Björk – Vespertine (Especial 20º Aniversario)

Ficha técnica

Publicado el 27 de agosto de 2001
Discográfica: One Little Indian Records / Elektra Records
 
Componentes:
Björk - Voz, programación
Matthew Herbert - Programación
Thomas Knak - Programación
Matmos - Programación
Martin Console - Programación
Jake Davies - Programación de ritmo
Damian Taylor - Programación de ritmo
Valgeir Sigurðsson - Programación de ritmo
Marius de Vries - Programación de ritmo
Guy Sigsworth - Programación, arreglos de coros
Vince Mendoza - Arreglos de cuerda, arreglos de coros, dirección de orquesta
Zeena Parkins - Arpa
Caryl Thomas - Arpa
Jack Perron - Caja de música

Temas

1. Hidden Place (5:29)
2. Cocoon (4:27)
3. It's Not Up to You (5:09)
4. Undo (5:38)
5. Pagan Poetry (5:14)
6. Frosti (1:59)
7. Aurora (4:39)
8. An Echo, a Stain (4:34)
9. Sun in My Mouth (2:40)
10. Heirloom (5:12)
11. Harm of Will (4:37)
12. Unison (6:48)

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Corría el año 1989 cuando por primera vez le presté atención a la distintiva voz de Björk Guðmundsdóttir. Por motivos estrictamente laborales, tuve que darle un repaso al vinilo Here Today, Tomorrow Next Week de un grupo, The Sugarcubes, que estaba triunfando en las listas indies de las islas británicas. Y confieso que de aquel extravagante amasijo de after punk, new wave y psicodelia solo me atrajo la hipnótica «Water», una pieza que aún la considero el preciso embrión del innovador repertorio que posteriormente desplegaría la menuda artista nacida en Reykjavík.

Una década después, la islandesa ya había consolidado su carrera en solitario gracias a tres aclamados discos de estudio, Debut (1993), Post (1995) y Homogenic (1997), más dos interesantes recopilatorios de remezclas, y por otro lado, un servidor se había convertido en un cliente asiduo de su música por culpa del fanatismo que mi pareja sentía hacía ella. Pero aunque, mediante esta perdonable imposición conyugal, me sabía todas sus canciones de pe a pa y unas cuantas (como “Jóga”, “Venus As a Boy”, “Hyper-ballad”, “Bachelorette”, “Come to Me”, “Possibly Maybe” o “All Is Full of Love”) me encantaban, notaba que me faltaba su obra definitiva. Esta no sería su siguiente publicación, que con el título de Selmasongs (2000) comprendía la correspondiente banda sonora de la película Dancer in the Dark, dirigida por el dogmático danés Lars von Trier y con la misma Björk en el tortuoso papel principal, pero sí la que vio la luz a mediados del verano de 2001.

Ahora que se cumple el 20º Aniversario de su lanzamiento, y comparándola con el resto de las diversas propuestas incluidas en el catálogo de la protagonista de este artículo, me atrevo a certificar que Vespertine es su creación más completa. Una compilación que rezuma experiencia, equilibrio y, primordialmente, una uniformidad excepcional que puede resultar tediosa para el consumidor impaciente.

De entrada, la combinación de blanco, negro y gris plateado que preside todo el artwork ya da ciertas pistas del inmaculado contenido de dicho álbum y, al unísono, aconseja sutilmente que este sea desmenuzado en absoluta intimidad y, a poder ser, al amparo de un acogedor ambiente nocturno. Así, el oyente predispuesto no tiene más remedio que dejarse seducir por la coherente secuencia que conforman las doce particulares nanas para adultos, aderezadas con una suave base de contemporáneo pop folk electrónico y unos detallistas arreglos orquestales. En mi caso, la confirmación mágica e indiscutible se produjo cuando la escuché en el coche, durante un trayecto por una serpenteante carretera secundaria de montaña, bajo un cielo estrellado y una reluciente luna creciente. De esta manera, empezando con la oscura clandestinidad de “Hidden Place”, reposando en la insinuante “Cocoon”, surcando a través de las anhelantes “It’s Not Up to You” y “Undo”, flotando con la fascinante “Pagan Poetry” y la ensoñadora “Frosti”, siguiendo con la celestial “Aurora”, descendiendo por las atmósferas de “An Echo, a Stain” y “Sun in My Mouth”, transitando por la rítmica “Heirloom”, acariciando el minimalismo de “Harm of Will” y concluyendo en el magnetismo de “Unison”, fui abducido por la decisiva maestría de una autora singular.

Pero con la llegada del alba, el cisne echó a volar y nunca más ha vuelto a anidar en estos bellos paisajes melódicos.