Bell Witch & Arial Ruin – Stygian Bough Volume I

Nuestra Nota


9.25 / 10

Ficha técnica

Publicado el 26 de junio de 2020
Discográfica: Profound Lore Records
 
Componentes:
Bell Witch:
Dylan Desmond - Bajo
Jesse Shriebman - Batería

Aerial Ruin:
Erik Moggridge - Voz, guitarra

Temas

1. The Bastard Wind (19:09)
2. Heaven Torn Low I (The Passage) (12:55)
3. Heaven Torn Low II (The Toll) (8:32)
4. Prelude (4:24)
5. The Unbodied Air (19:20)

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¿Quién no ha sucumbido aún al poder de Bell Witch? ¿Acaso Mirror Reaper no es una de tus obras preferidas del último lustro? Si, no es una obra nada fácil. Tampoco es una banda accesible. Pero pocas agrupaciones mantienen esa esencia tan pura a la par de poseer una discografía excelsa como el dúo formado por el bajista Dylan Desmond y el batería Jesse Shriebman. Incluso en su formación no son una banda convencional.

Sabido es por los que adoramos a la banda que Erik Moggridge es la tercera figura off the record, siempre en las sombras. Esta vez Bell Witch se adornan de una colaboración oficial con el proyecto del mismo Erik, Aerial Ruin. La fusión del conocido funeral doom de los primeros con el folclore oscuro y tenebroso del segundo ha sido plasmado en este disco mayúsculo.

El álbum toma parte de su título del estudio comparativo seminal de la religión y la mitología de Sir James Frazer, The Golden Bough. El nombre del libro se basa en el mito de Rex Nemorensis, mito que inspiró algunos de los temas del disco. El Rey de Nemi era un título otorgado al guardián del bosque de Diana, ubicado en las colinas de Aricia. A este sacerdote o «rey» se le da su título al matar al sacerdote titular allí en un juicio por combate. Sin embargo, alcanzar el sacerdocio era precario, ya que en efecto uno aceptaría ser asesinado ritualmente.

Ese mito encaja con el punto de partida de Moggridge para escribir la letra de el primer corte del disco: “The Bastard Wind”. En esa canción, el fantasma de un rey está atrapado en el mar, posiblemente un análogo del río Styx (por lo tanto, «Stygian»), entre las costas de la vida y la muerte. Tanto el fantasma del rey como el sacerdote están en posiciones de poder purgatorial. Stygian Bough procede de aquí.

El disco está dividido en tres movimientos de veinte minutos: el viento bastardo, el cielo rasgado y el aire sin cuerpo. Cada movimiento posee un estilo emotivo definido que sumados logran encajar perfectamente como un “todo”. Tanto Bell Witch como Aerial Ruin logran unir las fuerzas de una manera sobrenatural. La colaboración es tan estrecha que nadie se atrevería a afirmar que estamos uniendo el poder de dos bandas semi independientes.

Bell Witch nutre de su pesadez habitual una amalgama de pasajes tan fúnebres como delicadamente hermosos. Citar canciones independientemente es una estupidez, pues canciones de casi 20 minutos de duración son una suma de canciones dentro de canciones, valga la redundancia.

Las atmosferas que logran crear son omnipresentes. Shriebman luce menos en la batería pero compensa concontribuciones de piano y órgano proporcionando una variedad de texturas a los arreglos dominados por el bajo y la guitarra. El trabajo de Erik con unas voces melancólicas es exquisito, sus fraseos se logran asentar a la perfección sobre la densa guitarra que él mismo ejecuta con delicadez.

Tras una bella imagen de artwork se esconde Stygian Bough Volume I, uno de los discos del año y otro paso firme en la carrera de unos Bell Witch que traducen en éxito todo su atrevimiento.

Beto Lagarda
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