Alice Cooper – Road

Road es el vigésimo-segundo disco de Alice Cooper, y lo que más sorprende es que este hombre, a sus 75 años, siga como siempre, ofreciendo unos directos absolutamente maravillosos y sin cansarse de sacar material nuevo. Podría vivir de rentas sin problemas en un mundo en el que la gente ya no compra discos y que no hay un beneficio económico especial a la hora de hacerlos, es más la figura de artista y especialmente el poder hacerlo porque le viene en gana. Alice sigue siendo el Cooper de siempre y cosas como estas le diferencian de todos.

Posee una banda absolutamente espectacular con Tommy Henriksen de mano derecha, recuperando a Nita Strauss y con esa fiabilidad que dan Chuck Garric al bajo y un enorme Glen Sobel a la batería, que en este disco se sale. Completa la formación el habitual Ryan Roxie. Esta vez toca un disco conceptual de canciones basadas en historias de la carretera y nos regala un clásico que va a quedarse para siempre: “I’m Alice”. Como en sus últimos cinco discos todo está a un altísimo nivel, pero aquí recupera ideas y sonido de los 70 siendo el Welcome to My Nightmare el disco que enseguida te viene a la mente.

“I’m Alice” va a quedar como una pieza básica en el repertorio pues después de tantos años de carrera se agradece esta especie de tema que recopile toda su historia en la letra y que sea tan efectiva. Hay incluso una parte narrada que lo conecta con el enorme Welcome to My Nightmare… Tema para escuchar tomando apuntes. “Welcome to the Show” es una pieza que parece diseñada para abrir sus próximos conciertos, directa, luminosa, infalible y con unos coros trabajados al milímetro hasta el punto que consideres que Bob Ezrin ha sido incluso demasiado pulcro. The Coop sigue estando teatral y modulando las voces como siempre lo ha hecho y Nita Strauss vuelve a demostrar que es la guitarrista ideal para el proyecto de Cooper.

Las historias en la carretera continúan sin pausa en “All over the World”, con juegos de vientos y un enfoque divertido y festivo. Lo que puedes esperar de Alice en 2023 está aquí con menciones a ciudades y países del mundo… Juegos de coros y mucho mimo en otro tema que mantiene el tipo y en el que la calidez de la batería de Sobel es impresionante. Suena absolutamente real y orgánico. Afinaciones bajas y ramalazos a Black Sabbath en “Dead Don’t Dance”, de riff monolítico y muchos detalles de guitarra en cuanto a pedalera. Tema que entra de maravilla y que te demuestra que, desde hace años, Alice juega a divertirse con red: todo está hecho y trabajado para lucir y para no bajar la calidad.

La primera canción que se enfila más allá de los cuatro minutos es “Go Away” y pinta como single claro, con la percusión de Sobel como protagonista y un feeling general de felicidad y clase. Destaca especialmente el sonido y la vibra de un tema que puede funcionar en directo perfectamente pues ahonda en los grandes himnos de Alice. “White Line Frankenstein” recupera la criatura de Mary Shelly, algo habitual en letras y títulos de The Coop. Muy buen estribillo en un tema cadencioso y efectivo, con esas guitarras en primera línea y Sobel jugando con la campanilla del ride.

“Rules of the Road” es un puro divertimento desenfadado y vacilón que incluye una parte narrada en la que el bueno de Vince nos relata las reglas básicas que él ha aprendido en su vida en la carretera. El corte posee un aire desértico y casi que podríamos hablar de un homenaje a ZZ Top. “The Big Goodbye” posee un riff muy profundo y oscuro, siendo quizá el tema que más se aleja de lo que esperas de Cooper, pero siempre en su estilo y al nivel que toca.

“Road Rats Forever” tiene unos teclados envolventes que pueden recordarte a los 80, de muy bella factura en un corte muy resultón y adictivo. La letra era algo que tenía muy adentro The Coop y relata miserias y espíritu gitano. Si creías que el “Baby Please Don’t Go” podía ser una versión de Thin Lizzy… estás equivocado. Se agradecen esas guitarras acústicas evocadoras y ese feeling triste. “100 Hundred more Miles” es lo que vendría a ser la balada-medio tiempo tétrico del disco.

El “Magic Bus” quizá conecta más con Hollywood Vampires, pero también se agradece. Gran versión del clásico de The Who, con la magia intacta y con mucho mimo y respeto. Se nota que lo que hacen en Hollywood Vampires es un divertimento y que eso de recuperar esos clásicos de los 70 es algo que le encanta hacer a Vincent Furnier. Está la última quedando casi como ese bonus, ese regalo. No os extrañe que se atreva con ella sobre el escenario pues, tiene un toque lúgubre que le sienta de maravilla. Sobel hace todo un homenaje a Keith Moon en toda regla.

Nuestra bruja favorita sigue poseyendo magia en sus discos de estudio y la jubilación es algo que parece que está lejos. Con discos como el presente y directos mágicos te da la sensación de que Alice Cooper es eterno, y al no a ver sido un vocalista que necesite de unos grandes agudos pues parece que siempre ha estado a un mismo nivel. Sigue estando a un nivel estelar, se cuida como pocos y si el golf y el catolicismo son pilares que consiguen que nuestro hombre siga así… pues bienvenidos sean. Poder ver a Alice Cooperen directo en 2023 es un sueño, y que saque discos como este es sencillamente (diría que un milagro), pero siendo quien es digamos que es magia (negra). Id afilando las guillotinas y alimentad las serpientes, que este hombre en poco vuelve.

Jordi Tàrrega

Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.