Crónica y fotos del concierto de Degraey + Le Temps du Loup - Sala Razzmatazz 3 (Barcelona), 23 de marzo de 2019

Degraey deja Razz 3 sumida en una atmósfera de post-metal

Datos del Concierto

Bandas:
Degraey + Le Temps du Loup
 
Fecha: 23 de marzo de 2019
Lugar: Sala Razzmatazz 3 (Barcelona)
Promotora: Degraey
Asistencia aproximada: 130 personas

Fotos

Fotos por Begoña Fernandez

Sin duda estábamos ante una de las citas obligatorias para los amantes del post-metal en Barcelona, ya que tanto Degraey con su prometedor Reveries (2019), recién salido del horno, como Le Temps du Loup con su Cardinal (2018), ya más consolidado en la escena, venían a Razz3 dispuestos a demostrar que están en su mejor momento, pero que aun así esto no va a hacer más que seguir y seguir hacia delante. Recalcar que a estos últimos estaremos viéndolos de nuevo en verano en el Download Festival Madrid, y si alguno se perdió a Degraey, tienen alrededor de una decena de bolos repartidos de aquí al verano, ¡así que no hay excusas!

Cuando llegamos a razz3 la sala no estaba repleta, lo cual era de esperar en un concierto de estas características, y sobre todo de estos géneros, pero se respiraba un muy buen ambiente que no iba a hacer más que mejorar. Como buena banda currante, algunos miembros de Degraey estaban a cargo del merchandise a un lado de la sala en el que se podían adquirir camisetas, el disco en varios formatos y algún que otro accesorio, cuando el trío madrileño Le Temps du Loup empezaba a calentar motores para dar apertura a la oscura velada que se avecinaba.

Le Temps du Loup

Antes que nada quiero pedir perdón, ya que no tuve el tiempo que me hubiera gustado para prepararme el bolo del trío de Madrid, de lo cual me arrepiento bastante porque, cojones, vaya bolo. Los madrileños fueron el aperitivo perfecto para lo que vendría después, y es que unos chavales que en junio estarán compartiendo cartel con bandas como Slipknot y, ojo: TOOL, son para tomar en serio.

Sin mucha historia previa, el bolo comenzaba de manera bastante agresiva con “Iranian”, uno de los dos temas ajenos a Cardinal que tocarían en la noche, y el encargado de abrir su predecesor trabajo Jauría (2014). Una enérgica intro cargada de stoner, con una guitarra tapeada con mucha clase, cosa que veríamos bastante a menudo en todo el resto del bolo, una batería agresiva y un bajo con la característica distorsión del stoner, dejaban claro que estos tres se bastan ellos solos para llenar el escenario, sin necesidad de otra guitarra o de un cantante.

Después de semejante locura de presentación, “Eulerian”, segundo corte de Cardinal, era la encargada de continuar con el show, con una envolvente intro, un poco menos directa que la anterior, en la que me gustaría destacar la entrada de la batería a golpe de timbales que retumbaban en toda la sala. El riff principal de guitarra durante lo que sería el verse en una banda no instrumental con agudas notas muteadas precedió de manera sublime a la distorsión que se acercaría en la segunda mitad del tema, sin dejarse de oír los agudos de la guitarra gracias a una pedalera de loops, que también sería una de las protagonistas del concierto.

Era el turno de otra de Jauría, y la elegida fue “Leo Voland”, temazo con toques doom intercalados con unos preciosos arpegios de guitarra para llegar a la mitad de un concierto que hasta el momento estaba siendo demoledor. La metalera “Karellen II – Ascension” era la elegida para continuar, un auténtico trallazo que dejó boquiabierto a más de uno en la sala. Para mí in duda el momento del concierto.

Era hora de despedirse, y al igual que harían más tarde los organizadores de la velada, la elegida para terminar el concierto fue la misma que la elegida para terminar el disco. Y elección perfecta, porque “Plague Fort” son 10 minutazos orgasmo musical, en la que Hannibal, Nacho y Álvaro tienen elementos de sobra para demostrar su talento, atravesando dispares derroteros que van desde la oscuridad del doom hasta los pasajes melódicos más post-rockeros, dejándonos un acojonante final de ceremonia, y haciéndonos ver que es posible llenar un escenario sin la necesidad de un cantante, el cual, al menos por ahora, no necesitan.

Creo que estos chicos tendrán mucho que decir en los próximos años en el panorama post-metal estatal, y no puedo esperar a verlos de nuevo en junio en el Download Festival. Nos vemos allí.

Degraey

Tras acabar el tremendo bolo de Le Temps du Loup, rápida visita al baño y a la barra, y ya listos en primera fila ansiosos por ver la presentación de Reveries. Como spoiler diré que el setlist utilizado fue exactamente el mismo que el del propio disco, en el mismo orden, por lo que pocos minutos después, con cada miembro de la banda en su puesto, empezaban a sonar los primeros acordes de la intro de “Nurture”, primera pista del disco, en la que unos compenetrados Iván Pizarro y Víctor Paradís daban pistas de lo que nos íbamos a encontrar en la siguiente hora y pico en la sala. Tras repetir la atmosférica secuencia tres veces, el bajo de Luc Espinach hacía su primera aparición, dando paso a la guitarra de Víctor en solitario, que tras un calmado punteo se ve interrumpido varias veces por las primeras notas de distorsión de la otra guitarra y como no, de la entrada de la enérgica batería cortesía de César Perals (ex Carontte), reventando los platillos para meternos de lleno en este “Nurture”, que me parece un tema perfecto para abrir tanto el disco como el concierto. Tras un compás de puro post-metal, se pudieron escuchar en la lejanía los primeros gritos de César tras los parches, y digo en la lejanía, ya que hubo algunos problemillas con los micros durante el concierto, y sobre todo en los primeros temas costó apreciar los esfuerzos que estaba haciendo el batería por hacerse escuchar. Poco después se notó que el micro de Víctor tampoco estaba todo lo alto que podría estar, y aunque en estos paisajes musicales puede que la voz no sea el principal atractivo, se echaba de menos un poco más de punch en ambos micros. Esto no hizo que “Nurture” no arrasara con una Razz3 que se había ido llenando cada vez más con sus continuas subidas y bajadas, contrastes de luz y oscuridad, que son la seña de identidad de esta banda y de este Reveries, que seguimos desgranando a continuación.

Tras más de ocho intensos minutos, la elegida para continuar enganchándonos a todos los presentes fue “Not So Far”, también segundo corte del álbum, en el que quiero destacar la base rítmica durante la intro por parte de Perals a la batería, con continuos tricks entre hi-hat y ride, y un bombo de los que te retumba el pecho tras cada golpe, sobre la que las dos atmosféricas guitarras hacían de las suyas precediendo a la entrada vocal de Víctor, que se veía más que cómodo sobre el escenario, mostrando una increíble conexión público-banda, que tanto se echa de menos en conciertos de mayor magnitud. Durante la primera mitad, “Not So Far” no para de anunciar sus ansias de subir en intensidad, asomando por momentos una tímida distorsión, que no llega a consolidarse, viéndose interrumpida de nuevo por pasajes melódicos y atrapantes, hasta que llegan los dos últimos minutos del tema, en los que la tormenta gana a la calma, la distorsión gana a la melodía, pero por desgracia, el micro de Razz3 ganaba a César, que se desgañitaba tras los platillos sin el resultado que merecía.

“Woven Conscience” es el tercer corte de Reveries, y empieza de manera más oscura que sus predecesores, con una base rítmica muy marcada durante la progresiva intro, guitarras cargadas de reverb y un envolvente bajo precediendo a un rompedor riff que ponía a toda la sala patas arriba. Durante el primer verse la intensidad baja de golpe pero no la oscuridad, notándose ciertas influencias de Tool, para volver a reventar con potentes riffs y alaridos cargados de dolor por parte de César, para hacia la mitad del corte desembocar en un oasis de calma, guitarras melódicas y devolver algo de luz a la oscuridad que había tomado la sala durante este “Woven Conscience”, la cual no duraba mucho ya que a los pocos minutos el tema volvía a reventar con afiladas guitarras otra vez recordando a los de Maynard. Instrumentales minutos al final de este temazo con la banda comiéndose el escenario, destacando a un especialmente entregado Víctor Paradís, que cuando tiene la libertad de separarse del micro y dar rienda suelta a su carisma, es una auténtica apisonadora en el escenario.

Estábamos en el ecuador del show y todo estaba yendo rodado salvo en ciertos momentos el volumen de los micros, cuando fue el turno de “Sprawling Nest”, con su calmada intro en la que destaco la pegadiza línea de bajo sobre la que las melódicas guitarras cargadas de reverb se deslizan con delicadeza, en el que diría, dentro de lo que es Degraey, que es el tema más suave del disco.

Si hasta aquí todo estaba siendo casi perfecto, la cosa no iba a hacer más que mejorar, cuando después de que Víctor pidiera al técnico de la sala que subiera el volumen a ambos micros, sobre todo al de César que era el que más se extrañaba, llegó el turno de “Back to Dust”. Es el corte más largo de los seis que componen Reveries, y para mí también el mejor. No sé si ya lo era antes de escucharlo en directo, pero sin duda ahora lo es. Y es que este tema te atrapa desde el primer momento con su envolvente sonido, atmósfera oscura como casi siempre, y por fin se pudo escuchar bien un grito César que seguía a la suyo tras los parches y metía, más si cabe, a la sala en el universo Degraey. Como siempre, tras los momentos más oscuros y tenebrosos de sus temas, en “Back to Dust” asoman ciertos pasajes de luz y melancolía, para dejarnos unos frenéticos minutos finales de pura energía, dejando claro la presencia que tienen estos tíos sobre el escenario, y para un servidor, regalándonos los mejores minutos del concierto.

Ya era casi hora de despedirse, pero aún faltaba poner el broche a la noche, con “The Inert”. Otra envolvente y ascendente intro nos sumerge poco a poco en terrenos tenebrosos dejándonos unos brutales y metaleros riffs hacia la mitad del corte. Terrenos de los que ya no saldríamos durante los próximos minutos de auténtica locura, con la banda al completo desatada en el escenario, haciendo gala una vez más de su energía y de esa conexión público-banda que son capaces de conseguir, haciéndote sentir a los asistentes parte del bolo.

Quedaba ya un minuto de concierto, momento en el que el tándem formado por Iván y Víctor, uno frente al otro y perfectamente compenetrados, nos regalaban los últimos acordes de “The Inert”, de Reveries, y de una noche para recordar, en la que Degraey se ganó el respeto de mucha gente, si no lo tenían ya. Estaremos bien atentos a las carreras de estas dos bandas, las cuales prometen darnos muchas alegrías.

Pau Rosell
Sobre Pau Rosell 45 Artículos
Como rockero nacido en Canarias y en los 90 (¡El Nu Metal mola!), me pasé la infancia luchando en todos los recreos para poner mis discos; “…And Justice For All” siempre era uno de ellos. En esto del rock desde que escuché por casualidad Deep Purple, a lo que siguió Led Zeppelin y ya no hubo vuelta atrás. Pasión por la música desde niño, prácticamente todos los estilos que derivan del rock, aunque un poco hater con el Glam. Guitarrista amateur, batería frustrado, y con ganas de adentrarme en este mundo como algo más que un hobby.