Canciones perfectas: «Crazy Train» de Ozzy Osbourne

Blizzard of Ozz (1980) es un verdadero hito así como posiblemente el mejor lanzamiento de un artista en solitario de la historia. Despegarse del legado de una banda tan colosal como Black Sabbath y lograr forjar desde el minuto uno una carrera en solitario a la altura de tu estrellato, solo ha sido factible para Ozzy. Para bien o para mal, solo hay y habrá un Ozzy.

Muchos artistas intentan hacer lo que Ozzy hizo aquí, es decir, encontrar un guitarrista top al que convencer de que tu proyecto en solitario será mejor de lo que estás haciendo en ese momento. Ozzy robó al incomparable Randy Rhoads y su guitarra neoclásica Firestorm de Quiet Riot, su banda.

El debut de Ozzy se tradujo en Blizzard of Ozz, su obra más colosal. El álbum comienza con la ardiente tormenta eléctrica de una canción como «I Don’t Know» y todo va en aumento a partir de ahí. «Crazy Train», «Suicide Solution», «Mr. Crowley»… todas ellas obras de pura genialidad. Es sorprendente como Ozzy pudo tomar los temas doom que había explorado tan bien con Sabbath y traducirlos tan maravillosamente en esta música eléctricamente metal. Este álbum es una obra maestra absoluta.

«Crazy Train»

Vamos a indagar dentro de «Crazy Train», la canción que ha moldeado la carrera del Madman durante estos 40 años. Compuesta por Ozzy junto a Randy y el también imprescindible Bob Daisley, la canción se sitúa en segunda posición dentro del tracklist del trabajo.

Lanzado como single en 1980, «Crazy Train» fue solo un éxito menor -alcanzando el puesto 49 en el Reino Unido-, pero la canción fue un punto culminante de la gira Blizzard of Ozz que sacó a Ozzy de la depresión y su influencia en la escena de la guitarra fue inestimable.

«Crazy Train» es probablemente la canción más top dentro del catálogo de Ozzy. Tras el mítico berrido de «All aboard! Hahaha..». , abre el corte con un ritmo de bajo completamente genial e instantáneamente memorable y algunas exhortaciones distorsionadas del frontman. Cambia repentinamente de marcha a esta especie de pequeño riff lleno de vida que te invita a salir brincando. El trabajo de Randy, tocando la canción con pequeños rellenos de notas al final de cada línea, es sublime.

Cuando entramos en el estribillo principal provoca que todos y cada uno de nosotros cante a pulmón esos versos que han trascendido en los libros de historia de la música:

«Mental wounds not healing
Life’s a bitter shame
I’m going off the rails on a crazy train
I’m going off the rails on a crazy train
Let’s go!»

Y entonces llega el momento Randy con su estallido de guitarra. En una combinación que podría sentirse forzada en cualquier otro lugar, esta idea de un gran riff gótico casada con una composición típica en canciones pop, algo que aquí funciona absolutamente.

«Si escuchas «Crazy Train» muy de cerca», le dijo Norman a Jas Obrecht, «oirás que hay una guitarra principal alrededor del centro y otras dos tocando exactamente lo mismo, movidas hacia la izquierda y hacia la derecha. Lo que pasa es que no las escuchas, solo lo escuchas como una sola guitarra. Randy era el mejor tipo para sobregrabar solos y seguirlos que jamás he visto. Quiero decir, solía asombrarme.»

El tema cierra con la repetición del riff principal junto a los últimos versos cantados por Ozzy. Canción redonda y perfecta.

Temática

En cuanto a la temática de la canción, hay un par de explicaciones sobre el significado de la misma. Parece ser que a Randy le encantaban los trenes y tenía su propia colección de maquetas y réplicas en miniatura. Cosas de la vida, Daisley también compartía esa afición. Así que juntos decidieron que la guitarra de la canción sonara como el sonido de un tren: el tren de la locura. Así nació el título. Pero lo mejor estaba por llegar, y fue cuando Ozzy le puso letra.

Aunque en cierta manera se puede pensar que la canción habla sobre la locura, el significado tiene que ver con la Guerra Fría que en aquel entonces mantenía a las dos superpotencias mundiales, la Unión Soviética y los Estados Unidos, bastante ocupadas:

«Millions of people living as foes.» («Millones de personas viviendo como enemigos»)

«One person conditioned to rule and control / The media sells it and you live the role.» («Una persona condicionada para mandar y controlar. Los medios te lo venden y tú les sigues el juego»)

«Heirs of a cold war, that’s what we’ve become / Inheriting troubles I’m mentally numb.» («Herederos de una guerra fría, eso es lo que somos. Heredando problemas, estoy aturdido»)

En aquel momento, una doctrina realizada en la Guerra Fría tenía que ver mucho con la locura; se la denominaba «M.A.D.». «Crazy» y «mad» son sinónimos en inglés y, aunque la relación pueda parecer distante, al sumarle las referencias políticas, podemos dar con una referencia extra.

No fueron pocos los escritores o directores de cine que llegaron a hacer obras basadas en esta posible amenaza nuclear, asociándolo en muchas ocasiones a un artilugio del Día del fin, un botón que muchos imaginaban que podía desatar todas las bombas nucleares de un país y acabar con el mundo. La Unión Soviética, de hecho, tenía uno, llamado Dead Hand o El sistema perímetro, capaz de activar todo el material nuclear de manera remota desde un solo punto. Sea como fuere, esta paranoia, este miedo constante a que, de un plumazo, las bombas cayeran del cielo y acabaran con todo el mundo, duró desde los años 50 hasta 1991, año en que acabó la Guerra Fría.

Es precisamente este miedo, esta paranoia, de la que habla Ozzy Osbourne en «Crazy Train». Un problema «heredado» durante generaciones, una batalla que se extendió a la cultura y a los medios y que, aunque no se derramara sangre, era capaz de que acabar con la cordura de cualquiera.

Otras teorías

Otra teoría dice que el tema trata la crisis en la que se sumió Ozzy tras su expulsión de Black Sabbath, expulsión de la que le ayudó a salir su esposa Sharon Osbourne.

Era verano de 1979 y estamos en el deslumbrante Le Parc Hotel de West Hollywood. El hotel tiene un huésped realmente molesto. En los meses transcurridos desde su expulsión de Black Sabbath, Ozzy Osbourne vivió refugiado en una suite que apenas podía pagar, cuidando varias cajas de cerveza y sintiéndose «jodidamente infeliz».

Los informes sobre el estado del cantante eran vagos (su visitante más habitual era su distribuidor), pero se rumoreaba que no anhelaba la industria de la música ni ese mundillo. Según declaraciones del propio artista a Classic Rock en 2010:

«Realmente pensé: ‘Este es el maldito final para mí’. Me habían echado. Me jodían todos los días. Nunca salí afuera. Ni siquiera abría las cortinas.»

Existe cierto debate sobre las raíces de la banda que resucitó a Ozzy. Su propio recuerdo es que:

«Una mañana, Sharon vino y me dijo: ‘Reúne tus cosas, yo seré tu manager’. Una vez que ella estuvo en la foto, las cosas se pusieron en marcha.»

Parece ser que toda esta explosión de sentimientos necesitaban salir de Ozzy y los tradujo en las letras de «Crazy Train». Los versos «I’m going off the rails on a crazy train» («Voy rodando fuera de las rieles encima de un tren loco») y «I know that things are going wrong for me» («Sé que las cosas van mal para mí»), tratan su delicada situación personal, particularmente su adicción a las drogas antes de (y durante) la época de grabación del álbum.

Opinión del autor del artículo

«Crazy Train» no solamente es una canción perfecta con una letra magnífica y un trabajo musical muy completo. Su trascendencia en la historia del metal y de la música en general le da ese plus que solo un puñado de canciones obtiene. Cual Ave Fénix, el cantante se sacudió de su expulsión de Black Sabbath y logró cuajar un debut impresionante en forma de Blizzard of Ozz. Sin duda, es la canción top de Ozzy.

Para acompañar el artículo os comparto el nuevo videoclip animado que ayer compartió Ozzy en las redes sociales. ¡No tiene desperdicio!

Beto Lagarda
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