The Who – Quadrophenia (Especial 50º Aniversario)

Ficha técnica

Publicado el 26 de octubre de 1973
Discográfica: Track Records
 
Componentes:
Roger Daltrey - Voz
Pete Townshend - Voz, guitarra, sintetizadores, piano, banjo, efectos de sonido, coros
John Entwistle - Bajo, trompa, coros
Keith Moon - Batería, percusión, coros

Temas

1. I Am the Sea (2:09)
2. The Real Me (3:21)
3. Quadrophenia (6:14)
4. Cut My Hair (3:45)
5. The Punk and the Godfather (5:11)
6. I'm One (2:38)
7. The Dirty Jobs (4:30)
8. Helpless Dancer (2:34)
9. Is It in My Head? (3:44)
10. I've Had Enough (6:15)
11. 5:15 (5:01)
12. Sea and Sand (5:02)
13. Drowned (5:28)
14. Bell Boy (4:56)
15. Doctor Jimmy (8:37)
16. The Rock (6:38)
17. Love, Reign O'er Me (5:49)

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Mi primer contacto con aquel conjunto llamado simplemente The Who (en sus inicios, The Detours y The High Numbers) fue a través del celuloide, concretamente tras ver la película Quadrophenia en alguno de los habituales cines de mi comarca. Imagino que el destacable hecho ocurrió a principios de la década de los ochenta ya que de dicho largometraje solo se me quedó grabado en la memoria la pelea en una playa de dos tribus urbanas, una pareja follando en un callejón, una moto que se despeñaba por un barranco costero y la participación como actor secundario de un joven y rubio artista que en aquel entonces estaba de moda (Sting, el mandamás de los populares The Police). La banda sonora no me sedujo porque en esa época me hallaba sumido, prioritariamente, en estilos mucho más cañeros (heavy metal y similares) pero, por increíble que parezca, aquí se produjo mi segunda conexión con la formación inglesa. En este caso, fue por culpa del single «Concierto para ellos» de los patrios Barón Rojo (extraído del histórico Barón al rojo vivo y también incluido en el venerado Volumen brutal), en el que en su singular estribillo se citaba, entre otros ilustres muertos, a un tal Moon. Por último, la llegada a mi tienda de discos de la caja Join Together, que documentaba la gira de reunión de la agrupación británica con motivo del 25º aniversario de su eclosión, provocó que finalmente adquiriera el doble elepé que hoy celebra su medio siglo de existencia.

Vaya por delante que nunca he sido fan del cuarteto londinense, aunque siento enorme respeto por la calidad de sus integrantes, por la mayoría de sus relativos hits («The Kids Are Alright», «Baba O’Riley», «I Can’t Explain», «Who Are You», «Pinball Wizard», «Magic Bus» y, en especial, el himno bailable «My Generation» me han dado de comer en diferentes curros de mi vida), por varios álbumes de su líder en solitario y, sin lugar a dudas, por la abrumadora Tommy y por la ambiciosa obra conceptual que nos ocupa en este artículo.

Quadrophenia tuvo un parto difícil. La alargada sombra del aclamado niño sordo, ciego y mudo; su descartado sucesor Lifehouse; la depresión e intento de suicidio del padre de las criaturas; el retraso en la construcción de su nuevo hogar laboral, los Ramport Studios; las adicciones de determinados implicados y los enfrentamientos por asuntos económicos de los cabezas de familia se supone que influyeron negativamente en la creación concebida. Yo, como mero oyente, no lo percibo de esta manera. Incluso me atrevería a afirmar que casi todos estos infortunios fortalecieron al recién nacido.

Después de relatar sus antecedentes, privados y problemáticos, es el momento de describir el sexto trabajo de estudio de la pandilla protagonista, empezando por su icónica portada, en un atrayente blanco y negro, tirando a gris (como el amplio libreto, visual e informativo, encartado en el interior de las diversas ediciones). Una carátula presidida por un mod adolescente, de espaldas, vestido con una parca en la que está pintado el logo de The Who, sentado en una típica scooter con unos retrovisores en los que aparecen las caras de los intérpretes, y envuelto en una significativa neblina.

Ahora tocaría que os hiciera spoilers del contenido de esta excepcional ópera rock, sin embargo únicamente os desvelaré que en la trama se reflejan las distintas personalidades de los cuatro componentes (el violento inalterable Roger Daltrey, el cínico desengañado Pete Townshend, el hedonista irracional Keith Moon y el inseguro pero inquieto John Entwistle) y que en el apartado musical la conclusiva «Love, Reign O’er Me» es una canción monumental.

El resto es cosa vuestra. ¡Dejad caer la aguja o pulsad el botón de reproducción!