Scorpions – Face the Heat: 30 años de un buen disco antes de sucumbir a los 90

Ficha técnica

Publicado el 21 de septiembre de 1993
Discográfica: Mercury Records
 
Componentes:
Klaus Meine – Voz, coros
Rudolf Schenker - Guitarra, sitar
Matthias Jabs - Guitarra, slide, talk box
Ralph Rieckermann - Bajo

Temas

1. Alien Nation (5:42)
2. No Pain No Gain (3:55)
3. Someone to Touch (4:28)
4. Under the Same Sun (4:52)
5. Unholy Alliance (4:54)
6. Woman (5:55)
7. Hate to Be Nice (3:33)
8. Taxman Woman (4:30)
9. Ship of Fools (4:15)
10. Nightmare Avenue (3:55)
11. Lonely Nights (4:50)
12. Destin (3:13)
13. Daddy's Girl (4:17)

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Nos toca esta vez situar la acción en Vancouver, ciudad en la que tenía su estudio Bruce Faribairn, ese gran productor que había conseguido llevar al éxito rotundo a AC/DC y a Aerosmith en la década de los 90. Algo que los chicos de Hannover temían pues eran muchas las bandas de hard rock clásico que habían desaparecido del mapa tras la irrupción de Nirvana, Pearl Jam y de que la MTV se rindiera a los nuevos sonidos alternativos. Hubo músicos invitados esta vez (lo cual tampoco era novedad) y Klaus se llevó especialmente bien con Mark Hudson, con quien comía habitualmente en un restaurante italiano de la ciudad canadiense para hablar de los Beatles entre muchas otras cosas.

Musicalmente es un disco más profundo y maduro a nivel de letras y de influencias. La obra se inspira en los 70 a pesar de que busca la modernidad y se rehúye de los muchos tópicos típicos de los que tiraba el grupo en la década de los 80. Los tiempos pedían al grupo que actualizase su discurso, primero por la unificación alemana y por haber hecho el himno del momento, y luego porque conflictos como el de la guerra de los Balcanes les llevaban a tener que responder a preguntas más trascendentes que sobre las giras y los discos. Una obra irregular a la que el tiempo está realzando. Y por cierto, la portada es preciosa.

El disco

“Alien Nation” es de largo uno de los temas más duros que grabaron los Scorps en los 90. Es oscura, muy dominada por el bajo de Ralph Rickermann y con unos versos muy potentes que pasan del puente al estribillo. Es pegadiza, pero poco luminosa o feliz para lo que se suponía que eran los Scorpions. Se nota la mano del productor, pues el tema sigue sonando a clásico, y los detalles constantes de guitarra la hacen lucir de verdad. “No Pain No Gain” es el himno que ha quedado del disco, la más tocada en directo del mismo y un relativo éxito en su día. Demostraba que el grupo podía mantener el tipo en los 90, sonando con afinaciones más bajas, pero con un Meine pletórico. Gran solo por parte de Rudolph y grandes sensaciones con los dos primeros temas.

Una de mis grandes debilidades de este disco, y de los Scorpions en general, es la maravillosa “Ship of Fools”, canción que es absolutamente magistral, con un estribillo mágico y con la participación de la voz operística de Helen Donath. Me parece incomprensible que no hayan llegado a tocar semejante canción en directo. Una píldora directa y pegadiza como el “Someone to Touch” cumple y demuestra que la banda sigue en un muy buen momento compositivamente hablando, a lo suyo, adaptándose a los tiempos, pero sin renunciar para nada a todo lo que representan y han sido

“Under the Same Sun” un poco intenta reproducir el éxito que les supuso el “Wind of Change”, una canción con mucho mensaje, siendo una balada con momentos muy emotivos y logrados. Mensaje, mucho sentimiento y belleza. Es una canción que podrían desempolvar y sacarla a tocar en directo perfectamente. “Unholy Alliance” versa sobre las esperanzas de la unificación alemana y es crítica con el nazismo. Sigue así el grupo ahondando en su compromiso por la paz y un mundo mejor de forma eléctrica y algo machacona en el riff. Un tema funcional, con el marcado bajo de Rickermann y que vuelve a mantener el tipo.

En “Woman” hay unas raíces Beatles evidentes en un tema bastante rompedor a pesar de que era un tema antiguo, de 1980. Se llegó a probar en las sesiones de Animal Magnetism con Dieter Dierks tras los controles. Es atmosférica y un poco conecta con los primeros discos en los que Uli Jon Roth ejercía de líder y en los que la psicodelia era una opción. Los agudos de Meine pueden llegarte a recordar a Aerosmith, y es que el productor tuvo mucha mano en ese trabajo. De lo mejor del álbum en un corte que huye de la fórmula ganadora con grandes maneras. El LP era realmente largo y eso hizo que hubiese temas que no pasaban del correcto, aunque sin llegar al relleno. “Hate to Be Nice” entretiene, pero sale por la tangente y es poco Scorpions, pero tiene un aire vacilón que la hace especial.

De entre lo más interesante de la obra está la cadenciosa y original “Taxman Woman”, con agudos meritorios, partes narradas y en la que el groove lo es todo además de poseer un magnífico estribillo. Sigue siendo original y vuelve a tener una base bastante Beatles en su concepción. “Nightmare Avenue” es un tren en marcha con muchos fraseos de guitarra adornando la pieza además de muchos coros. Hay solazo y la cosa funciona complementando a la obra. “Lonely Nights” es otra de las baladas, terreno en el que los de Hannover son maestros absolutos. Nunca le han dado gran importancia a la misma, pero muchísimas bandas matarían por tener una composición tan elegante y bella como esta armada de acústicas y feeling.

“Destin” es otra balada más acústica todavía que les acerca a los unpluggeds, con acordeón de fondo y con muchísima clase. Hay guitarra eléctrica que llena toda la canción y que mantiene el nivel general de este disco muy alto. Se finaliza todo con otra pieza, “Daddy’s Girl”, lenta (la tercera seguida) y que sirve de coda para despedir un gran disco, que a pesar de que veníamos de la excelencia, es absolutamente disfrutable. Atención pues toca el tema de los abusos sexuales, por lo que los alemanes se avanzaban décadas a lo que estaba por venir.

Veredicto

Face the Heat es el disco que viene después de toda la era dorada de Scorpions, una adaptación total a los 90 más de sonido que de estilo. Escuchado ahora sorprende para bien y para muchos de sus fans sigue siendo un gran disco, o si más no, si lo comparamos con lo que vendría a continuación… El nombre de Scorpions a mediados de los 90 se iría hundiendo y el despiste compositivo fue el mismo que el que padecieron Doro, Def Leppard y demás bandas que intentaron una adaptación imposible.

La voz de Klaus sigue enamorando, las guitarras de Jabs y Schenker seguían siendo tremendas y Herman Rarebell continuaba siendo ese gran baterista, quizá el gran baterista de los Scorps de todos los que han tenido. Con esta obra el grupo empezaba a experimentar con acústicos, con orquestaciones y con letras mucho más profundas. Face the Heat no era un paso en falso a pesar de que hubo quienes se encontraron con un disco inferior a lo antes ofrecido. Luego sería gloria comparado con lo que vino posteriormente, pero sinceramente, si lo vuelves a escuchar, te parecerá que estás ante los Scorps de toda la vida y que hay mucho clásico en su haber. Su único problema es que apareció en 1993 y que han renegado de él constantemente.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1369 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.