Akritud – Rompe con todo

Nuestra Nota


8.5 / 10

Ficha técnica

Publicado el 14 de junio de 2021
Discográfica: Autoeditado
 
Componentes:
Deiviz - Voz, bajo
Guill - Guitarra, voz
Charli - Batería

Temas

1. No la puedo dejar (2:46)
2. M.S.N. (3:14)
3. Nada de nadie (3:04)
4. Mi generación (4:03)
5. El perdedor (2:50)
6. Todo mal (3:42)
7. Vuestras patrias (3:30)
8. Dale de comer al monstruo (2:34)
9. Tiempo perdido (1:37)
10. A cañonazos (3:13)
11. No es suficiente (2:53)
12. Rompe con todo (2:36)
13. Día de suerte (2:21)
14. Quemando banderas (3:02)
15. Quimera (3:09)

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Desde su presentación en sociedad en junio del 2019, dentro de la última edición (hasta la fecha) del mítico Chiringo Punk, los madrileños Akritud no han parado de sorprender a todo aquel que haya decidido prestarles atención. Su primer álbum, publicado en septiembre de ese mismo año, ya era toda una declaración de intenciones sobre lo que el entonces cuarteto venía a ofrecernos: tralla, tralla y más tralla. Después de todos los conciertos que pudieron y algunos eventos virtuales durante 2020, en febrero de este año la banda sacó cuatro nuevos temas en un split con Malavita donde nos avisaban de que lo que se nos venía encima iba a ser aún más potente. Y, efectivamente, este Rompe con todo no va a dejar indiferente a nadie con sus quince bombas en forma de canción.

Sin ningún aviso ni piedad entra “No la puedo dejar”, directa como una patada al estómago, atrayendo desde el primer segundo con una arrolladora percusión y un afilado sonido de guitarra que me llevaron a acordarme irremediablemente de los navarros Ketesnuko y sus descargas sónicas. 

Y aunque no me gusta lo de ir recordando bandas mientras hablo de otras, es inevitable que al escuchar “M.S.N.”  se nos vengan a la cabeza Arpaviejas: tanto la línea musical como la letra nos evocan su nihilismo, su hartazgo, y, en resumen, su punkarreo y provocación. 

Otro escopetazo a la cara (y los que quedan) es “Nada de nadie”, donde conviven de la mejor manera posible acelerados ritmos punkcore con guitarras heavys, repartiendo estopa a diestro y siniestro, despeinando a propios y extraños. 

En su afán por acordarse a su manera de todos los géneros que han dejado mella en ellos, con “Mi generación” la velocidad se viste una bomber y se calza unas botas militares para dejar un trallazo de street punk que nos ha abofeteado antes de que seamos conscientes de ello. 

Asumiendo ya que las revoluciones no se van a bajar en ningún momento, arranca “el perdedor”, que igual que te mete unos coros al más puro estilo hooligan londinense, te cierra el tema con un solo de guitarra descaradamente metalero

“Todo mal” se encarga de aportar el toque más urbano al álbum, plasmando la imagen de gafas de sol, cigarro en la oreja y farola como apoyo, que da paso al brutal hardcore de “Vuestras patrias”, potente y directa en cada segundo del corte. 

El trío sigue bombardeándonos con “Dale de comer al monstruo”, otra apisonadora de furioso punk rock que nos pasa por encima sin que podamos evitar que nos encante, y, antes de que podamos darnos cuenta, nos remata sin tregua “Tiempo perdido”. 

La locomotora vuelve a adoptar un sonido algo más heavy en “A cañonazos”, sin dejar de echar humo ni por equivocación, hasta que toma posiciones “No es suficiente”, con un carácter desenfadado que, aunque no es especialmente calmada, puede parecerlo en contraste con lo que llevamos de viaje. 

Le va siguiendo la estela “Rompe con todo”, también marcada por la esencia más clásica del rock de calle, hasta que con “Día de suerte”  volvemos, poco a poco, a la senda más atronadora, y antes de ser conscientes de ello nos vuelve a rodear la tralla por todos los flancos. 

Llanamente punk suena “Quemando banderas”, estilo vieja escuela pasado por el filtro de la nueva generación, y el resultado a la vista está. Alguien se atrevió a decir algo de que el punk había muerto, ¿no? Pues aquí anda esta gente, junto con otros tantos, para llevar la contraria. 

Para cerrar el disco entra “Quimera”, posiblemente el tema más personal de la banda, en el que aquí y allá se aprecian matices de todas las influencias que han ido marcando el resto de composiciones, plasmando una rúbrica totalmente genuina. 

Si la banda tiene ganas de volver a patear los escenarios y dejar atrás los eventos online, más ganas tengo yo de volver a disfrutarles en condiciones. Y no veo la hora de hacerlo, tras escuchar esta patada en la boca que han sacado. No puede haber mejor definición que la que ellos mismos hacen:

“Esto es rock con Akritud, música cruda para reventar tus oídos.”

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Sobre Puti Allin 102 Artículos
Melómano empedernido desde la más tierna infancia (lo de tierna es un decir). Todo lo demás que haya que contar, lo contaré sin problema en presencia de mi camarero.