Las mejores canciones de The Smiths según… Science of Noise

The Smiths, banda pionera, banda inusual, de corta carrera pero de legado atemporal. Creo que merecían un artículo en la revista. Porqué aquí nos gusta, porqué no cerramos las miras. Si hay algo de lo que estamos orgullosos en Science of Noise es del poderío de unos redactores variados y eclécticos. Bien podemos hacer una reseña de un disco de black metal y el siguiente que sea de synthpop. No nos cerramos en banda y éste es una de las principales virtudes que nos atesoran.

Hoy dedicamos nuestros ligeros esfuerzos a un top merecido como el que más, pues era obligado que en algún momento abrazáramos a una de las bandas más grandes de los 80. No me alargaré en la entradilla, pues cada uno de los 5 compañeros más un servidor ya lo hacemos más abajo. Espero que, aunque odiéis a The Smiths, comprendáis y valoréis tanto su marca en el tiempo como el legado que dejaron para las futuras generaciones.

Por cierto, hace un tiempo leí un artículo que os voy a linkar. Parece ser que los fans de The Smiths son depresivos y neuróticos, ¿quizás es un daño colateral del año Covid?. El mismo estudio revela que otras bandas como Placebo o Marilyn Manson provocan el mismo efecto. Es curioso, pues las tres bandas tienen mucha importancia en varios miembros de nuestra revista. Yo mismo las escucho mensualmente …

 

«Heaven Knows I’m Miserable Now» por Albert Vila

Álbum: Hatful of Hollow (1984)
Discográfica: Rough Trade Records
Autores: Johnny Marr y Steven Patrick Morrissey

Cuando nuestro estimado y ecléctico compañero Beto Lagarda se plantó en medio de la redacción y ruidosamente sugirió hacer este top con las canciones que más nos gustaran de los Smiths, lo hizo con la coletilla “seguro que seré el único a quien le gustan”. Y quizás se sorprendió de ver que no tan solo no era el único, sino que se levantaron manos aquí y allí admitiendo una mezcla de devoción y de inevitable guilty pleasure por el cuarteto inglés. Yo mismo, sin ir más lejos, me considero un fan bastante serio de Morrisey y los suyos a pesar de no ser necesariamente un estilo que controle, pero en su momento, y de pura casualidad, me di de bruces con la música de los británicos y ya me fue totalmente imposible separarme de ellos por siempre jamás.

Si no me equivoco, creo que ese encuentro (y su inmediato y posterior flechazo) se produjo gracias a una de esas multiples herramientas P2P con las que muchos de nosotros multiplicamos nuestra colección musical a principios de los dosmiles. Tras usar Napsters, eDonkeys, eMules o Kazaas en los años anteriores, en esa época el programa de referencia era el Soulseek, y una de las cosas que te permitía ese programa en concreto (y que molaba lo suyo) era buscar a gente en base a la velocidad de su conexión. Por esos entonces yo solía trabajar en la universidad, así que teníamos un tubo casi ilimitado al que conectarnos, con lo que si de casualidad te encontrabas con otro usuario de características parecidas, podías descargarte un disco en cuestión de segundos.

Gracias a esa tentadora oportunidad y llevado por mi eclecticismo del momento, una sana curiosidad y un insano afán de acumulación digital, aproveché esos usuarios de conexión vertiginosa para profundizar en las discografías de bandas como R.E.M. (qué buenos son) o Dire Straits, meterme de lleno en el mundo de Nina Simone, Neil Diamond o la Creedence Clearwater Revival, descubrir las gracias de bandas como Morcheeba, Moloko o Tricky, reconciliarme con el AOR y las baladas mojabragas de Whitesnake o, casi de potra, animarme a bajar un disco recopilatorio (uno de los dos mil que tienen, a todo eso) de unos tales The Smiths, una banda cuyo nombre me sonaba vagamente pero que no tenía una idea muy clara de lo que hacían. Y probablemente no me esperaba en absoluto que lo que fueran a hacer fuera un pop alegre pero lánguido, proto-indie y, sobre todo, eminentemente ochentero, pero la cosa es que me moló, y mucho.

Porque la escucha de ese Singles (creo que era ése el disco, aunque ahora que miro todos los recopilatorios que tienen habría jurado que era The Sound of The Smiths, y eso es imposible porque se publicó en 2008) me tocó irremediablemente para siempre la patata, llegando a trillármelo con absoluta obsesión y aprendiéndome de pé a pa todas las fascinantes maravillas sónicas que allí se encontraban. Eso me llevó, a la que pude, a profundizar en su escueta discografía y seguir asintiendo con la cabeza con absoluta seguridad: aunque en mi imaginario musical había bien pocas bandas como ellos (ni tan siquiera The Cure me han super convencido nunca del todo), estaba claro que los Smiths eran e iban a ser siempre de los míos.

Por ello, escoger una sola canción para ilustrar mi batallita no ha sido una tarea fácil, ya que a pesar de contar con una discografía realmente breve, esta gente tiene un catálogo de temarrales para parar un tren. Había pensado en la omnipresente “How Soon is Now?” (que no por archiconocida es menos temarral), en “Panic”, en “What Difference Does it Make?” e incluso en la polémica y discutida “Meat Is Murder”, un tema verdaderamente trascendente y sentido pero algo denostado y un poco sensacionalista que posee una épica y una pesadez poco habitual en el mar de tonadillas ligeras y alegres (en lo musical, porque la letra es otro cantar) que trufan la discografía de The Smiths.

Finalmente, de todas maneras, he decidido decantarme por otra de las opciones más obvias, que no es otra que la maravillosamente hilarante “Heaven Knows I’m Miserable Now”. Y es que la mezcla entre la música sencilla, luminosa, pegadiza, alegre y casi de chiringuito de playa de la parte instrumental (parece que Johnny Marr tardó una hora en escribirla con una guitarra prestada en una habitación de hotel) y el tono plañidero del siempre polarizante Morrisey (todo un Bunbury inglés, en este sentido) alcanza aquí cotas de auténtico delirio. La letra es sencillamente fabulosa, con esas reflexiones existenciales tan obvias, explícitas y en su punto que solo el mononímico y polémico vocalista puede crear. Los icónicos “I was looking for a job and then I found a job / and heaven knows I am miserable now” (esto es la leche) o “In my life, why do I smile at people that much rather kick in the eye” te sacan una sonrisa simpática, mientras que a la vez la música te mantiene moviendo la cadera sin poderte resistir en ningún momento. Un tema que entra como una cerveza fresca de verano y que sirve tan bien como cualquier otro para reivindicar una de las grandiosas bandas de los ochenta como son The Smiths.


«This Charming Man» por Sergi Vila

Álbum: The Smiths (1986)
Discográfica: Rough Trade Records
Autores: Johnny Marr y Steven Patrick Morrissey

Pongámonos en antecedentes, año 1983, el punk inglés está muriendo, el punk como punk auténtico y original (si es que alguna vez lo fue), y en esas, hay algunos grupos que resisten con su estilo digamos “no tan a la moda” como podría ser Queen, Genesis o los aquí nombrados The Smiths.

Si no conoces a esta banda ya te lo adelanto, o te flipan, o te horrorizan, a mi me flipan, me flipa todo lo que hicieron The Smiths como me flipa lo que está haciendo ahora mismo nuestro amado y odiado Moz.

La canción que he escogido es «This Charming Man», y no ha sido fácil, The Smiths tiene muchos hits y muchas canciones no tan conocidas que son igual de pepino que esta, o mas, ahí es nada.

«This Charming Man» destaca por un riff muy bailon y rápido para lo que solían hacer el cuarteto inglés, y fue escrita por el dúo Marr (guitarra) Morrissey (letra) heroes y villanos de la banda inglesa.

La letra de la canción se puede interpretar de muchas maneras, ya que el conocido cantante y letrista siempre dejaba mucho espacio a la imaginación con sus canciones, y aunque pueda sonar rápida y animada, dentro puede tener una historia horrible.

Así son The Smiths, y siempre lo han sido, se dice que les tacharon de “insulto de mierda para definir la homosexualidad como algo negativo” por salir en el videoclip con una camisa medio abierta y moviendo un ramo de flores durante todo el tema. Así de bonitos y abiertos eran algunos ingleses en aquella época, y eso hace que la leyenda de este grupo sea aún más grande. Dado que nunca cambiaron ese estilo tan característico que se hicieron y que los seguidores agradecemos, y mucho.

Y nada, que he escrito mucho y he hablado poco de la canción, y lo hago así porque esto no se puede explicar con palabras, esto hay que escucharlo con los ojos cerrados y notar como tu corazón se llena de alegría.

Deja de leerme, pon en el buscador «This Charming Man», dale al play, y disfruta.


«Bigmouth Strikes Again» por Beto Lagarda

Álbum: The Queen Is Dead (1986)
Discográfica: Rough Trade Records
Autores: Johnny Marr y Steven Patrick Morrissey

Hace meses y por un motivo indeterminado me ha dado por escuchar asiduamente a The Smiths. ¿Será su fragancia depresiva? ¿Será mi evolución estilística? Pero si es verdad que no escucho la misma música en ninguna de las cuatro estaciones del año, supongo que en esta vida todo tiene relación. Y en un año complicado como el que innatural que une febrero de 2020 con febrero 2021 nuestros comportamientos han cambiado a la par de mi acercamiento a otros estilos musicales.

Dicho esto y sírvase como entradilla al artículo que hace un par de semanas tanteé en nuestra revista, aquí va mi aportación a un sorprendente top 5, en éste caso top 6. Pregunté, ingenuo de mi, si alguien más aparte de Sergi Vila(declarado fan de Morrissey) y un servidor querrían colaborar con este artículo poco usual en la revista. Y la respuesta de mis compañeros me sorprendió tanto que quizás veo ahora el mundo un poco diferente. En una revista centrada en el rockduro y el metal, hay muchos placeres desconocidos como el de adorar a The Smiths. Parece, en el fondo, que todos tenemos una faceta más sensiblona por así decirlo.

Y como buen “líder” en este caso concreto por liderar la idea del top, les dejé a mis 5 compañeros que eligieran las canciones que desearan y yo escogería el último –en el fondo saben que soy buen tipo-. Me robaron un par de las que tenía previstas… con lo que opté a la tercera de mi lista. Si es que hay alguna lista ordenada, pues me parece imposible ordenar y menos cuando hay tantas canciones relevantes y con gran potencial en la corta carrera de The Smiths.

Para ponerme a tono me escuché de pe a pa un par de veces seguidas la discografía entera de los de Manchester. Estas cosas me gustan mucho, y de hecho me ronda una idea para una nueva sección de artículos para la revista. Y definitivamente afirmo que mi disco preferido es The Queen is Dead (1986).

Y dentro de un disco tan colosal como éste, ¿qué canción escojo? Pues venga, “Bigmouth Strikes Again”. Repito, no me ha sido fácil escoger una sola canción. Entonces, ¿porqué me quedo con “Bigmouth Strikes Again”?

Ésta es una de las canciones más alegres por así decirla, una canción que te encandila y se mete en tu subconsciente sin piedad. Acabas tarareando todo el día su melodía – puto Marr-. Esa segunda voz infantil, ese estribillo medio cachondo, esa batería tan sutil y esos coros… ¡qué temazo por Dios!.

La pega del tema es su duración, 3:13, demasiado poco. Con una entradilla de guitarra acústica que un par de años más tarde reproducirían unos tales Heroes del Silencio en su hit “Mar adentro” (curiosa la similitud, ¿o solo es cosa mía?). “Bigmouth Strikes Again” basa su potencial y sus virtudes en la sencillez, melodías suaves adornadas con la característica interpretación vocal medio nasal de un Morrissey tocado por la barita de la lucidez. Una composición enorme de Johnny Marr quien, en The Queen is Dead se gradúa como uno de los máximos exponentes creativos del rock alternativo, indie, o lo que consideres que son The Smiths.

En cuanto a temática, el tema gira en torno a un bocazas que se entromete continuamente en donde no le reclaman. Como curiosidad, la canción hace referencia a Juana de Arco en el verso «And now I know how Joan of Arc felt» («Y ahora sé como se sintió Juana de Arco»), comparación que “encajaba perfectamente con la imagen sexualmente ambigua que Morrissey tenía en aquel momento”.

Y como curiosidad, la voz que hace coros en un tono más alto durante ciertas partes de la canción es la del propio Morrissey con un pitch más alto; sin embargo, en el sencillo el coro fue acreditado a Ann Coates, lo que sería una referencia a Ancoates, el área de Manchester de donde la banda es hija.

¡Ah! Y por último y volviendo a la entradilla del artículo en la que yo mismo hago referencia a un estudio de bla bla bla bla… que sepáis que Placebo nos regaló una versión de “Bigmouth Strikes Again” como cara B de su sencillo Nancy Boy... ¿casualidades? Parece que el círculo se cierra…


«The Is a Light That Never Goes Out» por Víctor Salas

Álbum: The Queen is Dead (1986)
Discográfica: Rough Trade Records
Autores: Johnny Marr y Steven Patrick Morrissey

“There Is a Light That Never Goes Out“ es una de las canciones más populares de The Smiths. Forma parte del disco The Queen Is Dead (1986). Es asombroso que no saliese en su momento como single, ya que es un tema adictivo. The Smiths, banda relevante con apenas cinco años de existencia, se estructuraba en dos pilares: el guitarrista Johnny Marr era el genio musical, y Morrissey con su compleja personalidad, aportaba la poesía y los “modales“. De sus acciones y declaraciones se podría escribir un libro. Sólo mencionaremos sus artes a la hora de despedir a músicos, por ejemplo dejando una nota en el parabrisas del bajista Andy Rourke conforme estaba fuera. Morrissey también cultivó la rivalidad con otros artistas. Celebre su enfrentamiento con Robert Smith de The Cure, con declaraciones por ambas partes, siendo la más entrañable una de Robert Smith: “Si Morrissey dice que no coma carne, entonces comeré carne, porque odio a Morrissey “.

En cuanto a “There Is a Light That Never Goes Out“, es una canción de amor y muerte. Atormentado binomio, marca de la casa. El protagonista preferiría estrellarse con un bus de dos plantas y morir con la persona amada ( el conductor del coche en el cual circulan ) que volver a una casa que dice que ya no es la suya. Dramático, ¿ verdad ? todo muy Morrissey; deseo imposible e inquietud. Es una letra enigmática con cierta represión.

Durante años se ha dicho que Morrissey se inspiró en Johnny Marr (es decir, que sería el conductor, y su copiloto-protagonista Morrissey), pero siempre lo ha negado. La otra posible fuente de inspiración, sería su gran admiración por el actor James Dean y lógicamente por su película “ Rebelde sin causa “. Recordemos que también hay una huida de casa de la pareja enamorada. Morrissey siempre mostró un interés especial por el actor, llegando a escribir el libro “ James Dean is Dead “.

En referencia a la música, “There Is a Light That Never Goes Out“, es perfecta: tiene una voz emotiva, una guitarra semi-acústica inicial y posterior in crescendo,  un sintetizador simulando instrumentos de viento y violines, una línea de bajo elaborada, y una batería precisa y con dominio del bombo. Como curiosidades finales, decir que Morrissey, ejerció como presidente del club de fans en Inglaterra de The New York Dolls y que era un gran fan de los Buzzcocks.

Por otra parte decir que se han hecho multitud de versiones del tema “There Is a Light That Never Goes Out“; sin ir más lejos, a nivel aficionado, con mi grupo Midnight Dew, la tocamos en los conciertos. 


«Panic» por Pau Rosell

Álbum: The World Won’t Listen (1987)
Discográfica: Rough Trade Records / Sire Records
Autores: Johnny Marr, Morrissey

Pues eso, que no todo es metal y a uno de nuestros compañeros se le ocurrió la brillante idea de escribir una banda de la que poco se ha escrito en Science of Noise, y no por falta de fans en la redacción, así que aquí estamos, dedicándole unas líneas a la que ha acabado convirtiéndose con los años en banda de culto: The Smiths.

Y yo tampoco es que me considere un fanático de los de Manchester, pero sí que tuve un momento de mi vida en el que empecé a ampliar horizontes y a interesarme por bandas más allá del metal, todo supongo que a raíz de The Cure y Joy Division, a lo que siguió Echo and The Bunnymen e inevitablemente, The Smiths. Y es que es una de esas bandas que desde el momento en que oyes unas notas de cualquier canción, sabes inmediatamente que se trata de ellos, te atrapan y te hacen interesarte por su música, o eso al menos me pasó a mí. Y eso que para los de mi generación son “los de la canción de Embrujadas” (para el que ande perdido, el famoso tema “How Soon is Now?” fue la cabecera de una serie de sobremesa allá por los dosmiles). En mi caso, creo que la que tuvo el honor de introducirme en el universo The Smiths fue “This Charming Man”, y ahí ya no hubo vuelta atrás.

Amados por muchos, y odiados por otros tantos, no sé si como banda o directamente por odio a Morrissey, cuyo personaje levanta controversias allá donde va, no se puede negar la grandeza de los británicos y sobre todo, el legado que han dejado tras su fugaz pero exitosa carrera, y es que sin The Smiths no existirían bandas como Oasis, Radiohead o Arctic Monkeys, al menos no tal y como las conocemos. Voy a ir incluso más allá, y esto es algo en lo que no sé cómo no me había fijado antes porque estas cosas me encantan, pero incluso en la música Héroes del Silencio se pueden encontrar evidentes influencias de los ingleses, principalmente en el sonido de la guitarra principal, como se puede detectar de manera más que evidente en los primeros segundos del temazo que es “Bigmouth Strikes Again”, que nos desgrana en este mismo reportaje el compañero Beto, o en los arpegios de “Still Ill”, sobre los que en cualquier momento podría entrar la voz de Bunbury y a nadie le sorprendería. No puedo dejar este párrafo sin mencionar a otra de las bandas cuyo sonido ha sido fuertemente influenciado por The Smiths, que son los irlandeses Fontaines DC, cuyo álbum A Hero’s Death (2020) es de lo mejor que pude escuchar el pasado año.

Yo me incorporé de los últimos a esta fiesta, por lo que mis primeras opciones de elegir canción estaban ya ocupadas, lo que hizo que tuviera que comerme el coco un buen rato y tras varios días repasando la discografía de Morrissey, Marr y compañía, conseguí reducir las opciones a dos; “What Difference Does it Make?” Y “Panic”, y finalmente, tras horas de escuchas y escuchas, me quedé con la segunda opción.

“Panic” ¿por qué? No sé. Supongo que es uno de esos temas que, como decía antes, te atrapa desde los primeros instantes, con una intro que bien podría ser de un tema del London Calling (1979), tanto a nivel musical como por su estrofa inicial que no puede dejarte indiferente:

Panic on the streets of London, panic on the streets of Birmingham

O por su pegadizo y sarcástico estribillo que no puedes quitarte de la cabeza en un par de días una vez lo oyes, con su provocativo mensaje “Hang the DJ, hang the DJ, hang the DJ” (Te reto a que leas esto sin cantarlo). Tal vez porque es un tema con ADN 100% The Smiths, aunque la base del mismo ni siquiera sea un tema de ellos. Y es que el guitarrista Johnny Marr ha reconocido en alguna entrevista que el bueno de Morrissey por aquel entonces estaba completamente obsesionado con Marc Bolan y sus T.Rex, más concretamente con el tema “Metal Guru”, hasta el punto de no parar de cantarla una y otra vez hasta conseguir hacer encajar las letras de “Panic” en la estructura de Metal Guru, y obligando a Marr a copiar exactamente la misma línea de guitarra.

Otras curiosidades de esta canción son por ejemplo que es la primera en la que hace aparición Craig Gannon como segundo guitarrista, quien principalmente se había unido a la banda para sustituir a Andy Rourke en el bajo, a quien Morrissey había echado de la banda semanas atrás poniendo un post it en su coche por su adicción a la heroína. Poco después Rourke fue readmitido y Gannon se quedó como segundo guitarrista. O también, que al igual que otros himnos de la banda, “Panic” no fue incluida en ningún álbum de estudio, sino que fue presentada como single en 1986, y posteriormente añadida en el recopilatorio Louder Than Bombs (1987).

Pero sin duda alguna, donde está la verdadera chicha de esta pieza es en la letra de la misma. La canción hace referencia a un incidente con el célebre DJ de la BBC Steve Wright, a quien en una de sus sesiones, segundos después de que se anunciara en la radio el desastre nuclear de Chernobyl en 1986, no se le ocurrió otra cosa que pinchar la discotequera “I’m Your Man” de Wham! Un tema fiestero y bailable que no pegaba mucho con la situación del momento. Cuenta Marr que en ese momento estaba con Moz escuchando la radio y que no daban crédito a lo que estaba pasando y decidieron escribir “Panic” a modo de crítica/burla hacia Wright, como puede verse referenciado de manera sarcástica en el estribillo, donde voces de niños acompañan a Morrissey en los coros pidiendo “colgar al DJ”.

“Panic” acabó convirtiéndose en un himno de la discografía de la banda, y acabó alcanzando posiciones altas en las listas de éxitos, pero no todo fue bonito alrededor de la canción, y es que la letra de la canción fue malinterpretada por muchos como un ataque racista hacia la música negra por estrofas del tipo:

Burn down the disco
Hang the blessed DJ
Because the music that they constantly play
It says nothing to me about my life

No creo que en ningún momento esta fuera la intención de Mozz, Marr y compañía, pero también es cierto que las declaraciones de uno y otro al ser preguntados por el tema nunca han estado lejos de la ambigüedad. Marr decía que New Order hacía buena música disco sin negros entre sus filas, y que no podía intercambiarse las palabras “black” y “disco”. Las declaraciones de Morrissey ante el tema no son mucho más tranquilizadoras, con perlas como que la música reggae es supremacista entre otras. Por todos es sabido que cada vez que el tío se pone frente a un micro puede salir cualquier cosa de ahí, pero en fin, aquí estamos para hablar de música y en ese terreno no tenemos nada que reprocharle al deslenguado Morrissey, al menos no en lo que a The Smiths se refiere.

A pesar de todo esto, como ya hemos comentado, “Panic” acabó convertida en un auténtico himno de la banda, y con ella consiguieron al fin sonar en Radio 1, e incluso el propio DJ Wright llegó a pinchar el tema en varias ocasiones en su emisora, sin saber que había sido la inspiración de la polémica canción.


«Girlfriend in a Coma» por Xavi Garriga

Álbum: Strangeways, Here We Come (1987)
Discográfica: Rough Trade Records
Autores: Johnny Marr y Steven Patrick Morrissey

¿Podría un adolescente fan del heavy, el glam metal y el neo-prog llegar a interesarse en algún momento por el antagónico catálogo de The Smiths? Sí, si por ejemplo trabajara en una céntrica y bastante competente tienda de discos de una capital de comarca, en la que una de sus jefas tuviera una especial debilidad por las canciones del cuarteto británico. Ese era yo, más o menos a mediados de los años 80.

El hecho es que, por motivos obvios derivados de la particularidad de nuestro bienaventurado empleo, pinchábamos elepés durante toda la jornada laboral…aunque por turnos. Un servidor, que estaba en plena fase de experimentación, aprendizaje y expansión musical, acostumbraba a escoger entre propuestas novedosas, poco evidentes o simplemente desconocidas. Sin embargo ella, como no se movía ni un ápice de sus anclados gustos, desenfundaba asiduamente los vinilos The Queen is Dead y Strangeways, Here We Come.

Por consiguiente, lo que apuntaba a una previsible y reiterativa tortura auditiva al final se transformó en una sorprendente atracción hacia singulares temas como “I Know It’s Over”, “A Rush and a Push and the Land Is Ours”, “Some Girls Are Bigger Than Others”, «Last Night I Dream That Somebody Loved Me”, “There Is a Light That Never Goes Out”, “Stop Me If You Think You’ve Heard This One Before”, “Bigmouth Strikes Again» y, indudablemente, la perla pop que nos ocupa. 

Pese a que empieza con una saltarina melodía muy similar a la de la pretérita y divertida «Frankly, Mr. Shankly» (y ambas creaciones duran prácticamente lo mismo, unos escasos pero idóneos dos minutos), «Girlfriend in a Coma» cambia absolutamente de tercio cuando entran la letra y la voz de Morrissey, convirtiéndose en una sugestiva carta de desamor, decorada con los delicados arpegios del guitarrista Johnny Marr y unos arreglos sencillos pero sublimes por cortesía del habitual coproductor Stephen Street. Una controvertida balada agridulce, con veladas referencias a la homosexualidad y al sida, que al quedar tan perfecta en su toma de estudio nunca ha acabado de sonar de manera apropiada en los conciertos del cantante en solitario. 

Para el grupo y por diversas razones, su publicación en single provocó que los de Manchester se disolvieran terminantemente. Para mí fue la crucial composición que fomentó mi inclinación por sus partituras, consolidándose con la compra del robusto directo Rank (registrado en 1986) y de gran parte del resto de su significativo legado.

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