Frank Carter & The Rattlesnakes – Sticky

Esperaba Sticky con bastantes ganas. Frank Carter me encanta. Esto es un hecho. Me parece un frontman como la copa de un pino. Lamentablemente,  nunca lo he visto con su anterior banda, Gallows, pero sí con el proyecto que le ha acabado de cuajar, Frank Carter & The Rattlesnakes. Es un animal. Te puede poner una sala o un festival patas arriba de manera natural y espontánea. Da igual que no lo hayas visto o escuchado antes. Es un animal de directo y hace que te entregues desde la primera nota que sale de la P.A. 

Así mismo, en mi opinión, nunca ha llegado a las cotas de inspiración y enganche de su anterior banda, Gallows en disco. Esa mezcla de hardcore y punk rock salido de las gónadas de los hermanos Carter. Todo ello aliñado con esa mala leche británica. Una banda muy grande que por los designios del destino se rompió y nos dejó con la miel en los labios. 

Volviendo a Frank Carter & The Rattlesnakes, venimos de un álbum anterior, End Of Suffering (2019) retrospectivo e intimista en el que Frank intentaba espantar sus demonios interiores: ruptura sentimental y salud mental fueron los ejes alrededor de los cuales giraba el disco. Todo ello, con un estilo más cercano a sonidos indies y menos guitarreros que nos dejaron un poco despistados, pero que gustó y le sirvió para girar sin parar y participar de los principales festivales europeos. 

¿Qué nos encontramos en Sticky? Pues una grata sorpresa. Más festivo, jovial y directo al grano. Debo confesar que saliendo de donde salimos, una pandemia mundial, no me esperaba este tono, si no la línea introspectiva e intimista de su anterior trabajo. Sticky es un álbum que te hará pasar un buen rato, corto, eso sí, no llega a los 30 minutos de duración (cosa que, en este caso, va a favor), y que da una vuelta de tuerca a su sonido. Más rápido, más punk pero manteniendo ese sonido moderno y cercano a bandas más indies. Un sonido accesible, muy pop, pero que esconde composiciones muy punk rockeras, cosa que hace que tenga muchas ganas de ver como suenan en directo.

La canción que da titulo al álbum, «Sticky» tiene mucho flow, gracias a una base rítmica vacilona y un Carter que canta como si fuera un M.C. Muy bailonga, y un estribillo protagonizado por un riff de guitarra más agresivo a la par de la voz principal. Seguimos con «Cupid’s Arrow» con una base rítmica que podrían haber firmado The Cure y estribillo marca de la casa. 

Antes de seguir, quiero destacar el trabajo de la base rítmica de la banda, que se encarga con mucha destreza de sostener la mayoría de temas de este Sticky, dejando el papel de la guitarra en momentos de «rauxa» (estp es catalán, pero no he sabido encontrar la traducción exacta) puntuales en forma de riffs.  

«Bang Bang» con la colaboración de Lynks es uno de esos cortes que quiero ver en directo. Ritmo sincopado, chulesco, con estribillo coreable «Bang, Bang!»  de la vieja escuela punk de los 70s, con ese momento más tecno que me ha recordado mucho a unos B-52’s del siglo 21. «Take It To The Brink» tiene un estribillo que difícilmente te podrás quitar de la cabeza. Uno de los temas clave del disco, «My Town», en el que participa Joe Talbot. Que obviamente, en el ecuador del tema se convierte en un cruce Idles con Frank Carter inevitable y predecible. El vocalista de Idles tiene una voz tan reconocible y con tanta personalidad que se lleva el tema a su terreno… los arreglos electrónicos, en este caso, le van de fábula al tema.

«Go Get A Tattoo», con la colaboración de nuevo de Lynks, tiene cierto toque Britpop, de la era dorada de Blur, por ejemplo. De nuevo una base rítmica insuperable acompañada de ese falsete de Carter y guitarras discretas pero imprescindibles. Seguimos con la (falsamente) épica «Off With His Head» con participación de Cassyette, una especie de estrella emergente del electro británico (la verdad es que para mí es una auténtica desconocida, lo siento, no se puede saber de todo). «Cobra Queen» es un medio tiempo con el que quieren hipnotizarnos, con suerte dispar y algún arreglo que busca parecer la flauta de un encantador de serpientes.

Encaramos el tramo final del álbum, con «Rat Race» en el que vuelve a repetir esas líneas de bajo tan sugerentes y suma notas de saxo un poco disonantes que le sientan la mar de bien. Con puente y estribillo aguerridos, y todo lo rabiosos que pueden ser, para Frank Carter en 2021. Cerramos el álbum con la colaboración del Primal Scream, Bobby Gillespie, «Original Sin», que tiene cierta influencia de Gillespie, sin llegar a la excelencia. Un buen cierre con vientos y un ligerísimo toque de psicodelia.

Sticky es un álbum disfrutable y de gran calidad, en el que Frank Carter parece haber dado con la tecla en la que siente cómodo, a pesar de estar lejos de lo que nos hacía vibrar con Gallows. De todas maneras, yo estoy contando los días para poder verlo en directo, su hábitat natural, donde no hay discusión: es un artista enorme.

Joan Calderon

Sant Boi-Barcelona-Arenys de Mar. Padre y Metalhead. Desbordado por tanta música que escuchar y poco tiempo para disfrutarla. En el Universo solo hay dos cosas claras: In vino veritas y Metallica es la banda más grande de todos los tiempos (quizás solo una sea cierta, y no tenga que ver con la verdad). Death, black, doom, sludge, hardcore, thrash… a menudo: pop, rock, indie, electrónica, hip hop…  en resumen, la música es mi pasión.