Crónica y fotos del concierto de Marco Mendoza, Another You - Rocksound (Barcelona), 26 de marzo de 2019

Marco Mendoza celebra la vida en la Rocksound barcelonesa

Datos del Concierto

Bandas:
Marco Mendoza, Another You
 
Fecha: 26 de marzo de 2019
Lugar: Rocksound (Barcelona)
Promotora: Kivents
Asistencia aproximada: 50 personas

Fotos

Fotos por Manuel Alferez - La Hormigonera rock

Así, de primeras, el nombre de Marco Mendoza puede pasar un poco desapercibido, pero si presentas su currículum y ves nombres como Whitesnake, Ted Nugget, Thin Lizzy o, últimamente, The Dead Daisies, te das cuenta que su relevancia está fuera de toda duda. Es por eso que me extrañó ver una entrada tan pobre en la Rocksound. Vale que era entre semana, vale que fueron con media hora de retraso, vale (o no) que había futbol,  pero no creo que llegásemos a las 60 personas, quizá ni a las 50, para rendir pleitesía a uno de los bajistas míticos del hard rock más melódico. Esto, que a priori tiene que ser un hándicap, al final tuvo su encanto. Pero ya llegaremos…

También hay que hablar de la sala. Innegablemente la Rocksound barcelonesa es una sala con solera (que nos lo digan a nosotros, que es donde montamos nuestras fiestas y bolos), pero no sé es por el tamaño, por la forma o por qué, siempre salgo con dolor de oído. Oye, que quizá todo está perfecto y soy yo y mis orejas los raros, ¿eh? Las veces que he estado me dado la sensación que el sonido estaba demasiado alto, y que quizá un poco más suave la cosa mejoraría. A ver cómo iba la noche del 26 de marzo…

ANOTHER YOU

La noche la abrían los noruego-alicantinos Another You. Ya habían venido hace poco, a la misma sala, abriendo para Jaded Heart , y mis sensaciones fueron las mismas. Musicalmente no me pegan nada, ni con una banda ni con otra. Su rock-metal alternativo puede gustar o no (no es mi estilo, pero ni por asomo diré que es malo), pero no va con el hard rock melódico que esperábamos los presentes.

Nueve temas y una intro, así como un batería nuevo, fue lo que nos ofrecieron. De nuevo noté cierta distancia entre banda y público. No sé si es lo que pretenden, aunque con su bajista Jura haciendo el cabra, sí me choca un poco. Pero hicieron su función, la de venir, caldear un poco el ambiente, crear clima y promocionarse, que cinco discos a la espalda, los que tienen, no son poca cosa.

MARCO MENDOZA

Pero la estrella de la noche era el bajista Americano, y se notaba en el ambiente. Había ganas de hard rock, de blues (su estilo en solitario tiene muchos tintes de ese estilo, incluso de jazz) y de una personalidad arrolladora. De momento, sobre el escenario, teníamos a dos mozalbetes ingleses, a la batería Kyle Hughes (conocido por formar parte de la banda del guitarrista Bumblefoot) y el guitarrista Tommy Gentry, de Gun, quer vi que venía de tatuarse. Si es que Barcelona sirve para todo, ¡hombre! Y así, sin más, la música empieza. Pero ¿Y Marco? Todo el mundo mirando hacia el escenario sin caer que, en la Rocksound, los camerinos están en la parte de atrás, y que por ahí venía el hispano americano, con su bajo, a juntarse con la gente. Más allá de que te guste su música o no, que para eso están los gustos, ver a este tío te despierta una sonrisa. Es de esas personas que tienen estrella y derrocha simpatía sin hacer nada.  ¿Lo bueno? Que durante la noche sí lo hizo, vaya si lo hizo.

“Estamos aquí para celebrar la vida”, nos dijo en un castellano más que correcto para el uso que le debe dar hoy en día, mientras sonaba “Viva la Rock”, el primer corto de su último álbum homónimo, de 2018. Tanto Hughes como Gentry aguantaban el ritmo de Mendoza, sus improvisaciones, su talento (que no es poco) y su simpatía. Ver al joven batería (que, por cierto, tocaba en calcetines) y la actitud y simpatía que destilaba fue algo destacable.

El sonido fue bueno, aunque algo alto para mi gusto. La música, ideal para las dimensiones de la sala. Ese toque bluesero del que hablaba más arriba le viene que ni pintado, a pesar de tener por nombre Rocksound. El peso instrumental hacía que el escenario fuese adecuado, más cuando veíamos la interacción de banda con el público. Y hablando de interacción, volvemos al primer párrafo de este texto. He escrito que ya llegaríamos a lo de ser pocos y si era, o no, un hándicap. Pues ser poquitos permitió a Mendoza bajar en numerables ocasiones, dirigirse a todo el mundo y conseguir que todo asistente, literalmente, chasqueara los dedos al son ·Hey Baby” de Ted Nugent, tema que ya cantaba él. Pero no un “oigan, todos a hacer así”, no. Bajar a la sala e ir persona por persona (hasta a la pobre chica del merchandising) hasta que chasqueara los dedos. Obviamente con una audiencia más nutrida hubiese sido imposible. También lo que decía, la simpatía y la proximidad de uno de los imprescindibles del hard rock.

Durante la noche sonaron temas propios y alguna que otra versión. “Let the Sun Shine” y “Live for Tomorrow” sonaron de lujo, al igual que “Sweetest Emotions”, de su último disco, que sirvió para que nos hiciese un poco la pelota. Entre tema y tema, choque de manos/puños, regalar un par de púas (bueno, una se la medio robaron, haciendo broma con él, cuando la tenía cogida con los dientes y tocaba con los dedos), regalo de una camiseta al chico de Max Metal, tomar prestada una gorra a uno del público… no sé, daba gusto estar entre el público. Era como estar entre amigos, y eso no es nada fácil de conseguir.

“Give Peace a Chance”, de Plastic Ono Band, de 1969, fue otro de los momentos cumbre, otra de esos momentos en que Mendoza se aseguró que toda la sala cantaba y daba palmas.  “Hole in my Pocket”, de Journey hizo las delicias de los asistentes, al igual que “Lettin’ Go” o “Rocket Man”.

Al acabar el último tema, “Lettin’ Go”, dijo “adiós” y, literalmente, se fue a los camerinos. El resto de público no lo sé, pero yo me quedé muy sorprendido. Creo que nunca había visto una despedida tan fría. Gentry y Hughes acabaron el tema y también se fueron. No hubo bises, no hubo nada. Tan solo un minuto para decirles a mis compañeros, vía whatsapp, que había sido el final más cutre que había vivido… hasta que no más de tres minutos después el señor Mendoza estaba en el puesto de merch firmando, haciéndose fotos con todo el mundo, regalando púas (ya tengo dos en mi colección… y ambas de Marco Mendoza) y mostrando una simpatía tremenda.

Fue una noche diferente, pero una buena noche. No fue un concierto espectacular en lo visual ni en la puesta en escena, pero sí lo fue en lo musical, en lo actitudinal y en el calor que sentimos, en el mejor de los sentidos. Si va a ser así, que el Marco vuelva pronto, por favor.

Xavi Prat
Sobre Xavi Prat 383 Artículos
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios. Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo. Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.