Tame Impala – The Slow Rush

Nuestra Nota


9.25 / 10

Ficha técnica

Publicado el 14 de febrero de 2020
Discográfica: Fiction Records
 
Componentes:
Kevin Parker - Voz, guitarra, teclados
Dominic Simper - Bajo
Jay Watson - Batería

Temas

1. One More Year (5:22)
2. Instant Destiny (3:13)
3. Borderline (4:34)
4. Posthumous Forgiveness (6:06)
5. Breathe Deeper (6:12)
6. Tomorrow’s Dust (5:26)
7. On Track (5:01)
8. Lost in Yesterday (4:09)
9. Is It True (3:58)
10. It Might Be Time (4:33)
11. Glimmer (2:08)
12. One More Hour (7:13)

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Y ya tenemos entre nuestras manos el primer disco obligado de este 2020. Tame Impala regresan al terreno de juego tras cinco años de silencio discográfico. El lustro que separa Currents (2015) y The Slow Rush (2020) no ha hecho menos que agigantar la reputación de una banda que tiene tanto de rompedora como de revival. El alter ego de Kevin Parker vuelve a despedazar minuciosamente el alma de su creador para regalarnos otra colección de canciones que rozan la perfección sonora y sensorial.

Porque si hay una cosa marcada con sangre en los cuatro trabajos de Tame Impala, es la capacidad de transmisión que posee su música. Cada uno de sus trabajos destila parte de la vida de su líder, las emociones son brillantemente traducidas en notas y sonidos, las letras juegan en el estrecho nexo entre las esperanzas y las debilidades del ser humano.

The Slow Rush llega a nosotros este 14 de febrero no sin antes haber catado hasta cuatro avances que anticipaban el regreso triunfal de los de Perth. “Lost in Yesterday”, “Posthumous Forgiveness”, “It Might Be Time” y “Borderline” reflejaron brillantemente con sus aparentes diferencias lo que vendría a ser la totalidad del disco. Sin venir a cuento admito que un servidor se quedó enganchado a “Borderline” como hacía tiempo que no me pasaba con una canción.

Currents (2015) marcó un cambio de rumbo en el que Kevin Parker abandonaba el fuzzy rock psych para embarrancarse en un juego de sintetizadores algo dispares, Tame Impala se reclinaba hacía el synthpop sin lograr la aceptación de los fans. Pese a ello, el salto al estrellato se produjo casi al instante, con tan solo tres discos la banda iba lanzada a encabezar los más grandes festivales del mundo de la música. Primavera Sound, Lollapalooza, Rock Wrechter, Glastonbury y Coachella apostaron fuerte por Tame Impala y el nuevo Rey Midas del rock no decepcionó a nadie. Sus directos soberbios fueron agigantando la leyenda que persigue a la banda de las antípodas.

Con The Slow Rush, Tame Impala sigue con la evolución natural de su propuesta. Si coges los errores de Currents y los moldeas y perfeccionas el resultado será The Slow Rush. Kevin se muestra cómodo con esta nueva paleta de colores y ha trabajado minuciosamente para regalarnos otro disco enorme.

Con casi una hora de duración, en The Slow Rush no falta el ritmo. Una hora totalmente disfrutable y apetecible, con una brillante condensación de canciones más tranquilas con otras más directas. La mezcla funky – syhntpop – psicodelia suena de maravilla en cada uno de doce cortes del disco, aunque quizás a algún tema si le sobra algo de tiempo para evitar caer en la auto-repetición o la monotonía.

Como temática global del nuevo disco, Kevin Parker toma como enemigo a el tiempo. Es bien sabido que el auto-aislamiento y las dudas han sido siempre un constante en la temática lírica de Kevin. Aquí, los tira y afloja siguen siendo intensos, los momentos de “trance” en los que la repetición de frases y pasajes de música tecnicolor aún tienen cabida en estos nuevos Tame Impala.

Pero si es verdad que en The Slow Rush predomina la esperanza quizás promovida por los cambios en la vida de Parker quien se casó recientemente.

The Slow Rush es un disco equilibrado pero largo. Si te prestas a la inmediatez, huye de él. Si quieres disfrutar de un disco soberbio, resérvate una hora de tu vida para disfrutar de un viaje musical obligatorio.

Tras cuatro escuchas, cuatro horas si, pero tras numerosas escuchas de sus cuatro anticipos, sigo pensando que “Borderline” es el máximo exponente de estos nuevos Tame Impala, una canción de cuatro minutos deliciosamente compuesta y exhuberantemente ejecutada, una canción que radia un espectro de colores amplio y luminoso, una canción de esas que pueden convertir un mal día en algo menos malo.

“One More Year”, el corte de cinco minutos y medio que sirve como abridor del disco es otro tema enorme. Tras unos repetitivos sonidos robóticos arranca una cálida voz de Kevin que no nos abandonará ya en todo el disco. “Instant Destiny” es otra canción con toques cálidos, directa y corta. En “Posthumous Forgiveness” la tristeza se adueña de las melodías, más oscuras y deprimentes, para desembocar en una recta final (sobre el 4:15) increíblemente bella. En “Breathe Deeper” regresa la buena sintonía pero se funde en monotonía en un corte demasiado largo. “Tomorrow’s Dust” es un corte enérgico que contrasta con la semi balada “On Track”.

A partir de aquí encontramos algunos de los mejores momentos del disco, “Lost in Yesterday” es otro de los mejores momentos del disco, una canción fiel a la tradición psicodélica de Tame Impala. Por otro lado “Is it True” es otro brillante tema de esta nueva versión de la banda, más electrónica, más sintetizada. “It Might Be Time” es otra de las canciones triunfales de este disco, con gancho, con melodías complejas y una letra bastante pegadiza hablando de Tame Impala. “Glimmer”, con sus 2:09, es un pasaje electrónico con poca trascendencia pero sirve como apertura a la suite de más de siete minutos titulada “One More Hour” con la que se despiden de nosotros. Otra canción enorme.

¿Ha valido la pena una espera de cinco años? Rotundamente, sí. Tame Impala saben jugar bien sus cartas y nos demuestran que el hype que les persigue no debe ser menos del que merecen. Juegan en una liga superior, junto a las grandes estrellas del firmamento. Bienvenidos de nuevo.

Beto Lagarda
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