Poker de southern rock con la visita de Skinny Molly

O dicho de otra manera más spanish: sota, caballo y el puto rey, eso es lo que son Skinny Molly, cuatro jugadores de póker que juegan con un montón de ases en las mangas.

Es igual donde toque jugar la partida cada noche, no importa el salón ni la ciudad del mundo que sea, siempre ganan y además hacen disfrutar de lo lindo a los que ven sus partidas en directo.

Cierto es que su show es como el de los Globetrotters con trucos amañados, meten hasta seis covers de Lynyrd Skynyrd y uno de Free como «Wishing Well» que ha versionado hasta el tato, pero, ¡joder!, eso es lo que queremos.

Resumiendo, intercalan unos cuantos temas de sus dos discos como la excelente «Here for a Good Time» de su álbum homónimo o la correcta «Snakebit». El zenit, obviamente, explota en la segunda mitad del show a partir de «Devil in the Bottle», «Whisky Rock N’ Roller», «Sweet Home Alabama», «Better Than I Should» y «Free Bird» donde en el número final se sacan un quinto as de la manga, ¿inexplicable? ¡¡NO!! Puto y autentico rock sureño.

Skinny Molly son Kyle Law (Statesboro, Georgia), a la bateria, Luke Bradshaw (Nashville) al bajo Jay Johnson (Alabama) guitarra y voces y Mike Estes (Kentucky) guitarra y voces.

Ricard Altadill

Mamé el chupete rodeado de cartuchos de ocho pistas, cassettes, singles, discos y come discos, crecí entre en las tres tiendas de discos que tuvo mi tío (Discos Altadill – Tortosa) a los 8 años amaba tanto a Jorge Sepúlveda como a Eydie Gorme o a Mozart, lloraba desconsoladamente cada vez que estrenábamos un disco de Zeppelin, Purple, Slade, Iceberg o Lone Star y La Trinca… La primera vez que entre en el Quirófano* me propuse vivir de mi pasión el “Heavy Rock” y lo logré … o no, he hecho de todo desde dj a manager, de locutor a relaciones públicas escribí en casi todas las publicaciones del país y actualmente estoy en … joder muchos sitios, pero sobre todo en Metal Hammer…y ahora ¡¡aquí!! en con estos locos enamorados del incierto criterio musical. ¡¡Ah!! Por cierto, no me gusta entrevistar a los músicos, me gusta divertirme con ellos… ¡¡God Save Science of Noise!!