Canciones perfectas: «Mourning Palace» de Dimmu Borgir

“Te diría que es una canción perfecta. Amo ese disco y está en mi top 10 personal de discos de black metal noruego. Allí está en el top «Enthrone Darkness Triumphant». Fue el primer disco de Dimmu Borgir que me gustó. Me enamoré de ese álbum y luego del black metal. Es un gran trabajo y ‘Mourning Palace’ es una canción increíble.” (Erlend Hjelvik de Hjelvik)

Hubo un momento en los 90 en que el black metal fue visto como una amenaza y como noticia en medio mundo porque el impacto era inmejorable: locos metaleros nórdicos pintados de cadáveres que queman iglesias y asesinan gente. No hay nada que una más a la comunidad global que un enemigo como ese: era la definición de la pura maldad. Pero más allá de los titulares amarillentos, que ahondaron en ello para vender periódicos, y los crímenes… había algo más allí: había música.

Escribió el gran escritor Javier Calvo que el black metal ha sido la última revolución cultural musical de la humanidad, una vanguardia rompedora con una base filosófica y culta detrás a pesar de la brutalidad de sus crímenes y de que algunos de sus primeros protagonistas cayeran posteriormente en el nacionalsocialismo. Pues no todos esos personajes tenían la personalidad ni las creencias tan desarrolladas o las raíces eran tan profundas.

Pero después de los Darkthrone y Mayhem hubo una segunda hornada de grupos que llevaron al black metal hacia otros horizontes musicales de la mano de Emperor, Immortal y Satyricon. Y es en la tercera hornada en la que encontramos a nuestros protagonistas: Dimmu Borgir que junto a los británicos Cradle of Filth llevan el black metal hacia terrenos comerciales y orquestales, y el mundo ve al estilo, que para ellos era ruido, como… ruido meritorio. Estamos hablando del año 1997.

“¡Oh! Totalmente de acuerdo. Con esa canción yo descubrí a Dimmu Borgir. Esa canción es perfecta. Lo mejor de todo es que yo compré ese disco en vinilo. Cuando lo escuchaba en los 90 pensaba: “Waaawww, los teclados son jodidamente buenos”. Me encantaba el black metal, pero reconozco que Dimmu Borgir llevaron el estilo hasta otro nivel. Recuerdo verles tocando en un concierto junto a Dissection e In Flames en los tiempos de «The Jester Race» y Dimmu Borgir eran los primeros en tocar, lo cual me parece muy gracioso ahora. Tocaban ‘Mourning Palace’. A mí me encanta esa melodía (la canta). Es perfecta: es el black metal épico en su mejor momento.” (Arkadius Antonik líder de SuidAkrA)

Ya con Dimmu Borgir y Cradle of Filth el black metal empieza a ser algo domesticado. Noruega empieza a ver en su legado musical algo propio y puro, que ha quedado para la historia y que los crímenes de los 90 son una mera sombra del pasado. Esos momentos en los que la gente preguntaba en cada banda de black metalque aparecía que cuántas iglesias han quemado o si han matado a alguien… ya quedan lejos afortunadamente. Pero en su momento era una pregunta común dentro de la escena.

El odio a Cradle of Filth y Dimmu Borgir

Por otro lado, también debo contaros que en esos días había los llamados black metalers auténticos odiaban especialmente a Cradle y Dimmu con todas sus fuerzas por considerar que eran unos vendidos y que devaluaban el espíritu original del black metal. En esos años de finales de los 90 y principios de los 2000 ir a Wacken implicaba encontrarte con modas estéticas como podían ser las autolesiones, en la que la gente se rajaba con cuchillas los nombres de sus grupos favoritos y los black metaleros nórdicos eran muy locos, beligerantes e incluso reservados.

Cuando bebían se volvían más sociables, pero tuve conversaciones con noruegos que realmente odiaban a Dimmu Borgir y afirmaban que nunca habían probado un kebab… Os podéis imaginar por dónde iban las conversaciones… Ese mismo odio es el que llevó a Joacim Cans de Hammerfall a ser agredido en un bar de Estocolmo. También recuerdo que esos noruegos llevaban un autobús negro matrícula 666 y en lo alto, pintados con corpse paint, “tomaban la luna” en hamacas. Algún día tengo que buscar esas fotos. ¡No tienen desperdicio!

“Waaaaww, no voy a decir que es mi favorita, pero eso es un temón. En directo es uno de esos temas que es muy arriesgado de defender. En metal extremo todo puede sonar o muy definido o como ruido horrible. Es un tema que suena rápido, llega muy arriba, pero entra fácil.” (Diva Satánica de Nervosa)

«Mourning Palace», la canción

Dimmu Borgir tomaron el nombre de una colada de lava solidificada existente en Islandia. Yo mismo he podido visitarla y con orgullo luzco una camiseta de Dimmu Borgir, pero no del grupo, sino del lugar. El título de la canción vendría a ser: “Palacio del luto” y en ella hay todos los tópicos habidos y por haber en lo que se supone una canción de black metal. Y bien… eso también es lo que la hace grande, pues básicamente define el género y lo acerca a otros círculos de público.

No es mi tipo de música favorita, pero la canción suena impresionante y está muy bien hecha.” (Alex Staropoli de Rhapsody of Fire)

La noche, Satanás, la luna en vez del sol, oscuridad, ángeles de corazones negros, ira, desesperación, pecados, grilletes, depravación… Todo está aquí. Es una buena descripción de lo que podría ser un paseo de cerca por el Infierno que tomaría aquí el nombre de Palacio del luto, con esos seres condenados a la noche eterna y al lamento constante de la eternidad.

«Daylight has finally reached it’s end
As even fall strikes into the sky
Far away in the dark glimpsing moonlight
Sickening souls cry out in pain.

Whispering voices summoning screams
Waiting for Satan to bless their sins
Blackhearted angels fallen from grace
Possessed by the search for utter darkness.

Hear the cries from the Mourning Palace
Feel the gloom of restless spirits
Hear the screams from the Mourning Palace
Feel the doom of haunting chants.

Eternal is their lives in misery
Eternal is their lives in grief
Abandoned in a void of nothingness
A chain of anger, a fetter of despair.

In this garden of depraved beings
This unsacred place of helpless ones
Satan blessed the creatures
Inswathed them in endless night.

Whispering voices, summoning screams
Waiting for Satan to bless their sins
Blackhearted angels fallen from grace
Possessed by the search for utter darkness.»

Musicalmente es un festín de emociones de principio a fin y el elemento clave aquí es el uso ampuloso de los teclados recargados envolviendo un tema de puro black metal. El riff de teclado de inicio ya es magistral. Grabado por Stian Aarstad, a quien le debemos la genialidad de la composición, pero curiosamente lo primero que me viene a la cabeza era cuando lo tocaba Mustis con ese sombrero de copa. Realmente sonaba aterrador con esos juegos de focos verdes y rojos.

Shagrath a las voces suena a maldad pura y el primer tramo deambula por tiempos de doom metal aderezados por los melódicos teclados y el doble bombo de Tjodalv. Luego hay ese cambio estelar en el que dejamos a Silenoz solo con la guitarra por un momento para luego volver a lo lúgubre y oscuro a doble bombo.

Con este disco Enthrone Darkness Triumphant y con ese sonido tan conseguido no sólo el black metal sube de categoría, sino que su productor pasa por derecho propio a ser uno de los nombres más importantes en esta faceta: Peter Tägtgren líder de Hypocrisy y Pain. El disco entró en listas en Alemania y Noruega, lo cual fue todo un logro. Las voces de vendidos y falso black metal ya fueron una constante. El éxito fue tal que se rumoreó que podían llegar a anunciar una hamburguesa nueva: la Dimmu Burguer. Si lo hacían la escena los devoraba sin pepinillos ni mayonesa…

Dimmu Borgir nunca me han dicho nada. Me parece que está todo muy desequilibrado en ese grupo.” (Alba de Kabbalah)

Veredicto

“Mourning Palace” es enorme, es una de las grandes canciones del género, pero lo que la hace grande es que el impacto que uno tiene al escucharla por vez primera. Es increíble. He tenido unas semanas muy expuestas a Dimmu Borgir y le enseñé la canción a un gran amigo, que fue a una reunión escolar con niños y padres en la que se amenizaba la velada con cervezas y música.

Mi buen amigo puso el “Mourning Palace” y muchas madres y padres, que en su vida habían escuchado black metal, le felicitaron por lo maravillosa que era la canción. Así que si tiene este poder de atracción para el gran público casual… imaginad el cabreo de los noruegos blackers. Esa música nunca fue hecha para amenizar barbacoas escolares. Otros amigos me piden que les enseñe más canciones de black metal para todos los públicos al estilo de “Mourning Palace”, pero… no hay más.

“Yo les descubrí con su disco anterior «Stormblast» y me encantó. En esos tiempos yo escuchaba todo el material de black metal que caía en mis manos, y de repente, apareció un estilo de black metal mucho más melódico. Entre ellos Dimmu Borgir. A mi me encantó «Stormblast». Y bueno, yo soy músico y productor, así que me encantan esas producciones ricas y ampulosas con grandes guitarras y grandes baterías. Tampoco he sido muy fan de esa corriente de black metal noruego trve, de esas que suenen como si grabases con una grabadora de casete dentro de un cubo de basura metálico. Esa clase de producciones ‘auténticas’ nunca me han gustado. A mi me gusta cuando todo suena realmente grande. Cuando apareció ‘Mourning Palace’ esa fue la primera canción que escuché de ese disco: «Enthrone Darkness Triumphant». En ese momento pensé: ‘Waaaawwww esta canción va a cambiar muchas cosas en la escena”… La producción de Peter Tägtgren era enorme. Todo sonaba de una forma grandiosa. Así que pensé que el black metal melódico con esas producciones era alucinante. También tuve claro que Dimmu Borgir iban a ser enormes. Pensemos que en aquellos días Dimmu Borgir no eran una banda grande, eran casi unos desconocidos. Sí que tenían su pequeña legión de fans que les gustó el «Stormblast». Con ‘Mourning Palace’ hubo una explosión de popularidad. Eso es justo lo que sucedió. Tengo todavía ese disco y me encanta.” (Sebastian «Seeb» Levermann, líder de Orden Ogan)

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1368 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.