Robby Krieger – Robby Krieger and the Soul Savages

Nuestra Nota


7 / 10

Ficha técnica

Publicado el 19 de enero de 2024
Discográfica: Mascot Records
 
Componentes:
Robby Krieger - Guitarra
Ed Roth - Teclados
Kevin “Brandino” Brandon – Bajo
Franklin Vanderbilt – Batería

Temas

1. Shark Skin Suit (3:58)
2. Samosas & Kingfishers (5:15)
3. A Day in L.A. (4:20)
4. Killzoni (4:25)
5. Contrary Motion (4:35)
6. Never Say Never (4:04)
7. Bouncy Betty (4:16)
8. Ricochet Rabbit (4:09)
9. Blue Brandino (3:54)
10. Math Problem (4:24)

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Vuelve el gran guitarrista de The Doors que a sus 78 años todavía sigue totalmente activo, tanto en estudio como en directo. Ha grabado todo el nuevo disco en su propio estudio de Glendale llamado Love Street Studios, en el que lleva ya seis años trabajando y del que considera que le ha hecho mejor como músico. A estas alturas esta leyenda viva podría estar sentado en su mansión viviendo de rentas y repasando sus últimos 60 años de éxitos, pero… ¡no! baja al fango y es capaz de ofrecernos material nuevo a un alto nivel, con una banda espectacular y dedicándose únicamente a lo instrumental y a mezclar los estilos que siempre han hecho de él un guitarrista y compositor tan especial.

“Shark Skin Suite” se abre con un teclado 100% The Doors, pero el tema va más orientado a la fusión con aires jazz de época y un groove impresionante en el que lucen todos los instrumentos, a pesar de que, obviamente, la guitarra de Robby está por encima de todo. “Samosas and Kingfishers” posee un nombre curioso y es también una de las canciones más accesibles y con riff más definido y recordable. Maestría repleta de detalles técnicos como ese bajo de Kevin “Brandino” Brandon que dobla una guitarra con un curioso sonido de sitar. El teclado de Ed Roth es muy ambiental y la canción es absolutamente sobria.

“A Day in L.A.” posee una cadencia sexy y un poco tira de música descriptiva, rica en detalles, muy musical y la cosa transita en una especie de banda sonora de película de investigadores privados, muy noir. Opuesta a ella está “Killzon”, enigmática, jazzy, y con unas baterías impresionantes. Vanderbilt vuela en el charles y ride mientras que el resto del combo avanza con tremenda clase en la canción más oscura e inquietante de todas.

“Contrary Motion” es de lo más accesible de la obra, con unos dejes que recuerdan mucho a compositores como Henry Mancini y con esa bajada de teclado que es muy deudora de los grandes tiempos de The Doors. También hay que subrayar (otra vez) el enorme papel de Franklin Vanderbilt a la batería, con unos redobles muy potentes. “Never Say Never” es algo repetitiva en su riff y en algún momento se acerca peligrosamente a la música de ascensor. Afortunadamente, hay juegos de variaciones y muchos detalles que la alejan del hilo musical, y entramos en momentos algo más psicodélicos de la mano de ese gran teclista.

«Bouncy Betty» es el tema más feliz y agradable de todos, con una banda enchufada y sobrada jugando con variaciones en repetición. Alegre combinatoria sin caer en la contumacia. Luego está “Ricochet Rabbit”, que es lo más delicado y sensible de la obra. Ha sido single, con esos punteados groseros del divo y con ese incesante teclado que descansa junto a las percusiones variadas de un Vanderbilt habilidoso y capaz de variar su estilo a su antojo. Momentos jazzies con mucha gracia y estilazo.

«Blue Brandino» es un animado blues cadencioso y alegre. Todo camina hacia una dirección, pero el teclado rompe la tónica para volver una y otra vez al redil. Es pura clase y con un groove de primera, por lo que podemos hablar de Krieger 100%. “Math Problem” es un puro ejercicio de fusión y de rock progresivo de mucha altura. La gracia es que Krieger permite el lucimiento generalizado de todos los músicos, siendo Roth quien se lleva la palma en este intrincado tema con un inicio puramente The Doors.

Definitivamente es un disco muy para los fans y nostálgicos de The Doors o que tengan devoción absoluta por y para Krieger. Técnicamente todo es soberbio, hay una banda con una clase que tira de espaldas y el material cumple a lo que aspira, pues a estas alturas dudo que nadie se espere que vuelva el espíritu transgresor y que esto pueda llegar a sorprender. Robby sigue disfrutando de sus clínics, de juntarse con grandes músicos e incluso de contarte las historias de cada canción antes de atacarlas en directo. Posee un espíritu de maestro y de gurú, y bien lo merece, pues hace 60 años ya que se ganó el cielo.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1368 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.