Crónica y fotos del concierto de Keloidrop - Sala Rocksound (Barcelona), 11 de septiembre de 2020

Keloidrop se despiden de la Rocksound presentando The Challenge entre cajas de cerveza y mesitas Lack de color negro

Datos del Concierto

Bandas:
Keloidrop
 
Fecha: 11 de septiembre de 2020
Lugar: Sala Rocksound (Barcelona)
Promotora: Keloidrop
Asistencia aproximada: 30 personas

Fotos

Fotos por Rubén de Haro

Nuestra Previa

Entrevista a Marcos, vocalista y guitarrista de Keloidrop: ‘El gran problema de todo esto es que nadie sabe nada, tanto en el sector musical como en muchos otros… se nos ha colado una mierda enorme’ 

Mañana, por fin, después de tantos meses y de tanta incertidumbre, el power trio barcelonés de rock alternativo Keloidrop, se subirá a la pequeña tarima de la Rocksound para presentar su flamante último disco, The Challenge. Aprovechando que somos casi

Keloidrop – The Challenge

Me gusta el rock en casi todas sus variantes, y si una de estas variantes es la de un subgénero del rock alternativo influido por el punk, el hardcore, el noise, el heavy metal y con estructuras cercanas al rock clásico, pues mejor que mejor. Uno ya

Keloidrop – More Mass

¡Bendita juventud! ¡Como echo de menos los 90, joder! Es, sin lugar a dudas, la época de mi vida en la que más flipaba con (casi) todo, aunque, en ocasiones, soy de flipe fácil, todo sea dicho. Con lo que

Hace semanas, incluso meses, que venía oyendo voces que le auguraban un oscuro futuro a la sala más mítica del underground barcelonés. La verdad es que el panorama cultural nacional -y el de la capital catalana en concreto es un muy claro ejemplo de ello- está tocado de muerte, más todavía desde que nos tenemos que distanciar más de lo habitual de según quién y desde que nos obligan a acudir en masa a nuestros puestos de trabajo enlatados en buses y metros, como si de sardinas se tratara, por miedo a perder nuestros puestos de trabajo.

Hace ya demasiado tiempo que asistimos estupefactos al final de la escena musical. Lo que primero parecía ser algo pasajero, pasó a empezar a apuntalar su propio ataúd a una velocidad de vértigo a medida que las televisiones cambiaban aquello de «Es como una gripe… pero un poco más fuerte» por «¡Dónde vas, desgraciado, saludando con los codos! ¿Acaso nos quieres matar a tod@s?». Han habido tantas «versiones oficiales» sobre el virus como semanas llevamos currando desde casa, los que tenemos la suerte de por hacerlo. Y por si nos quedaban algunas dudas, los que mandan se han vuelto a poner, una vez más, de parte de las empresas. «Pero si esto del ERTE es bueno para ti, porque sino te tendríamos que despedir. Si no hay trabajo…».

¿Pero sabéis quiénes han pasado de disfrutar de una jornada laboral a tiempo completo a la más absoluta y asquerosa de las ignominias? Nuestras salas de conciertos. Para ellas no hay ERTE que valga. A ellas les han colado por debajo de la puerta la carta de despido directamente y sin derecho a finiquito. No hay sector con el que se hayan cebado más que con este que tanto amamos, hasta el punto de estar destruyendo el pan, el sustento de miles de personas que han hecho del espectáculo y el entrenamiento su forma de vida. Y no, no me refiero a que les hayan dejado las migajas. Por lo visto, la combinación de dos elementos como juventud y rock ‘n’ roll no es del agrado del Covid-19, o mejor dicho, no es del agrado de esos que cada día dicen tenerlo todo controlado. Pero claro, como no tienen controlado una mierda, como van dirigiendo sus pasos según sopla el viento, pues que pringuen los de siempre.

Yo llevo trabajando desde casa -eso sí, con un ERTE encima- desde mediados de marzo, y creo que no me dejaba caer por Poblenou desde entonces; joder, ya ni recuerdo el último concierto al que asistí. Cuando aparqué mi vehículo, ese mismo que la Sra. Colau está tan empeñada en quitarme, por el Carrer Pamplona empecé a ver como casi todo Almogàvers, o al menos el trozo de calle que va desde la sala Razzmatazz hasta el metro de Marina, estaba patas arriba. Casi no se podía circular por la zona, y a duras penas se podía ver el mítico letrero tallado en madera con el logotipo de la sala Rocksound. Esto fue el pasado 11 de septiembre, Diada Nacional de Catalunya, y por aquél entonces los 30 privilegiados que asistimos al bolo de presentación de The Challenge (2020), el último trabajo de Keloidrop, creo que casi ninguno nos paramos a pensar que, seguramente, esa iba a ser la última vez que íbamos a pisar el suelo del negocio que el Sr. Antonio Celeiro viene regentando con gracejo, buen hacer y mano firme desde hace ya más de 12 años.

Como siempre me gusta llegar con tiempo a los sitios (esto podría aplicarse a todos los aspectos de mi vida), apenas eran las 19:30 cuando, invitado por la señora manager la banda, entré en la sala. Mientras la banda estaba finalizando la prueba de sonido, el resto del staff (o lo que es lo mismo, la señora esposa y el cuñado de Marcos, vocalista de la banda) estaban liados con el merch y con la preparación de la emisión del evento en streaming vía Facebook respectivamente. Por cierto, ¿sabíais que la emisión vía streaming de conciertos también tiene los días contados en Facebook? La plataforma dirigida por el ciudadano Zuckerberg ha decidido poner fin a las transmisiones en vivo dedicadas exclusivamente al disfrute de los usuarios de música en tiempo real. Para ello, la red social se ha sacado de la manga nuevas normas que entrarán en vigor a partir del 1 de octubre y que incluyen no solo el bloqueo del streaming si no también el borrado de la página o el perfil. ¿Acaso no es todo maravilloso?

Total, como eso de cenar antes de un bolo está sobrevalorado, la mayoría de los allí presentes optamos por no abandonar el calor de la Rocksound, y allí dentro nos quedamos hasta que dieron las 20:30, hora en la que el Sr. Durmiente abrió el acceso a la sala. El inicio del concierto estaba programado para las 21:00.

La última vez que vi a Keloidrop en vivo eran cuatro en lugar de tres, así que las ganas de ver cómo se defendían en directo siendo ahora uno menos eran grandes. La verdad sea dicha, el formato power trio les sienta de maravilla. No diré eso de que no se nota la ausencia de la guitarra de Ori, pero el sonido de la banda fue potente y directo durante la hora que estuvieron descargando.

Lo primero que me llamó la atención fue la pegada de las cinco cuerdas de Ian. A diferencia de lo que sucede con el bajo de Jason Newsted en el …And Justice for All (1988), el Music Man Stingray 5 Special del bajista de Keloidrop sonó de fábula a lo largo de toda la velada, sirviendo de perfecto colchón para la guitarra de Marcos, que no dejaba de escupir riffs. Tras la batería, Edu mostró una gran pegada. Su soltura y estilo, por momentos, me recordaba a la del bueno de Dave Grohl en su época de Nirvana.

El concierto se abrió con «Keep Me on Your Way» (sin el acople final, eso sí), que casualmente cierra The Challenge, para luego seguir con «The Line» y «Overacted», los dos primeros temas de ese mismo trabajo que estaban presentado, por fin, en casa. Y digo «por fin» porque todo esto tendría que haber tenido lugar hace ya varios meses, el pasado 14 de marzo, fecha en la que estaba programada la presentación. Si bien la pasada semana se presentaron en solitario, Fuzz Forward y Capità Pilgrim les iban a acompañar inicialmente en la presentación que el puto virus se encargó de posponer.

La tónica de alternar temas nuevos con otros más pretéritos marcó su repertorio. De hecho, «Wasting Away», tema incluido en su primer y homónimo LP de 2015, se escribió cuando la banda ni tan siquiera existía.

Entre riff y riff, cerveza tras cerveza (hablo de un servidor, no de la banda, que no salieron del Vichy en toda la noche), fueron cayendo los temas. Justo antes de «Antetempo», Marcos aprovechó para saluda a Víctor Gorritti, productor del álbum que, por cierto, ha sido grabado en los estudios Origami Sound de Barcelona… sí, ese estudio que tiene el retrato de Bowie diciéndote que te calles colgado en una de sus paredes.

Insisto: todo sonaba de fábula, y el ambiente era de lo más distendido. El público, aunque sentado, se mostró ultra apasionado durante todo el evento, hasta el punto de marcarse algún que otro pogo con las cajas de San Miguel pegadas al trasero que hacían la función de sillas. Ahí sí hubo contacto humano, lo reconozco. Pues eso, que todo iba maravillosamente bien. Incluso cuando Edu perdió una baqueta hacia el final de «Make Me Louder», que pudo recuperar justo antes de interpretar «Cyst», el tema más contundente y nirvanesco incluido en The Challenge.

Justo antes de «Feel Nothing», que aprovecharon para recordarnos que es el tema que cierra su anterior More Mass (2018), caí en la cuenta de que no había ningún fotógrafo acreditado, por lo que, a partir de ese momento, me tomé la libertad de acercarme -en más de una ocasión- hasta el escenario algo más de lo deseado para tomar las fotografías tan maravillosas que adornan estas bellas palabras.

Al empezar los primeros acordes de «What’s Going on» tuve que ausentarme de la sala durante unos segundos. Al volver a entrar -no había pasado ni un minuto- un par de muchachos se acercaron hasta la puerta preguntando si se podía acceder. «Joder, este es el único garito con música en directo por aquí», dijo uno de ellos. Pero, con buen criterio y supina profesionalidad, se les dijo que no.

La actuación finalizó con «Living With Myself» para, posteriormente, regalarnos, no solo la cover que tenían planificada sobre el papel, «Negative Creep», sino también la incendiaria «Territorial Pissings», ambas de Nirvana. No se me ocurre una forma mejor de finalizar un bolaken de grunge como Kurt manda.

A partir de ese momento, el alcohol se apoderó de tod@s los allí presentes, incluso de Guillem, batería de Santacreu, una de las bandas que tendrán el honor y el privilegio de ofrecer uno de los últimos conciertos programados en la Rocksound tal y como la conocemos hasta ahora. Y digo esto porque estoy seguro de que nos volveremos a topar con Antonio y su Rocksound v2.0 más pronto que tarde. Allá donde quiera dirigir sus pasos, allí estaremos tod@s nosotr@s para darle las gracias, una y mil veces, por hacernos siempre tan felices… aunque hace ahora un par de años nos mandara a tomar por culo a unos cuantos; algunos de mis compañeros de redacción sabrás a lo que me refiero. Pero eso, amig@s, es otra historia. Lo que sucede en la Rocksound, se queda en la Rocksound.

Larga vida al rock, al grunge, al punk, a las camisas de cuadros, a los perros y a la Rocksound.

Setlist:

Keep Me on Your Way
The Line
Overacted
Wasting Away
Voices in My Head
Runway
Antetempo
Ever Retrying It
Make Me Louder
Cyst
Feel Nothing
What’s Going on
On My Own
Living With Myself
Negative Creep (Nirvana cover)
Territorial Pissings (Nirvana cover)

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 526 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.