los micros más alucinantes y perfectos que puedas imaginarte. Estoy seguro que tiene los mejores que hay en el mercado. Así que la decisión fue la de empaquetar ese mismo set y los micros y llevarlo al sitio de directo. Ya estaba todo microfonado a la perfección. Yo utilizo un Kemper para la amplificación y consigue un sonido realmente bueno cuando pasa a la grabadora. El material saliente de nuestros instrumentos fue perfectamente capturado, además que le pusimos muchas horas para conseguir la mejor mezcla posible. Gavin y yo mismo hicimos la mezcla final de todo. Yo mezclé todo el audio final y Harrison la batería. Estoy encantado que gente como tú nos diga que el sonido es tan bueno. Me llena de satisfacción.

En este directo presentáis a vuestros fans el último disco de estudio de The Pineapple Thief titulado Versions of the Truth ya que tuvisteis que reprogramar todos los conciertos de la gira prevista. ¿Vamos a ver en los conciertos del tour de 2022 algo como lo que ofrecéis aquí en Nothing but the Truth?

Sí… el set list seguro que va a ser muy similar, aunque vamos a incluir alguna canción, y claro, algunas van a tener que quedar fuera. Considero que va a ser similar a lo que se puede ver en el DVD y escuchar en este disco. Lo que estoy seguro es que no voy a estar rodeado por esa cámara giratoria… pero esa es la clase de energía que queremos ofrecer al público. Va a ser todo muy especial y ya toca salir allí fuera y ver una audiencia real. Será genial.

¿Vais a girar por Estados Unidos?

Sí, tenemos algunas fechas por allí, pero aquí no las tengo a mano, pero… te puedo decir que a Barcelona vendremos en marzo del 2022. Ahora estaremos girando este octubre por Europa y luego para Norteamérica para volver luego a tener fechas europeas a finales de febrero y marzo. Vamos a estar muy ocupados…

Pues me huelo que cuando toquéis en Barcelona va a haber muchos conciertos ese mismo día…

Oh… puede ocurrir pues hay muchas bandas cerrando fechas por todos sitios. Será una lástima porque hay muchísimos grupos desesperados y necesitados de giras. Pero bueno… es lo que hay.

Parece que uno de vuestros mayores clásicos es “In Exile”. Quiero preguntarte cuáles son las canciones favoritas de vuestros seguidores. ¿“In Exile”, “Driving like Maniacs”, “Warm Seas”?

“In Exile” pertenece al disco Your Wilderness y cuando lo grabamos fue justo cuando Gavin Harrison entró en el grupo. Eso hizo que mucha gente se acercara a nosotros, y sí, “In Exile” siempre está entre las más conocidas y también entre las más escuchadas en las plataformas de streaming. Es una de las favoritas de los fans. Un ejemplo de ello fue cuando tocamos en México habiendo vendido todas las entradas. Toda la sala empezó a cantar la letra. Y te hablo de todas las palabras de la canción y los coros. Fue un momento muy especial. Las más queridas serían “In Exile”, “The Final Thing on My Mind”, “White Mist”, “Versions of the Truth”… Pero lo mejor de todo es preguntarle a los fans y que cada uno tenga diferentes canciones favoritas. Pero está claro que “In Exile” y “The Final Thing on My Mind” están a otro nivel según los fans del grupo.

En mi opinión, la contratación de Gavin Harrison lleva a The Pineapple Thief a otro nivel. ¿Cómo lo conseguiste para tu proyecto?

Lo sé… y lo veo cuando miro atrás y veo que ya han pasado cinco años desde que empezamos a trabajar juntos de forma habitual. La verdad es que miro hacia atrás, justo cuando estábamos terminando de grabar Your Wilderness y no contábamos con batería. Y recuerdo que le decía a nuestro bajista Jon: “Oye, este va a ser nuestro último disco… no creo que vayamos a grabar nada más”. No teníamos batería, pero nuestro sello discográfico, Kscope, nos dijo: “¿Por qué no probáis con Gavin Harrison?” Y fue en plan: “¿El batería de Porcupine Tree y de King Crimson? ¿Estáis seguros de lo que decís?”. En fin… nos pusimos en contacto, le encantó el material que teníamos y la relación entre nosotros funcionó a la perfección. Y de verdad que fue para The Pineapple Thief una especie de renacimiento ya que el grupo estaba casi finiquitado, pero… llegó Gavin y eso fue un nuevo principio para nosotros. Estábamos derivando hacia un éxito remarcable dentro del underground, pero cuando entró Harrison todo fue para arriba. Todo me sorprendió mucho, y ahora el grupo tiene una especie de vida extra después de tanto tiempo trabajando y conviviendo. Es algo que me hace sentir muy bien.

Puedo ver en tu música algunas similitudes con Porcupine Tree y Steven Wilson. ¿Cómo defines tú tu música? Creo que es progresivo, pero no al estilo de Dream Theater. Lo que hacéis es más atmosférico y emocional. ¿Tienes una etiqueta o una posible definición del sonido de The Pineapple Thief?

Llevo toda la vida intentando intentando poder definirlo, pero me resulta muy difícil de explicar. Sí que tienes razón en lo que no es un prog al estilo de Dream Theater, con ellos no somos comparables. Creo que el secreto está en la composición, en el modo que componemos nuestras canciones. Evolucionan de una forma muy interesante y no estoy para nada interesado en la composición estándar. Salirnos de lo que es habitual en composición, arreglos, producción… Y es que en el fondo este es el aspecto positivo del progresivo: Que puedes hacer lo que quieras. No te tienes que ceñir a canciones de tres minutos y medio. Podemos probar el estribillo al revés y esa libertad es lo que nos guía a nosotros. Si una canción merece tener una sección instrumental en el medio, la ponemos, y si nos apetece probar con una marimba o tomar una dirección totalmente diferente a media canción lo hacemos. Eso es lo genial del estilo y el por qué nos han colgado la etiqueta de rock progresivo, pero al mismo tiempo me gustan las canciones y el hecho de poderlas conectar con el aspecto emocional de la gente, especialmente si estoy sobre un escenario. De hecho, no puedo tocar algo si de verdad no lo siento en el fondo de mi corazón. Es por todo esto que considero que le gustamos a la gente.

La verdad es que la música de The Pineapple Thief no resulta fácil de buenas a primeras. Yo os empecé a escuchar hace años con el disco All the Wars. Hay que escucharos mucho y luego hay un momento que tu cerebro hace un click y, de repente, puedes ver todo lo que implica vuestra música. Es algo que me sucedió con Opeth también…

Sí, y esto que me dices es una bendición, pero a la vez una maldición. Alguna gente que nos escucha puede entrar con facilidad, pero para otros implica bastantes escuchas… Eso de pende de cada uno. Hay gente que nunca logra entrar en nuestra música, pero no pasa nada: esto es música. Si te digo la verdad… no puedo quejarme de nada.

¿Por qué elegiste «The Pineapple Thief» como nombre para el grupo? A ver… los nombres de las bandas de progresivo son siempre originales, pero The Pineapple Thief (el ladrón de piñas) es uno de los más originales que he escuchado nunca.

Sí… es algo extraño. Lo escogimos en 1999 cuando empezábamos con el grupo. Es que nunca pensé que este proyecto llegaría a ser una banda. Yo creía que iba a ser sólo un disco experimental y poco más. Un álbum como un mero disco en solitario mío, pues toqué todos los instrumentos. Vi que unas chicas robaban una piña y una mujer dijo en voz alta: “Yo he visto a la ladrona de piñas”. Me encantó lo que dijo y me dije a mí mismo que ya tenía un nombre. El primer nombre era Pineapple Thief de hecho. Pero luego sucedió que en todas las críticas me comparaban con Porcupine Tree, y me dije a mí mismo: “Vaya, suena el nombre demasiado a Porcupine Tree” y le puse el «The» a Pineapple Thief. Y así es como continuó todo. 22 años más tarde de todo aquello… pues ya te digo que no me esperaba el estar aquí contigo hablando de mí música y de The Pineapple Thief.

Vaya… o sea que desde tus inicios has tenido que lidiar con que te comparasen con los Porcupine Tree.

Sí, absolutamente, pero fue en los primeros discos del grupo. Allí sonábamos un poco más a neoprog. También nos compararon con Arena, Pendragon, Marillion… Con todas esas bandas predominantes del estilo dentro del progresivo. Y claro, había entonces muy pocas bandas que se acercaran a lo que hacíamos yo o Steven Wilson. Steven hacía algo más psicodélico que nosotros, pero era diferente a lo que había. Nosotros hacíamos canciones más netamente de rock progresivo. Entonces fuimos agrupados dentro del mismo saco que Wilson, pero vaya, él siempre fue mucho más grande que nosotros.

He leído que hace años tenías pánico escénico antes de saltar al escenario y esta enfermedad es algo que mucha gente padece y de lo que no se suele hablar. ¿Cómo lograste vencer ese miedo?

La verdad es que no hay una explicación ni fórmula mágica. Era algo terrible e hiriente para mí. El problema radicaba que en los primeros días apenas teníamos tiempo para ensayar. Todos teníamos trabajos y no había casi tiempo para ensayos. Tampoco hacíamos giras largas. Como mucho era una semana o 10 días a lo sumo. Nos pasábamos horas para viajar a los Países Bajos sólo para dar un concierto. Y claro, la presión era total. No estábamos preparados, yo era el frontman, y te aseguro que los nervios se me comían. Y mientras viajábamos iba pensando en que íbamos a meter la pata y que podía ser todo un desastre. Es más, ¡muchas veces era un desastre!

Había muchos fallos, y claro, te tomabas unas cuantas cervezas antes para calmar los nervios. Ahora lo pienso y no puedo entender cómo podía calmar los nervios con alcohol. Era fatal. Ahora no bebemos nada antes de actuar, sólo después del concierto. Beber perjudica siempre el espectáculo, pero ayudaba a calmar mis nervios. Pero cuando empezamos a invertir más tiempo en ensayos, en la producción del directo y en todo en general… me di cuenta de que yo podía salir a escena y hacerlo bien y que a la gente le encantaba. Y cuanto más amaba el hecho de salir a escena más relajado me encontraba, y eso al público le encanta.

Simplemente expulsé de mi cuerpo esos miedos. Sí que es cierto que antes de salir tienes esos cinco minutos de nervios en los que deseas que todo salga bien. Pero salgo allí y toco un acorde y todo se pasa. Lo tocas y nada pasa realmente, todo sigue bien… Y si metes la pata… pues lo dices a la gente y sigues, no hay problema. Pero una vez el concierto empieza y ves que todo marcha bien se disipan los nervios. No hay una solución mágica a ello, pero hay que pensar que si estás nervioso sobre el escenario no te va a ayudar para nada. Los nervios no ayudan a nadie y la gente va a notar si eres un poco tímido o vergonzoso. Pueden notar los nervios y más si eres el frontman. Hay que salir allí y darles algo que les guste. Hay que seguir adelante.

¿Tuviste problemas con tus compañeros de banda a causa del alcohol?

Sí que hubo un show en particular que fue lesivo para el grupo. Uno en el que tuvimos que esperar mucho rato antes de salir y empinamos un poco el codo y tomé más de lo que era recomendable para luego saliera tocar. No podía concentrarme con la claqueta y mi bajista (Jon Sykes) luego vino a mí y me dijo que estaba pensando seriamente en dejar el grupo. Llegó ese momento en el que ves que hay que arreglar las cosas. Fue a partir de ese momento cuando empezamos a tomárnoslo todo mucho más en serio y el hacer las cosas como se deben hacer. Tocar no es una fiesta, hay que hacerlo de forma profesional, sino no vas a ningún sitio. Ese fue el punto de inflexión para The Pinepple Thief.

La primera vez que asistí a un concierto vuestro fue en el Be Prog en Barcelona y fue un gran bolo. ¿Cómo fue la experiencia de tocar en ese festival?

Fue una experiencia fantástica. Irónicamente nosotros acabábamos de sacar el disco Magnolia y estábamos justo en el proceso de escribir el Your Wilderness y es justo cuando te decía que mi bajista Jon quería dejarlo. Así que posiblemente ese iba a ser nuestro último concierto. Pero funcionó perfectamente y a la gente le encantó. Tu estabas allí y lo viste. Además, el recinto era espectacular. Tengo unos recuerdos muy gratos de ese día. Lo que es una lástima es que ese festival ya no exista. Los catalanes reaccionaron absolutamente bien con lo que ofrecimos. De verdad que fue todo fantástico.

Ahora quiero preguntarte sobre las temáticas más recurrentes en tus letras. Sé que lees el periódico todos los días y que algunas de tus letras son sombrías y tristes. ¿Cuáles son los temas principales a la hora de componer por parte de Bruce Soord?

Durante mucho tiempo escribía sobre mi propia vida y lo que me rodeaba, pero últimamente estoy más inspirado por todo lo que le sucede al mundo. Vivimos tiempos muy locos. Dejando la pandemia aparte, el populismo que se ha instalado en la sociedad… Por ejemplo: el Brexit ha supuesto un absoluto desastre para Inglaterra y Donald Trump en Estados Unidos. Yo es que miro a mis hijos y pienso: “¿Qué clase de mundo vamos a dejarles a ellos?”. Así que empecé a escribir sobre esto y sobre lo muy preocupado que estoy. Lo focalizo con la gente que me rodea. No voy a hacer eso de cantar sobre Donald Trump o sobre el Brexit y lo terrible que es todo. Pero sí que un poco es decirle a la gente lo preocupado que estoy por todo lo que sucede en nuestro mundo.

Tanto odio, violencia… Parece que estamos mucho peor que hace 10 años. Eso es lo que me está inspirando a la hora de escribir. Pero en mis letras siempre hay cosas positivas de fondo. Por ejemplo: cuando hice las letras de Versions of the Truth, escribí sobre la forma en la que te distorsionan la verdad. Hubo las cosas que te contaba Donald Trump, que no eran más que distorsiones de la realidad… Pero bueno, y… en definitiva, que le veo a todo su parte positiva. Hay un camino de reconciliación y seguro que podemos salir adelante. Escribo junto con Gavin Harrison, de hecho.

¿Es cierto que tocaste con Katatonia en algunos conciertos?

Sí, lo hice en unos conciertos en acústico en 2014 y de allí salió un disco titulado Sanctitude. Fue fantástico todo y tocamos ocho o nueve conciertos. Desgraciadamente no tocamos en España, pero tocamos en muchos sitios por Alemania, Inglaterra y Bélgica. Y con Jonas (Renkse) somos buenos amigos. Siempre que vamos por Suecia salimos a tomar unas cuantas cervezas juntos.

Venga… Una pregunta que siempre hago en mis entrevistas: ¿Qué disco fue el primero que compraste con tu propio dinero?

Juraría que fue un disco de Status Quo… Era un doble directo y yo tendría unos ocho años. Recuerdo escucharlo y hacer headbanging.

En Science of Noise, escribimos sobre canciones perfectas y sería fantástico si pudieras dar tu opinión sobre estas canciones perfectas:

«Routine» (Steven Wilson): (Risas) Lo divertido de todo es que yo he estado de telonero con Steven en Estados Unidos. Tocamos unos seis o siete conciertos con él y hacíamos un acústico antes de que saliera Wilson a escena. He podido escuchar esa canción varias veces desde el backstage. No puedo decirte nada negativo sobre Steve. Siempre ha estado allí, siempre, a lo largo de toda mi carrera. Para mí siempre ha sido un pionero y todos sus discos suenan espectacularmente bien y creo que fue muy innovador, especialmente cuando se metió en lo del sonido 5.1. Sus mezclas de estudio y directo son una pasada. Siempre que hace algo pienso que tengo que hacerlo yo. De esta canción puedo decirte que ya es un clásico en su discografía, y ya sabes que si es algo de Steven Wilson… va a sonar increíblemente bien.

«Anesthetize» (Porcupine Tree): Me encanta porque es la batería la que lidera esa canción. Es por lo que me enamora esta composición y es un perfecto ejemplo de lo que Gavin Harrison puede hacer con la batería. La clave está en la batería. Es un tema muy largo y siempre me sorprende ese final que tiene. Un poco te ejemplifica lo que puede ofrecer a, esa perfect sintonía entre Steven y Gavin y lo que podían hacer juntos. Es una canción histórica.

«(Don’t You Fear) The Reaper» (Blue Öyster Cult): De esta canción hay que tener en cuenta, especialmente, el cuándo fue grabada. No había toda la tecnología de la que disponemos a día de hoy y es alucinante el cómo suena. Todo es perfecto: las harmonías, el sonido, la calidad de la grabación… y la canción en si misma. Para mí es superior. Es increíble el nivel de producción y la interpretación del grupo. Eran grandísimos músicos. Eso es lo que me encanta de la canción.

Y si te pregunto a ti cuál es la canción perfecta… ¿Cuál elegirías?

(Risas) No hay (solo) una canción perfecta. Pero si me tuviera que sentar a escuchar una canción perfecta te diría que esta es una de Beck: “Sea Change” porque está grabada y mezclada por Nigel Godrich y yo le considero el rey absoluto de los ingenieros de sonido y de producción. Y obviamente la banda está absolutamente perfecta a la hora de tocar. Los arreglos de cuerda son alucinantes. Disfruto absolutamente el mero hecho de escucharla. Considero que el sonido que posee la canción es perfecto.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1351 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.